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Galería de espectros: "El hombre de la multitud"

Por 14 de marzo de 2008 Sin comentarios

Rafael Argullol

Rafael Argullol: Hoy, en mi galería de espectros, me he topado con el fugaz espectro del hombre de la multitud.

Delfín Agudelo: El hombre de la multitud tiene tantas caras como la misma multitud, y tanto tiempo como el del día y la noche. ¿En qué momento de su recorrido te pareció verlo?

Rafael Argullol: Es curioso que aunque en el relato de Edgar Allan Poe van pasando todas las horas del día, yo siempre tengo una imagen del hombre de la multitud como alguien que vive en un claroscuro, en una penumbra. Su hora favorita es el atardecer, cuando está declinando el sol, o en las primeras luces de la aurora, aunque evidentemente él necesita la multitud a todas horas. Lo que me parece absolutamente turbador de ese personaje es que no puede vivir sin la presencia de los otros convertidos ya en masa, sea en Oxford Street, sea en el Covent Garden, sea en los mercados, bajos fondos, calles comerciales. Es alguien que tiene tal terror a la soledad que necesita estar ensartado continuamente en medio de la masa. Ahí creo que estriba la enorme capacidad de anticipación de Edgar Allan Poe al presentarnos a un hombre que no sólo tiene miedo a la soledad, sino que tiene miedo, pienso, a la individualidad, a la subjetividad, tiene miedo fundamentalmente a la intimidad. Es alguien que, como un dibujo muy propio del hombre contemporáneo y moderno, tiene terror a enfrentarse a su a su propio yo, y en ese sentido busca desesperadamente la compañía, el ruido, la voz de los otros, pero no entendido en cuanto a conjunto de individuos, sino entendidos como una masa informe que es como una suerte de monstruo que se va deslizando por las calles de la ciudad.
En la narración de Poe por primera vez la masa se convierte en el héroe, aunque sea un héroe que actúa como contrapunto de ese hombre sumido en un torbellino y en una inquietud permanentes, y que en cierto modo anuncia lo que serán los futuros personajes kafkianos que ya muestran monstruosamente la consecuencia de la sumisión de la conciencia individual al poder de lo masivo. Resulta impresionante cómo desde una ciudad ordenada, pequeña, apacible, tan civilizada como Boston yen una región como Massachussets, Edgar Allan Poe sin haberlo vivido directamente fuera capaz de captar de una manera tan fehaciente lo que es el pulso de la metrópolis que se está configurando en el siglo XIX, y que llega a su máxima distorsión a principios del siglo XXI. El hombre de la multitud nos guste o no, a mí personalmente me gusta poco, es uno de los grandes protagonistas de nuestro escenario.
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Rafael Argullol

Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949), narrador, poeta y ensayista, es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía (Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible, La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Moisès Broggi, cirurgià, l'any 104 de la seva vida (2013) y Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza (2013). Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los premios Cálamo (2010), Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar y el Observatorio Achtall de Ensayo en 2015. Acantilado ha emprendido la publicación de toda su obra.

 

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