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Cristina Rivera Garza: del haiku al tuit

El poeta mexicano Aurelio Asiain (@aasiain) ha escrito este tuit: "Sólo por prejuicio, también, consideramos alta literatura un haiku de Basho o una copla de Lorca y no tantos tuits que no lo son menos". Pienso en esto al leer los tuits de Cristina Rivera Garza (@criveragarza), una escritora que está señalando algunos de los caminos más interesantes para hacer literatura en Twitter.
   
Cristina usa tuits para desarrollar sus metacomentarios sobre la escritura en Twitter. Por un lado, los tuits pueden servir para leer otros géneros: "Podría verse de esta manera: un artículo son tres o cuatro tuits rodeados de texto". También: "un cuento es a veces un tuit dentro de contexto de otro tipo de muchas palabras". Así, Cristina pone en práctica algo que está en el principio de cualquier ecología mediática: un nuevo medio hace que los otros se desplacen, les cambia de posición. El cine nos ha permitido leer de otra manera al teatro, los emails nos permiten entender las cartas desde otra perspectiva.
   
Cristina acuña el concepto de "tuitnovela", y dice: "La tuitnovela es un TL escrito por personajes". Aquí, hay que entender el TL como "timeline", lo que aparece de manera vertical en la pantalla y va cambiando a medida que se registran nuevos tuits de aquellos a quienes seguimos. Es decir, la tuitnovela está escrita por varios autores de manera no intencional, pero habría siempre un responsable: el dueño del TL.
   
Cristina sugiere que en todo TL se puede encontrar un par de "secuencias narrativas escritas por ‘personajes'". También: "Como en cualquier TL, en la tuitnovela importa la manera en que un tuit se deja afectar/deformar por otro". La anécdota puede ser lineal en la narrativa tradicional, pero en la TL-novela, lo que de veras importa es "La producción plural de una estructura". La TL-novela es una versión contemporánea y experimental de la novela entendida por Bajtin: polifonías, yuxtaposiciones que dan como resultado textos "dialógico[s]/corálico[s]/ecóico[s]".
   
Una opción narrativa de Twitter, entonces, viene dada por el TL particular de cada usuario en Twitter. Pero también existen, y son más, los tuits emparentados con la poesía, en los que el límite de los 140 caracteres sirve para la escritura de un aforismo o un haiku. Cristina también los practica: "Alguna vez, dije: lo que pasa, que es el tiempo, pasa literalmente; ahora ya no sé"; "uno se entera de cada cosa en sueños"; "nada acontece realmente en otro lugar"; "En otras palabras: todo es otras palabras".
   
Se puede leer al italo-argentino Antonio Porchia y al francés Edmond Jàbes como poetas del Twitter avant-la-lettre. Pienso en algunos aforismos de Porchia: "un corazón grande se llena con poco"; "las dificultades también pasan como pasa todo, sin dificultad". De la misma manera, Jàbes: "una frase es pura cuando está sola"; "las palabras solo expresan su propia soledad"; "el filósofo nace con la filosofía; el pensador, con el pensamiento; el poeta, con el mundo".
   
Si los aforismos de Porchia y Jàbes pueden leerse también como tuits, se podría generalizar y decir: todo el género del aforismo podría verse como una versión pre-tecnológica de los tuits. Sin embargo, hay diferencias. La más importante tiene que ver con el medio: los tuits se hallan intrínsicamente relacionados con el universo digital, con la red. Uno puede hacerle un retuit a un tuit que le gusta, uno encuentra un tuit poético yuxtapuesto con otros que no tienen nada que ver con la poesía. El espacio de la escritura en Twitter es también una red de diálogo.
   
Cristina Rivera Garza ha escrito este tuit: "En realidad la literatura no importa; importa escribir". Darle importancia a la escritura es uno de los caminos más eficaces para hacer alta literatura. Y eso es lo que hace esta escritora mexicana en Twitter.  

(La Tercera, 10 de mayo 2010)

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10 de mayo de 2010
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Padres canallas

En los procesos de separación, hay madres o padres que emplean a sus  hijos como instrumentos ominosos o mercancías intoxicadas para hacer el mayor daño a su antigua pareja. Son, en general, aquellos padres  que poseen de hecho la custodia de los hijos y bajo su influencia más cercana y asidua los chicos van recibiendo regulares cucharadas de veneno para odiar. Los efectos son, en no pocos casos, devastadores sobre el padre o la madre que no está y cuyo distanciamiento disminuye su capacidad para  contrarrestar las calumnias, pero el método es también destructor para los mismos chicos que van siendo educados para odiar y nada menos que a uno sus progenitores.

No es tan infrecuente esta trágica crueldad que sirve a quien se ha sentido despechado para vengarse de la insumisión del otro y que de hecho se parece intensamente a las muertes que infligen hombres o mujeres despechados sobre sus liberadas parejas.

La violencia doméstica no se encuentra por completo en el recinto  doméstico y en este caso, las torturas sobre el otro si no consiguen matarlo físicamente allá donde se encuentre, consiguen en gran medida matar sus ilusiones, la alegría de vivir y la autoestima, la misma posibilidad de ser felices.

En hijos mayores es más difícil llevar a cabo esta monstruosa ignominia para destruir al otro pero con menores, adolescentes, el efecto puede ser devastador. Los niños reciben continuadas porciones de odio que el padre o la madre les inculcan como parte de su identidad moral y su deber de ser  hijos justos. Hijos que, paradójicamente, deben aborrecer a uno de los padres, siendo esta la principal herencia moral que les lega, meticulosamente la pretensión criminal de un progenitor a través del doble  asesinato en que se incluye tanto a la pareja que denigra y maldice como al hijo mismo que convierte en su arma blanca, su preferida pieza canalla.

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10 de mayo de 2010
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Las flores del maldito

Toda literatura crece en los márgenes de sus malditos, y España ha sido acusada a menudo de carecer de ellos. Como el maldito se hace y no nace, vamos a intentar despejar algo esta falacia y a hablar, sin salir del territorio contemporáneo, del digno fracaso, del voluntario o forzoso espíritu negativo, de la suprema maldición que es morir sin haber llegado a publicar o matarse para no tener que escribir más.

     La oportuna reedición de la novela ‘El don de Vorace' (Demipage, 2010) rescata el nombre de Félix Francisco Casanova, que descubrí con gran fascinación cuando él acababa de morir antes de cumplir los 19 años, en 1976, y cuyas pocas publicaciones (era para mi gusto aún mejor poeta que narrador) pude ir consiguiendo gracias a dos amigos canarios, Alfonso Delgado y Miguel F. Sánchez Barbudo, que le habían tratado de cerca y me facilitaron fotos, recortes de prensa y un ejemplar del ya entonces inencontrable primer libro suyo de versos, ‘El invernadero', regalado generosamente por el padre de Félix Francisco y también escritor Félix Casanova de Ayala. En el autor de ‘El don de Vorace' la original potencia de su mirada al mundo quedaba, me atrevo a decir, magnificada por algunos rasgos ajenos al valor artístico: la belleza efébica del muchacho, la muerte incierta en la adolescencia, su perfil musical, que en cierto modo le emparenta póstumamente, según lo veo yo, con otro malogrado y genial poeta del ‘pop', el cantante británico Nick Drake.

       Pero ya antes de haberme impresionado la corta obra y vida de Félix Francisco Casanova, yo había tenido estrecho contacto personal con dos escritores que igualmente convendría sacar del más allá, Eduardo Hervás y Antonio Maenza. Ellos forman, junto a Eduardo Haro Ibars, Pedro Casariego, Aliocha Coll (evocado hace pocas semanas por Javier Marías, que le conoció bien), Aníbal Núñez o Rafael Feo, una potente línea de sombra de la literatura española, en la que dejo de lado, por vivos, al gallego Carlos Oroza y a Leopoldo María Panero, para muchos el más obstinado y consistente maldito de nuestras letras.

      Quiero detenerme en la figura del valenciano Eduardo Hervás, que se llamaba realmente Eduardo Gómez González y era conocido entre sus amigos por el alias de ‘La Bola', en alusión a que sus lecturas abarcaban, y tan tempranamente, la entera bola del mundo. Como F. F. Casanova, Hervás tenía en sus versos una propensión o cadencia surrealista, y las marcas inevitables del adolescente; en ‘El don de Vorace', por ejemplo, se suceden los homenajes a dos ‘gurús' de la época, Jimi Hendrix y Herman Hesse, y el pintor por excelencia resulta ser Van Gogh. Hervás, que se suicidó a los 22 años, mostraba también en su notable obra poética (cuya edición completa, publicada por la Institución Alfons el Magnànim, es de 1994 y está hoy, creo, descatalogada) algunas fijaciones similares y las filiaciones propias de una torturada edad de la inocencia (su libro ‘Intervalo' estaba dedicado ‘A mis madres'). Pero su escritura era más radical, menos veleidosamente irracionalista que la de Casanova, tal vez influido la Bola por la figura magnética del cineasta y escritor aragonés Antonio Maenza, que creó en la Valencia de los últimos años 1960 una facción de esforzados ‘situacionistas' y ‘telquelianos', antes de trasladar su aguerrido influjo a Barcelona, donde rodaría a partir de 1969 ‘Hortensia/Béance', película desmesurada e incompleta que cuenta como actores a Enrique Vila-Matas, Félix de Azúa, Emma Cohen, Fabià Puigcerver, Carmen Artal y Paulo Rocha, entre otros, y en su condición de ‘cinema invisible' ha conservado aromas de leyenda sagrada y demoníaca. De Maenza se viene hablando bastante últimamente, pero nunca se acaba de sacar a la luz su cuantioso (y en mi memoria de entonces valioso) material fílmico, que incluye dos largometrajes acabados, ‘El lobby contra el cordero' y ‘Orfeo filmado en el campo de batalla', y el citado ‘monstruo' de ‘Hortensia/Béance', legado todo, tras su joven muerte violenta y confusa a finales de 1979, a Pere Portabella, que le había financiado aquel último proyecto inconcluso. También dejó Maenza esparcido en manos particulares un ‘corpus' substancial de inéditos literarios, habiéndose publicado sólo de él, si no me equivoco, una novela póstuma y enrevesada, ‘Séptimo medio indisponible'.

       "No sé si asistiré a las bodas / de King Kong. Hoy / he recibido la noticia / de su muerte. - Y se fue andando / por la capota de los coches. El mundo es de papel, y él un / cigarrillo. ". Es el fragmento de uno de los primeros poemas de Hervás, co-guionista asimismo del ‘Orfeo' de Maenza. Al ir ahora a releer a la Bola, he encontrado entre las páginas de ‘Intervalo', que estaba aún en imprenta cuando el poeta se mató en octubre de 1972, una carta suya de 1968. Es corta y lacerante, pero entre sus disculpas y sus arrogancias, incluye, antes de despedirse con un "Desconsolado, Eduardo", este pensamiento: "¿Quién es el compañero de juegos del que juega solo?". La carta contiene además un poema de cuatro versos, titulado ‘Señuelo': "Un paño blanco cuadrado / se pliega / se abisma se reduce / se preproduce" (reproduzco aquí la versión en mi poder, distinta a la publicada).

      El maldito -y los hay muy cuerdos- juega en efecto solo con la baraja de sus calamidades, pero busca, aunque sólo sea como contraste o desplante, la compañía de los que pueden entender su juego. Ahora bien, los que no tenemos ansia ni paciencia del dolor, tendemos a ser impermeables a la pertinacia un tanto torturadora del vidente, que suele caracterizarse, además, por un temperamento exigente. Todo el mundo literario y teatral del París de los años 1920 y 1930 sabía que Artaud era un genio, pero muy pocos estuvieron dispuestos a acompañarle en su vociferante y destemplada locura. Sólo cuando el poeta regresa en 1946 a la capital tras casi diez años de internamientos psiquiátricos, sus amigos le hacen homenajes, viéndole ya como a un ser-para-la muerte, que le llegaría en 1948.

     Quizá la flor maléfica necesite de un cultivo de invernadero, de parque protegido, únicamente apreciable en sus colores fuertes y sus aromas acres desde los senderos de la posteridad. Pero las plantas silvestres siguen, aquí y allá, brotando, y el campo de la literatura reverdece gracias a ellas, a su raíz intrincada, a su mala sombra. Y a su desaparición intempestiva, que crea primero una sensación de alivio en el jardín, hasta el momento del estallido póstumo de su simiente.

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10 de mayo de 2010
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En la halda de una tonadillera

Sus mensajes han sido tan intensos que han conmovido a este curtido escribidor. Incluso los que suelen insultar veo que han esmerado la sindéresis.

     Este es el plan. Mantengo los artículos mensuales de El País y El Periódico, que no suelen chapotear en el pantano político a menos de que sea imprescindible. Sin embargo, para que no se aburran ustedes con tan sólo dos cambios al mes voy a ir colgando implacablemente cuanto se me pase por la cabeza en forma de tinta y papel, o aquello que tenga la obligación de escribir en eso que los músicos llaman "piezas de circunstancia". También es cierto que las hay "de pompa y circunstancia". No sé si alcanzaré a dar alguna de pompa. Ojalá.

     Ya ven ustedes que estoy rozando los faralaes de la inmortal Lola cuando bramó aquello tan hermoso de "¡Si me queréis, irse!", sólo que al revés. Quedaros por aquí, camaradas, que aún hay gaseosa y altramuces para todos.

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10 de mayo de 2010
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Castigo al conservadurismo

El conservadurismo ha recibido un severo castigo. Angela Merkel aplazó cualquier decisión comprometedora para evitar un resultado adverso en las elecciones de ayer en Renania del Norte-Westfalia y ahora se puede quedar sin nada: ni las decisiones que no quiso o no supo tomar a tiempo, ni el gobierno del land, que probablemente pasará a manos socialdemócratas. Y además puede perder la mayoría que mantenía en el Bundesrat, la cámara alta donde están representados los länder y que es imprescindible para la aprobación de abundante legislación.

Lo más grave de las decisiones aplazadas por Merkel durante todo este tiempo es que la mayor de todas era el rescate de las finanzas públicas de Grecia y la creación de un sistema de contrafuertes para evitar que la tempestad financiera termine con el euro. Los más de trece millones de electores alemanes fueron convocados a votar mientras seguía en Bruselas el bullicio de reuniones europeas para realizar en unas pocas horas, antes de que abran hoy los mercados, lo que no se había podido hacer en los últimos tres meses por las constantes dilaciones planteadas, sobre todo, desde Berlín. Pocos dudan que la anterior gran coalición entre democristianos y socialdemócratas habría enfrentado la actual crisis con mayor seguridad y sin las divisiones en que se han enredado Merkel y sus socios liberales, empeñados estos últimos en bajar los impuestos lo antes posible. Las elecciones de ayer son en todo caso un peldaño más en la erosión del viejo bipartidismo alemán, pero la noticia es que Die Linke (La Izquierda), el partido que ha unificado a los izquierdistas del Oeste con los ex comunistas del Este, entra por primera vez en el parlamento de este land occidental. El hachazo sufrido por el laborismo el pasado jueves en las elecciones británicas pudo leerse como una nueva señal de alarma para una izquierda que parece dirigirse hacia el abismo. Pero en las elecciones alemanas de ayer, como en las regionales francesas de marzo, cabe observar algún signo de esperanza para la izquierda europea. Lo primero que dijo ayer la dirigente socialdemócrata, Hannelore Kraft, al conocerse las primeras encuestas fue que ?el SPD está otra vez aquí?. Sería duro que la izquierda recibiera el mismo castigo por la crisis cuando está en la oposición que cuando está en el poder, y que la derecha en cambio saliera indemne en ambos casos. Renania del Norte-Westfalia es un land de enorme peso político, que ya en 2005 adelantó la actual fórmula de coalición de Berlín de la mano de Jürgen Rüttgers, actual presidente regional y ex ministro federal de Educación con Helmut Kohl. Habrá que ver todavía el detalle de los resultados y combinaciones electorales en un sistema que ya conforman cinco partidos. Los amigos de Merkel habían especulado incluso, para mantenerse en el poder, con una coalición con los Verdes. Desde las corrientes más progresistas habrá presiones para que el SPD no se limite a incluir a estos últimos, con los que gobernó Schroeder, sino que inicien otro experimento, el de abrirse a Die Linke, algo que puede ser imprescindible para un futuro regreso de la izquierda al poder en Berlín en un parlamento tan fragmentado como el alemán. Además de un castigo para Merkel y a su fórmula de coalición, estas elecciones son un varapalo para Rüttgers, un personaje que alcanzó una cierta fama hace diez años durante una campaña electoral por una frase de tintes xenófobos: ?Kinder statt Inder? (niños en vez de indios). En vez de contratar informáticos indios Rüttgers prefería políticas natalistas que situaran a niños alemanes ante las pantallas de los ordenadores. A su visión maniquea y polarizadora de la inmigración se opone desde el sábado el documento del Comité de Sabios sobre el futuro de la UE, presidido por Felipe González, en el que se propugnan las dos cosas a la vez: Europa debe favorecer la natalidad de los europeos, pero sobre todo debe competir con las otras potencias desarrolladas para atraer la inmigración más preparada: nada menos que 68 millones de trabajadores cualificados nuevos necesitaremos en los próximos 40 años.

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10 de mayo de 2010
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Del contrato radical de la crítica

¿Qué papel desempeña hoy y cuál es la función del escritor (poeta, narrador, ensayista)? ¿Qué papel y función piensa que deberían ser los suyos?

   Lamentablemente, el escritor no desempeña hoy ninguna función. Salvo la de ser el mejor agente de su propia redundancia. Algunos solitarios aún hablan desde los márgenes, pero su radio de acción ha sido incautado por el de los escritores mediáticos. En ello, no hacemos sino reproducir lo que ocurre en los Estados Unidos, donde ya no hay intelectuales (los académicos son "expertos," pero en el término medio de la opinión); y donde la crítica es ejercitada por los cómicos, los comediantes, que sí emiten voces de protesta y desapego. Por ello, el papel del escritor, hoy día, es combatir las exclusiones: favorecer no la repetición sino lo nuevo, alentar no la perpetuidad de los mismos sino el relevo por los otros, dialogar no con los pocos sino con los desconocidos, explorar las fronteras, poner en duda las convicciones...Cuestionar, en fin, el sistema de poder discursivo que lo sostiene y que él mismo alimenta.

 ¿Cómo podría un artista verdadero ganar el Premio Planeta sin tener que devolverlo, penosamente, por el resto de sus días?   ¿Cuáles son los más significativos cambios que, para bien o para mal, se han producido en el ámbito literario en estos últimos veinte años?  

El más importante cambio es el que ha convertido al escritor de héroe del discurso disidente en figura trivial de las novedades. Este fenómeno, según el cual la producción de nuevos títulos excluye a unos y otros, es sintomático de algo más serio. Ha cambiando la noción del lugar del hecho literario, que ya no es más la "trascendencia" de las obras inmortales, sino la precariedad fugaz del presente, cuyo simulacro es la moda.  Sólo los escritores muy menores se asumen desde la perspectiva de la eternidad. Hoy sabemos que la mejor literatura es  la que lleva el perfume de lo precario, por durable que sea, el temblor de lo pasajero. Las disciplinas del saber y el funcionariado académico, que regenta el monólogo cultural, han dado en creer que la mejor literatura es la canónica, que decide las jerarquizaciones. Nos hemos vuelto ligeramente patéticos luchando contra el sistema, o demasiado complacientes viviendo de él. Pero la buena literatura, desde Cervantes, ha estado siempre sometida por el peso de las malas artes. Ha inventado, eso si, una nueva sensibilidad para ser recuperada más tarde. Toda buena literatura está libre en su misma precariedad: queda librada al milagro de la lectura. Milagro: ver más.  

¿Qué obras o tendencias literarias actuales le parecen más dignas de consideración? ¿Hay solución de continuidad entre éstas y aquellas que para Ud. lo eran hace veinte años?  

 Me interesan las tendencias extra-sistemáticas de los más jóvenes. Por un lado, tenemos el habla inmediata de los afectos; en un mundo donde el lenguaje es más incierto, lo más genuino que los jóvenes pueden nombrar es lo emocional, que no tiene discurso codificado y  es un re-nacimiento del acto de hablar. Por otro lado, los nuevos escritores buscan librarse de la socialización del lenguaje y las representaciones codificadas por las ideologías, a través de la tecnología literaria, la puesta en página, la fragmentación, el juego proliferante, la erudición placentera... Como sabe cualquier lector educado, las palabras pueden ser las mismas pero todo buen escritor las hace nuevas, gracias a que recobra un espacio gratuito. Para mí, se trata justamente de la articulación de lo nuevo, hoy como ayer, que circula, felizmente, para quien pueda reconocerlo. No es fácil: el espacio disponible se ha vuelto residual. Pero gracias a Juan Goytisolo, Julián Ríos, Rafael Conte, y otros lectores y editores alertas, hay márgenes desde donde leer a Germán Sierra, Juan Francisco Ferré, Isaac Rosa, Javier Calvo,  Belén Gopegui, Manuel Vilas, Robert Juan-Casavella, Vicente Luis Mora, Mercedes Cebrián, Augustín Fernández Mallo, Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta...Todos son distintos, y son más.  Están forjando lo que, ahora,  más importa: una nueva comunidad de la lectura.   

¿Qué relaciones establecería hoy entre literatura y lengua, literatura y tradición, literatura y educación, literatura e historia?  

 Ha terminado la sobrevaloración del demótico callejero, que plagó la literatura de los más jóvenes en los años 70, casi como una profesión de fe. Todavía se lee por ahí un castellano entrañable, visceral y prefroidiano, pero ese color local se ha vuelto patético. La única tradición válida es la que podemos actualizar, toda otra pertenece al museo. La llama viva, dijo Pound. Toda la tradición del relato acude a La comedia salvaje, la brillante novela de José Ovejero, para acompañar, por caridad, al lector peregrino de la violencia española. En cuanto a la educación, no acabaremos de lamentar la pobreza de nuestro universo académico. Es un escándalo que los planes universitarios sean enemigos de la literatura, y que el funcionariado bien pensante no cuestione su propia servidumbre. Un mundo en el cual los más jovenes no tienen futuro en la cultura, carece completamente de sentido.   Felizmente, gracias a la complejidad, mixtura y extravagancia de nuestras tradiciones, que demandan ver más, se han hecho oir mejores lectores y profesores más críticos, algunos de los cuales, todavía muy pocos,  son capaces incluso de entusiasmo.  Resulta, por eso, innovador el debate intelectual que proponen los trabajos de Fernando R. de la Flor, el último de los cuales es su opúsculo El misántropo, sobre los nobles españoles que se encerraron en sus torres para no hablar con nadie. Así mismo, es del todo actual el Barroco de ambas orillas, propuesto por Aurora Egido, con gusto y brío.  Y, desde la puesta al día del Humanismo,  Ángel Gómez Moreno desempolva un Medioevo deleitoso. Lo es también la cosecha de versiones populares que nos brinda José Manuel Pedrosa, recordándonos de dónde venimos. ¿Y qué sería de la poesía contemporánea sin los ensayos de Miguel Casado, que le abren puertas que dan al mundo? José María Micó ha escrito sobre Petrarca, Leopardi, Rubén Darío y César Vallejo, mejorando la conversación. Y Joaquín Roses Lozano, con solvencia, sobre Góngora y las Indias... No en vano Sor Juana Inés de la Cruz se imaginó en España y Cervantes en México. Se cruzan cada vez más en la página del futuro, la de las sumas.   Javier García Rodríguez, crítico de talento creativo, ha hecho la primera narración irónica, al modo de una sátira celebratoria, de estas nuevas narrativas en su hilarante Mutatis Mutandis (Hacia una hermenéutica transficcional de las narrativas mutantes: de Propp al afterpop (o "nocilla qué merendilla¨), Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2009.  Ahora sí la crítica es parte de la conversación y el camino.   En lo que a la historia se refiere, hoy ésta se decide entre una voz sin verdad y una escritura sin voz, como decía Michel de Certeau. En América Latina, en cualquier caso, todavía creemos que la historia está por hacerse, esto es, por escribirse.   

 

 

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9 de mayo de 2010
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¿Pero quién manda aquí?

Esta pregunta está en el orden del día en Europa, donde las decisiones suelen tomarse siempre tarde y mal, arrastrando los pies y a regañadientes, acuciados por la necesidad pero frenados por una Unión Europea cuarteada e insegura, sin ni siquiera voluntad para ser ella misma. Si saltamos el charco y nos plantamos en Washington, nos encontramos con otro tipo de problemas: las decisiones se toman de forma fulgurante y con la autoridad que da una presidencia imperial como la americana, aunque luego los contrapoderes y los ácidos corrosivos de la opinión pública consigan matizar, dilatar la aplicación e incluso dinamitar las decisiones. Todo adquiere un aire radicalmente distinto en cuanto volvemos saltar otro charco todavía más grande, el Pacífico, y nos situamos en el centro del corazón del imperio del centro, es decir, en los pabellones cerrados de Zhongnanhai, en Pekín, donde vive y trabaja silenciosamente y oculta ante los ojos de la opinión pública la cúpula de la República popular de China. Allí ni se sabe cómo se decide ni exactamente quién lo decide, pero hay algo que no ofrece dudas: se decide y manda, y de qué manera.

La diferencia entre los tres estilos se refleja en todo. Por ejemplo en la comunicación entre los gobernantes y los banqueros centrales: los europeos practican un exquisito lenguaje de sobreentendidos, moteado por las protestas de los políticos que quisieran una comunicación más directa como la que se practica en Washington; en esta capital la relación es abierta y explícita: cada uno manda en su área, pero el presidente al final siempre tiene la última palabra. En Pequín, en cambio, todo funciona como una máquina silenciosa y engrasada: el poder político manda y los banqueros, todos, el central y los otros, obedecen. Así se imponen las ventajas de un capitalismo dirigido por un partido comunista. Cifras en mano: Estados Unidos crecerá este 2010 un 2?8 por ciento, la zona euro un 0?9 por ciento y China un 11?9. Los norteamericanos han salido ya de la recesión, los chinos nunca la han sufrido y los europeos apenas conseguimos asomar el hocico. Der Spiegel acaba de revelar buena parte de las peripecias más secretas de la Cumbre del Clima, celebrada en Copenhague en diciembre del pasado año. Los datos del crecimiento económico mundial tienen un reflejo en lo que sucedió en las tempestuosas reuniones para la reducción de emisiones a la atmósfera en las que fueron China e India quienes marcaron el paso, Europa dejó de existir y Obama tuvo que colarse a última hora para no quedar al margen del acuerdo entre los países emergentes. Y según el semanario alemán, quien llevó la batuta en todo momento y se llevó el gato al agua fue nada menos que el señor He Yafei, el viceministro de Exteriores chino, un diplomático del tercer nivel del Estado. (Enlace con la versión en inglés del reportaje de Der Spiegel)

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9 de mayo de 2010
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Se está terminando…

Foto: Iván Thays En estos momentos, siendo las 6.00 pm en el viejo San Juan de Puerto Rico, el Festival de la Palabra está terminando con la charla magistral de Alfredo Bryce Echenique y Luis Rafael Sánchez sobre el humor en la literatura. Si las cosas salen bien, espero poder ponerles un regalo respecto a esta última y extraordinaria conferencia. Ya andan rajando de Aristóteles y alabando a Cervantes. A ver cómo sigue. Por ahora, a escucharlos. Actualización.- En una conferencia sobre el humor, dictada con sentido del humor, Luis Rafael Sánchez y Alfredo Bryce Echenique están dejando todo en la mesa redonda. Son como dos boxeadores mayores, seniors, íntimos amigos fuera del ring, pero una vez sobre la tarima buscan cada uno llevarse al público al bolsillo. Y en cada intervención lo consiguen sin duda. Luis Rafael Sánchez acaba de despotricar contra los escritores solemnes ?cuesta tanto escribir que encima hacerse el solemne es una estupidez?. Y luego ha recordado el final de Con los Faldas y a lo loco, con Jack Lemon y Marilyn Monroe, cuando un mafioso se enamora de uno de los protagonistas disfrazado de mujer para huir de la mafia, y termina confesándole al final de la película al mafioso que es hombre. Y la respuesta de este es impecable: Nadie es perfecto. Bryce Echenique comenta que nunca busca el sentido del humor en los libros, no lee libros para reírse, pero cuando al final del libro no se ha reído se siente mal. Luis Rafael Sánchez acaba de decir que la literatura con humor es como uno de esos espejos de feria que deforman el cuerpo humano; el humor permite vernos como realmente somos, es decir desfigurados. Alfredo Bryce Echenique cita a Stendhal y su epitafio Solamente escribió, vivió y amó, y Bryce dice que él quiere ese epitafio antes que el de su hermano Eduardo, el vago, que el propio Alfredo redactó y que dice ?Aquí sigue descansando Eduardo Bryce?. Luis Rafael Sánchez dice, citando a Aristófenes, que no le temen los tiranos a la crítica, no a los ataque serios, sino a que su nombre esté ligado a la ridiculización. La risa tiende siempre a rebajar la idea que uno tiene de uno mismo, por lo que sirve siempre a socavar el pedestal que uno mismo se ha levantado. Alfredo Bryce Echenique acota que un tirano siempre carecerá de humor. Recuerda la historia de Alejandro Magno y Diógenes, y la respuesta de Diógenes ?apártate que me estás tapando el sol?. El humor y la ironía es el golpe de gracia contra los poderosos. Y eso, dice Bryce, es su esperanza. Luis Rafael Sánchez habla del humor como disparate. Cita a Beckett e Ionesco. El humor como mirada a la ilogicidad del día a día. Dice que está más interesado en eso. Y, como al principio, comenta que el verdadero humor es el que resulta del que no pretende ser gracioso. Al humor no se llega desde la voluntad, culmina. Y como nada es perfecto, esta velada acaba de concluir, dice el moderados. Aplausos. Público de pie. La fiesta de la literatura ha terminado.

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8 de mayo de 2010
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El Festival en "El País"

Gabriel Alemán, Pilar Quintana, Karla Suárez, Ezequiel Martínez, Antonio García Angel, Amir Valle. Foto: Daniel Mordzinski Hoy en El País apareció una nota de Javier Rodríguez Marcos (alojado en el Hotel Casablanca) titulada El triunfo del materialismo mágico sobre el Festival de la Palabra, que resume varias jornadas del Festival y, especialmente, una visita a la tumba de Pedro Salinas en el cementerio marino del viejo San Juan.  Dice la nota:

La estrella estaba en casa. El plato fuerte de la jornada de ayer del primer Festival de la Palabra, que reúne hasta mañana en San Juan de Puerto Rico a más de 70 escritores latinoamericanos de distintas generaciones, fue la conferencia de Luis Rafael Sánchez, de 74 años, el gran clásico vivo de la literatura portorriqueña. (Aviso para españoles: su La guaracha del Macho Camacho (1976) está publicada en la colección de letras hispánicas de la editorial Cátedra, que sirve todavía sirve como certificado de canonización). En el Museo de Arte de Puerto Rico, Sánchez desgranó 10 irónicas ?postales? sobre San Juan -?un jardín eléctrico de noche, un jardín de piedra y zinc de día?- llenas de humor y cargas de profundidad sobre la realidad de un país que se tiene a sí mismo -y a su deslizante identidad de Estado Libre Asociado a Estados Unidos- entre sus temas favoritos de conversación. ?Un país con forma de isla es un país con forma de cárcel?, dijo. Precisamente, a la convicción de que en el presupuesto de Washington siempre habrá ?una teta? para sus socios-ciudadanos insulares de habla hispana la llamó Luis Rafael Sánchez ?materialismo mágico?. Más allá de las polémicas de los nietos del boom contra sus venerables abuelos, Puerto Rico se mueve entre Macondo y MacOndo Pero no mucho más que cualquier otro país salvo por el dólar, las banderas estadounidenses en los edificios oficiales y, claro, el hecho de que en Estados Unidos vivan tantos portorriqueños (casi cuatro millones) como en la isla. Con una presencia inequívoca de la lengua española -sólo el 20% de la población es verdaderamente bilingüe-, en las calles del viejo San Juan el inglés no tiene más espacio en la calle que el que tiene en cualquier puerto al que llegan cruceros. Y, como recuerda la escritora Mayra Santos Febres, directora del Festival de la Palabra, ?no hay aquí más McDonalds que en Madrid?.

Sólo lo fugitivo permanece y dura. En su charla, Luis Rafael Sánchez habló de la ?identidad portátil? y ?el ir y venir? como rasgos definitorios del Puerto Rico permanente; de la huelga de estudiantes universitarios que tiene cerrada la universidad; de los grafitis de las paredes antes de las elecciones en un lugar en perpetua campaña electoral -?Queremos nuevos ladrones?- y de cómo la politización ha usurpado el puesto a la política. También habló del calor, lo único que pone de acuerdo a todo el mundo. Al abrigo del aire acondicionado que congelaba la cara pero no la sonrisa, los asistentes -tres cuarto de un generoso aforo- aplaudieron de pie a Luis Rafael Sánchez. En el Festival de la Palabra, donde la casi totalidad de las actividades son gratuitas, la entrada a las charlas magistrales -Alfredo Bryce Echenique, Sergio Ramírez, Luis Rafael Sánchez- cuesta 50 dólares. Precio escandinavo para una sala con temperatura escandinava. El dinero no da la identidad pero calma los nervios. Sánchez, que derrochó inteligencia y sorna, lo dijo así: ?El dinero es la grasa que ablanda cualquier bisagra?. Puerto Rico se tiene a sí mismo entre sus temas favoritos de conversación, en efecto. Que la identidad ocupe aquí el lugar que en estados vecinos ocupa la desigualdad ilustra bien su carácter de país de clase media con dilemas de primer mundo. No es cualquier cosa. Pedro Salinas y 45 dólares. Con unos poemas, unas flores y menos dinero del que costaba una entrada a la conferencia magistral -eso sí, impagable-, el Festival de la Palabra homenajeó también ayer a Pedro Salinas, enterrado en 1954 en el cementerio que, a unos pasos de la sede del festival, se asoma a la orilla del Caribe. El Festival de la Palabra y José Ovejero, porque los 45 dólares salieron del bolsillo del autor de La comedia salvaje. La historia es ésta: el escritor madrileño acudió el miércoles al camposanto y en el trayecto hacia la tumba del poeta escuchó los lamentos de la encargada de mantenimiento: ?Nadie se ocupa, habría que limpiarla, quitarle el moho, las hierbas?? Ovejerdo: ?¿Y eso cuánto costaría??. Y ella: ?45 dólares?. Y él: ?Adelante?. El compromiso de volver dos días después a revisar el trabajo se convirtió al final en un homenaje celebrado al mediodía, es decir, justo cuando, como dice Luis Rafael Sánchez, en San Juan ?la luz diluvia?. Pero allí estaban, ante la sobria pero impecable tumba, con el cielo tomado por las cometas de los niños que vienen a volarlas a la explanada del castillo del Morro, con el mar de fondo -el contemplado al que Salinas dedicó un libro entero-, allí estaban, entre otros y además de Ovejero, Luis Sepúlveda, Kirmen Uribe, Elsa Osorio, Mayra Santos Febres y José Luis Fajardo. También Manuel de la Puebla, un anciano poeta y profesor español que llegó a Puerto Rico en los años sesenta y que antes de leer sus versos quiso recordar a los escritores portorriqueños enterrados no lejos de Pedro Salinas, empezando por Luis Palés Matos. La poesía ocupó el lugar de los discursos y por un momento, por Salinas, Juan Ramón Jiménez, Federico de Onís, Ángel Crespo y cien más, Puerto Rico volvió a ser -entre las decenas de cosas que es y deja de ser constantemente- un capítulo decisivo de la historia de la literatura española. Por 45 dólares. En euros, 35,3.

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8 de mayo de 2010
Blogs de autor

Algo elemental

 

Pongamos un lector medio (por ejemplo yo) que haya leído u oído cosas de Eliot Weinberger pero que se sepa incapaz de decir cosas de él con un mínimo de sentido. Y pongamos a dicho lector medio en la tesitura de leer en último libro de Weinberger traducido al castellano, Algo elemental.  

Gracias al Prólogo el lector sabrá qué pasaba en el Imperio azteca cuando, una vez cada cincuenta y dos años, el mundo se acercaba a su fin. El capítulo primero habla del viento, primero de forma poética y casi de inmediato centrado en la China clásica. El ensayo siguiente incide de nuevo en China y a continuación vienen  cuatro páginas glosando quisicosas de ese pajarillo encantador pero que en castellano le han adjudicado el desgraciado nombre de "chochín".  A continuación, noticias sobre la cultura Nazca, de Perú; el caso de un místico monje italiano del siglo XVII al que la Iglesia recluyó en un remoto monasterio porque era capaz de revolotear por encima de las copas de los árboles; también una semblanza de Martin Afonso de Souza, un espadachín portugués del siglo XVI; otra vez la China clásica, en esta ocasión a costa de la primavera; los lacandones; China desde la caída de los Han hasta el ascenso de los Hui. Sobre los kalutis. Noticia sobre  Santa Perpetua transcrita de un libro mientras la hija del autor pinta huevos de pascua; sobre los tigres; el lapso taoísta; el asno de Abu al-Anbas, etc.

Más allá de estos quince primeros capítulos al lector todavía le aguardan cosas como una larga disquisición sobre el Vórtice (cap. 26, veintitantas páginas), el Invierno (capítulo 28, tres páginas), el Rinoceronte (cap. 29, dieciséis páginas) o el Sáhara (capítulo 33, una sola línea).

          A estas alturas el lector ya tiene al menos una certeza: Weinberger "suena" a Borges. Y, en efecto, una pequeña investigación al respecto confirma que no sólo lo tradujo con reconocido acierto sino que le conoció personalmente y lo trató durante muchos años. Es asimismo traductor con idéntico acierto de Octavio Paz y Vicente Huidobro, entre otros.

Pero también a estas alturas, al lector también se le habrá planteado una duda que puede hacerse extensiva a las primeras (y maravilladas) lecturas del viejo Borges: como éste, Weinberger posee una prosa elegante y sugestiva, y un estilo tan ágil que le permite pasar de unos temas a otros, o saltar de cultura en cultura sin perder el hilo discursivo. 

Sin embargo, situarse deliberadamente en un campo de juego delimitado por la erudición,  la poesía y la prosa poética, la evocación histórica, la autoridad arqueológica o la fábula moral tiene el peligro de poder convertir una recopilación de ensayos como Algo elemental en una especie de sopa monofisista, por llamar de alguna forma a un texto en el que cada uno de los ingredientes antes mencionados (erudición, poesía, historia, arqueología o fábula moral) no mantengan sus respectivas identidades y queden subsumidos en un tono que podría calificarse de "borgiano" o "weinbergeriano" por la misma razón que, aun leyéndolo de pasada, se puede reconocer un texto "chatwiniano".

Si la duda arrecia según van pasando los capítulos, el lector medio (es decir, aquel que dispone de una formación mediana)  tiene a su alcance la posibilidad de interrumpir la lectura para iniciar una investigación que le permita determinar si Weinberger es un hombre de fundamento o si por el contrario  se limita a ir pescando al vuelo cosas de aquí y de allá para cocinar su particular sopa monofisista.

La primera comprobación puede realizarse al final del libro, en el apéndice titulado Fuentes bibliográficas. Si los autores ahí reseñados (unos 250, calculados a ojo) no ofrecen suficiente garantía, los investigadores más perezosos pueden enfrascarse en la abundante información que ofrece Internet. Por ejemplo una larga conversación (4.600 palabras) de Weinberger con Kent Johnson (http://jacketmagazine.com/),  otro largo pero fascinante artículo de Weinberger sobre la traducción (7.400 palabras, http://www.fascicle.com/issue01/Poets/weinberger1.htm) o la critica de Nathaniel Tarn a Oranges & Peanuts for Sale, de Eliot Weinberger (http://www.jacketmagazine.com/39/tarn-r-weinberger-rb-tarn.shtml).  Aunque lo más lógico (si bien no lo más sencillo) sería acudir a los textos del propio Weinberger, entre ellos Works on Paper, Outside Stories, Written Reaction, The Stars, Muhammad, o el ya citado Oranges & Peanuts for Sale (editado en  2009). Otro libro suyo anterior, Karmic Traces (del que hay una versión castellana editada en Méjico y traducida como Trazas kármicas) es asimismo un libro bastante esclarecedor  porque es una recopilación de sus viajes al desierto de Atacama, Islandia y Hong-kong, y da bastantes datos acerca de sí mismo.

 Aunque, sin duda, si se trata de conocer detalles personales de Weinberger es muy recomendable un artículo suyo titulado "Una postal desde China", traducido al castellano por la revista online Elmalpensante com (http://www.elmalpensante.com/index.php?doc=display_autor&id=240) y en el que Weinberger cuenta un viaje a China para participar en el Festival Internacional de Poesía Ciudad Centenaria en Chengdu. Pese a ser un evento casi en familia no se pudo celebrar porque lo clausuró la policía, lo cual le permitió viajar extensamente por las nuevas realizaciones de la China del siglo XXI. Alucinante.

                En resumidas cuentas: Algo elemental es un libro altamente recomendable, aunque no para ser leído de una sentada.  Es mejor ir picoteando de aquí para allá, exactamente como hace el propio autor, y elegir aquellos textos que en cada momento suenen más sugestivos.

 

 

Algo elemental

Eliot Weinberger

Atalanta

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