Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

ULTRADERECHA

El presidente francés Sarkozy, con su votación masiva y su amplia mayoría parlamentaria, ha anunciado dos medidas de choque: reducir las reagrupaciones familiares y exigir un examen de “lengua y cultura francesas” a los aspirantes a la residencia. No sé si son medidas razonables o efectivas, pero en todo caso, son populares.   

Europa está dando un giro cada vez más claro en ese tema: en las últimas elecciones locales españolas, el candidato del Partido Popular a la alcaldía de Badalona difundió un video de contenido abiertamente xenófobo. La promesa del alcalde era librar a los vecinos de los problemas derivados de la inmigración, a la que culpaba del desorden y la inseguridad de la comunidad. El video causó gran escándalo y fue repudiado por casi todas las fuerzas políticas. Y sin embargo, Badalona fue la única localidad de su comarca en que el PP creció casi cuatro puntos y dos concejales respecto a las elecciones anteriores.

Según el diario El País, alrededor de cincuenta concejales electos en todo el país asocian inmigración con delincuencia y reivindican el patriotismo nacional contra los extranjeros. El partido de extrema derecha España 2000 ha obtenido representantes políticos por primera vez en algunos pueblos de Valencia. Y Plataforma per Catalunya ha triplicado su presencia en los ayuntamientos. La ultraderecha crece, y es hora de preguntarnos por qué.

El eslogan de Democracia Nacional -que ha ganado dos concejales de siete en Ávila- nos da la clave: “inmigración, terrorismo, paro, no les permitas destrozar España.” En términos de marketing político, es un eslogan muy movilizador. Reúne las tres principales preocupaciones que todos los españoles expresan en las encuestas, les ofrece una solución y les atribuye un culpable. Así, convierte los tres temas en uno solo. Los votantes dispuestos a creer en una explicación tan simple quizá sean pocos, pero van a votar militantemente en un país con altos índices de abstención. Debemos tomar en cuenta que el miedo es el motor político más eficaz: los ciudadanos suelen votar con poco entusiasmo a favor, pero con mucho fervor en contra.

Los inmigrantes son un blanco fácil para cargar culpas porque no votan. Ningún político está obligado a incluirlos en sus programas. Son los convidados de piedra de este escenario político. Es verdad que colaboran con el crecimiento económico, que sólo ocupan los sectores económicos que los españoles les permiten ocupar, que pagan la seguridad social –de hecho, más compulsivamente que los españoles porque su permiso de residencia está en juego-, pero es difícil que alguien recuerde esos hechos durante una campaña electoral. Simplemente, no es políticamente rentable decirlo.

Detrás de esta situación yace un fenómeno que se extiende por toda Europa. En un continente satisfecho, cuyos ciudadanos viven en libertad y acceden a los servicios del estado, las reivindicaciones tradicionales de la izquierda están resueltas. No son problemas reales. Además, el promedio de edad del electorado europeo es alto, y como en todas partes, los sectores de edad más avanzada tienden a ser conservadores. En consecuencia, en su vida cotidiana, los votantes están preocupados por la lista de temas del eslogan de Democracia Nacional (o de Sarkozy). Ante esos problemas, la derecha tiene un discurso agresivo. Pero la izquierda no tiene ninguno.   

Por supuesto, los fenómenos políticos no se explican sólo con estudios de mercado y mercadeo político. No pretendo minimizar la importancia de los problemas concretos de convivencia. Pero sí creo que para contrarrestar el discurso más conservador –que alimenta la confrontación y dificulta la convivencia- la población inmigrante necesitará crear un lenguaje propio que engarce con los valores políticos del electorado español, y buscar las vías para hacer escuchar ese lenguaje en la población. Tradicionalmente, la izquierda cargaba esa antorcha, pero no es realista esperar que siga haciéndolo.

Leer más
profile avatar
19 de junio de 2007
Blogs de autor

II. GOYTISOLO: PELIGROS MORTALES DE LA ESTÉTICA

Sigo al pie de la letra de Juan Goytisolo en Santillana del Mar: ha relatado la historia que vivió al lado de un equipo de la Televisión Española en Moscú, en tiempos de la vieja Unión Soviética, cuando señaló a los camarógrafos y demás técnicos que le acompañaban en la filmación de un documental, que mientras ellos leían banalidades como La habichuela roja, el conductor ruso del vehículo que los transportaba leía una traducción de El gran Gatsby de Scott Fitzgerald. Respuesta de los miembros del equipo español: “Déles a escoger, a ver si no leerán también La habichuela roja. Una respuesta que se ha convertido en una profecía.

Citas memorables en cuanto a lecturas fáciles o difíciles: “La dificultad es la cortesía del autor al lector” (Jean Genet). “Lo que se entiende fácil se olvida” (André Guide). “Mi ambición literaria es tener el mayor número de relectores posible” (el propio Goytisolo, en cuanto a los libros que se leen una única vez, y luego nadie vuelve a acordarse de ellos, es como si nunca se hubiesen publicado).

Acerca de su libro Campos de Níjar, se habla de las relaciones y antítesis que hay entre fascinación estética por el paisaje, e indignación moral por las condiciones en que viven las gentes que habitan ese paisaje. Goytisolo recuerda que el alcalde del lugar ofreció colgarlo de los huevos, si volvía a aparecer por allí. Peligro mortales de la estética.

Leer más
profile avatar
19 de junio de 2007
Blogs de autor

Perdidos y encontrados

Hace algunos días Julia preguntaba por qué no había dicho nada del final de temporada de Lost, conjeturando incluso si no habría abandonado la visión de la serie. Mujer de poca fe: ¡no había dicho nada porque no lo había visto! Creo que no podría abandonar Lost ni siquiera bajo presión. El final de esta tercera temporada, que vi al fin hace algunas horas, no hizo más que renovar mi admiración por J. J. Abrams y Damon Lindelof, sus creadores y productores. Estos tipos siempre encuentran alguna forma de dejarme con la boca abierta. Como espectador, pero también como escritor y como guionista, no puedo menos que sacarme el sombrero ante su excelencia como narradores.

A simple vista, Lost está llena de elementos fantásticos que hacen las delicias de la gente como uno, que adora los relatos de género. He leído comentarios que la vinculan a La isla misteriosa de Julio Verne. Otros se remiten a La tempestad, donde Shakespeare recurre a fuerzas sobrenaturales para producir un naufragio en las costas de una isla. Más allá de todas las citas y guiños culturales -que por cierto agradezco, porque parecen haber sido escogidos por alguien a quien le gustan exactamente las mismas cosas que a mí: Verne, Shakespeare, la novela Our Mutual Friend de Charles Dickens, que en algún momento Desmond anduvo leyendo por ahí-, creo que el atractivo más profundo pasa por otro lado. Sin dejar de lado el encanto del thriller fantástico o sobrenatural, Lost trata en esencia de lo mismo que tratan los grandes dramas: sobre la clase de gente que somos, o elegimos ser, una vez que el ropaje de las convenciones ha sido dejado de lado y no nos queda más remedio que probarnos en los hechos. Lost muestra a un grupo de gente que, de manera individual y también como comunidad, vive una situación límite que los obliga a demostrar y demostrarse si son lo que creían ser –esto es, si están a la altura de la mejor versión de sí mismos- o si son en cambio la bestia antisocial, egoísta y violenta con que muchos identifican al especimen humano. En este sentido (aquellos que no hayan visto el final, por favor abstenerse de seguir leyendo) la resolución de la historia de Charlie fue admirable, rescatando a un personaje que se había desdibujado para devolverle una humanidad que lo agigantó y terminó de definirlo ante nuestros ojos. Eso es lo que somos, a fin de cuentas: ni nuestra posición social o económica, ni nuestro nivel cultural, ni nuestra confesión política, sino las elecciones que tomamos en los momentos cruciales de nuestras vidas.

Ahora que sabemos que restan tres temporadas hasta el final (de dieciséis capítulos cada una, o sea más cortas de lo usual), el comienzo de nuestro sufrimiento tiene una fecha concreta. En algún momento del año 2010 nos ocurrirá lo mismo que a Jack (Matthew Fox) en el último capítulo de esta temporada, porque entonces sentiremos, como él, que por fin hemos dejado atrás esa maldita isla… y al mismo tiempo, que nos morimos por volver a visitarla.

Leer más
profile avatar
19 de junio de 2007
Blogs de autor

CORBATAS

Las corbatas son más que un complemento. Se presentan como un vistoso heraldo y tienden a reflejar la esencia.

No basta declarar desinterés por las corbatas o simple confusión para elegirlas con acierto: estas dos condiciones desacreditan radicalmente al personaje que las asume.

La corbata se encuentra plantificada en el lugar del esternón, como el desafío de una columna o un vástago. Ella nos dice verticalmente, de la cabeza a los pies. Existe ante pegada a nuestra barbilla  como si se trata de un micrófono insorteable, un micro donde hay que pronunciar de forma inexorable las declaraciones referentes a nuestro ser. La corbata constituye así una auténtica declaración, un fenómeno intensamente elocuente que mejor será controlar, aprender y atender, en lugar de desestimarlo o  conformarse con el azar que determina el tendero o la señora.

La corbata nos eleva, nos corona o nos ahorca. Es el estilo que nos exalta o nos hunde. Decenas de políticos pierden toda posible autoridad con la elección de una corbata color naranja; cientos de pintores o escultores condenan su obra mediante el desatino de una prenda eminentemente estética y publicitaria.

¿Es este el gusto del sujeto? La corbata responde con violencia a esta cuestión: el buen o mal gusto estalla como un lábaro eminente a través de la corbata. ¿Un complemento? Las corbatas son lo sustantivo y no al revés. Son las corbatas quienes nos juzgan, son ellas quienes nos anuncian y nos definen. ¿Mejor no llevar corbata? Todos aquellos que en las solemnidades acuden sin corbata muestran claramente su insuficiencia o su cobardía bajo el pretexto de la informalidad. Flojos, indeterminados, vacilantes, su informalidad es aquí la marca de una fuga. La ausencia de la corbata coincide con la ausencia de determinación y personalidad. Exactamente una claudicación del gusto y una pública confesión de que tras esa falta pueden aparecer muchas faltas importantes más.

Leer más
profile avatar
19 de junio de 2007
Blogs de autor

I. GOYTISOLO: NOVEDAD Y MODERNIDAD

La segunda sesión del encuentro “Lecciones y Maestros” de Santillana del Mar, es dedicada a Juan Goytisolo. Es difícil sentar en el escenario a este personaje hierático, con cara de enigmática esfinge que sabe las respuestas a todos los enigmas, para hablar de sí mismo y oír hablar de sí mismo. Pero ése es su oficio del día, y su boca de piedra va a responder a las adivinanzas, por inoportunas que sean. Cuando alguien le dice que no es cierto que siga siendo un proscrito, que en los colegios y universidades de España se le lee y estudia, y hasta figuran sus libros como lecturas obligatorias, la esfinge responde con humor melancólico: “no me normalicen  demasiado”.

Después le oiré decir que de alguna manera hay que hacerse cargo de la defensa de la obra ajena, y de la crítica de la obra propia, lo cual viola toda las reglas de las grescas literarias, cuchillo en mano, como tanto se suele ver. Habla también de la diferencia abismal que hay entre la novedad (tan efímera y perecedera) y de la modernidad (lo que nunca pasará de moda y se sostendrá a través del tiempo). De las similitudes entre la censura política y la censura comercial en lo que hace a los libros (lo que se prohíbe leer de parte de los censores, y lo que el mercado prohíbe leer también).

Y punto y aparte, habla de las fantasmagorías de la hipocresía, para lo que basta el ejemplo de las cumbre del grupo de los 8 (los ocho países más ricos y prósperos países del mundo). Al día siguiente José Saramago propondrá una cumbre paralela de los ocho países más pobres del mundo.

Leer más
profile avatar
18 de junio de 2007
Blogs de autor

(Sin título)

Esto no es lo que yo iba a escribir. Pero abrí el correo antes de abocarme a la tarea y me encontré con un mensaje inesperado. Quizás no debería hablar del asunto porque no me ocurrió a mí, seguramente es un error meterme con un dolor ajeno. En ese caso pido disculpas por anticipado, dado que lo haré de todas formas, y por la más egoísta de las razones: me partió el alma en mil pedazos, y desde entonces no puedo pensar en otra cosa.

Digamos que alguien a quien conozco me contó hace tiempo lo que estaban tratando de hacer dos personas a quienes no conozco: adoptar legalmente a una pequeña niña africana. Sé apenas que llevaban muchos meses empeñados en el asunto, y que venían tolerando cada dilación y cada nuevo trámite con paciencia de santos. Sé también el nombre de la niña, cuya madre había muerto al ayudarla a nacer, pero me lo reservo por razones obvias; básteme decir que era un nombre exótico y musical y dulce –lo que yo llamaría un nombre perfecto.

Iban a viajar rumbo al África este sábado que pasó, para buscarla al fin después de tanto papelerío, de tanta demora inhumana. Estaba convencido de que ya estarían allí, pero en cambio recibí el mail que me decía que no, que nunca habían llegado a viajar, que horas antes de partir les dijeron que la niña había muerto súbitamente, con la misma ligereza con la que pasó por este mundo. Nunca supe de ella más que su nombre, pero me puse a llorar. Por la esperanza frustrada, por la vida que pudo ser preciosa y tan sólo lo fue brevemente, por tanto amor desperdiciado, ese dolor de pecho hinchado de leche sin boca que lo reclame.

El mail me hablaba de la huella que la niña dejó en todos ellos, a pesar de la brevedad de los instantes compartidos. Estoy seguro de que no exageran. Si la muerte de una niña que no conocí puede trastornarme de semejante manera, ¿cómo no creer que iluminó a los que sí la conocieron, a los que son capaces de recordar su carita, su voz o la tibieza que emanaba al simple contacto con su piel?

Me consuela saber que todo lo que estuvo vivo sigue actuando en el universo, aun cuando se lo pretenda enterrado. (A veces creo que el universo es en esencia un alfabeto, que el fenómeno de la vida utiliza para escribir la poesía original: nadie está más capacitado para comprender profundamente la poesía que un biólogo, un físico o un químico.) Los átomos que nos constituyen no desaparecen con nosotros, siguen existiendo y con el correr de las décadas se integran a otra materia. Cada uno de ellos formó antes parte de estrellas y de múltiples organismos para integrarse al fin, de manera siempre transitoria, al cuerpo que es nuestro soporte. Por eso mismo dentro de algún tiempo serán muchos los seres que participarán, aunque más no sea en proporción ínfima, de lo que la niña supo ser durante su existencia; y es maravilloso que así sea.

Los que seguimos andando no tendremos ese privilegio, pero nos quedan otros. Para aquellos que la conocieron, el del sentimiento siempre vivo. El amor se parece al fenómeno de la vida porque una vez que nace nunca muere del todo, se ve obligado a transformarse, a adoptar nuevas formas, a encarnarse en nuevos rostros: los que perdimos seres amados entendimos al día siguiente que amábamos más que ayer, y que una vez producido el sortilegio no podíamos más que actuar en consecuencia. Un segundo mail me contó el domingo que después de la oscuridad de este sábado funesto, la familia empezaba a emerger con la sensación de amarse más y mejor: vaya poder el de la niña indefensa, que transformó todo lo que tocó sin siquiera esforzarse.

Para los demás, aquellos que apenas supimos de ella, nos queda la emoción. Cada vez que oiga su nombre o una música que lo conjure, recordaré el dolor de este sábado y después la alegría que me hizo sentir al probarme que la belleza de una existencia, por breve que haya sido, se multiplica en el corazón de todos aquellos a los que llegó de un modo u otro, aunque más no sea como parte de una historia o el asunto de un mail.

Leer más
profile avatar
18 de junio de 2007
Blogs de autor

Pero volver, volver, volver

De nuevo zambullido en un país que se supone es el mío, recuento cosas que voy a echar de menos. La biblioteca municipal del barrio: hay una en cada quartier con todo lo que un ser humano puede desear. El silencio urbano: ni siquiera en parques repletos de niños se oyen gritos. Muros sin arte callejero o guay. El respeto mutuo, invento supremo de la República: el vecino se excusa al cruzarse contigo por la escalera. El pan: en un radio de 200 metros hay ocho panaderías, y cada una ofrece hasta 20 ingenios. Tanto en la prensa como en la tele muchos periodistas se toman en serio su trabajo y si deben incomodar a un ministro, lo hacen también en la cadena del ministro. La presencia de la literatura en la vida cotidiana, en la política, en las preguntas de los concursos. Los camareros con mandilón. Una arquitectura que no despelleja al paseante. Tampoco la circulación de autos y motos le agrede de muerte. Los benditos castaños. El río y sus puentes. Las librerías abiertas en domingo. Los informativos que no dan deportes. La ausencia de pornochismorreo. La igualdad robusta. Las piedras que han soportado diez revoluciones y cien guerras.

Hay muchas singularidades benéficas. Las hay también maléficas. Los bancos son arcaicos, en algunos ni te cambian si no eres cliente. Los trenes llevan la mitad de los asientos en dirección contraria a la marcha. Los lunes se dedican a la desolación. La autocomplacencia chovinista. El tonillo maullante de ciertas hembras sin embargo adultas. La inexistente separación entre las mesas del restaurante. L'amour. El fariseísmo melifluo a veces baboso. Johnny Hallyday.

Y lo peor es la puerilidad con la que infectan el francés. Copio unas frases de la prensa: "Les socialistes sont en crise de 'leadership'". "Je prends cette candidature comme un 'challenge' ". "Le 'turnover' dans les écoles est tel que...". "Un souffle de vent dérange son 'brushing'". Todas ellas han sido dichas o escritas por gente con carrera universitaria y editadas en los diarios más distinguidos de París.

Artículo publicado en: El Periódico, 16 de junio de 2207.

Leer más
profile avatar
18 de junio de 2007
Blogs de autor

ADRIANO

Recurrí a la lectura en sustitución de la escritura para sentir que no despilfarraba las horas y, en Memorias de Adriano, leí: "Hermógenes es sabio, y tiene también la sabiduría de la prudencia; su probidad excede con mucho a las de un vulgar médico de palacio. Tendré la suerte de ser el mejor atendido de los enfermos. Pero nada puede exceder de los límites prescritos; mis piernas hinchadas ya no me sostienen durante las largas ceremonias romanas; me sofoco, y tengo sesenta años... He llegado a  la edad en que la vida, para cualquier hombre, es una derrota aceptada. Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre; y así es para todos. Pero la incertidumbre del lugar, de la hora y del modo, que nos impide distinguir con claridad ese fin hacia el cual avanzamos sin tregua, disminuye para mí a medida que la enfermedad mortal progresa". (Luego hablará de sus limitaciones físicas. Recordará su exultación al montar a caballo, su alegría practicando atletismo. Dice que se consuela, no obstante, recordando aquellas experiencias que disfrutó).

Dice: "La carrera, aún la más breve, me sería hoy imposible como a una estatua, a un César de piedra, pero recuerdo mis carreras de niño en las resecas colinas españolas, el juego que se juega con uno mismo y en el cual se llega al límite del agotamiento, seguro de que el perfecto corazón y los intactos pulmones restablezcan el equilibrio; de cualquier atleta del estadio alcanzo una comprensión que la inteligencia sola no me daría". Quien haya practicado algún deporte sabrá entender. Quien lo entienda intuirá el otro aspecto transparente de la dicha.

Leer más
profile avatar
18 de junio de 2007
Blogs de autor

MÁRAI

Leyendo Hermana (editorial Salamandra) de Sándor Márai recuerdo la declaración de Marcel Duchamp: “No creo en el arte. Creo en los artistas”. En este caso, el artista es un pianista, Z., que un narrador encuentra en un hotelito de montaña durante la Segunda Guerra Mundial. Z. es un artista, es decir, la “única persona capacitada para implementar un orden provisional en el caos del rebaño humano.” En lugar de tocar el piano, Z. implementa el orden, en esta novela del maestro húngaro –que escribe un texto que cuenta como una enfermedad- le aparto de su arte al paralizar dos de sus dedos.

Qué más voy a decir de Márai: ya hablé del impacto que me provoca la lectura de sus libros. Nunca me decepciona: otra novela traducida al castellano, otro fin de semana fenomenal. Con Márai, lo que deslumbra, es una manera ineludible de imponerse a su lector. Su arte, tiene una forma clásica: narración psicológica. Su entorno es Europa central antes de los años 50 (el continente de Roth, Musil, Schnitzler, etc.): un mundo en el atardecer. Su talento es la manera discreta de mantenerse fuera de lo que escribe: Márai es un novelista que deja a sus personajes en libertad. “Escritor, a ver si aprendes a ser humilde, profundamente humilde”, dice el narrador en un especie de entrega del secreto último del arte de Márai.

La historia de Z. es la historia de la enfermedad del pianista, de su relación con sus médicos y cuatro hermanas que vigilan su cama en Florencia, en Italia. Desde La montaña mágica no había leído algo tan fuerte sobre el sentido secreto de la enfermedad. Pues no hay un enfermo de verdad que no llega a preguntarse: ¿Por qué me toca a mí vivir en la cama?

“Un médico únicamente sabe tratar las enfermedades. Solo Dios sabe curar”, responde el médico de Z. para explicar que no hay explicación y Márai consigue convencer a su lector que así es. Todos somos personas incurables; sobrevivimos gracias a médicos que nunca podrán tocar el fondo de nuestro dolor. En cualquier vida, la enfermedad no es nada, siempre hay algo más grave y callado.

En el caso de Z. se trata de un amor imposible, inacabado, pues la música del pianista alcanza a una mujer que él, como hombre, no sabe curar de su frigidez. Z. domina el arte cuando el público lo necesita, pero ser artista es otra cosa: es ser el artista eficiente de su propia vida.

Hace seis años, el premio Nobel J.M. Coetzee formuló grandes reservas sobre Márai en un artículo publicado por The New York Review of Books (20 diciembre de 2001 —no se consigue en Internet sin suscripción). “Sería de esperar, escribía, que los nuevos lectores ignoraran el ruido y aceptaran a Márai por lo que  —sobre la base del limitado conocimiento que de él tenemos fuera de Hungría—  parece ser: un escritor menor, con un estilo de ficción algo pasado de moda, pero un atento cronista de la década oscura de los años 40 y un  valeroso portavoz de una clase social en desaparición.”

Vemos que no se detiene el ruido y cada día hay más traducciones del novelista húngaro. No voy a discutir lo de “pasado de moda”. Márai no es un revolucionario de la prosa, pero tiene una magia humilde en el momento de entender cómo funciona el ser humano. Elije siempre el detalle significativo. Lo dice el narrador de lo que fue su última novela publicada antes de su salida de Hungría: “El arte siempre es el arte del detalle”.

Leer más
profile avatar
18 de junio de 2007
Blogs de autor

TARDE DE TOROS

Dicen algunos amigos, y les creo, que ayer vivieron una de esas tardes que nunca olvidarán. Eran gente aficionada a los toros. Aficionados a esa música callada que algunas veces, pocas, sucede en las plazas de toros. Y eso se siente o no se siente, se vive o no se vive. No pude vivirlo. Y lo sentiré como aquella corrida que nunca pude ver de aquella faena de Antoñete con el famoso toro blanco, aquel toro que se llamaba “Atrevido” y que el maestro lo amó al torearlo como el que ama a una mujer. No vi aquella faena que tantas veces he soñado. Pero al maestro lo vi muchas veces, en los años 70 y, sobre todo, en sus increíbles, maduros y hondos años 80. También pude ver a algunos de los otros grandes, por recordar a dos inolvidables, volveré a Curro Romero, saliendo después por la puerta grande de Las Ventas. Y a Rafael de Paula, nunca nadie tan despacio, nunca nadie tan elegante. Y, por suerte, unas cuántas tardes, y siempre me parecieron pocas, pude ver la tranquila profundidad, el sitio y el temple de José Tomás. ¡Y ayer no estuve dónde tendría que haber estado!

Ayer, en Barcelona, volvió el torero José Tomás por donde solía. Ayer escucharon su mejor música, su silencio. También vivieron la emoción de ver al torero en la arena, tendido, a merced del toro. Ayer, no estuve en esa tarde de toros. En la misma donde un torero de mucha historia familiar, de demasiada atención mediática, dicen que también demostró ser un torero de verdad. Ayer no estuve en Barcelona, en una tarde de toros.

Como las desgracias nunca vienen solas, ayer me tocó ver un partido de fútbol -o lo que fuera- que remató una arbitrariedad anunciada. Ganaron los más poderosos, los más ricos, los más famosos. No ganó ni el fútbol. Ni el espectáculo. Ganaron unos que están acostumbrados a ganar. Que toman las calles. Que hacen fiestas, venden camisetas, venden famosos, venden terrenos y hacen dinero. Ganaron porque el fútbol tiene una música ruidosa. Tiene el color del dinero. Un deporte, un juego, donde los que mejor juegan no tienen por qué ganar. Y sé de qué hablo. Soy de un equipo que ni juega, ni gana, ni se le espera. Pero no soporto que la calle la tomen esas estrellas del fútbol como aburrimiento.

Hoy me toca soportar una celebración que celebra la mediocridad, el poder del dinero, el aburrimiento deportivo y que, además, rematan su fortuna con una ofrenda a una virgen. Eso tiene su lógica. Tienen fe en los milagros. Y además tienen razón en tenerla.

Ayer en Barcelona hubo toros. Lo que no tengo tan claro es que en Madrid hubiera fútbol. Como la cosa madrileña siga así, yo me hago ciudadano de Barcelona.

Leer más
profile avatar
18 de junio de 2007
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.