Sergio Ramírez
En los últimos tiempos los viejos cines art-deco de Managua, y todos los demás que se construyeron después, se han convertido en templos evangélicos y albergan así a las más variadas denominaciones. Resulta extraño vivir en una ciudad donde en las marquesinas, en lugar de las películas del día, se anuncian funciones religiosas. Sobreviven unos pocos de esos cines que siguen cumpliendo la función de tales, pero solo exhiben películas pornográficas; un doble destino contradictorio, servir a Dios y al diablo.
Pero hay otros que ahora sirven al Anticristo, como ocurre con el antiguo cine María en el sur de la ciudad, que antes pasaba solo películas mexicanas y hoy, remozado, es el templo de la secta Creciendo en Gracia que, según las cuentas de su obispo local, se halla extendida por 33 países de la tierra. Los feligreses del Anticristo tienen por símbolo el número 666, la cifra cabalística que identifica a la bestia según el Apocalipsis: “Aquí hay sabiduría: el que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis" .
Como premio por su ingreso, los fieles reciben un tatuaje gratis con el 666 el primer día que se presentan al templo.