Sergio Ramírez
En Saramago habla también el poeta que de todos modos admite que al volumen que reúne sus poesías puede quitársele un tercio al menos, y no pasaría nada. Todo el mundo habla de la muerte de la novela, dice, pero nadie habla de la muerte de la poesía. La inmortal, entonces, defendida a capa y espada por las nueve musas.
De entre sus lecturas, y de entre los escritores, queda claro que prefiere a Kafka: apenas se muestra en Kafka la cúspide, como si se tratara del monte Everest.
Considera que el libro suyo que más leen los jóvenes es Ensayo sobre la ceguera. Ha tenido en sus manos ejemplares que le dan para que escriba dedicatorias, con señas evidentes de haber sido leídos y releídos, manoseados, sucios, con manchas de diversas especies. Vuelvo yo entonces al concepto de las novelas que contienen un mensaje que trasciende a la obra literaria misma, y llegan a expresar una filosofía, un saber que interesa, intriga y convence. Son los libros que forman, no sólo seducen. Tienen en sí mismos, o a pesar de ellos mismos, una pedagogía.
Al final de la tercera jornada, cuando regreso al hotel y pido al recepcionista la llave de mi cuarto, me la entrega con una sonrisa satisfecha y me dice que ha visto la sesión por Internet, a través de este mismo sitio, El Boomeran(g). No se ha perdido ninguna.