Sergio Ramírez
Que San Agustín haya escrito sobre las peleas de gallos parecerá a muchos inaudito. Pero prueba que, además de la literatura, los gallos tienen que ver con la filosofía, y con la teología. Hallamos el texto en su tratado De Ordine, en el que el más docto de los doctores de la Iglesia explica el orden del universo regido por Dios, un orden no ajeno a la ferocidad con que los gallos se traban en combate para defender sus vidas. Aquí lo copio:
“Vimos gallos de pelea preparándose para el combate… las cabezas dispuestas para la batalla, las crestas levantadas, sus ataques certeros, los hábiles quites; pura acción animal sin mente, y sin embargo, qué hábil en cada movimiento; porque una mente superior obra en ellos, ordenándolo todo. Al final, el derecho del vencedor: el canto de victoria, un cuerpo tenso por el orgullo del poder. Y el rito de la derrota: las alas caídas, la estampa disminuida; todo coincidiendo de manera extraña, y por su armonía con el orden natural de las cosas, bello…”
Podemos, pues, anotar a San Agustín en la lista de los galleros de todos los tiempos.