Vicente Verdú
Cada día se oye hablar más de ellas. Las Salus aparecieron como enfermeras especializadas en recién nacidos que contrataban los padres para mitigar sus esfuerzos nocturnos cuando tenían mellizos o trillizos. Ahora las Salus no sólo acuden a las casas donde han nacido dos o tres niños, basta con uno y no importa si va creciendo a su lado. Las Salus empiezan a perdurar en el domicilio cuando los chicos están haciéndose ya mayorcitos.
Las Salus evocan en versión medicalizada a la antigua nodriza o ama tradicional que desempeñaba muchas de las funciones que, más tarde con la familia urbana, asumió casi enteramente la madre.
La Salus suele llegar a su lugar de trabajo de 9 a 10 de la noche y toma a su absoluto cargo la criatura. La baña, le da de cenar, le cuenta un cuento, la duerme, la custodia durante la noche y, a la mañana siguiente, la despierta, le da el desayuno, la arregla y la deja a punto para ir al cole. Puede que incluso acompañe al niño o los niños hasta la escuela pero antes despierta a los padres para darles ocasión de hacerlo ellos y, en todo caso, para saludarle, besarle y hacerle las debidas recomendaciones.
¿La maternidad? ¿La paternidad? Cualquier función por primordial que sea se acomoda a los tiempos y los tiempos, en su propósito de ofrecer confortabilidad, conllevan ofertas y demandas de cualquier naturaleza.