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LA EXCRECENCIA TERRORISTA

Por 11 de enero de 2007 Sin comentarios

Vicente Verdú

Del terrorismo se desprende un rastro de amargura y muerte. También un rencor corrosivo y una explosión interna, expresión mortal de la impotencia.

Luego, el país, los medios de comunicación, todos nosotros los periodistas y todos ellos los dirigentes (que no líderes) políticos, comenzamos a segregar una interminable verborrea sobre el suceso. No sólo reiterando el dolor de la matanza sino convirtiendo el acto criminal y los comunicados de los asesinos en profundo objeto de teorización y estudio.

Los asesinos, jóvenes psicópatas, piensan en los espacios de la subnormalidad, arrasan todo humanismo con su fanatismo, despojan la inteligencia de toda moral y emplean una balanza primitiva donde se  falsifica el peso del mal y el bien, de la razón o de la demencia.

Los atentados son muestras de horros a cargo de profundos enfermos mentales y esta clínica se transforma mediante las entretenidas tertulias radiofónicas a todas horas o los artículos sin tasa, en deleznable sustancia política.

De esta  metamorfosis constante a lo largo de estos días va apareciendo  un monstruoso fenómeno periodístico que atesta la realidad nacional. Un fenómeno en continua fermentación del que se derivan nuevas excrecencias: montañas de palabras impresas, sucesiones iguales de adjetivos, conceptos, ataques, peroratas, discusiones sin término.

El terrorismo crece a través de este desvarío que rodea al primero y al segundo y al otro que sigue sin cesar. Gracias a que el atentado no se acota como un hecho de malvados asesinos -descerebrados o no– se aplaza el mayor perfeccionamiento de los métodos para apresarlos y neutralizarlos. En ese intervalo de relativa desidia, el terrorismo crece siempre puesto que su única razón de vivir es seguir eliminando vidas a cielo abierto o en la nuca, en las grandes masacres o en la nuca.

Declaraciones, debates, reuniones unilaterales y multilaterales, pactos de contabilidad imposible, la vida nacional se suspende en la pringosa pila de estas acciones desorientadas que recuerdan el caos de los hormigueros tras recibir un impacto y tras el cual sus habitantes crean un torbellino de direcciones confusas que logran un desbaratamiento social completo.  Para evitar esta consecuencia radical y de degradatoria los terroristas deberían recibir la respuesta exacta: a la delincuencia se opone la policía y a los ataques contra el Estado toda fuerza pública, incluida la militar. Contra la siembra del terror en democracia todos los recursos del sistema democrático. ¿O todavía se duda de que el Ejército forma parte del mismo sistema?

En estos momentos, un guirigay de palabras y corrillos, de formulaciones intelectuales, proposiciones, reuniones y manifestaciones divididas, enmascaran, embadurnan y desfiguran la  naturaleza del problema. A estas alturas, unas decenas de jóvenes matan y se prometen seguir matando con la reproducción de su delirio sin destino propio. ¿El otro destino? La reclusión total. Su neutralización en suma en cuanto virulentos enemigos  de la convivencia política o social.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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