Sergio Ramírez
Richard, un maniático del éxito, se especializa en dictar conferencias y seminarios sobre el arte convertirse en la vida en un ganador. “Hay dos clases de personas en la vida”, dice, “los ganadores y los perdedores”. Es uno de los personajes de la película Little Miss Sunshine, dirigida al alimón por Jonathan Dayton y Valerie Faris, y que compite este año para mejor película y otras tres categorías de los premios Oscar.
El credo del ganador es uno de los sustentos en que descansa la sociedad de Estados Unidos, gran icono del capitalismo de todos los tiempos, donde la primera regla a ser obedecida es: cuida tu parte, que el todo se cuida solo. Cuida tu éxito, y desprecia el fracaso de los demás.
El éxito a toda costa, y a cualquier precio. Gloria eterna a los ganadores, desprecio y deshonor a los perdedores. Para promover ese credo, enseñarlo, difundirlo, hacer que prospere en todas las mentes como lo que es, una filosofía de vida, Richard tiene un decálogo que en lo que toca a su familia, debe ser obedecido. Si en la calle y en el aula es un apóstol de la filosofía del ganador contra el perdedor, dentro del hogar establece un culto de obediencia fanática al credo de “no seas nunca un perdedor”.
Pero, ¿quiénes son, en realidad, los ganadores y los perdedores?
Buena pregunta.