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Media hora en la vida de Dumas

 

 

Cuando entró en la sala, el tribunal, el público y los periodistas se estremecieron de placer. El hombre orondo de pelo crespo causaba una visible y honda impresión en todos los oyentes, jueces y defensores. Todo el mundo quiso adelantarse, corrieron las sillas, y enseguida se ahogaron en la agitación general las preguntas del presidente. Los periodistas avanzaron para situarse en un grupo compacto, lo más cerca posible del recién comparecido. La sala esperaba ver desvelados los modos, los signos secretos, y la mística de todas las cosas, del duelo, de la vida, del amor, y hasta de las finanzas.

A la primera pregunta sobre su nombre, edad y profesión, respondió: “Alejandro Dumas, marqués de Davy de la Pailleterie, de cuarenta años de edad, autor dramático, de no encontrarme en la patria de Corneille.”

Gran sensación. Los cuellos estirados y las bocas abiertas se tensaron un poco más. Se alzaron murmullos, los entendidos sonrieron, despuntaron aplausos. El presidente notó que estaba en juego el prestigio de la magistratura, y sentenció: “En todo hay grados”.

El presidente dijo otra cosa más, y Dumas contestó con su lujo de frases y actitud solemne. ¡Horror, no se oía nada! Sólo unas seiscientas explicaciones en voz baja "Rouen es la patria de Corneille", acompañadas por otros tantos siseos.

“La víspera del duelo, Dujarier vino a buscarme a casa. Tomó una espada que encontró en un rincón y vi que no sabía sostenerla. Le pregunté si no sabría manejar mejor otra arma. ‘A no ser que me bata a pistola…’ dijo. Le aseguré que en cuanto Beauvallon viera cómo sostenía la espada, daría por terminado el duelo. Dujarier replicó enseguida que temía que yo arreglara el lance, y me prohibió intervenir. Repitió muchas veces que había escogido la pistola. Almorzamos juntos. Yo me fui al teatro de Variedades. Al volver, Dujarier estaba escribiendo su testamento. Le aconsejé una vez más que cambiara de arma, pero eludió la cuestión. Sólo dijo una vez más: ‘Temo que intervenga usted y arregle el asunto. Es mi primer desafío, y en verdad es admirable que aún no haya tenido ninguno. Es un bautismo que debo experimentar’.” Al callar Dumas, el mar de hambrientos de sensación aireó un largo aahh con guarnición de toses.

 

Dujarier, copropietario y responsable de la zona folletinesca de La Presse, donde reinaban entonces Los tres mosqueteros de Dumas, había sido retado a duelo por Beauvallon, dictador del folletín de teatros de Le Globe

Los duelos periodísticos se habían puesto de moda diez años antes, en 1836, cuando Girardin, propietario de La Presse, el primer periódico diario barato, mató en duelo a Carrel, fundador y redactor de Le National. Aquél fue el cuarto duelo de Girardin; después, se retiró del periodismo activo, y traspasó a su socio Dujarier las relaciones con los autores, y los eventuales duelos que se produjeran.

Girardin fue el inventor del folletín por entregas. Hasta entonces, el faldón delantero del periódico se usaba de trastero, para anuncios, noticias caídas y otros menesteres subalternos. Entonces Girardin hizo a Balzac un encargo sin precedentes. Una novela a la medida de ese espacio del periódico, fabricada con una estrategia de escritura que tuviera en cuenta la exigencia del corte diario y el “continuará”. La moza vieja, de Balzac, se publicó durante doce días. Y fue tan revolucionario y temible el crecimiento de tirada, que hubo una furiosa campaña de prensa contra aquella novela inmoral. El invento quedó así lanzado y listo para los grandes folletines.

 

“Señor Dumas, ¿mencionó Dujarier las causas del duelo?” preguntó el presidente. “Cosas fútiles. Odio de periódicos. Guerra de Le Globe contra La Presse. Dujarier parecía preocupado con la idea de pasar por cobarde a ojos de Beauvallon, que tenía fama de valiente. ‘Después que me haya batido con él, no tendré más desafíos’, dijo. Yo creo que estaba resignado a la idea de que morir en duelo formaba parte de su oficio y fortuna. Como tenía que entregarme mil escudos, quiso pagarme a la una de la noche, me entregó un pagaré para casa de Laffitte, y me dijo: ‘Este pagaré lo garantiza mi crédito personal, y el duelo es a las once, preséntelo usted antes de las once, porque no sabemos que puede pasar. Vaya usted antes de las once, porque puede que mi crédito haya muerto más tarde. Créame, vaya antes de las once’.” (Dumas se detuvo. Sensación, el público emitió otro largo ah, veteado de oh, y más siseos.)

“A las once y media, me avisaron que habían conducido a su casa a Dujarier cadáver. Acudí, y aún no había nadie. Yo sabía dónde tenía el dinero y sus papeles más valiosos, y se lo dije a su cuñado. Todos lloramos. Según me contaron los testigos, Dujarier disparó enseguida, luego dejó caer la pistola, y se quedó de frente, en lugar de ponerse de costado.” Dumas dejó caer los brazos, como haría Dujarier. El público suspiró.

“¿No se convino que el duelo sería a las nueve de la mañana?”

“Sí, pero yo aconsejé a Dujarier que se batiera lo más tarde posible. No hay ganas de batirse muy temprano, porque no se encuentra uno bien cuando madruga para eso.” (Risas)

Beauvallon pidió permiso para intervenir, y dio las gracias a Dumas por haber dicho que, de haberse verificado el duelo con espada, no habría tenido ese funesto final.

“Esa es mi convicción. Mi hijo me aseguró que Beauvallon era un caballero y no abusaría de su destreza. Esas palabras se le dijeron a Dujarier por personas oficiosas”, dijo Dumas.

“¿Qué piensa el señor Dumas de que Dujarier contestara por medio de dos testigos? ¿No indica eso que deseaba batirse?” preguntó la defensa.

“Eso se practica así cuando se arriesga la vida, un capital contra otro. Se buscan testigos para hacer concesiones que por sí mismo no se harían. Los testigos responden por quien los envía, se encargan de su vida, de su honor. Además, es más fácil la discusión entre testigos, porque no tienen derecho de ofenderse, y pueden decirse cosas que, dichas por los adversarios, harían el duelo inevitable. Enviar testigos no significa voluntad de batirse, es elegir un medio de conciliación y arreglo. Así está consignado en el Código del duelo, firmado por el señor Chatéuvillard, y ese punto está igualmente sostenido por los primeros nombres de la literatura y la nobleza. Ahí lo tienen ustedes, el volumen debe estar a la venta en las librerías de esta bella población”, contestó Dumas.

“Según ese código, ¿es leal provocar con la espada al hombre que no la sabe manejar?” preguntó el fiscal.

“Nunca se sabe la habilidad y destreza del adversario; ésa es una ventaja de posición para cada uno. Muchas personas se ejercitan en su casa para que no se sepa su destreza…”

“En verdad, no es muy leal semejante proceder”, interrumpió el fiscal.

“En un duelo ceden las cuestiones de generosidad y delicadeza, ante la gran cuestión de la existencia…”

“No me parece muy moral lo que dice usted”, insistió el fiscal.

“No ocupará mi biblioteca el Código del duelo”, sentenció el presidente. Hubo sonrisas benévolas por parte de la defensa.

"Pues es una obra que ha evitado más que fomentado duelos", concluyó Dumas. 

 

Dujarier había legado a Dumas en testamento todo su ajuar, el mobiliario, y la plata, más sus dos caballos de carreras que le costaron 14.000 francos, aparte de otras bagatelas por valor de 100.000. Dujarier se hizo rico enseguida con los folletines y no llegó a cumplir los treinta años. No dejó un cadáver bonito, la bala le partió la cara. Lo enterraron en Montmartre, y disfrutó, como último lujo, de Balzac, Dumas, Girardin y Mery, como portadores del féretro.

 

La salida de Dumas de la sala fue tan solemne como su entrada. “”¿Puede permitirme el tribunal que regrese a París, donde se representa un drama mío en cinco actos?”

La pregunta hizo un efecto arrasador en todos los oyentes, jueces y defensores. El baldaquino púrpura que pendía pesado y amenazante sobre las cabezas del tribunal infundió una irresistible nostalgia del telón elegante que aguardaba en París. Las seiscientas personas con oficio exclusivo de "opinión pública" desplazadas a Rouen querían irse detrás de Dumas, a su drama en cinco actos. El universo de lectores deseaba seguir a su dios. La sesión se cerró antes que nunca el día más sensacional del proceso. Esto fue el 26 de marzo de 1846.

 

 

 

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9 de agosto de 2010
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Eskups del antiprogre: Incorrectos

El antiprogre tiene una especial fijación con lo políticamente incorrecto. Es su repertorio juvenil invertido, de forma que lo desenfunda y lo utiliza con el mismo desparpajo con que echaba mano de los tópicos de la corrección política.

Si los políticamente correctos pretenden salvar almas a través del lenguaje, el deslenguado antiprogre hace lo mismo pero al revés: quiere condenarlas. También adquiere así licencia lingüística para matar. Se siente autorizado a utilizar como proyectil cualquier prejuicio, generalización, simplificación o tópico.

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9 de agosto de 2010
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Richard Ford entrevistado

Richard Ford El escritor norteamericano Richard Ford publicó en Anagrama Mi madre, un breve texto de 88 páginas en homenaje a su madre fallecida en 1981. Una nueva oportunidad para entrevistar al autor de El periodista deportivo. Aquí algunas de sus opiniones a manera de aforismos Memoria.- (?) la memoria es imperfecta e incompleta en sí misma. Lo más importante es decir qué pasó y no inventar lo que nunca ocurrió. Es un acto de amor porque la escritura es algo significativo e importante y es mi manera de dedicarle esto.  Escritura.- (?) soy un escritor lento. Nada de lo que hago sería mejor por hacerlo rápido. La muerte de mi madre (en 1981) fue seguida inmediatamente por el inicio de El periodista deportivo y la elaboración de las historias de Rock Springs. Escribí El periodista deportivo alimentado de alguna manera por la fuerza del dolor por la muerte de mi madre. Sí consiguió algo, su muerte me llevó a retomar la escritura de manera más intensa y exitosa. A pesar de que estaba muy triste, sé que estaba experimentando emociones fuertes, y usé esa fuerza en mi escritura. Realismo sucio.- Fue un inocente truco publicitario. Nadie se lo tomó en serio, aunque proporcionó grandes y duraderas audiencias a los escritores a los que pretendía promocionar. Pero nunca fue pensado para ser tomado en serio. En ese sentido fue como el movimiento dadá. Periodismo.- En Europa he tenido la suerte de poder escribir acerca de la política en varios periódicos importantes. Leo prensa todos los días y le doy mucho valor. No leo blogs u otras cosas en Internet, son demasiado ilegibles. Obama.- Obama es, sin duda, el líder que necesitamos. Su presencia en la escena nacional ha permitido que importantes fuerzas opuestas hayan salido a la luz y el resultado de eso será la reconciliación. Es inteligente, amable y también falible y lo sabe. Ya ha cometido muchos errores que yo desearía que no hubiera cometido, pero todavía le apoyo.

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9 de agosto de 2010
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Era post-Marambio

Imagen tomada de: http://www.theclinic.cl/

Hace una semana que Max Marambio, alias El Guatón, debió llegar a esta Isla, declarar frente a un tribunal, explicar ciertos temas. Sin embargo, el dueño de la empresa mixta Río Zaza ha preferido la protección de su tierra chilena, conocedor ?como nadie? de los impredecibles resultados de ponerse en manos de la justicia cubana. Acusado de cohecho, malversación, falsificación de documentos bancarios y estafa, el que un día fue el benjamín predilecto del Máximo Líder acaba de recibir ?en lugar de palmadas en el hombro? una orden de búsqueda y captura. Extraño a Marambio aún sin conocerlo, pues con su partida se redujo abruptamente el número de familias que en esta Isla podía tomar un vaso de leche. El mercado informal que se nutría de sus almacenes colapsó apenas se fue y las redes subterráneas que desviaban sus productos terminaron por secarse o por duplicar los precios. Cuando el teniente coronel devenido gerente escapó hacia Santiago de Chile, nos dimos cuenta del papel que aquel hombre ?formado a la diestra del poder? jugaba sobre nuestras mesas. No lo hacía por altruismo ?claro está? pero al menos diversificó la aburrida producción local y logró que un tetrapack dejara de ser un objeto para coleccionistas. La fortuna de Marambio se amasó donde los cubanos no pueden invertir un centavo, en esas empresas mixtas abiertas a pasaportes extranjeros, pero no a los nacionales. Su historia personal fue el anticipo de lo que veremos, vaticinio de cómo los grados militares se trasmutarán en trajes y corbatas, en empresarios sin ideologías. A pesar de ser ágil en las armas del ayer: una Kalashnikov, las consignas, los dogmas marxistas, lo recordaremos por otras estrategias: las cuentas bancarias, el intercambio de favores, las inversiones. Sus antiguos compañeros de lucha no tendrán clemencia al juzgarlo en un tribunal, porque el Guatón terminó convirtiéndoseles en un competidor comercial y encima de eso sabe demasiadas historias ?secretas? sobre ellos.

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8 de agosto de 2010
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Proceloso caballero

La revista Nueva Sociedad, dedicada a los dilemas de América Latina, prepara un próximo número sobre uno de los más actuales y cruciales, el dinero. Me piden decir algo al respecto pero mi experiencia con el tema es, lamentablemente, modesta, y apunto en esta bitácora aproximaciones al mismo, por si el lector, espero que más ducho, quiera sumarse aunque sea para no restarse.

Se trata, claro, de un dilema, en primer término, histórico (el oro del Nuevo Mundo produjo la banca moderna en Italia, y sustentó la primera gran burguesía en Flandes); y en segundo término, filosófico (la ética protestante alentó el desarrollo del capitalismo); aunque fue también un dilema cultural (la abundancia americana, hecha en la fecundidad del intercambio, postuló que el modelo de lo moderno es la mezcla). Góngora se pasó la vida reclamando por “mis alimentos;” y Cervantes protestó servidumbre al horroroso Conde de Lemos en las vísperas de su muerte, en vano. Una amiga me recuerda que no sólo buena parte de los más grandes escritores españoles conoció prisión, sino que de ellos no quedan ni sus huesos: brazo, cabeza, restos, han desaparecido. La mejor crónica sobre el tema se debe a Juan Valera; explicando que un escritor español no puede comprarle con sus magros ingresos un buen vestido a su mujer, concluye que somos unos miserables.

Antonio Machado le pidió dinero prestado a Rubén Darío para llevar a su mujer, enferma en París, de vuelta a su pueblo; y Darío, a quien todos creían rico aunque era el más pobre, se lo consiguió. Vallejo escribió cartas lamentables pidiendo préstamos a los amigos, que se los giraban de buena gana. Gerardo Diego fue uno de los más generosos, pero cuando en una conferencia en Lima recordó el préstamo, Georgette Vallejo le arrojó unas monedas –ofendiéndonos, de paso, a todos. No en vano repetía Vallejo: “La cantidad de dinero que cuesta ser pobre.” En cambio, Ernesto Cardenal, al narrar el Apocalipsis (durante el cual, según un economista, la inflación llegó al 120%), profetiza:

Y el ángel me dio un cheque del National City Bank
Y me dijo: Cambia este cheque
Y en ningún banco lo pude cambiar porque todos los bancos
habían quebrado.

Si finalmente logro vencer el tabú de hablar sobre el tema, tendría que empezar por las grandes novelas latinoamericanas (para no demorarme ya en las de Balzac, Dickens o Flaubert) que giran en torno al dinero. Pedro Páramo, por ejemplo, tiene su eje en la avaricia; como Los ríos profundos, la formidable novela de José María Arguedas, donde el avaro vacía de sentido al mundo, desde su centro, el Cusco. En cambio, en La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes, la economía simbólica es moderna: Artemio es un capitalista sin reglas ni escrúpulos, cuya acumulación lo termina devorando. La novela hace el trabajo de luto: 350 páginas apenas alcanzan para su obituario.

Las familias, en español, sólo hacen buenas novelas cuando empobrecen. Gracias a ello, todas las grandes novelas nuestras son sobre familias venidas a menos. El héroe de la novela europea del siglo XIX es un joven de provincias que viene a la capital a probar fortuna: basta verlo vestido puntillosamente, inclinado sobre la mesa de juego, poniendo a prueba su suerte, para saber que es totalmente legible: representa la fe en la sociabilidad. La novela del XIX es un formidable aparato de leer, al revés y al derecho, el destino social, que todo lo decide en sus términos.

No es irónico sino lógico que el fundador del Partido Comunista Peruano, José Carlos Mariátegui, haya sido el primer intelectual moderno nuestro: creyó en una vía nacional para el socialismo, cultivó las vanguardias, y fundó el patrimonio de una editorial próspera, la Minerva, editora de sus obras completas y responsable de la escolaridad peruana.

La pobre Ingrid Betancourt ha querido ser recompensada por su gobierno por sus años de cautiverio, pero el imperturbable Uribe le pasó la cuenta del precio de su liberación, y ella ha perdido el aura que tanto le costó. Podría asumir el coraje de la víctima que supera, en sus memorias de cautiverio, la miseria de sus cancerberos. Sería hoy un best-seller. Pero habiendo dilapidado su capital, tendrá que resignarse a la ronda de los famosos que la tele española infama.

La economía del discurso está hecha de paradojas probablemente irresolubles. Digamos, para acordar lo básico, que es bueno que los narradores cobren muy bien por su trabajo y puedan vivir, holgadamente, del mismo. No todos han tenido esa fortuna, cuya ecuación es reciente, y está dictada por el mercado más que por la misma calidad de los libros, como es obvio. Pero tampoco cabe sostener que el éxito se debe a la mala calidad, o que el fracaso económico bendice a lo mejor. Acabo de ver la lista de los libros más vendidos en Chile: todos, sin excepción, son basura. Urge que una excelente novela, como la de Arturo Fontaine (La vida doble, Tusquets), esté en la próxima lista.

El problema, en fin, no está en las altas y bajas de la bolsa literaria, de por si inflacionaria. A pesar de los sociólogos de la literatura (que torturan a sus estudiantes con encuestas a los vecinos, cuyas lecturas delatan su clase social), no hay reglas en estos temas. Incluso la proporción calidad-rédito no está decidida de antemano, por más que lo que más vende nos inspire horror y piedad. Resulta anacrónico que Julio Cortázar recibiera 300 dólares por sus derechos y que Borges ignorara cuanto recibía por una conferencia. Nuestra amistad fue anterior a los agentes literarios: cuando nos preguntaron por el adelanto que esperábamos por un librito al alimón, Cortázar y yo respondimos: ninguno.

Más urgentes, por ser de hoy y de mañana, son otras preguntas.

¿Se puede cobrar, sin compartirlo, por unas charlas sobre Sarita Cartonera, la pequeña editorial alternativa, nacida del reciclaje, que empezó el poeta argentino Wáshington Cucurto?

¿Puedo, sin pestañar, recibir un pago por una crónica en que protesto la muerte del cubano Orlando Zapata?

Algunos ejemplos son dignos de consideración. José Saramago creó una Fundación para ayudar a jóvenes escritores. García Márquez donó tanto dinero a tantas causas perdidas que su mujer sopesó la necesidad de proteger a sus hijos. Tomás Eloy Martínez, con quien compartí la alarma de estos temas, me confió que sostenía una escuela en su pueblo. Pero quizá la mayor lección la debo a Toni Morrison cuando la invitamos a una semana de diálogos en Brandeis, y pidió dividir sus honorarios con una fundación educativa.

Se trata, en efecto, de la pregunta por nuestro lugar de escritores en estos tiempos de más pobres y desiguales distribuciones. O sea, por el lugar del otro en ti.

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8 de agosto de 2010
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El tema de los blogs en Montevideo

Los blogs como discusión literaria obligatoria Aunque el tema del libro digital no estuvo presente en el Festival Eñe de Montevideo, el de los blogs sí tuvo mucha relevancia. En EFE hicieron una serie de entrevistas respecto al tema a los participantes. Aquí algunas respuestas a manera de mesa redonda:

?Todo va a cambiar pero la cultura tipográfica no va a desaparecer porque cambie el soporte?, estimó el narrador y poeta uruguayo Rafael Courtoisie, en su taller sobre la poesía en tiempos de blogs/Twitter, estimando que la web ?sirve también para potenciar un artefacto tan antiguo como es el libro?. ?Un libro es un aparato absolutamente tecnológico, una realidad virtual que tiene soporte de celulosa con manchas de tinta, un sistema tecnológico que no necesita baterías y se activa con la mirada?, afirmó el poeta. ?Una tecnología más retardada necesita ser conectada porque se acaba la batería, mientras que un libro permite tener miedo, oler, soñar, una carga de adrenalina que tal vez no nos provoque el mismo cuento en un soporte web?. Para Alberto Anaut, director de La Fábrica, centro cultural español, ?un blog añade a un libro, no lo sustituye para nada?. ?Si hacemos blogs, leeremos más libros?, dijo a la AFP. El tema de los blogs como nuevo medio de expresión fue el eje de una mesa redonda en la que participaron el escritor y periodista chileno Juan Pablo Meneses, fundador de la ?Escuela Móvil de Periodismo Portátil?, y las escritoras uruguayas Laura Alonso y Fernanda Trías, todos ?blogueros?. Para Juan Pablo Meneses, que relató durante meses la vida de una vaca en su blog en el marco de una investigación que luego publicó en un libro, la principal característica de esta especie de bitácora en internet es la participación del lector, que comenta lo que allí se publica. ?Si no hay participación del lector no tiene mucho sentido el formato?, estimó quien considera que internet ?termina siendo el único espacio hoy de anarquía?. Meneses cree que ?el comentarista termina el texto en internet?, una opinión compartida por Laura Alonso, quien consideró que la potencialidad del blog es ?la posibilidad de que el comentario de alguna manera nutra la ficción y la construcción de una obra: el blog como obra en sí misma?. En ese sentido, los contenidos de los blogs parecen ser diferentes -al menos por ahora- a los que se vuelcan en los libros. Para Alonso, por ejemplo, su blog cumple una función de ?cuaderno borrador? en el cual pocas veces lo que allí volcó terminó luego impreso, mientras que Fernanda Trías cree que ?el blog limita en la extensión? por lo que ?el soporte afecta el contenido?. Para Courtoisie, ?una poesía estructurada, creada para el medio blog no puede ser igual que la tipográfica? y de hecho ?el medio reformula parte de nuestra fenomenología poética?. ?Todavía un blog no legitima mis poemas como una editorial?, destacó. ?Lo inteligente tal vez sea sumar los caminos porque por ahora 10.000 lectores de mi poema en mi página web no legitiman tanto como los 100 que tengan el libro. Por lo menos por ahora?. Por su parte, el escritor y cineasta español Vicente Molina Foix, cree que ?la literatura tiene otro ritmo y otra dimensión a estas cosas que son paraliterarias?. El blog ?sí puede promover la lectura, siempre es bueno todo lo que promueva la lectura y la difusión de la literatura?, comentó a la AFP. Pero eso no significa que de allí salgan grandes obras literarias, opinó. ?Lo que pasa es que en la red también se leen muchas estupideces. Siempre se han hecho muchas estupideces. La literatura en libro está llena de basura, eso lo olvidamos, pensamos que todo es Onetti, Proust, García Lorca. En todas las épocas la mayor parte de los libros que se publican son basura?, indicó. ?Lo que pasa es que la basura se degrada pronto y los libros que quedan, quedan. Creo que con los blogs pasará lo mismo. Aunque a lo mejor, de repente hay un bloguero desconocido maravilloso que es un gran autor?. Meneses, en cambio, defiende el valor del blog en sí mismo. ?Hay que sabotear a los que quieren secuestrar la literatura o lo literario como que sea su campo. Creo que la literatura es muy amplia y siempre ha sabido moverse en distintos ámbitos?, aseguró.

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8 de agosto de 2010
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Lo nuevo de Bruzzone

Félix Bruzzone Una de mis decepciones de esta visita a Montevideo es el descubrir que, pese a estar a dos horas en buquebus y 65 dólares en avión, la distancia entre Montevideo y Buenos Aires es tan grande como la de que puede existir con cualquier otro país. Las ediciones argentinas no llegan acá tan rápido no tan abundante como deberían llegar (y las uruguayas, me imagino, demoran también). Por ejemplo, parece imposible encontrar el último libro de Félix Bruzzone, Barrefondo, que esperaba leer.  (PD.- Acaban de decirme que quizá en la librería Yenni uruguaya la vendan, dejo esto y me voy para allá) Tendré que esperar algunos años para leerlo, supongo. El sistema no funciona. Me conformaré por ahora con la reseña de Daniel Gigena en el ADN Cultura:

Amplificación del cuento homónimo publicado en 2007 en la antología de relatos En celo , la segunda novela de Félix Bruzzone (Buenos Aires, 1976) sustituye el erotismo por la intriga. Falso policial (o parapolicial, en este caso), retrato de una vida arruinada (o casi), juego autorreferencial (el autor comparte oficio con el protagonista), picaresca suburbana y pesadilla a la manera de El proceso kafkiano, Barrefondo es un texto híbrido, difícil de clasificar y desigual. La acción transcurre en un territorio frecuentado por varios narradores literarios y cinematográficos contemporáneos: el conurbano bonaerense; Ángela Pradelli, Pablo Trapero, Juan Diego Incardona, Leandro Oyola, Raúl Perrone, Sergio Olguín presentaron variantes más o menos infelices de la vida en el Gran Buenos Aires. Bruzzone había aportado a ese conjunto diverso el delirio de sus tramas y la incorrección política, unida a la entrada en escena de un nuevo personaje en la literatura argentina: el hijo de desaparecidos. Así como en algunos cuentos de 76 y en Los topos las historias transcurrían en Moreno, la de Tavo, el protagonista de Barrefondo , avanza entre Don Torcuato y Campo de Mayo, un universo irregular conformado por barrios cerrados, villas miseria, clubes de rugby, basurales a cielo abierto, la ruta 202 y un ex centro de detención del Ejército argentino. Llegado del campo, Tavo trabaja como parrillero y delivery hasta que el Rey de Reyes, un contratista de la zona, le ofrece la oportunidad de convertirse en piletero. El calor lo trastorna un poco, lo hace dialogar imaginariamente con Yuyo, un ex compañero de trabajo e inventor de palabras que a Tavo se le quedaron ?pegadas a la lengua como chicles en la ojota?. Una y otra vez, se cuenta su biografía de semihuérfano al cuidado de su abuelo (como en los textos anteriores, aquí también las fantasías sobre la identidad y el origen familiar dejan su impronta), reconstruye su matrimonio con Gaby y el accidente que paralizó a Joan, su hijo; alucina pájaros, puntos negros, bichos, manchones de aceite en el cielo, ¿también disparos?, mientras limpia las piletas de casas donde abundan las adolescentes provocativas y las cuarentonas infieles (resabio sexista del cuento de 2007). Una tarde cree ser testigo de un crimen, y de ahí en adelante una corriente de paranoia toma las riendas del relato. Bandas que asaltan countries ; comisarías paralelas que, según sople el viento, protegen o persiguen a los delincuentes; un suegro ex policía enriquecido gracias a la seguridad privada e incluso Andrés Thea, un poeta ?justiciero? (eufemismo para designar a cierta clase de psicópata), degradan a Tavo, lo utilizan de informante, lo amenazan, lo muelen a golpes, lo sodomizan y, finalmente, le dan la posibilidad de rescatarse. La inclusión de los poemas ?acuáticos? de Thea, que impregnan el relato de una irrealidad similar a la de las tribulaciones del protagonista y la irrupción, en la voz del protagonista, de una lengua ajena, de segunda mano, heredada de Yuyo, restituyen a la escritura de Bruzzone un gesto de experimentación lúdica en medio de un drama proletario. Algo fallida, esa jerga privada en donde los otros pueden ser ?palo-loco-palo? o ?pamelos?, o un piletero alguien ?caramelo-caramelo?, intenta fortalecer a un personaje inestable, líquido y cambiante por medio de la singularidad de su voz. Sin embargo, es cierto que, como razona Tavo, ?no se puede arriesgar y al mismo tiempo tomar precauciones?.

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7 de agosto de 2010
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Una entrevista en EFE

En Montevideo La agencia de noticias EFE ha tenido la gentileza de entrevistarme en Montevideo, dentro del Festival Eñe Latinoamérica. Una entrevista extensa a las 10 de la mañana (es decir, las 8 de la mañana para mi cuerpo sin cambio de horario) donde hablamos de muchas cosas. Lo que más le interesó a la periodista, sin embargo, es el tema del libro que acabo de terminar: una novela juvenil cuyo tema central es la tolerancia gay. En efecto, el tema del machismo en la literatura latinoamericana es algo que me obsesiona últimamente (de hecho, estoy haciendo una serie de reseñas de libros de distintos países y autores, enfocándome en cómo tratan el tema del sexo esos autores) y así se reflejó en esta novela para jóvenes. Desde luego, no tengo la menor idea si este libro se publicará o no. Como le dije a la periodista, mi interés principal en que se publique es que a partir de la novela se pueda discutir temas como la tolerancia sexual y, en general, la tolerancia y la existencia del otro, entre alumnos de 14 a 17 años. Pero ¿están los profesores preparados para hablar de esos temas con sus alumnos? Quizá no y este libro sea solo un esfuerzo inútil. Pero al menos existe, por ahora. Aquí la entrevista:

El peruano Iván Thays está decidido a que su próximo libro logre provocar un cambio en todos esos jóvenes latinoamericanos que, según el escritor, sufren la influencia de una literatura ?machista? que ?fomenta la intolerancia?. ?El tema principal de este siglo es la tolerancia?, señaló hoy a Efe Thays, que participa estos días en el encuentro literario Festival Eñe de Montevideo. Con esa idea en mente, el autor de ?Un lugar llamado Oreja de perro?, se decidió por dar el salto a la novela juvenil y así ?romper? con la imagen machista que propone a los adolescentes la literatura latinoamericana. ?Los libros que les dan los profesores son tremendamente machistas y es inevitable que eso les influya para mal?, subrayó el peruano, elegido en 2007 durante el encuentro ?Bogotá 39? como uno de los escritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años. El protagonista de su nuevo libro, cuyo título provisional es ?El orden de las cosas? y que aún no tiene fecha de publicación, es un joven futbolista homosexual que sufre la discriminación de sus compañeros de colegio. ?Decidí escribir un libro para jóvenes porque encontré un mensaje, algo que quería enseñar, pero no creo que siga ahora por ese camino?, indicó el escritor, ganador en el 2000 del Premio Príncipe Claus. Mientras lo escribía, el género juvenil le permitió liberarse de ?ciertas obsesiones? formales y ?escribir largas escenas de amor adolescente? y narrar partidos de fútbol. ?Es la primera vez que me ha dado pena terminar una novela?, afiormó.

Otro tema que tocamos, inevitablemente, es el del blog. Mi visión del Moleskine Literario quizá coincida con la de mis detractores. Pero eso es lo de menos porque sé que coincide, definitivamente, con la de mis lectores. Y como aconseja el Arcipestre de Hita, que cada uno saque mejor consejo de lo que ve. Dice la nota respecto al blog y al Festival donde estoy participando:

Su blog ?Moleskine? recibe miles de visitas al día y le permite hablar ?sin demasiada densidad? de la actualidad literaria. ?Allí soy chismoso, superficial, actúo como comentarista, casi al contrario de lo que soy como escritor?, explicó Thays, que hasta hace unos años conducía en Perú un programa de televisión dedicado a los libros. Asegura que su trabajo en el blog no ha influido en su literatura, aunque sí teme que haya dañado su imagen pública ya que los críticos tienden a traspasar su ?actitud frívola? desde internet a sus novelas. En cualquier caso, Thays ya es un buen conocedor del mundo de la crítica literaria e incluso apuesta por dar mayor confianza a lo que se comenta en internet sobre los libros. ?Se tiende a pensar que cualquier tonto puede abrir un blog y hacer una crítica y que en un periódico eso no pasa. Pero también hay en los diarios críticos que son como monos con metralletas y en internet comentarios que tienen mucha sensatez?, aseguró el poeta. Dentro y fuera del ciberespacio, Thays prefiere no guiarse demasiado por las opiniones de los demás, y se limita a dejarse influir e inspirar por otras cosas. Los encuentros como el Festival Eñe que le ha traído hasta Uruguay le resultan del todo ?provechosos?, porque a los que de verdad le interesa escuchar es a sus colegas. Por eso, confiesa que si bien disfruta de las conferencias, los debates y las preguntas de los lectores, también le encanta ese ?otro festival?, el que se crea en los almuerzos y cafés que, entre acto y acto, reúne espontáneamente a los escritores más dispares.

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7 de agosto de 2010
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El Boomeran(g)
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