Jean-François Fogel
Por primera vez, Gallimard publica poemas de Juan Gelman en francés. El poeta argentino tenía unas traducciones en pequeñas casas editoriales, pero nunca había conocido el prestigio de la tapa blanca con su arco de letras diciendo «DU MONDE ENTIER» (desde el mundo entero). No hay mucha lógica en el hecho de entrar en esta colección. Poetas entran o no entran sin modificación de su fama o patrimonio, pero adivino su orgullo íntimo de compartir la famosa marca “NRF” (nouvelle revue française) con Proust y tantos otros.
Tampoco existe, me parece, un método en la manera de escoger a los textos. Zoe Valdés tuvo una excelente recopilación, con un título escrito en dos idiomas Une habanera à Paris, con poemas sacados de varias épocas de su vida. Gelman tiene un título extraño en su uso hermético del francés: L’opération d’amour (La operación de amor, -de ninguna manera se puede traducir por «por amor» o «del amor»). Es un rescate de poemas que tienen como 25 años. Componen los libros Citas y Comentarios. Vienen con un prólogo del traductor, una advertencia final de Julio Cortázar. Es un buen libro, pero ofrece una imagen sorprendente de Gelman. Una imagen mística.
Gelman, lo sabemos todos, es un porteño con opiniones de izquierda. Es un hombre que espera una revolución social. Lo escribe en sus artículos y siempre lo hizo. Tuvo que exiliarse en México para huir del golpe militar. Uno de sus hijos está entre los desaparecidos de la dictadura. Y ha vivido una historia alucinante con el encuentro, años después, de su nieta nacida en las cárceles de esta bestia de gobierno militar. Dolor, protesta, venganza tendrían que ser los factores naturales de su arte. No es el caso en los poemas traducidos en Gallimard. Es amor. Un amor que camina por sí mismo, que no va a regañar, un amor de santo para la humanidad. La presencia continua de santa teresa tanto en los comentarios como en las citas, quizás, lo explica.
Tengo excelentes ensayos de Gelman en mi biblioteca: artículos escritos para el diario Página 12 y compilados bajo el título Miradas (Seix Barral). En uno de los textos, Gelman habla de Henrich Heine: dice que como poeta del amor «es el mas notable desde Petrarca en Europa». Una valoración acertada: este porteño sabe mucho del amor. No el amor cantado por los tangos sino el amor como mística de la vida interior. Gelman es distinto de lo que parece. Uno busca la revolución en su libro y casi no aparece, aparte de un texto sobre Federico Engels. Pero hay dos citaciones (citas dice Gelman) que me gustan. Una de William Burroughs: «la gracia me llegó en forma de gato» y otra en un sorprendente diálogo entre Proust y Colette (se conocieron, es bien documentado):
Proust: «Señora, sus libros son de un joven Narciso con el alma llena de lujuria»
Colette: «Señor, usted delira. Mi alma esta llena de frijoles y panceta»
Esta cita, para mí, es prueba de que Gelman en su exilio mexicano incorpora la mezcla de amor y de percepción sencilla de la vida que encontramos en el arte de Sor Juana Inés de la Cruz. Al leer Gelman en francés pensé en unos versos de Sor Inés. Podrían ser de este poeta que nunca más voy a leer como a un militante:
«No soy yo la que pensáis,
sino es que allá me habéis dado/
otro ser en vuestras plumas
y otro aliento en vuestros labios»