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Eder. Óleo de Irene Gracia

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Ricardo Sumalavia entrevistado

Ricardo Sumalavia Hace unas semanas, Ricardo Sumalavia vino de Burdeos a Lima a presentar su novela Mientras huya el cuerpo, editada por Estruendo Mudo. Una novela híbrida que tiene un relato policial y, luego, la explicación del método de composición del mismo. Carlos Sotomayor lo entrevistó para su blog “Letra Capital”. Ahí confirma la apreciación de Carlos Calderón Fajardo sobre que esta es su novela más peruana a causa del exilio. Aquí algunas preguntas:

?Se suele decir que una novela surge a partir de una una idea o imagen inicial, es ese sentido, cuál fue el disparador de Mientras huya el cuerpo. Si he de partir de una imagen, creo que sin duda te diría la de un hombre atado a una silla. A partir de esta se pueden decir y escribir muchas cosas. Surgen muchas preguntas. Luego la presencia de un detective, y que fuera justamente él el hombre atado a esa silla, vino de una manera natural. Desde ya empezaba con el héroe en problemas, solo, en medio de una habitación abandonada, aguardando que alguien más, o nadie, decidiera su destino. De aquí la madeja va sola, para atrás y para adelante. A este sujeto se le iba la vida, su materialidad, su realidad, y con él la memoria de los otros. Yo tuve una necesidad de hablar de esos instantes, de hurgar en ellos, y así va apareciendo una investigación, policial de un lado, vinculado con el Perú de fines de los noventa, y otra en un sentido más amplio, analizando incluso las fichas antes de moverlas. ?¿En qué momento y cómo decides la estructura que finalmente tiene la novela? Como sabes, la novela, luego del cuento policial que le da inicio, es una suma de fragmentos que buscan dar una explicación a cada elemento de ese cuento. Esto me llevaba a cierto caos, pues la novela también tiene como principio la dispersión, dejarme llevar libremente para encontrar la motivación última, a veces intelectual, otras íntima, personal, de cada pasaje. Por esa razón, después de todo ese rastreo, que pasa desde mis años de infancia en Barrios Altos, mis lecturas, mi formación como escritor, mi vida fuera del Perú, crímenes de mujeres apuñaladas en diferentes épocas, etc., se impuso la necesidad de darle una aparente coherencia, y que mejor que hacerlo desde el propio caos. De allí ese final como un torbellino. (…) ?Apolo tiene de Apolinario; sin embargo, también tiene de ti, del autor. Como Flaubert, ¿de alguna manera tú eres Apolo y los demás personajes? Es innegable que las nociones de identidad están en crisis, y esto no tiene por qué ser negativo, ni reciente. Creo que nos cuesta cada vez más fijar las coordenadas para saber quiénes somos y dónde estamos. Por esa razón, siempre me atrajo la idea de una construcción de la identidad a través de las palabras, que seas tu propia voz, o la voz, o las voces, que vas asumiendo en la escritura. Esto ya lo planteé en mi anterior novela, Que la tierra te sea leve. La idea de esas identidades mutantes que son una y todas a la vez. Y esta novela, Mientras huya el cuerpo, pasa lo mismo. Soy Apolo, Apolinario y cada uno de los personajes. Y cuando hablo explicitamente de mí, estoy también hablando de ellos. (…) ?Carlos Calderón Fajardo decía en la presentación que ésta era tu libro donde el Perú estaba más presente. ¿El estar varios años fuera influye de alguna manera en esto? En mi caso sí. La distancia me refrescó la memoria. Permitió que pudiera verme y redescubrirme en distintos momentos de mi pasado. Y en esta dinámica de reconocimientos, ver el Perú y hablar de él, que en realidad es ver y hablar del Perú que me tocó, muchísimo más localizado e íntimo, también correspondía para lo que yo quise contar. Hablar de Apolo y Apolinario es imposible sin un referente más amplio, así me los tenga que inventar completamente.



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28 de junio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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La lámpara

En el barrio de las galerías de arte de París, entre el Sena y Saint Germain des Près vi expuesta en un escaparate la lámpara de sobremesa "Diábolo", del diseñador francés Max Ingrand.

Se trata de una composición en vidrio y latón que combina de manera pecaminosa (diabólica) un grupo vertical de cuatro a seis triángulos tan calculadamente dispuestos que la memoria es impotente para recordar su orden y su concurso  de luz. No posee la fragilidad del cristal sino la vulnerabilidad superior del equilibrio del Mal. La lámpara podría volar o hacerse añicos, mantenerse en pie o desaparecer como una visión inmortal. Y de esto me parece que habla expresamente su presencia. No es la mano ni la mente, ni la mesa de trabajo ni la experiencia del oficio quienes le dan entidad. La entidad o la identidad no procede a estas alturas (fue concebida cerca de 1960)  de paternidad alguna. Existe como sujeto puro más que como objeto elaborado y de ahí procede su temible fascinación. Puede estar y no estar de acuerdo a su capricho puesto que ella entera es caprichosa desde la base al azimut.

Después de varias visitas a la tienda dijeron que había sólo cuatro ejemplares iguales repartidos por el mundo. ¿Todos en Francia? ¿Alguno en las islas Caimán? Al misterio  de la lámpara lo acompañan dos factores más. Uno: que su autor, repetidamente premiado por sus diseños y director por un tiempo de la superfábrica de cristales Saint Gobain, el murió a los 60 años habiendo obtenido, entre otras distinciones, la de oficial de la Legión de Honor. Pero todo esto no es nada en su vida si se tiene en cuenta lo que viene después de ella. La lámpara, que medirá unos treinta y tantos  centímetros,  no está hecha con materiales nobles ni seminobles. Y posee, sin embargo, el honor de ser inasequible para el 95% de la humanidad. En esa tienda, Jacques Lacoste, en el número 12 de la rue de Seine la venden por  60.000 euros. Es el precio de su única unidad localizable. La unidad es pues así la santísima condensación del deseo y la síntesis extrema de la maldita belleza. Una síntesis tan particular, que su estética bien podría significar el alma oculta del autor y su martirio. O bien, llevando el precio carísimo a la máxima estima, el artículo sería una molécula del mismísimo diablo reproduciendo su amor.



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28 de junio de 2012
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El tren de filósofos rusos

Hace cuatro años se celebró en la capital de Corea del Sur el Congreso Mundial de filosofía cuya próxima edición será el año que viene en Atenas. En los congresos precedentes había habido gran presencia de profesores americanos, mientras que era de notar la casi total ausencia de representación no solo de ciertos de los países llamados del "Tercer Mundo" sino de algunas ex- potencias como es el caso de Rusia. Concretamente en el congreso de Boston hace 14 años, apenas se contaba con una decena de representantes de ese país.
Por eso llamaba la atención en Seúl, el hecho de que se oía hablar ruso en los pasillos y en muchas de las salas. Y en efecto, el profesor Alexandre Chumakov, Vicepresidente de la Sociedad Rusa de Filosofía y firme defensor de esa disciplina en su país, había trabajado intensamente para lograr que cuatrocientos filósofos rusos se trasladaran a Seúl, la mayoría de ellos en un tren especial con origen en la estación Khazan de Moscú y llegada, tras un viaje de cinco días a Vladivostok, desde donde un barco especialmente fletado los condujo a un puerto próximo a la capital de Corea del Sur.
Acabado el congreso, el viaje de regreso se realizo de la misma forma, con la particularidad de que el tren se detenía en las ciudades del trayecto, los filósofos eran recibidos por las autoridades y allí donde había universidad profesaban alguna clase. El profesor Tomas Calvo traductor de Aristóteles y Presidente Honorario del Institut International de Philosophie puede contar interesantísimas anécdotas sobre esta caravana filosófica.
Evocaba estas circunstancias vinculadas al congreso de Seúl, cuando el pasado martes 25 viajaba en compañía del profesor Chumakov y de un numeroso grupo de filósofos de Moscú, San Petersburgo y otras ciudades del Oeste y del Norte en unos vagones especiales con destino de Nihzny Novgorod, donde esta semana, en un palacio de congresos donde se inscriben aun en piedra las imágenes de Marx, Engels y Lenin, no lejos del Kremlin de la ciudad cuyo parque público se vuelca sobre el Volga, dos mil participantes celebran esta semana el VI Congreso de la Sociedad Rusa De Filosofía. Merecerá sin duda la pena dedicarle un espacio suplementario a este evento.

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28 de junio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El euro es mortal

Hay frases de gran contundencia que jamás deberían pronunciarse. Convocan los miedos que aparentan conjurar. Contienen la negación de lo que enuncian. Sobre todo cuando salen de boca de un político al que la realidad desmiente habitualmente en sus palabras, sus programas y sus promesas. Decir que el euro es irreversible suena a oración para pedir la lluvia. Cuanto más se repite, como si fueran los misterios de dolor del santo rosario europeísta, más plástica se nos hace la negra e indeseable imagen de una Europa sin euro y un mundo sin Europa. Menos convincente suena, por tanto. Peor aún si lo dice quien ha declarado que está dispuesto a desmentirse y a incumplir sus promesas tantas veces como haga falta con tal de salir de la crisis. Todos le hemos entendido perfectamente: el euro es mortal y se nos puede morir en los brazos en los próximos días.

La cumbre europea de hoy y mañana tiene el encargo de evitarlo. Pero mentalmente ya hemos entrado en territorio desconocido. La reunión de los jefes de Gobierno y de Estado de los 27 trabajará presionada por esta perspectiva sin euro que hay que evitar a toda costa. Y no serán precisamente los países intervenidos y rescatados o en trance de serlo, cinco ya de los 17 miembros del euro, los que más la notarán. Sobre ellos actuó en su día el miedo al rescate y a los interventores hombres de negro, aunque fuera y siga siendo a cámara lenta y en formato de efectos diferidos como en España, donde han pasado 15 días desde que se anunció que se pediría hasta que se ha pedido efectivamente. Pero sobre los otros lo que actúa es el temor al regreso de las monedas nacionales, que significaría la aparición automática de barreras cambiarias y comerciales, el cuarteamiento del mercado único y el hundimiento del entero proyecto de Unión Europea. No es extraño por tanto que en las últimas horas las fábricas europeas de papeles, manifiestos, artículos y estudios de urgencia no den abasto para dar con la fórmula que abra el grifo a los eurobonos, la solidaridad salvadora, la unión de transferencias hasta ahora prohibida por Alemania, y garantice a la vez la austeridad, el control y la responsabilidad que exige Angela Merkel. De hecho, se llega hoy a la cumbre con ideas de sobra sobre cómo organizar la supervisión bancaria europea, mutualizar la deuda sin premiar el descontrol del gasto y combinar las políticas de ajuste fiscal con los estímulos al crecimiento. El problema es que muy pocas de estas ideas son de aplicación inmediata y mucho menos de eficacia probada a la hora de aplacar la apuesta de los mercados en favor de la mortalidad del euro. La canciller alemana, además, rechaza todo compromiso que cambie el orden de los factores en la ecuación salvadora: primero deben crearse los sistemas de control y responsabilidad y solo después llegará la mutualización de la deuda. Aparentemente no se siente presionada por el temor a la muerte del euro. Vistas así las cosas parece claro que la cumbre pende de un hilo. Hay que sumar luego los habituales intereses de cada uno de los países de mayor peso. Reino Unido se descolgó del Pacto Fiscal en diciembre y teme los acuerdos que puedan afectar a su banca, a la plaza financiera de Londres e incluso a su participación en el mercado único. Francia prefiere dilatar las cesiones de soberanía y eludir las políticas de rigor o las reformas de su Estado de bienestar y su mercado de trabajo. La tozudez de la canciller Merkel ha quedado acuñada en una frase con futuro: no habrá eurobonos "solange Ich lebe", mientras yo viva. El semanario Der Spiegel, en consulta con expertos bancarios, echa las cuentas de la catástrofe. Para el conjunto de la UE la defunción del euro llevaría a una caída del 12 por ciento de la producción. La industria exportadora alemana quedaría gravemente tocada por la caída de ventas a los países periféricos que devaluarían su divisa entre un 20 y un 40 por ciento. Los bancos europeos, y especialmente los alemanes, experimentarían también pérdidas enormes por los riesgos contraídos en los países periféricos. Lo mismo sucedería con las pérdidas que podría generar el impago de las deudas soberanas en el Bundesbank, directamente por 700.000 millones, e indirectamente por la parte de los 200.000 millones comprados por el Banco Central Europeo. Der Spiegel asegura que el sistema de pensiones alemán quedaría también afectado. La economía alemana se encogería un 10 por ciento y superaría rápidamente los cinco millones de parados, según un informe confidencial del ministerio de Finanzas citado por el semanario. "Los funcionarios están tan horrorizados por las conclusiones que han preferido mantener sus análisis bajo confidencialidad", asegura el semanario. Y añade: "Comparados con estos escenarios, el rescate, por costoso que sea, es un mal menor". Para salvar al euro lo primero que hay que saber, y decir, es que la moneda única europea, como todo en este mundo, es mortal y luego que puede perecer mañana si nadie la cuida ni se ocupa de ella.



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28 de junio de 2012
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La vida reflexiva … y la vida simplemente

Hace unos días evocaba aquí el argumento de Zenón relativo a la imposibilidad de superar la distancia espacial que nos separa de un objetivo (habría antes que recorrer la mitad del trecho espacial, y a continuación la mitad de la mitad, y así sucesivamente al infinito) señalando lo absurdo que sería creer que Zenón nos invita a renunciar en la práctica a ponernos en movimiento en función de nuestros intereses y deseos.
En la senda trazada por la distinción de Parménides entre la vía de la opinión y la vía de la verdad, son muchos los momentos clave de la historia del pensar en los que surge una dualidad entre la vida reflexiva y la vida simplemente. La metafísica que emana de la Mecánica Cuántica es una de ellas.
Aun cuando la reflexión que sigue a ese paradigma de "ciencia natural de una época", que es la física cuántica, apunta a mostrar la verdadera esencia del entorno natural (las leyes que auténticamente rigen el continuo espacio- temporal en el que nuestro existir transcurre), sus evidencias no siempre son coincidentes con las condiciones subjetivas de posibilidad de insertarse en ese mismo entorno. Por ello en un texto citado aquí hace unas semanas, el gran John Bell separaba sus convicciones subjetivas (su creencia en un mundo con cosas dotadas de objetivas propiedades) de las evidencias que se infieren de su teorema.
Si quieres alcanzar la puerta de salida en una situación de alarma actúa en lugar de pensar a la manera de Zenón, pues en ocasiones el pensar no es un expediente del vivir: tal sería la moraleja zenoniana. Y sin embargo, superada la urgencia, garantizada por un momento la subsistencia, el pensar es no sólo posible sino también espontáneo. Por eso, aun viviendo como si una preestablecida armonía garantizara la no aleatoriedad de lo que puede advenir, aun siendo subjetivamente fieles a la convicción de que el mundo está regido por principios que garantizan una regularidad y permiten hacer previsiones sobre las cosas individuales, el "ardiente deseo de toda mente pensante" evocado por el físico Max Born, esa aristotélica naturaleza que pugna por comprender ( a la que aquí tantas veces he hecho referencia) se abre camino y - ya sea en la asténica forma del experimento mental- nos mueve a contemplar qué forma cabe para el mundo, cuando los principios ontológicos constitutivos de lo que han sido todas nuestras representaciones del mundo son evacuados.

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28 de junio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Julio Ramón Ribeyro, cuentos de circunstancias

Este es mi post de hoy en el blog Vano Oficio en “El País” de España.

Julio Ramón Ribeyro. Fuente: Okiperú Ribeyro vivió en París durante la época del Boom literario, coincidió con todos los escritores célebres de esos años y ninguno le mezquinó una palabra de elogio. Sin embargo, es uno de los “olvidados” del Boom, quizá porque la fama siempre le fue esquiva o porque, al contrario, fue él quien esquivó a la fama debido a su personalidad anti-Boom: no solo era discreto, inseguro y con una gran “tentación al fracaso” sino que, además, era muy silencioso. El silencio -salvo excepciones- no se lleva bien con el éxito. El escritor peruano regresó a Perú unos años antes de su muerte. Se compró un departamento frente al mar y se rodeó de amigos, cómplices literarios. Además, descubrió que aquí lo admiraban muchísimo: en un homenaje que le brindó una municipalidad, el público que se quedó fuera del recinto lo obligó a mostrar su afilada figura y saludar desde el balcón municipal bajo el coro “Ribeyro es del pueblo”. Muchas veces lo vi caminando por el malecón de Barranco; por entonces yo dictaba cursos en un instituto que quedaba frente a su edificio. Su timidez se mezcló con mi propia timidez y nunca me acerqué a agradecerle sus obras. Ahora me arrepiento. Cuando Ribeyro murió había recibido, meses antes, el premio de la FIL Guadalajara, cuando se llamaba “Premio Juan Rulfo”. No llegó a recogerlo, pero sí pudo disfrutar que celebraran su calidad también fuera del país. Aunque la obra de Ribeyro que prefiero son los fragmentos, ideas y aforismos reunidos en Prosas apátridas, sin duda fue un cuentista prolífico que redactó algunas piezas memorables. El espíritu de la Euro2012 me ha poseído, así que dejo aquí un once titular: mis once cuentos favoritos de Julio Ramón Ribeyro. Una guía para no iniciados. 1. Los gallinazos sin plumas: Una relato que parece el guión de una película neorealista urbana italiana. Dos niños que recogen basura para alimentar un chancho. El animal más grande se engulle siempre al más pequeño. Los niños, gallinazos sin plumas, se defienden, pero la ciudad tiene las fauces más abiertas. 2. Por las azoteas: Fue el primer cuento que leí de Ribeyro. y la primera vez que lloré frente a un cuento. Lo releí muchas veces durante el colegio y nunca dejé de lagrimear. La relación entre el niño y el abuelo jubilado es perdurable. 3. Espumante en el sótano: Siempre me pareció extraordinaria la capacidad de Ribeyro para retratar una situación con detalles. Cuando el protagonista de este cuento llega a su centro laboral, para auto-celebrar sus 25 años en la empresa, con unas empanadas bajo el brazo y una botella de espumante bajo el otro, el lector termina conmovido y asbolutamente rendido antes de que acabe el cuento. 4. Las botellas y los hombres: Un padre y un hijo se enfrentan, en una pelea ritual que no solo resume la complejidad del amor filial sino además el proceso de transformación en que el hijo se convierte en padre y protector. La última escena, cuando le coloca un anillo al cuerpo vencido del padre, es épica. 5. La primera nevada: El mejor cuento que he leído, de cualquier autor, sobre el exilio. Un peruano tímido se deja apabullar por otro peruano, vividor y decidido, que invade su departamento. El cuento avanza en una tensión impresionante entre ambas formas de vivir el exilio y termina con una nevada que solo es la primera que caerá en sus vidas. 6. Silvio en el rosedal: Aunque no me gusta toda la arquitectura simbólica, demasiado obvia, detrás del cuento, lo cierto es que la historia resulta maravillosa cuando descubrimos que Ribeyro ha querido enseñarle a su protagonista que solo se puede vivir en el presente. En el presente no existe felicidad ni amargura, solo paz. Una enorme lección de vida. 7. Alienación: La historia de un joven mulato que quiere transformarse en un gringo, impulsado por el amor a una chica y por su deseo de triunfar en un mundo de blancos. Aparece en ese relato una frase de construcción memorable: “Precisemos que se llamaba Roberto, que años después se le conoció por Boby, pero que en los últimos documentos oficiales figura con el nombre de Bob. En su ascensión vertiginosa hacia la nada fue perdiendo en cada etapa una sílaba de su nombre.” 8. Al pie del acantilado: Muchos consideran este cuento, donde una familia sin recursos intenta resistir la dureza de la ciudad, como el único cuento de Ribeyro donde los personajes no fracasan. Aunque la vida los trate con rudeza, ellos son “como la higuerilla” y siempre resistirán. 9. La insignia: Un cuento breve, fantástico, de inspiración kafkiana. Un sujeto encuentra una insignia en un basurero que le cambia la vida. Al final, aunque el cuento se ubique en una realidad absurda, no cabe duda que, como en las mejores ficciones fantásticas, es un espejo de la realidad-real. Todos llevamos una insignia puesta para movernos en una vida que no nos gusta ni entendemos. 10. El profesor suplente: El personaje más estremecedor de su obra es este “profesor suplente”, un hombre sin fortuna a la que un día se le da una oportunidad, reemplazar a un profesor de historia, que él desperdicia dando vueltas por las calles y por sus pensamientos, sin virtud alguna, hundido en sus temores. Si fuera alcohólico, podría ser un personaje de Joseph Roth. El retrato mismo del fracaso y las cabes que nos ponemos a nosotros mismos. 11. Solo para fumadores.- Un cuento extraordinario sobre el vicio. Alrededor del acto de fumar se cuentan anécdotas, algunas autobiográficas, donde el cigarrillo se convierte en dueño de la vida de quienes lo consumen. El relato está lleno de divagaciones y digresiones. Pronto entendemos que habla de cigarrillos pero se refiere, sobre todo, del gran vicio (o “dulce condena” como diría Onetti) que es el acto de escribir. Ribeyro nos ha dejado su arte poética.



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27 de junio de 2012
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Como hijos de Marco Polo

Gracias a una fatigosa mudanza he podido platicar con un selecto grupo de transportistas que no han interrumpido la faena ni siquiera para ver el partido de la copa europea, o como se llame. Caso extraordinario. A lo largo de dos días durísimos, cargando toneladas (no exagero: había que desplazar una enormidad de libros que han sumado casi tres mil kilos), subiendo y bajando muebles, pero también protegiendo delicadamente cada copa de cristal, sólo descansaban una hora al mediodía para dar cuenta de los bocadillos que ellos mismos se traían de casa. Es posible que la presente ruina general, muy darwinianamente, deje vivos tan sólo a los mejor preparados para la adaptación. Esta brigada, desde luego, me ha parecido que cumple exactamente lo que nos exigen la señora Merkel y asociados, es decir, arrojar al pasado el ídolo del haragán mediterráneo.

     Les he manifestado mi admiración, sobre todo si los comparaba con anteriores mudanzas más, por así decirlo, castizas, y me han dicho que ellos trabajan a destajo desde hace años con excelentes resultados: no han tenido que parar ni un solo día. El jefe sonreía mirando a sus colegas y ha añadido: "¡Nos tendría que ver en Rusia!". El otro ha exclamado: "¡No, mejor en Kazajstán!". El meneo de cabezas y el intercambio de risitas irónicas recordaba el tiempo glorioso del servicio militar.

     Esta gente trabaja mucho con países del este y diferencian entre Rusia y "lo que queda más allá" como los colonos americanos entre la costa más o menos civilizada y el lejano Oeste. En las fronteras rusas actuales tienen problemas cada tres o cuatro envíos. El más celebrado fue aquel, muy al principio, cuando les detuvieron con un camión cargado de cerámica valenciana y uno de los oficiales empezó a pasear por sobre las cajas y embalajes un extraño artilugio que emitía pitidos. "Esto es un radiaktifo", acabó diciendo con aire desolado. "No pasan. Muy radiaktifo". Los transportistas comenzaron a llamar a España, a Valencia, a los empresarios y a preguntar si la mercancía había sido sometida a un tratamiento químico especial etcétera. Dos días estuvieron con estupenda buena voluntad buscando una explicación, hasta que uno de los directivos de la empresa les preguntó si le habían dado al oficial los habituales trescientos euros. Cruzaron al instante, no sin que antes, con absoluta seriedad, el oficial ordenara que el camión fuera rociado con una espuma que olía a lavanda. "¡Limpio!, exclamó el aduanero con una sonrisa triunfal. ¡Eliminata toda radiaktifa! ¡Limpio como mirada de ninio!". Ahora cada vez que llegan a la frontera rusa preparan trescientos euros que se añaden a la factura.

     Más allá de Rusia, sin embargo, las cosas no son tan simples. En Kazajstán ningún transporte viaja solo. Han regresado las caravanas medievales. Orugas de un kilómetro formadas por enormes camiones atraviesan el país con gente armada a comienzo y final del convoy. Han renacido las bandas de salteadores y forajidos y muchos camiones que se arriesgan a ir solos son abordados por bandidos que ya no atacan a caballo y espingarda sino en todoterrenos con una ametralladora atornillada al capó.

     Como en los tiempos del feudalismo, allí hay que pagar cada vez que se cruza una ciudad. A veces incluso un pueblo. El soborno que en Rusia sólo se suelta una vez, puede llegar a pagarse hasta diez o doce veces en las antiguas repúblicas soviéticas, lo cual obliga a subir la factura del cliente, que es en último término quien alimenta a los corruptos. Son viajes azarosos, apurados, imprevisibles, que siempre han de hacerse en compañía de gente de la tierra, no sólo para labores de truchimán, sino también como guías en territorio comanche.

     "A pesar de todo, me dice el jefe, sale a cuenta. Tenga usted presente que es ya la única gente con suficiente dinero en efectivo como para comprar un camión entero de mercancía que se haga diez mil kilómetros de una tirada. Hemos llevado cargas y más cargas de grifería de lujo, de muebles antiguos, de televisores carísimos, teléfonos último modelo, piezas de recambio de automóviles para millonarios, electrodomésticos, perfumería, y en una ocasión varios cañones de bronce con serpientes de adorno". Y añade: "Imitaciones, claro", como si cupiera otra posibilidad. "¡Ah, pues no lo dude! Conozco un amigo que llevó el camión repleto de bombas de la segunda guerra mundial para un coleccionista. Desactivadas, según parece. En ese viaje, milagrosamente nadie le cobró la mordida. Bastaba con mostrar el nombre del cliente para que abrieran paso a gritos, empujándose y soplando en sus silbatos como energúmenos".

     En efecto, ya sólo hay dinero en los países intervenidos por las mafias de estado. Aunque quizás ya sólo tengan dinero los mafiosos en general, a la vista de lo que estamos constatando en nuestros bancos. No es que no tengan dinero, es que sus arcas están llenas de deudas. Parece lógico pensar que son las mafias las que ahora dirigen el mundo. Quizás no vaya peor, pero será duro adaptarse.

(Artículo publicado en Jot Down Magazine

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27 de junio de 2012
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Nuestra basura

No hay imagen más cotidiana, pero a la vez tan contradictoria, como la de guardar el cubo de basura bajo el fregadero. Porque evidencia con gran plasticidad el contraste entre la higiene y la mierda. Cierto es que existe una primera correspondencia entre ambos planos: los platos sucios en el superior, los desechos, en el inferior. Pero mientras bajo el grifo el agua devuelve la dignidad a la vajilla, las sobras del día se ocultan y se olvidan al igual que la muerte. El efecto liberador que produce la limpieza pasa por la sensación de pequeña eficacia que nos alivia al recoger las sobras y tirarlas. Y que nos ayuda a olvidar el hecho de que algo que fue se transforme en nada. La materia tiene esas ventajas a diferencia de la conciencia: desde el budismo hasta el psicoanálisis han ejemplificado la necesidad de identificar nuestros pensamientos basura y, en lugar de querer echarlos a un cubo, convivir con ellos de la forma más indolora posible. Nadie en su sano juicio piensa en su basura, pero nunca habíamos utilizado con tanto ímpetu esta palabra como adjetivo, desde la comida basura hasta los bonos subprime, la telebasura e incluso la cultura trash, que ha dado lugar a vanguardias efímeras y subversivas. En más de una ocasión algún periodista voyeur no ha perdido la ocasión de fisgar en la papelera de su «objetivo» y ha hallado verdaderas joyas, pues allí permanecen las huellas de nuestros hábitos, además de aquello de lo que queremos desligarnos. Concienciados de la necesaria sostenibilidad ecológica, los españoles hemos aprendido a reciclar, porque en el primer mundo todo detritus tiene que ser debidamente tratado: en 15 años hemos pasado de recuperar un 5% de los envases a casi un 70%. Y es que no hay asunto que indigne más a los vecinos que la suciedad, el olor agrio que exhalan los contenedores rebosantes de bolsas que asoman sus excrecencias, o el incivismo que no reconoce el espacio público como propio. La alcaldesa de Madrid, asfixiada por las deudas, ha anunciado que también se ahorrará en la recogida de basuras. A diferencia del norte de Europa, en la mayoría de nuestras ciudades ?igual que en París, Roma o Lisboa? los residuos orgánicos se recogen a diario porque tanto nuestro clima como nuestra dieta lo justifican. Se pone el acento en la eficiencia para «conseguir mejores resultados a menor precio», pero esta medida, que de ninguna manera puede basarse en cuentas cortoplacistas, debe respetar tanto la conciencia medioambiental como nuestra cultura mediterránea, en la que los cubos de agua y el fregado siempre han representado ese trance purificador que tanta falta nos hace. ¿Quién nos iba a decir que también habría que racionar la limpieza?

(La Vanguardia)

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27 de junio de 2012
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III. La siega de periodistas

El asesinato de los jóvenes alertó al país, estremecido ya desde hace años por una violencia ciega alentada por las pandillas de las Maras, los carteles de la droga, y la corrupción oficial, que da a Honduras el primer lugar en crímenes en el mundo, una tasa de 88 homicidios por cada 100 mil habitantes, sobre todo porque se vino a demostrar que las fuerzas de seguridad pública necesitan ser depuradas a fondo, desde luego que hay asesinos y delincuentes dentro de sus propias filas, un reto para el presidente Joaquín Lobo y para cualquier que gane las elecciones el año que entra: una vez que la propia policía había identificado a los responsables de este doble crimen, los cuatro fueron apermisados por los mandos superiores para que pudieran huir.
Más de treinta periodistas han sido asesinados a balazos desde que se produjo el golpe de estado de 2009, y sólo en lo que va de este año la cifra es de diez, el último de ellos el corresponsal de la radio HRN Henry Suazo. Todos ellos trabajaban en la radio y la televisión en diversas ciudades y poblados del país, muchos ligados al movimiento de resistencia que se generó después del golpe de estado, pero el corresponsal Suazo se hallaba en el bando contrario. Quiénes están verdaderamente detrás de esta cacería contra los periodistas, es algo que no ha podido ser aún dilucidado, y aunque el gobierno tiende a atribuir las muertes a la delincuencia común, la versión no resulta creíble, sobre todo porque solamente unos pocos casos han sido dilucidados.
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27 de junio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Una recomendación desde Ucrania

Juan Pablo Varsky Llevar un libro a un vuelo, sobre todo a un vuelo intercontinental, es un riesgo y una decisión que no se puede tomar apurado. Juan Pablo Varsky, uno de los mejores periodistas deportivos que conozco y que admiro, ha ido a Ucrania para comentar las semifinales y la semifinal de la Euro2012. ¿Y qué libro se llevó? Un publicista en apuros, de Natalia Moret. Lo descubrí hoy en Twitter.

Una recomendación de un hombre culto e inteligente, además de excelente futbolero, como Juan Pablo Varsky para mí vale más que muchas reseñas. ¡Felicitaciones, Natalia!



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26 de junio de 2012
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