Rafael Argullol
Sagradas guerras olvidadas,
¡qué cerca estáis de nosotros!,
¡cómo vivís, rojas luciérnagas,
en el interior de nuestros pensamientos ciegos!
Ahora, allá
-ese "allá" grande como la inmensidad,
ese "allá" concreto como la herida-,
ahora, allá,
un machete se balancea contra el cielo blanco
y luego, como el ave en busca de alimento,
desciende en picado hacia la víctima.
Ahora, allá,
se repite el rito de la mutilación,
y la carne seccionada
se desprende cruelmente del cuerpo.
Si escuchamos con atención
podemos oír el grito terrible del sacrificio,
seguido del todavía más terrible silencio.
Si miramos con atención
podemos ver como baja el río de sangre
que pronto anegará el valle.
¡Ahora estáis aquí,
sagradas guerras olvidadas!