Rafael Argullol
Rafael Argullol: Me llama la atención últimamente en medio de este panorama de incertidumbre mundial que parece que vuelva a estar de actualidad el análisis del mal, la reflexión sobre el mal. Concretamente, últimamente he visto un par de películas que tienen como referencia el mal, recurriendo de nuevo a la encarnación del nazismo y de Hitler, en concreto The Reader de Stephen Daldry y Good de Vicente Amorim. Aunque no he visto la película todas las informaciones que me han llegado sobre la ganadora del festival de Cannes, El lazo blanco de Michael Haneke también trata de ser una genealogía del mal, referida también al nazismo. Y dos de los últimos libros a los que he tenido acceso, aunque con ópticas distintas, también van referidas a lo mismo. Por un lado el libro de un historiador, Timothy W. Ryback, Hitler’s Private Library, que trata sobre los libros que hipotéticamente contribuyeron a la formación intelectual de Hitler que tenía en su biblioteca, y un libro magnífico que acaba de salir en Francia de Tzvetan Todorov, La peur des barbares. Au-delà du choc des civilisations, que también en este caso analiza la presencia de la amenaza y el miedo en nuestro mundo. No deja de ser curioso que tras estas dos últimas décadas en las que parecía prevalecer una estética del entretenimiento, en la cinematografía ahora surja en la escena esa recurrencia en el análisis del mal y también en algunos de los libros significativos en el panorama internacional.
Delfín Agudelo: Se me viene a la cabeza una frase de Todorov de su libro La littérature en péril que creo que queda muy bien traerla a colación luego de los libros y películas con una temática basada, tal como dices, en el mal. Al final del proemio, Todorov sentencia acerca de la lectura- que podemos explayar también hacia el hecho de ser un espectador de cine: "Lejos de ser un simple placer, una distracción reservada a personas educadas, la lectura le permite a cada uno responder de mejor manera a su vocación de ser humano." Pensar en esa frase en este tipo de ejemplos tanto de películas como de cine da de qué hablar, precisamente porque, con los ejemplos que has referido, estamos frente a la seducción del mal como tema literario y cinematográfico.
R.A.: Creo que es una frase muy interesante porque de nuevo, tras estos años dominados por una visión débil de lo que era la construcción estética, o la visión a-ética de lo que era la construcción estética, me parece que es muy importante volver a recuperar el valor humanista ilustrado de lo que es lo artístico, de lo que es lo literario. Y en un mundo como el nuestro en que con gran frecuencia la barbarie se expresa a través de una especia de nueva aculturización, que se expresa a través de un desprecio por todo lo que significa la cultura o de lo que significa el arte en el sentido de la gran tradición, naturalmente es verdad que en el ejercicio de lectura, incluso por lo que tiene de ejercicio solitario y pausado, de ejercicio en el cual uno tiene que ir eligiendo a través de sucesivas encrucijadas, ese ejercicio de libertad tiene algo que nos vincula a la construcción del sujeto ético, a la construcción de la bondad en nuestro mundo.
De tal manera que siguiendo lo que dice Todorov, podríamos establecer que en efecto hay una especie de antagonismo entre el predominio bárbaro y muchas veces malvado del ruido, de todo el espectáculo del ruido y de lo que sería esa especie de ética innata, que implica la libertad del acto de lectura. Porque otra de las cosas que se pone en evidencia, por ejemplo a través de los diversos títulos de películas que antes he indicado, es que al menos en nuestra época, y en el siglo XX y seguramente el XXI, el mal siempre se va manifestando a través de una especie de predominio del ruido: es el intento de consensuar entre la gente no lo que son las opciones de libertad individual sino una especie de violencia colectiva, hacia aquello que de alguna manera ha estado vinculado al mal desde el punto de vista social, seguramente a lo largo de toda la historia, pero con toda probabilidad en estos últimos tiempos. En los títulos que antes indicaba es curioso la recurrencia de nuevo al fenómeno del nazismo y de Hitler, pero no creo tanto porque se crea que en nuestro horizonte puede volver la posibilidad ideológica del nazismo, sino porque en nuestro horizonte de incertidumbre, de amenaza, se teme la aparición de un nuevo totalitarismo, que tendría un aspecto completamente distinto al de comienzos del siglo XX pero un totalitarismo que usando la incertidumbre y la amenaza de nuevo es el enemigo radical de la libertad.