Metamorfosis del carnaval
Rafael Argullol: Lo que ocurre es que en nuestra época, en la que el capitalismo ha codificado con gran habilidad y con gran pulcritud estos hábitos inmemoriales, nos encontramos con que en nuestro propio calendario se ha introducido una suerte de ritual carnavalesco y monstruoso con formas de hedonismo, cada fin de semana. El capitalismo propone a la humanidad, en principio a la occidental y ahora a toda, que trabaje cinco días y que se convierta en una especie de bacanal monstruoso y carnavalesco en dos días, que son el viernes por la noche y el sábado por la noche. El lunes, en cambio, todos de nuevo a formar de manera disciplinaria y rígida. Eso que ahora ya nos parece habitual y que forma parte e nuestras costumbres, me llamó mucho la atención en los años ochenta cuando viví en Estados Unidos que fuera ya un hábito, porque yo venía de Europa y sobre todo de la mediterránea, en que era completamente impensable esa distinción rígida. Es la vida entre los cinco días puritanos del trabajo y los dos días carnavalescos. De cinco días en que uno estaba en el centro de las cosas siguiendo la ley, el orden, el trabajo y la productividad, y dos días que eran los días monstruosos y carnavalescos, del hedonismo desmadrado. Eso lo vi por primera vez en Estado Unidos, y me parecía que era una norma que jamás se impondría en Europa. Pero a hora vemos que, como con tantas otras cosas, se ha convertido en universal, porque está verdaderamente codificado. Me llamaba la atención que en Estados Unidos veía a conocidos que trabajaban como empleados en un banco o en una universidad, en cualquier lado, y durante cinco días eran una especie de fantasmas pálidos completamente formales que seguían a rajatabla lo que decían los capataces, el viernes desde temprano ya empezaban a emborracharse, y tenían que hacerlo muy rápidamente porque sólo tenían dos días de carnaval. Eso exigía un celeridad que es un poco lo que hemos hablado en otros días entre el fast-food: también se ha producido en el hedonismo, en las emociones, de la marcha o carnavalesco. Hay que ser normal cinco días y monstruoso dos. Así se rige actualmente. Ya veremos si la crisis económica hará variar estos hábitos.