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Diario de rodaje 10. Hitchcock y el austrohúngaro

Por 7 de octubre de 2009 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Todos los directores que hacen un cameo o una pequeña aparición en sus películas imitan a Hitchcock, que hizo de ello un rito infalible, tanto como el de Berlanga al introducir en algún diálogo o parlamento de sus films la palabra "austro-húngaro". Otra cosa son, claro, los directores-actores o con aspiraciones a serlo: Truffaut, que tan mal papel hacía en ‘Encuentros en la tercera fase’ (y hasta en ‘El niño salvaje’), Pialat, Joao Cesar Monteiro o, por citar dos casos más próximos y aún en galopante actividad, Fernando Colomo y Antonio Hernández.

Estas cosas suelen iniciarse, y lo sé porque lo he oído de la boca de varios de sus protagonistas, como un juego dentro del aburrimiento obligatorio que -mezclado con los incomparables ‘chutes’ de adrenalina- un rodaje implica en las largas esperas del maquillaje o la iluminación.

Cuando el director de ‘El dios de madera’ se embarcó en el rodaje de ‘Sagitario’ dos queridos amigos más cinéfilos que él, Guillermo Cabrera Infante y su mujer Miriam Gómez, le preguntaron medio en broma si él iba a salir de refilón en el film, como Hitchcock en los suyos; para los tres amigos, Hitchcock ha sido el más grande director de cine de la historia, y la cita o recuerdo parecía un memento debido al maestro. El director de ‘Sagitario’ les contestó en serio que no.

Pero luego llegó el rodaje mismo, las esperas, los momentos muertos, la viveza del juego de sus actores, y el director escéptico (o temeroso) de ese juego de auto-homenajes cambió de idea, y una noche, rodando una plano en que Eusebio Poncela y Héctor Alterio salían comentando una película francesa que acababan de ver en una sesión de filmoteca o cine-club, decidió meterse él mismo en el plano, del brazo de María Ruiz, amiga de muchos años y directora de casting de ‘Sagitario’. Sólo unos pocos espectadores minuciosos le descubrieron, fundido entre la figuración.

Al empezar el rodaje de ‘El dios de madera’, el director, dado que en el film hay mucha presencia de imágenes secundarias (fotos, filmaciones antiguas, ‘chats’ y fragmentos de vídeo casero), jugó con la idea de introducirse trucadamente en una foto de boda significativa en la trama, haciéndose pasar por un hombre autoritario y santurrón: la figura de un ser más odiado que amado. Luego cambió de idea, y una mañana en que le pareció que había pocos figurantes en una escena de salida de misa se disfrazó. Pidió "ropa de derechas" a su formidable equipo de vestuario y, tomando del brazo a una figurante contratada, se mezcló entre los feligreses de la iglesia de San Nicolás, algo lejos del grupo de amigas que también salían de la parroquia, María Luisa (Marisa Paredes), Reme (Lola Moltó) y Chon (Ángela Castilla).

La figuranta desconocida a la que llevaba por el brazo resultó ser una culta, progresista y muy simpática profesora que hacía ese trabajo "for fun" (enseña inglés), y por tanto el director y su pareja representaron en su ligero cameo lo que no eran. Casi fueron actores un minuto.
 

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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