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Soy un asesino. Leo poesía

Por 27 de julio de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Javier Rioyo

 

 

 

Estoy de vacaciones pero no puedo dejar de matar. Soy un asesino. Me gusta dar muerte a otros seres. Lo hago con mucha frecuencia pero en días de vacaciones aumenta mi instinto asesino. Lo hago a traición, por la espalda, con premeditación, alevosía, nocturnidad o a pleno sol. Esta misma mañana he matado a unos cuantos. No han sido muertes lentas como otras veces. Bueno, una sí, ese negro tan gordo ha tardado lo suyo en morir. Ese rastrero volador me ha dado más guerra de la prevista. Es realmente asqueroso. Lo más parecido a una cucaracha voladora. He tenido que aplicarle doble ración de insecticida. Mucho más que a las abejas, moscas, hormigas, arañas y otros seres que pueblan mi jardín de verano. ¡Y no se conforman con el jardín! No, este gordo negro estaba en la ventana trepando, emitiendo su horrible manera de zumbar, golpeándose de vez en cuando contra el cristal, tapándome la vista y despistándome de mi lectura. Podía haberle dejado escapar pero, la verdad, ya me había conseguido sacar al asesino que habita dentro de mí. Le he visto morir despacio, he comprobado como sus feas patas dejaban de moverse, sus alas se replegaban y su cuerpo parecía empequeñecer. Ahí está, boca arriba. Lo tendré que retirar. No es un plato de gusto pero alguien se tiene que encargar de los trabajos sucios.

Yo seguiré leyendo a mi querida Emily Dickinson:

"Compártela como hacen las abejas,

frugalmente.

La rosa viene a ser una heredad

en Sicilia."

 

"La mariposa un día habrá de ser

polvo lleno de gloria; pero nadie

va a poder recorrer las catacumbas

igual que la purificada mosca"

Parece que los poetas nunca hubieran matado una mosca. Tampoco me fío de la vida de la Dickinson… No tuvo buena vida, ni buena muerte. Murió bastante joven, con cincuenta y cinco años y aparentando treinta, eso no está nada mal. Pero murió con la velocidad de un caracol. Eso está fatal. Su poesía nunca morirá, eso es lo mejor.

"No hay ninguna fragata como un libro

para llevarnos a lejanas tierras,

ni hay caballos mejores que una página

de piafante poesía.

Pueden hacer el viaje los más pobres,

no se pagan portazos,

porque no necesita casi nada

la carroza que lleva al alma humana"

Los insectos no leen a Emily Dickinson

 

[ADELANTO EN PDF]

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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