Vicente Verdú
Decía el tenebroso Schopenhauer que "la vida es la historia de un sufrimiento". Y, por si faltaba poco, he ojeado El ocaso del pensamiento de Cioran.
Ante esta desaforada acumulación de pesadumbre y dolor surge un inocente ácido de incipiente felicidad. No una felicidad de orden intelectual o siquiera sentimentaloide sino un pulso de dicha puramente orgánica. La supervivencia instintiva hoza entre los montones de adversidad en busca de algún objeto donde se conserve un fragmento de ilusión. Esta dosis menuda y primera representa una golosina hallada sin planeamiento ni confianza, sobrevenida como una gota de miel, y succionar de ella reproduce la escena inaugural de la vida. La desesperada energía de un renacimiento contra la historia mortal