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BOUVART , PÉCUCHET Y OTROS ESTÚPIDOS

Por 4 de junio de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Javier Rioyo

 

 

 

 

Hace tiempo leímos ésta obra inmensa, inacabada, mayor de uno de los mayores de la literatura. Hemos sido igual de inocentes, ingenuos, estúpidos  y  voluntaristas,  como ésta pareja de oficinistas que quieren entender el mundo, las ciencias, la literatura, la agricultura, la química y casi todo el conocimiento humano. Historia de un desastre anunciado. Camino disparatado de dos seres desvalidos, solitarios, oscuros que van hacia ninguna parte. Aunque quizá el empeño, el camino haya merecido la pena. Así lo señala una frase del capítulo 8 del primer volumen. Después de tantas desastrosas experiencias, parece- como señala en su extraordinario prólogo Jordi Llovet, los personajes adquieren un claro discernimiento de la tontería ajena, lo cuál les hace menos tontos: "Entonces se desarrolló en su espíritu una facultad molesta, como era la de reconocer la estupidez y no poder ya soportarla"

Gran asunto, ¿podemos librarnos de la estupidez? O el necio lo sigue siendo aunque no se de cuenta. Hay un duro proverbio francés que dice: "Cuando uno estúpido, lo es para siempre". Sin embargo, cada vez que me acerco a ésta novela que nunca me abandona, me siento menos estúpido.

Estoy leyendo varias cosas, algunas comentaré por aquí, pero no hay ninguna lectura- si no volvemos a Cervantes, Joyce, Proust, Kafka- que tengan esa capacidad de ser lecturas para una vida. Siempre se debe volver a ellas.

Y volver en una edición tan exquisita como ésta de Mondadori, con traducción de José Ramón Monreal, edición de Jordi Llovet, que por primera vez en castellano incorpora todas las notas, el material que Flaubert pensaba incorporar en el segundo volumen. Además de tapa dura. Perfecto y menos democrático, como le gustaba a Flaubert.

Seguramente iré a votar el domingo. Siempre me he sentido Europeo, lo he sido incluso cuando algunos creyeron que Europa terminaba en los Pirineos, lo seguiré siendo aunque tengamos esos representantes. Me gustaría tener mandatarios que hubieran leído a Flaubert. Se que el mundo avanza, cómo se dice en ésta obra, hacia el patetismo universal. Quizá no porque vaya a ser  "una gran francachela de obreros" sino porque será una gran francachela de estúpidos viendo las mismas películas, leyendo lo mismos libros- o ninguno- y mirando las mismas diversiones. Seamos más europeos, menos estúpidos. Leamos "Bouvard y Pécuchet". O no lo lean. Seamos libres hasta en nuestra estupidez.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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