Rafael Argullol
Delfín Agudelo: En esa medida podríamos afirmar que estar insomne es entrar en un laberinto. Hay movimiento pero no hay ninguna lógica que te permita tomar una decisión. Entras a un espacio en apariencia desordenado, tienes la conciencia de estar habitando ese espacio, pero careces de herramientas para poder establecer tu Norte o Sur.
Rafael Argullol: Pienso que si hacemos esta comparación, si el tiempo del estado de vigilia es un tiempo lineal, basado en el presente, pasado, futuro y en las coordenadas espacio-temporales que habitualmente aceptamos, lo que sería un tiempo completamente laberíntico sería el tiempo del sueño. El tiempo del sueño rompe por completo nuestras coordenadas de espacio, de tiempo y de causalidad y nos introduce en un laberinto lógico y lingüístico. En un sueño no solamente no sabemos por qué suceden las cosas, sino que tampoco sabemos por qué se producen o presentan determinados paisajes, y por qué se mezclan de esa manera tan desaforada los tiempos históricos de nuestra experiencia. Por lo tanto, diría que hay un tiempo lineal que es el de vigilia; un tiempo laberíntico que es el del sueño; y el del insomnio sería un estado del cual se ha debatido muy poco, que sería estar en la puerta del laberinto. Es decir, cuando estamos en el insomnio es como si tuviéramos un pie fuera del laberinto, y un pie dentro. Estamos en una situación intermedia y en parte participamos de las leyes del estado de vigilia y en parte participamos de las leyes del estado laberíntico, del estado del sueño. Eso es lo que ha convertido de alguna manera el insomnio en un tabú. No es algo de lo que guste mucho hablar. Se habla en cierto lenguaje médico, se habla por parte de algunos escritores, de algunos artistas, pero el hombre en su vida cotidiana habla relativamente poco del insomnio. Nos hemos comunicado muy poco acerca de lo que sucede en el estado del insomnio. En teoría nos comunicamos en la vigilia, a veces nos hemos explicado sueños, pero en cambio nos hemos intercomunicado muy poco acerca de lo que nos sucede en el estado del insomnio, de lo que nos sucede cuando tenemos un pie dentro y un pie fuera del laberinto.