Vicente Verdú
Frente a otros sites sociales donde se podían hacer amigos y conocidos, Match.com fue directamente a fomentar la formación de parejas. No tuvo éxito al comienzo pero ahora bulle en sus diferentes secciones especializadas y notablemente se desarrolla en la destinada a mayores de 50 años.
No es, sin embargo, suficiente esta clasificación por la edad. Por encima de los 50 años puede haber personas que vivieron una separación o que enviudaron frente a los que discurrieron sin esos lutos o no experimentaron la peripecia de un amor.
Las gentes se diferencian considerablemente por la educación, la edad, la procedencia pero, además, son la noche y el día si han vivido o no amores importantes, han sufrido y gozado con ellos como fuertes marcas de su identidad. Quienes no soportaron la vicisitud de comprender y hacerse comprender, negociar las convivencias y llegar en fin a una cambiante transacción son como infantes. El solitario, el soltero de antes, el célibe sin degustación sexual se halla tan adornado de particularidades como desposeído de una instrucción humana sustantiva para acercarse a los demás.
Efectivamente las instrucciones y las traducciones del otro serán de diferente calidad y justeza pero sin la práctica de la traducción es imposible la relación. Todo desentendimiento romántico y la frustración que provoca proceden siempre de los tropiezos en la traducción o de las pésimas traducciones. Cada ser se desarrolla hacia fuera y hacia dentro mediante un lenguaje, un idiolecto personal. Quien nos echa un vistazo o nos lee por encima obtiene un aire cuyo aprecio le induce a fijar la atención e iniciar un interés de desciframiento. El otro nos gusta en tanto se entiende y así se extiende ante nosotros, del otro gozamos en tanto nuestro idioma se multiplica y se enriquece con su colaboración.
La relación amorosa progresa en suma a través de un texto que se construye y se renueva, crea intriga y sorprende a la luz de las traducciones. La amenidad del amor depende, ante todo, de la oportunidad que ofrece para pasearlo, hacerse transitable, sucesivamente traducible. Su misterio mismo forma parte de los mejores secretos de la traslación, la translation.