Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Tres tes

El fenómeno moral más vistoso de la crisis económica actual es, probablemente, el escándalo y condena de la especulación. La especulación que, a pesar de su voracidad, se observaba como la bendita metralla de la prosperidad. Ahora, no obstante, el potente motor de la construcción ha derivado en el máximo virus de la destrucción. Y no lo será por poco tiempo. En lo sucesivo o incluso en el porvenir más próximo todo movimiento especulativo olerá mal, desprenderá su mala fama de crimen y, consecuentemente, todo especulador parecerá una suerte de nuevo terrorista del empleo y el verdadero bienestar. Todo futuro desarrollo de cualquier ciudad cabal tratará de rehuir por lo pronto, cualquier atisbo de arbitrismo especulativo y buscará su porvenir siendo cabal, en el empeño de la innovación y la inversión creativa. Frente al patinaje de la especulación, la roturación creadora, frente a la locura sin freno, la velocidad de la inteligencia constructiva.

De hecho, las ciudades que se han demostrado más vanguardistas e inteligentes en los últimos años han sido todas aquellas que desde Estados Unidos a Singapur, desde Australia a la India o China, han crecido sobre tres pilares fundamentales del sentido creador. Tres conceptos o pilones en forma de T ("le corbusiana") que se resumen en los diferentes conceptos de Tecnología, Talento y Tolerancia. Tecnología nacida de la creatividad. Talento promovido por el bienestar medioambiental y Tolerancia al amparo del no nacionalismo, no al fanatismo, no a la superioridad.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Escrito en España

Dionisio Ridruejo

Edición y Estudio introductorio Jordi Gracia

Centro de Estudios Políticos e Institucionales

Escrito en España empezó siendo una recopilación de artículos y conferencias que abarcaban de 1954 a 1958. /upload/fotos/blogs_entradas/escrito_en_espaa_2_med.jpgLa idea era ofrecer un amplio panorama de la situación en que se encontraban el Régimen de Franco y España en vísperas de la década de 1960. Pero el ensamblaje de un material tan disperso dejó tantos huecos a la vista que el autor decidió reescribir el libro todo de nuevo con ánimo de ofrecer una auténtica visión global. El resultado, lo dice él mismo en el prólogo, "aspira a ser un análisis objetivo sin dejar de ser un testimonio".

Para quien no conozca siquiera superficialmente las circunstancias vitales del autor -y pienso fundamentalmente en lectores muy jóvenes y/o de fuera de España- cuento a vuelapluma que Dionisio Ridruejo fue un falangista tan de primera hora que incluso le dio tiempo de participar en la redacción del himno de la Falange, el tan cantado como vilipendiado "Cara al sol". También fue un disidente tan de primera hora que tras ejercer cargos de responsabilidad, fundamentalmente el de Jefe de Propaganda durante la Guerra Civil, sus crecientes discrepancias con el bando ganador se tradujeron primero en un claro distanciamiento y luego en un enfrentamiento progresivamente enconado y que le costó varios juicios, multas y destierros hasta acabar en la cárcel. Tan complicada trayectoria le colocó en una situación imposible, pues si el gobierno franquista empezó a considerarle un traidor desde los primeros años 40, por su parte la oposición nunca acabó de fiarse de él ni le admitió como uno de los suyos. O sea, un auténtico paria que murió solo (1975) y sin que ningún grupo político avalase sus reiterados esfuerzos por participar en el proceso político que ya estaba teniendo lugar. Quien sienta curiosidad por este atormentado personaje tiene a su disposición Materiales para una biografía, de Jordi Gracia, el también editor y autor del excelente prólogo de Escrito en España.

Que un hombre como Ridruejo se decidiera en su día a "hacer un análisis objetivo" de la situación en que se encontraba España tras 20 años de franquismo tenía una ventaja evidente, pues los hechos y situaciones que analizaba los conocía de primera mano. Pero también tenía un inconveniente, y es la ya mencionada desconfianza que suscitaba un hombre cuya postura crítica frente a la situación sujeto de análisis no era fruto de una conversión violenta tipo Saulo sino de una lenta y madurada evolución que en el momento de ser escrito el presente libro, 1961, aún no había terminado. Lo cual no quiere decir que para entonces no mantuviese ya una postura crítica de una dureza extrema y desde luego insólita en un hombre que pretendía seguir viendo en España (fuera de la cárcel, se entiende) una vez publicado ese libro que finalmente hubo de ver la luz en Argentina.

El verdadero problema era, y en parte lo sigue siendo, de índole moral. Pues qué autoridad moral podía concederle el lector de entonces a un hombre que en buena parte era responsable de la situación que él mismo analizaba ahora con tanta crudeza.

Para el lector actual el problema es diferente, más que nada porque los casi 50 años transcurridos desde que Dionisio Ridruejo andaba escribiendo su libro "a ratos perdidos" han cerrado muchas heridas y atemperado los ánimos. Pero se pueden destacar dos circunstancias que estimulan la lectura de Escrito en España. Una es el hecho de leer hoy a toro muy pasado, cuando las predicciones y proyecciones de futuro que hace Dionisio Ridruejo ya son el pasado y se puede constatar el grado de acierto o yerro de aquél análisis.

La otra circunstancia, la que a mí más me interesa, tiene que ver con el lenguaje, pues siendo un contemporáneo que habla de hechos todavía vivos y sujetos a discusión (y basta ver lo que está saliendo a la luz junto con los muertos que aparecen en las fosas de la Guerra Civil) el de Dionisio Ridruejo es un discurso antiguo, pues pertenece a una época en la que todavía se concebía como posible intervenir para provocar un cambio en la condición humana. Una época, asómbrese quien lea esto hoy, en que la Declaración de Derechos humanos, la defensa de la libertad, la aspiración a la dignidad o la creencia en el respeto a los demás todavía figuraban en la lista de prioridades de una persona y no una sarta de aspiraciones ilusorias y de una ingenuidad lastimosa. ¿Hay de verdad algún padre, hoy, que inculque a su hijo el valor supremo de la honestidad? Si es así, que cese de inmediato en su empeño porque, si no lo está condenando a muerte, al menos va a hacer de su hijo el hazmerreir de sus contemporáneos.

Ridruejo estaba tan convencido de que el hombre tenía en su mano la posibilidad de cambiar el destino de todos que, tras renunciar a todos sus cargos y prebendas, se alistó como voluntario (y soldado raso) en la División Azul para combatir en Rusia al comunismo. Curiosamente, debemos agradecer que también en esto estuviese equivocado pues si llegan a vencer, él y las Panzerdivisionen de Hitler, la catástrofe universal hubiera sido aún peor de lo que está siendo.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Que se os ve el plumero…

El gobierno catalán nos ha dado una nueva alegría. Hacía muchísimo tiempo que no oíamos hablar del contubernio de Munich o de la conspiración judeo masónica. La Generalitat lo ha puesto al día gracias a su exquisito plantel de diseñadores. Exigir una rectificación a The Economist porque tiene una opinión propia sobre España y sobre Cataluña, es algo magnífico. Imagino yo al pobre protoembajador catalán en Londres tragando saliva y dirigiéndose a uno de los más prestigiosos medios periodísticos del mundo para decirles que están mal informados. Y que no se metan con Pujol. Who? Es extraordinario. ¡Qué coraje! Un auténtico caballero español.

Era imprescindible renovar el viejo estilo. Muchos supervivientes recordamos los fenomenales aullidos de la Prensa del Movimiento o de los ministros folklóricos cada vez que Le Monde, Le Nouvel Observateur o The Times tenían la ocurrencia de escribir su opinión sobre el gobierno español. Por lo general, los jefazos daban la orden de protestar y todos los plumillas del país cantaban a coro sus jeremiadas, dirigidos por el sin par Emilio Romero. El argumento era que nos tenían envidia y que no nos conocían. Ahora, como se ha visto, ha sido una consejera del gobierno catalán la que ha protestado en persona, mientras los plumillas más bien miraban hacia otro lado avergonzados. Lo novedoso es que no ha faltado algún periodista, como Juliana en el diario de la burguesía barcelonesa, que haya comentado lo aconsejable que es, en estos casos, mantener un juicioso silencio. De todos modos, aunque el argumento se ha rediseñado, sigue siendo el mismo: estos ingleses, dice la consejera Tura, no nos conocen. Si nos conocieran, nos amarían. Es de todo punto imposible no amar al gobierno catalán.

La burbuja en la que viven los políticos catalanes les impide ver que este tipo de protestas oficiales son propias de países como Corea del Norte o Birmania en donde no hay políticos sino dueños de fincas. Y que suponen un ridículo pavoroso. Las carcajadas de los europeos han debido de ser pantagruélicas.

Artículo publicado en: El Periódico, 15 de noviembre de 2008.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Diálogos con la historia

Paul Krugman se preguntaba la pasada semana: ¿Franklin Delano Obama? (Salió como cada lunes en The New York Times el 10 de noviembre y lo publicamos aquí ayer, en El País, en el suplemento Negocios). Hoy Bill Kristol, el director del semanario necon Weekly Standard, le respondía en su columna también semanal de la ‘vieja dama gris' neoyoquina con otra pregunta: ¿George W. Hoover?. Este es un diálogo muy americano y muy alejado de las costumbres hispánicas. Por desgracia, la historia política de nuestro país no da para estos juegos comparativos. La historia de España es un espejo roto y mellado en el que preferimos no mirarnos. Los norteamericanos, en cambio, pueden regresar con alegría y desenvoltura a su historia presidencial para iluminar el debate político de hoy, como lo hacen Krugman y Kristol de forma fructífera: Obama debe hacer como Roosevelt, pero mejor, dice el primero; los conservadores deben evitar que Bush termine siendo como Hoover y empiecen una larga travesía del desierto que sólo terminó más de cuarenta años después, cuando ganó Ronald Reagan, dice el segundo.

/upload/fotos/blogs_entradas/roosevelt_med.jpgHoover fue el presidente que no quiso o no supo reaccionar ante el crash de 1929. Roosevelt, que alcanzó la presidencia en 1932, ya en plena Gran Depresión, lanzó el New Deal, creando el estado de bienestar con sus políticas keynesianas de gasto público. Estos son los estereotipos que se asocian a cada uno de los dos presidentes, aunque la realidad sea algo más compleja y matizada: Hoover puso en marcha instituciones que fueron muy útiles a Roosevelt para combatir la crisis; y este último, según el mismo Krugman, fue demasiado prudente en sus políticas de gasto hasta que se declaró la Segunda Guerra Mundial, la auténtica oportunidad para una política colosal de gasto público.

Pero lo más interesante es lo que dice Kristol, el neocon que descubrió a Sarah Palin y que anda desesperado ante la eventualidad de que los demócratas se instalen por un período de tiempo muy largo en el poder, quien sabe si tantos años como lo hicieron a partir de Roosevelt. Y ahí es donde el conservador radical asoma la oreja pragmática, algo que no está nada mal: "Sospecho que los partidarios del libre mercado deben ser menos doctrinarios y (...) deberían depender menos de los modelos econométricos". El periodista neocon concluye que si los republicanos no son capaces de repensar sus políticas económicas se quedarán fuera de juego para una muy larga temporada.

Ha empezado una muy interesante batalla intelectual y uno de los primeros espadas conservadores se ha puesto ya ala defensiva. Seguiremos el desarrollo de este combate.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Galería de espectros: Durero desnudo

Rafael Argullol: En mi galería de espectros hoy he visto el espectro más íntimo de Durero.
Delfín Agudelo: ¿Te refieres a su autorretrato desnudo que se encuentra en Weimar?
R.A.: Sí, a ese curiosísimo autorretrato porque si bien el desnudo tenía una historia todavía muy joven en el momento en que pintaba Durero -no hacía ni un siglo que los pintores realmente hacían pintura de desnudo tanto masculina como femenina- verdaderamente es un hecho completamente excepcional que un pintor se autorretratara a través de un desnudo integral y frontal como hace Durero. En ese sentido veía ese autorretrato como simétrico a aquél en el que el pintor se retrababa con la grandeza mayestática. Con ese retrato desnudo lo que quiere mostrar a los espectadores es la pura intimidad, la pura crudeza de los sentidos. La demostración de que el pintor, de la misma manera que tiene que aspirar a la interpretación espiritual de la existencia, tiene que reflejar esa interpretación a través de la única arma directa con la que cuenta, que es la materia sensorial.  Ninguna materia es más sensorial que aquella de los cuerpos, y probablemente para un pintor ninguna materia de os cuerpos es más directa e íntima que aquella en la cual se refleja su cuerpo desnudo. Esta imagen tiene para mí un efecto revolucionario, un auténtico punto de inflexión en la historia de la pintura, y aunque no es demasiado conocida, creo que inaugura caminos que posteriormente sólo se recordarán en su plenitud prácticamente en el arte de finales del XIX y del XX, en el expresionismo y en cierto realismo contemporáneo. Casi diría que entre el desnudo integral y frontal de Durero y los desnudos, muchas veces también autorretratos,  de los expresionistas, los pintores jamás se atrevieron  a llegar tan lejos.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Solo contra todos

Es en Serendipity, si mal no recuerdo, que el personaje de John Cusack elige Cool Hand Luke -o La leyenda del indomable, como se la conoce en la Argentina- como su película favorita. A más de cuarenta años de su estreno (y con el sabor agridulce de la reciente muerte de Paul Newman en los labios), acepto que el film de Stuart Rosenberg resistió bien el paso de tiempo. Luke Jackson será siempre uno de los rebeldes icónicos del cine. A la manera de Brando, que poco tiempo antes había respondido a la pregunta: "¿Contra qué te rebelas?" con el ya clásico: "¿Qué tienes para ofrecerme?", Luke no está enfrentado a nada en concreto. Es el sistema mismo, con sus reglas omnipresentes, con sus infinitas regulaciones, lo que lo conmina a embestir como un toro -con resultados no muy distintos a los de la lidia.

La sencillez de la anécdota se presta a ser leída como alegoría. Luke va preso por una razón banal -rebanar cabezas de parquímetros en una noche de borrachera-, lo cual suena gratuito en un comienzo e inevitable a medida que lo conocemos más: Luke está destinado a chocar con el sistema, el cuándo y el por qué termina siendo por completo irrelevante. En la forzada compañía de los otros internos de la prisión-granja, Luke se destaca de inmediato. Aunque no tiene ningún deseo de ser líder -jamás disputa la primacía de Dragline (George Kennedy)-, su insobornable rebeldía termina inspirando a todos los hombres. Con la excepción, por supuesto, de los represores que encarnan la autoridad en el penal. /upload/fotos/blogs_entradas/cool_hand_luke_2_med.jpgLuke es un cáncer para el orden que preservan por la fuerza. Y por eso se toman la misión de quebrarlo como una cuestión personal.

Si uno googlea Cool Hand Luke, encontará aquí y allá argumentos según los cuales hay muchas cosas en común entre Luke y Cristo. Yo creo que es llevar el asunto demasiado lejos. No hace falta elevarse a las alturas de Jesús para ser un hombre que rechaza la socialización forzada a que nos somete el mundo contemporáneo. En otros tiempos, cuando el planeta abundaba en territorios desiertos, Luke hubiese sido un anacoreta, un explorador o un baqueano, viviendo de acuerdo a sus propias reglas -podría incluso haber sido un héroe. Pero en este mundo de hoy, cualquier hombre que desconozca alguna de las regulaciones que nos mantienen mansos y ordenados las desconocerá todas, forzando al sistema a exhibir su esencia represiva.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Cosas de las que me enteré en el FILBA

El FILBA (Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires), que se llevó a cabo por primera vez este pasado fin de semana, ha iniciado su andadura de la mejor manera posible. Su característica principal fue plantear una propuesta temática; no se trató de invitar a escritores e intelectuales porque sí, sino vinculándolos a todos a través de una serie de redes de discusión. El tema central de este año fue el de "Circuitos", con ejes temáticos en torno al desplazamiento, el viaje, la mudanza, el intercambio cultural, la migración.

Hubo paneles sobre escritores y la forma en que la migración influyó en su estilo (como en Andrés Neuman, un argentino afincado en España, y Santiago Roncagliolo, peruano también en España), incluso en la elección de su lengua de escritura (como en el peruano-norteamericano Daniel Alarcón, y Anna Kazumi Stahl, escritora norteamericana de origen japonés, y que decidió radicar en la argentina y escribir en español). Hubo paneles sobre el desplazamiento de la escritura, del libro impreso al internet, con discusiones articuladas en torno al blog. Las opiniones fueron variadas: el brasileño Daniel Galera sugería que los blogs son escritura, pero no literatura, mientras que el argentino Oliverio Coelho señalaba que los blogs son también otra forma de la ficción, de la literatura: en su blog, él escribe su diario, pero siempre alterándolo para privilegiar lo verosímil sobre el testimonio "real".

Si hubo un fantasma que recorrió el FILBA, fue el de Roberto Bolaño, emblemático escritor del desplazamiento. El festival le dedicó tres paneles, en el que intervinieron escritores como Alberto Fuguet, Martín Kohan, Horacio Castellanos Moya, Gonzalo Garcés, Juan Villoro y Alan Pauls. Kohan se mostró desconfiado ante la mitificación producida por la muerte temprana de Bolaño y señaló que los tiempos eran "demasiado cortos y su impronta demasiado poderosa" para hablar del legado de Bolaño. Sin embargo, siempre aparecen nuevas formas de leer a Bolaño. Fuguet, por ejemplo, se asomó al lado pop de Bolaño (su fascinación por la pornografía, los videojuegos) y se animó a decir que podía ser un buen escritor para adolescentes (lo grupal, que tanto le gustaba a Bolaño, es una actitud muy adolescente).

Buena parte de lo que uno se lleva de los festivales ocurre en la trastienda, en los pasillos. Se escuchan chismes, se habla de proyectos, se aprende de fobias y tics. A la norteamericana Nicole Kraus no le gusta que la fotografíen sin pedirle permiso a su agente (pobre del bueno de Mordzinski). Roncagliolo tiene nueva novela, Parecía el paraíso, para abril. Rey Rosa se pasa a Anagrama y el próximo semestre publica una nueva novela. Villoro se muestra descorazonado por la violencia en el norte de México: Tijuana, Culiacán y Ciudad Juárez están tomadas por los narcos. En tiempos en que importa la performance, escritores como Lemebel y Bellatin tienden a ocupar el spotlight. Y así seguimos, hasta el próximo festival...   

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Abismo y magnetismo / y III

III. El Factor Cuchurila

Ten cuidado con esa cajita de madera, que si la abres se sale la cuchurila, solía recordarte tu papá siempre que te llevaba a pasar la mañana en su oficina. Un lugar aburrido en el sentido estricto -noveno piso de una matriz bancaria- y no obstante, a tus ojos, repleto de misterios insondables, comenzando por ése de la cuchurila: un animal pequeño, según él, inofensivo dentro de su caja, que sin embargo podía agigantarse y destruir edificios igual que Godzilla, si alguien osaba abrir la caja y liberarlo. ¿Por qué tenía tu padre una genuina cuchurila cautiva en su privado, que fuera de eso tanto te divertía? Nunca te lo explicó. Le bastaba con repetir la advertencia para alejarte de la caja fatal. ¿Quién, al fin, sino él, que todo lo sabía y lo podía, iba a guardar una alimaña así? La mañana en que una de las secretarias se acercó al escritorio y levantó ligeramente la tapa de la caja, saltaste de la silla y le pescaste el brazo. No, por favor, rogabas, seguramente pálido de pánico. Podías imaginar al bicharajo esponjándose, caminando hacia ti como una vigorosa tarántula. Dentada, melenuda, indestructible.

     ¿Por qué asustas al niño con esas cosas?, reparaba tu madre, no con gran energía porque tampoco te notaba aterrado, sino presa de un lapsus de miedo y fascinación cada vez que la extraña criatura aparecía en una conversación. Sonriente -quién sabría si no reprimiendo la abierta carcajada- tu padre tendría ya que adivinar en ti el deseo profundo de abrir la caja y conocer la pinta del terrible animal. Pues no era suficiente con mirarlo en sueños, había que tocarle la melena.

     Como pasa con virus y ponzoñas, a menudo los miedos contienen el antídoto que los anula. Si un día te atenazan y paralizan, llega siempre la hora de plantarles cara, no bien la tentación se hace más grande que ellos. Por algo el verdadero arrepentimiento -el que más duele, al menos- suele relacionarse menos con lo que hiciste que con lo que dejaste de hacer. Prefiere uno meter la pata entera a quedarse por siempre con la duda de todo lo que hubiese podido pasar. Está además aquel llamado turbio que no te deja en paz. Anda, ven, salta, dice, con la certeza de quien te conoce y sabe que no vas a quedarte con la curiosidad.

     Reconoces la voz, aunque ya no te asusta como entonces. Es por cierto la misma cuchurila madre, un tanto envejecida luego de tanto reproducirse. Has crecido, además. Podrías, en un descuido, trepártele en el lomo; no en absoluto como un gesto suicida sino justo lo opuesto. Algo adentro te dice que si no domas a esa cuchurila no habrás sobrevivido del todo. No valdría la pena, vamos. Y el punto es que los tiempos de temor te dejaron la noche de los sueños sobrepoblada de cuchurilas. Puedes verlas si cierras los párpados con fuerza, ya pelan los colmillos y aumentan velozmente de tamaño, no bastaría medio millar de cajas de madera para contenerlas.

     A la postre ya sabes que todo era verdad. Las cuchurilas no solamente existen, también crecen y arrasan con casas, edificios y paisajes. Peor todavía cuando se las esquiva o se pretende que jamás existieron. Vale más enfrentarlas, cuchillo en mano, para que de una vez se vayan educando. Turn around and face the strange, decía la canción del duque Bowie. Me gustan los problemas, no existe otra explicación, aseguraba otra del conde Calamaro. Por eso, ahora que intentas explicarlo, prefieres que el trabajo lo hagan las cuchurilas. Quién mejor que ellas para hacerse entender.

Leer más
profile avatar
17 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Las crisis ponen a cada uno en su sitio

No se trata de ensalzar las crisis. Menos aún de apuntarse al entusiasmo más salvajemente liberal de aplaudirlas como una purga necesaria que limpia el sistema y lo deja como nuevo para empezar otra vez, sin que sea necesario aplicar terapia alguna fuera del darwiniano sálvese quien pueda. Pero no hay duda que toda crisis pincha burbujas y diluye espejismos. Las crisis son una cura de realidad. Para todos. Incluso para quienes pretenden erigirse en los doctores que van a curarnos de esa enfermedad.

La primera cuestión que se me ocurre a propósito de la reunión ayer en Washington es que, si no tuviéramos instituciones ni historia, quienes hubieran bastado para intentar resolverla hubieran sido Hu Jintao y George Bush. En tal caso, quizás antes y después habrían consultado con algunos de los socios planetarios más grandes, como Alemania y Japón, Brasil e India. Afortunadamente para todos tenemos ambas cosas: instituciones, aunque estén obsoletas, e historia, que también quiere decir experiencia.

El Reino Unido ha aportado en solitario mucho más a la solución de esta crisis que el resto de socios: de Gordon Brown es la idea, adoptada rápidamente por los europeos, de que los estados compren participaciones en los bancos y aseguradoras en crisis en vez de hacerse con los activos tóxicos. El Plan Paulson, que en sus inicios iba a servir para esto último, ha terminado europeizándose, de forma que su Gobierno participará directamente en las empresas.

También ha hecho su aportación Sarkozy: su afán de protagonismo ha sido uno de los motores de la reunión de Washington. Y aun reconociendo su parte de vacía representación, la conferencia del G 20+2 está bien y debía hacerse, así y en este formato: ha emitido un mensaje de voluntad política y ha definido una agenda de trabajo. Por supuesto, quedará en nada o en peor que nada, en un engaño, si a partir de ahora no adquiere una buena velocidad. Y esto sólo sucederá, aterricemos de nuevo, si Obama y Hu Jintao se ponen de acuerdo.

En la composición de esta mesa washingtoniana se pueden observar los dos movimientos: el de la realidad que nos sienta en nuestra silla y el de la fantasía escenográfica que persiste. El desplazamiento del centro de gravedad del mundo hacia Asia y hacia el Sur es visible incluso en las fotos y el protocolo. No son los europeos ni el japonés quienes flanquean la presidencia. Ahí está Bush, en la cena de la Casa Blanca, con Lula a su derecha y Hu Jintao a su izquierda. Al lado de Lula está Susilo Bambang, presidente de Indonesia, cuyo rostro apenas conocemos los europeos, y al lado de Hu Jintao, el rey saudí Abdalá, más conocido pero insólitamente convocado en una cumbre mundial. Así es el mundo en el nuevo siglo. Los europeos y el ruso quedan muy lejos.

La fantasía escenográfica la aportan esas cuatro instituciones que no han podido resolver la crisis y necesitan como mínimo revocar las fachadas y cambiar los muebles y el orden de las sillas: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Naciones Unidas, Foro de Estabilidad Financiera. Pero el esfuerzo y el barroquismo de mayor calidad es obra, como siempre, de los europeos con sus sillas tan sabiamente repartidas y administradas: ocho para la Comisión Europea, cuatro de primera fila y cuatro detrás; ocho más para Francia, en su presidencia de la Unión Europea, debidamente repartidas: la mitad para España, que cede una de la segunda fila a la siguiente presidencia de la UE, Chequia, y la otra mitad para Francia que , a su vez, cede una silla de primera fila a Países Bajos. Todos estos se quedan sin bandera propia y acuden bajo el manto azul con las estrellas. No está mal: debieran desaparecer todas. Francia, la France, tampoco luce su tricolor: Sarkozy no tiene inconveniente alguno en renunciar a la enseña a cuenta de su propio protagonismo. El presidente se considera a sí mismo mucho más que la bandera.

En el consenso europeo para asistir a la reunión se refleja la debilidad de sus instituciones y su incapacidad para ser y parecer alguien en el mundo. Si los europeos hubiéramos hecho nuestra unidad política, quizás la reunión se habría convocado directamente en París y el presidente Sarkozy podría tocar el cielo. Como no es el caso, ahí estamos, incomprensibles, confusos, repartiéndonos las sillas y sin bandera la mitad de los asistentes. No está nada mal para España, reconozcámoslo, y que lo reconozcan incluso aquellos a quienes les puede su fobia antizapateril, antisocialista o antiespañola. Jamás el Gobierno de Madrid había estado hasta hoy en una reunión de este calibre, que pretende poner en marcha una nueva forma de trabajar y de organizarse en el mundo. Según la vice, hemos salido del rincón de la Historia. Lleva razón, pero lo hemos hecho a la vez que seguimos empantanados en la insignificancia europea.

La crisis va poniendo a todos en su sitio: nos hace subir unos puestos y a la vez nos difumina en la irrelevancia de nuestra falta de voluntad europea. Algo parecido, a otra escala, le sucede a Bush, que ayer tuvo su día de gloria, pero sabe que le esperan los vastos jardines sin aurora, por más que Aznar le cante responsos gloriosos en las páginas de Le Figaro.

Leer más
profile avatar
16 de noviembre de 2008
Blogs de autor

Los tres telones de la Transición

La Ley de Memoria Histórica y los autos del juez Baltasar Garzón han provocado en buena parte de la sociedad española una escandalizada beligerancia pero detrás de éstas precipitadas muestras de indignación se distingue una escalofriante mueca de pavor, una desesperada angustia, un sacramental y espantoso lamento. Como si una trompeta surgida de los oscuros lindes del tiempo tronara anunciando la resurrección de los muertos y éstos regresaran a reparar las cuentas pendientes que los vivos quisieron olvidar.

No carecen de fundamento estos temores. En realidad, la disputa jurídica y política sobre la oportunidad de las exhumaciones y el sentido de la deuda contraída con los españoles arrojados al olvido de la fosa común nos permitirá afrontar la postergada culminación de nuestra Transición democrática y conocer al fin el motivo por el que la derecha católica impide la rehabilitación moral de las víctimas asoladas por el inmundo paseíllo de los fusilamientos furtivos.

A diferencia de lo ocurrido en Bosnia, Ruanda, Guatemala o Argentina, en dónde las tumbas de los masacrados han sido abiertas para devolver los cadáveres a sus familias como el más triste y pobre de los consuelos que éstas se resignan a recibir, en España, en la europea España del siglo XXI, un poderoso tabú mantiene a nuestros muertos hundidos en el fondo de una doble sepultura. Cubiertos de tierra y musgo en las inhóspitas cunetas rurales y aplastados por la ignominia de vagar en el más extraño exilio impuesto a los vencidos.

Que el sentido común de los católicos españoles sea inmune a la piedad o a un ecuánime ideal de justicia nos obliga a interrogarnos sobre el origen de la terca consigna sostenida por la Conferencia Episcopal y a detenernos estupefactos ante el perturbador enigma: ¿por qué la Iglesia Católica se niega a dar "cristiana sepultura" a viejos cadáveres desterrados?

Para resolver la cuestión que la arrogante jerarquía eclesiástica y el estado Vaticano no quieren ni plantearse será preciso considerar el triple significado de una Transición convertida en tótem de la amnesia histórica española. Una Transición que mientras se cita en el exterior como la ejemplar lección de concordia política que España dio al mundo, en el interior se ha convertido en el relato de una coerción a la que todos deben rendir pleitesía y expiación.

Sin embargo, la Transición es un argumento de diferentes posibilidades expresivas que tiene a su disposición los rudimentos escénicos de tres géneros teatrales (el gozo de la comedia, la tristeza del drama y la horrenda tragedia) para representar el intrigante y fabuloso guión de la verdad.

La Transición como comedia es la alegre puesta en escena de un deseo alimentado por la sincera voluntad de perdón y reconciliación entre los que rechazando un pasado necio y salvaje, cancelaron su retórica fraticida y auspiciaron el esplendor democrático de una España impaciente por acudir a su cita con el mundo.

La Transición como drama es la historia de los abnegados y heroicos combatientes contra la Dictadura que librándose de la muerte vivieron lo suficiente para verse apartados del apoteósico retorno a la democracia y tratados como estorbos sacrificados por un país que no podía recordar su contribución sin poner en peligro el frágil equilibrio negociado con los vencedores de la Guerra Civil.

La Transición como tragedia, finalmente, es un escenario invisible a la conciencia crítica pero en su tablado los dioses inexpugnables claman sus titánicas exigencias cuando recuerdan lo que para ellos debe seguir siendo la Transición española: el pacto de no agresión firmado por las dos castas políticas que ganaron la Guerra Civil.

Sólo una de ellas, como es bien sabido, se apoderó del país entero, pero mientras las poderosas fuerzas anti democráticas se enfrentaban encarnizadamente en el frente, cada una en su territorio pudo perseguir a los enemigos del totalitarismo fascista y estalinista. Los falangistas en la zona nacional y los comisarios soviéticos en la zona roja liquidaron política y moralmente a los republicanos, liberales, librepensadores, masones y anarcosindicalistas cuya influencia tanto estorbaba a sus respectivas quimeras de dominio universal.

Al guión de este género trágico prefieren atenerse hoy los obcecados partidarios de una Transición consagrada como excomunión de los derrotados, como repudio de unos vencidos cuyo simple recuerdo altera la preceptiva amnesia institucional. La desafortunada pero muy reveladora metáfora empleada por Santiago Carrillo para advertir al juez Baltasar Garzón ("le puede salir el tiro por la culata") nos da una idea de los demonios familiares que alientan la perpetua inmolación de los excluidos.

La negativa a exhumar los restos mortales de las víctimas esparcidas por los campos de nuestro país, compartida como se ve por representantes de las dos Españas, es un descabellado propósito que hace más dolorosa la tragedia de los españoles prohibidos. Pues lo que vienen a decir los intérpretes oficiales de la Transición es que son aquellos muertos desterrados del cementerio el origen de la discordia nacional y que su regreso simbólico tarde o temprano desembocará en el indeseable retorno de las controversias que arruinaron nuestro destino.

Que esta superstición arraigue en el tejido institucional español y obtenga para su causa tan destacados apoyos jurídicos, setenta años después de caer abatidos al suelo los primeros asesinados, deja en evidencia nuestra angustiada penuria intelectual y las patéticas aprensiones primitivas que nos dominan. Los que absurdamente secundan la consigna episcopal -contraria a la razón democrática, al derecho y al sentido común- auspician una doctrina arcaica que aunque avergüenza al mundo civilizado, obtiene entre nosotros un desconcertante respaldo.

A causa de la rotunda victoria militar de 1939, la Iglesia católica española se arrogó el derecho a ser la única administradora del culto a los muertos y a regir su reposo mediante sus rituales de paso al más allá. Al parecer es ésta una prerrogativa que la Conferencia Episcopal reclama como irrenunciable y en el catálogo de sus privilegios, mientras convoca beatificaciones masivas de sus mártires, figura la potestad de condenar a los fusilados que durante la Guerra Civil se expulsó para siempre de los cementerios. Como si fueran reos de un pecado abominable cuya remisión les será negada a perpetuidad.

Lo que subyace a este delirante integrismo ideológico es un corpus de creencias cuyo hechizo ha subyugado a numerosos sectores de la sociedad española, conmovida todavía por los fantasmas de un miedo corrosivo, un temor que nutre la anacrónica excepcionalidad de nuestra supersticiosa mentalidad nacional.

No obstante, y por lamentable que nuestro espectacular empecinamiento, al final la razón vencerá. La exhumación de los cuerpos abandonados y la honrosa rehabilitación de los condenados tendrán lugar. A pesar de los temores excitados por los recalcitrantes apóstoles del pasado, los demonios no volverán. En contra de sus agoreras advertencias, el retorno de los muertos al cementerio será el final de una historia cuyo desenlace concitará el respeto de los ciudadanos. Para los creyentes, la localización de los cuerpos perdidos supondrá dar cobijo a las almas en pena errantes desde hace setenta años. A los escépticos, la identificación de los restos mortales desenterrados les permitirá cumplir al fin un inexcusable deber familiar. La apertura de las fosas comunes  dará por concluida la Transición, sellará el pacto de la verdadera reconciliación, reforzará las instituciones con renovadas energías de racionalidad política y dará plenitud espiritual a un país que desea vivir sin miedo a sí mismo.

 

 

Leer más
profile avatar
14 de noviembre de 2008
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.