
Sergio Ramírez
¿Se escribirá la nueva novela latinoamericana en inglés?
Me hago la pregunta ante la aparición en la literatura de Estados Unidos de una novedosa lista de jóvenes narradores cuya lengua literaria viene a ser el inglés, a pesar de sus inmediatas raíces latinoamericanas, entre ellos dos estrellas fulgurantes (como es obligado decir en estos casos, fulgurante, o rutilante): el hijo de emigrantes dominicanos, Junot Díaz (1968), y el hijo de emigrantes peruanos Daniel Alarcón (1977), ambos llegados muy niños con sus padres a las equívocas tierras del sueño americano.
No es nuevo para una literatura como la anglosajona que su cartelera sea alimentada constantemente por nombres de inmigrantes, o hijos de inmigrantes que abandonan la lengua ancestral para escribir en la nueva, en la que les toca crecer, aunque conserven su calidad bilingüe, el idioma materno en la casa, y el inglés en la escuela y en la calle.
Podemos empezar con los ejemplos de Joseph Conrad, que ni siquiera hablaba bien el inglés, y cuando en las conversaciones con su editor, con el que no se llevaba para nada, montaba en cólera, se enredaba en su bronco acento polaco hasta farfullar incoherencias. Pero es uno de los grandes maestros estilistas de la lengua inglesa, igual que lo es Vladimir Nabokov, cuya lengua materna era el ruso, y aprendió el inglés de labios de su haya británica. Sin El corazón de las tinieblas, de Conrad, y sin Lolita, de Nabokov, la literatura anglosajona sería manca, o renca.