Veía yo de otras músicas, otros montes. Venía encantado de la larga vida emocional que tiene alguna música. Hace cien años que Albéniz murió, todavía su obra esta llena de sorpresas, de vida, de emociones y evocaciones. Así la volvía a escuchar en los campos de Eduardo Arroyo, con Rosa Torres Pardo y sus amigos músicos, cantantes, compositores y algún poeta. Escuchar los poemas de Luis García Montero entre las músicas ibéricas de Albéniz y dichas para los montes, los animales y algunas personas fue una prueba de la vida larga que también tienen algunas palabras.
Sin casi continuidad me encontré a las puertas de Santiago.- ese camino de tantos desvíos, mi camino ya largo al placer en este lugar por dónde el sol se pone- en el Monte dónde una vez estuve observando entre divertido y alucinado la cantidad de jóvenes seguidores de ídolos. El que esa tarde "oficiaba" era de otro estilo al "Boss", también el público era muy diferente. El ídolo era Juan Pablo II, "Woytila", y los seguidores- como en el concierto de Springsteen- era de varias generaciones. Me sorprendió que en la actuación del Papa hubiera tantas "lolitas" y "lolitos" en edad de tentar a los mayores y de tentarse entre ellos. Yo creo que muchos lo hicieron, se condenaron y ahora se han vuelto a condenar con la tentación de ese demonio sexual, de esa llamada al gozo, al roce, a trabajarse los sueños, a bailar sobre las malas tierras y a soñar con llevarnos al río a nuestros amores.
Unos sacaron en procesión a su Cristo por la mañana. Otros hicieron el cafre simpático con disfraces de piratas, algunos vieron cortar orejas en Pontevedra, otros desfilaron "santificando" el vino de Albariño(¿?)...y cuarenta mil nos fuimos a la adoración nocturna de ese que lleva más de treinta años haciéndonos un poco más divertidos, menos intransigentes, más paganos y más esperanzados por mantener treinta años con esa capacidad de disimular los aburrimientos de la edad madura.
Nos quedan otros, digo de esas adoraciones paganas y ya muy veteranas. Dentro de unos días Leonard Cohen se acerca para echarse un canto en Galicia, ¡ey!
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