Rafael Argullol
Rafael Argullol: . Durante los próximos años pueden manejarse millones de euros alrededor del tema de cómo tratar la enfermedad de la vejez.
Delfín Agudelo: Pienso en la importancia que la palabra enfermedad tiene en nuestra cultura. Una cosa es la vejez como un estado de vida; la vejez como proceso inevitable en la cual tienes ciertos elementos que te pueden ayudara a que ciertos procesos producto de la vejez sean más ágiles. Pero pienso en el viejo que nos los necesita porque su cuerpo no lo exige: vive tranquilo. Muy distinta sería su percepción si le quitan la tranquilidad de ese estado de vida, arguyendo que no es tal cosa: en realidad es una enfermedad.
R.A.: Claro, lo trastoca todo. Infirmitas quiere decir que no estás ya en tierra firme. Cuando estás en tierra firme, lo estás a los veinte u ochenta y pico de años. Pero si te dicen que eres enfermo por tener ochenta y cinco años, se desata una paradoja revolucionaria de tipo orwelliano. Recomendaría, si alguien que nos lee tiene mucha tentación de ganar dinero, crear una especie de Gran Hermano vigilante de esa enfermedad. Eso es lo que podría esperar. Y si lo miramos bien, tampoco es tan chocante; es coherente con las tendencias de estos últimos años que siempre, en cierto modo, invitan a una cierta juventud eterna, a apegarse a la cirugía estética -ahora no entro a hablar si está bien o mal, si ayuda o facilita la vida de las personas- pero es entrar directamente en una cuestión fundamental y es que la vejez, la ancianidad, podía tener esa cosa senatorial. Senador viene de senectud; en la República Romana, una de las organizaciones sociales más claras que han existido nunca -no el Imperio, sino la república que inventó el senado-el senador era quien había luchado toda la vida, y estaba un poco, como lo plantea Platón en La República, desapasionado; por tanto podía tener una visión más generosa y grande de lo que era la sociedad. Pero eso es condenar la senectud que es un estado que hasta ahora creíamos digno del ser humano.
D.A.: El senado como una partida de enfermos irreversibles.
R.A.: Sí, el senado igual a hospital, o manicomio directamente.