Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Cataluña yihadista

Las noticias más recientes no admiten bromas. El grupo terrorista desarticulado por los Mossos d'Esquadra preparaba unos atentados que pretendían colocar a Barcelona en el mapa de la yihad emprendida por Al Qaeda y el Estado Islámico para imponer su califato y extenderlo, primero a las actuales tierras de mayoría musulmana, pero después a los territorios irredentos, que en algún momento de la historia fueron parte de la umma, es decir, la comunidad de creyentes musulmanes. Cataluña, que nadie se engañe, está en el mapa de Al-Andalus que manejan tales fanáticos. Europa entera se encuentra en su punto de mira, puesto que a los territorios irredentos añaden los derechos que genera la implantación de poblaciones inmigradas de países islámicos, que contarán muy pronto con capacidad de influir en el rumbo político de sus respectivos países. Las reacciones xenófobas e islamófobas son la otra cara de las pretensiones yihadistas. Unos pretenden islamizar Europa mediante el terrorismo y los otros defenderse de la islamización extendiendo las responsabilidades del terrorismo sobre toda la población islámica europea. Unos y otros se retroalimentan y encajan perfectamente en un juego violento que erosiona directamente los valores europeos. Muchos son los interrogantes que plantean las últimas actuaciones yihadistas. El más llamativo es el reclutamiento de nativos que se han convertido muy recientemente al islam y enseguida aparecen ya como cabecillas, sin pasar ni siquiera por las redes de proselitismo y de observancia religiosa del lugar donde viven. Tal hecho permite pensar que el yihadismo muta hacia una especie de ideología terrorista antioccidental, a disposición de quienes puedan sentirse desengañados por otras ideologías ultras de derecha o de izquierda, y que se desenvuelve perfectamente a través de las redes sociales y del asociacionismo más privado --en las reuniones del llamado tupperislam. No es un misterio, sino un argumento irresponsable, la vinculación entre los brotes de yihadismo desarticulados en Cataluña y el movimiento soberanista establecida por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y luego apoyada por algunos diarios madrileños con una bien pobre exhibición de fuentes y pruebas. Hay datos que no admiten discusión. En Cataluña hay proporcionalmente mayor número de ciudadanos, inmigrantes o no, de religión musulmana que en el resto de España, a excepción de Ceuta y Melilla. También hay, lógicamente, mayor número de oratorios y centros de culto. Y en buena correspondencia, es mayor la proporción de imames y creyentes salafistas, que practican un islam rigorista, atendiendo a la estricta literalidad del Corán y de los hadizes o dichos de Mahoma. Nos pueden ayudar a entender la evolución religiosa de nuestras sociedades, incluidas la catalana y la española, dos recientes encuestas, una del Pew Research Center, una de las más prestigiosos instituciones demoscópicas de Estados Unidos, referida a la evolución de las religiones en el mundo desde 2010 hasta 2050, y otra mucho más modesta sobre las actuales creencias de los catalanes, del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat. La encuesta del Pew Center ofrece algunas conclusiones relevantes, la más destacada que el número de musulmanes en el mundo llegará a igualar al de cristianos en 2070 e incluso lo superará en 2100. El planeta del siglo XXI será cada vez más bipolar, monopolizado por las dos grandes religiones, que suman ahora un 55% de la población mundial, pero estarán en el 61% en 2050 y alcanzarán el 69% en 2100. Tal situación va a favorecer sin duda la competencia, a veces en manos de quienes querrán tomar ventaja por las armas. Pero el motor del cambio no son el proselitismo ni la yihad, sino la fertilidad, mayor en el islam que en todas las otras religiones; el incremento de las expectativas de vida; la estructura de edad de la población; y en menor medida las migraciones y los cambios de religión. La encuesta confirma algo que ya sabíamos y que desmiente los temores apocalípticos de los identitarios europeos: los musulmanes se mantendrán en torno al 10% de la población europea. Es cierto que la cifra no está muy lejos del umbral actual en algunos países. En Cataluña, por ejemplo, según las cifras del CEO, los creyentes islámicos ya son el 7'3%, frente al 56'1 del conjunto de cristianos y el 30 de no afiliados (agnósticos, ateos y otros). Si ponemos en correlación ambas encuestas, veremos que la composición de la población catalana en cuanto a creencias es muy similar a la que ofrece actualmente Francia (63% cristianos, 7'5% musulmanes, 28% no afiliados) e incluso la que tendrá Europa en 2050 (65'2% cristianos, 10'2% musulmanes, 23'3 no afiliados). España registra en 2010 un 78'6% de cristianos, un 2'1% de musulmanes y un 19% de no afiliados, mientras que en 2050 (65'2, 7'5 y 26'5) se acerca muchísimo a lo que es ya hoy Cataluña. Aclaremos que no hay derecho a conectar el terrorismo con el islam como religión y como comunidad de creyentes, como no lo hay a conectarlo con el independentismo, como posición política y como movimiento. En sentido estricto, tampoco hay una relación de causa y efecto entre prácticas salafistas y yihadismo, aunque la correlación, probablemente formulable incluso matemáticamente, es más que probable. Si en Cataluña hay más salafismo, y por ende, más yihadismo, es por motivos históricamente muy conocidos de mayor similitud e incluso de posición avanzada respecto a las tendencias del conjunto de Europa, por más que algunos quieran invertir estos hechos para convertirlos en motivo de discordia y denigración.

Leer más
profile avatar
13 de abril de 2015
Blogs de autor

Delirios

Cada época tiene que soportar su desatino, y la nuestra, enfebrecida tras la caída de dioses, demiurgos y poetas, se ha enfangado en el delirio. En la escena de la política nacional el espectáculo parece la entrega por capítulos de un culebrón de sobremesa. Inquinas y corrillos en el Partido Popular: que si unos quieren la cabeza de María Dolores de Cospedal y otros desestabilizar a Rajoy. El ventilador de Bárcenas amenaza con ensuciar la reformada Génova y la Moncloa en un dos por uno, mientras las encuestas electorales se empeñan en marcar una tendencia al declive. Miembros de UPyD han declarado que su partido se ha convertido en una especie de secta a causa del yoísmo de su líder, que no teme a peluqueros ni a disidentes, más bien todo lo contrario, mientras Rivera ofrece barra libre y refugio ideológico a los infieles. En el panorama internacional, el último atentado en la Universidad de Garissa (Kenia) demuestra que el yihadismo, dispuesto a extender un estado de terror allá donde lleguen sus tentáculos, es un frenopático descontrolado. Como contrafuerza al laicismo occidental, entregado a los brazos del materialismo en nombre de la dolce vita, el islam ha sido secuestrado por los extremistas que citan los mismos textos que cualquier otro musulmán considera sacrosantos. Como razonaba hace unos días en The Wall Street Journal la activista holandesa-somalí Ayaan Hirsi Ali, que ha tenido que vivir escondida y escoltada por guardaespaldas por sus críticas al radicalismo y que, acusada de islamofobia, vio como le retiraban un doctorado honoris causa en Estados Unidos: “El problema fundamental es que la mayoría de los musulmanes pacíficos y respetuosos con la ley no están dispuestos a reconocer, mucho menos para repudiar, la garantía teológica para la intolerancia y la violencia incrustada en sus propios textos religiosos”. “Deberían suavizarse ciertos aspectos del islam que, como se ha demostrado, abonan el terreno para la opresión y la guerra santa”, insistía Hirsi Ali. El último libro de Zygmunt Bauman -con Leonidas Donskis-, Ceguera moral, explora la idea de que la sensibilidad es hoy un valor a la baja. Nadie disputa por ella, ni se reclama para desempeñar un trabajo ni se utiliza como criterio aplicable a la calidad. Algunos de los programas más vistos de la televisión huyen de ella como la peste, tratando de ligar desnudos en una isla desierta o queriendo casar a tu hijo mediante un casting e ilustran la preocupante pérdida de pudor -y valores-, como si la zafiedad fuese un grado. Hubo una época en que políticos, ciudadanos de a pie, artistas, y hasta los famosos de la tele, se esforzaban por ser más listos y competentes. Hoy, en cambio, la amalgama de mensajes en contra dirección ha acabado confundiendo la espontaneidad con la ignorancia, la realidad con el cutrerío, y los principios con el delirio. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
13 de abril de 2015
Blogs de autor

27. Contra lo "bonito"

Siempre he pensado que "lo bonito" es el grado cero del aprecio y la forma menor y menos provechosa de lo estético.

Lo explica muy bien Chantal Maillard:

 

 

[Chantal Maillard, Contra el arte y otras imposturas; Pre-Textos, Valencia, 2009, p. 73] 

Leer más
profile avatar
12 de abril de 2015
Blogs de autor

Ochenta Bibliotecas Aira

En una isla paradisíaca situada frente a las islas de Panamá vivía César Aira, en un bello palacio de mármol blanco. Era joven, y le encantaba escribir. Terminaba un libro y empezaba otro. Cuando entregaba uno ya había mandado otro a sus editores, y como siempre estaba escribiendo para al menos dos editores distintos no era raro que se le acumularan dos o tres novelas esperando ser escritas. Escribía sobre todo fábulas disparatadas (Las noches de Flores, El congreso de literatura), pero también podía ponerse algo filosófico (Actos de caridad, Los fantasmas) y no faltaban sus incursiones en la historia (Un episodio en la vida del pintor viajero), sus reflexiones sobre la literatura (Varamo) y sus viajes al principio de todo (El tilo). Escribía porque estaba en guerra con la Princesa Primavera, responsable, por su trabajo como traductora de novelas convencionales, de expandir por el mundo la ficción verosímil, el tonto "pasatiempo". César Aira debía ser el alma y la inspiración de una resistencia a esos valores. El ejército enemigo era superior, pero él contaba con un arma que valía por todas las demás: la sorpresa. No hacía ninguna planificación más allá de seguir algunas pistas de filiación vanguardista, y en el desorden sus libros se multiplicaban, hacían toda clase de maniobras irracionales que confundían más todavía al enemigo. Respetaba a quienes escribían novelas resignadas a ser una mera variación, un equivalente de otra cualquiera, porque eso querían los lectores, lo nuevo dentro de lo viejo, libros ya leídos, historias que se sabían de memoria, la anulación del tiempo. No pensaba ganar la batalla, la Princesa Primavera tenía una gran mayoría fiel dentro de la gran minoría que todavía leía libros, él sólo quería una pequeña minoría fiel. Su magia llevaba muchas décadas y había sobrevivido a todos los malos agüeros de la extinción de un público para sus libros. Llegó un día en que le dijeron que su rareza era tanta que se había convertido en el centro de atracción de la feria, y sus editores panameños querían hacer una Biblioteca César Aira, una suerte de réplica de todas las Bibliotecas César Aira que existían en las casas de lectores distraídos que, al ver esas novelas pequeñas y proliferantes que se podían leer en una hora o quizás menos, las habían comprado y se habían puesto a leerlas -no todas, era imposible- y, aunque a veces las tiraban por la ventana por abusar de su paciencia (Las aventuras de Barbaverde, El error), en muchas ocasiones llegaban a admirar la pericia, el genio de su construcción (El tilo, Dos payasos). No sólo eso, también había aparecido un ejército de escritores que escribían a su manera, de modo que las maniobras irracionales que encerraban sus páginas se habían convertido en una nueva norma de estilo. Los editores no se pudieron poner de acuerdo en cuáles de sus libros debían ingresar en esa Biblioteca, pero Aira les dijo que no había problema, que si no les gustaban algunas de sus novelas por suerte tenía otras. De modo que los señores Emecé hicieron una Biblioteca César Aira, que ya tiene como diez títulos (el último se llama La Princesa Primavera, narra una historia con ovejas ciegas, árboles de navidad que piensan y helados parlantes, e incluye un ensayo camuflado sobre la supersticiosa ética del lector contemporáneo), y los señores Random hicieron otra Biblioteca César Aira, que recién comienza con una novedad (El Santo) y cuatro relanzamientos. Hay para todos los gustos, para ochenta o cien Bibliotecas Aira. Aira, mientras tanto, pensaba que todo eso era una alucinación, pero con el mismo derecho podía decir que todo era alucinación, y que todo era realidad.

 

(La Tercera, 12 de abril 2015)
Leer más
profile avatar
12 de abril de 2015
Blogs de autor

Los muchachos contra los cruzados

Ellos ya han dominado un territorio, también remueven fronteras y quieren reavivar el califato, y todo mucho antes de que Abu Bakr al Bagdadi, el caudillo del Estado Islámico, apareciera en la gran mezquita de Mosul el pasado junio para anunciar a los musulmanes de todo el mundo que al fin tenían a quien obedecer como máxima autoridad política y religiosa descendiente de Mahoma: él mismo. Son como el Estado Islámico antes del Estado Islámico, en una geografía que solo el golfo de Adén separa de la península Arábiga donde todo empezó. Nacieron en Somalia, directamente de un Estado fallido, quizá el más fallido de los Estados fallidos, al revés que muchos yihadistas, nacidos para destruir los Estados existentes. Somalia, de vida miserable y agitada por golpes militares y guerras, se derrumbó del todo al terminar la Guerra Fría. Primero llegaron los señores de la guerra; luego, el régimen de los Tribunales Islámicos, y detrás, los últimos, los muchachos, Al Shabab en árabe, adscritos enseguida a Al Qaeda. Allí naufragaron hace dos décadas las Naciones Unidas y especialmente el contingente de marines de Estados Unidos diezmado en Mogasdicio. Bajo el título de Black Hawk derribado lo narró un filme que fue éxito en taquillas y propaganda contra futuras operaciones de mantenimiento de la paz. De aquella desolación salieron los muchachos. También la piratería que asaltó y secuestró petroleros y transportes, hasta obligar a la organización de una fuerza marítima internacional. Al Shabab está en decadencia en Somalia, geografía acreditada como la más peligrosa del planeta. Por eso los muchachos se dedican a la vecina Kenia, donde no les faltan los estímulos para su pulsión asesina. Cuentan con una abundante población de refugiados o de origen étnico somalí. También con el irredentismo territorial de una Gran Somalia que penetra en Etiopía, pero también en Kenia. Y quieren sobre todo castigar al Gobierno de Nairobi para que no siga interviniendo con la Unión Africana para poner orden en el país vecino. Y de ahí esos atentados de precisión diabólica, como el asesinato de 148 escolares cristianos en Garissa el pasado 2 de abril. Desde el otro flanco del continente, Boko Haram realiza idéntica labor en Nigeria. Ambos atacan a dos economías punteras, explotan las divisiones étnicas y religiosas y cuestionan las fronteras coloniales, con la misma coartada religiosa que el Estado Islámico y Al Qaeda, que asesinan cristianos coptos en Egipto o siriacos en Irak. Los cruzados, que es como ellos llaman a los cristianos, son el emblema de un programa de odio antioccidental que busca la secreta o a veces explícita complacencia de todos los musulmanes, con el señuelo del regreso de los tiempos en que la civilización islámica se imponía por su superioridad en todos los campos, también militar. 

Leer más
profile avatar
12 de abril de 2015
Blogs de autor

La hoguera de las tallas

A partir de los años cincuenta, la moda ha preferido los huesos a la carne. Ceñida, vaporosa o estructurada, la ropa se mostraba en sociedad ávida para sellar cinturas breves y ceñir el busto en el punto justo de sal. El ojo se acostumbró a las mujeres resumidas para apreciar la caída de los trajes sobre cuerpos reales aunque no lo parezcan. Porque la pasarela es una ficción movida por las agujas del sueño. Pero si Lisa Fonssagrives, Bettina Graziani o Twiggy hubieran “modelado” en la Francia de Hollande y de la ministra de Sanidad Marisol Tourraine, poco hubieran podido hacer en el Vaticano de la moda. Según Tourraine y el diputado Olivier Véran -neurólogo y autor de la propuesta de ley que estudiará la Asamblea- la moda debe de ser ejemplar y por tanto la delgadez debe de dejar de ser considerada un ideal. “Un índice de menos del 16 indica un estado de hambruna, y uno inferior al 18 demuestra una verdadera desnutrición”, dejó dicho. Los directores de casting, que muerden la palabra “gorda” de forma semejante a un mondadientes, han berreado contra la iniciativa. Y los popes de una industria que mueve decenas de miles de millones se muestran indispuestos ante la campaña que culpabiliza su canon estético como uno de los principales acicates que promueve la anorexia y bulimia. Ojalá la solución fuera tan simple para un trastorno multifactorial y complejo, aunque ello no exima la iconografía de mujeres calavéricas. No todas. Giselle Bundchen, la modelo mejor pagada del mundo, que anuncia su retirada a los 34 años. García Márquez no había escrito aún con esa edad El coronel no tiene quién le escriba ni Picasso había pintado el Gernika. Es el precio de la belleza, su temprana agonía. La de Giselle ha sido siempre ágil, de mujer gacela, flaca pero musculada, brasileña sin ser racial; la que hace surf, pare niños, diseña hawaianas y aunque sea la antítesis de Coco Chanel le pone chasis a la publicidad del N.º 5. En Francia se repite un viejo debate sobre índice de Masa Corporal (IMC) que ya atajó Esperanza Aguirre hace años en la Pasarela Cibeles pesando a las modelos y midiendo su IMC. No obstante, el actual fenómeno de las curvys se extiende con aquiescencia. Mientras antes, las tallas 46 y 48 se escondían en las trastiendas con modelos para ancianas, hoy la oferta se ha sofisticado. Candice Huffine, junto a Tara Lynn o Tess Holliday copan portadas y contratos, encantadas de conocerse con su sobrepeso -por otro lado, la talla media de la población femenina-. Otra XXL con sed de focos, Stefania Ferrairo, ha publicado en las redes su retrato con unas palabras escritas en su abdomen: “Soy una modelo”. Su cruzada personal se ha viralizado con frenesí. Ferrairo viene a decir que las tallas que la separan de Giselle no son un hándicap para que no la adjetiven. Como son las cosas, hoy he abierto un folleto con recomendaciones del dr. Valentí Fuster para que las mujeres se conciencien de su salud cardiovascular, y de una de ellas reza: mídase su abdomen, es más certero que el IMM, y si excede de los 82 cm, déjese de tallas y empiece a correr. Battle a la extremeña / José Antonio Monago Arranca la campaña de las elecciones locales y autonómicas con mucho flow, el que el barón rojo pepero, José Antonio Monago, ha querido darle a su rap “Extremadura, como única doctrina”. Con buen tino no se ha lanzado a frasear él mismo, y tampoco se ha enfundado una sudadera de capucha XXL y una gorra de béisbol. Es la B-girl Discípulo de la Rima quien desgrana eslóganes que parecen tan dirigidos a sus votantes como a sus compañeros de mesa de juntas en Génova. “Creer en las personas más que en los partidos, y más en la ideas que en ideologías” o “confiar en un Gobierno que siempre dice la verdad, en un Presidente más fuerte, más valiente y más capaz”. Los versos sueltos del PP se van reencontrando, y aunque no dan para un poema, aventuran una copla. Los mil escándalos / Tom Cruise En 30 años de carrera, a Tom Cruise le han destapado supuestos romances gais, alucinantes castings para encontrar esposa, banquetes a base de placenta filial y un incondicional apoyo a la Iglesia de la Cienciología. De actor revelación con un mechón rebelde sobre su rostro de chico bueno, al exceso de bótox y una sonrisa achinada al estilo Aznar. Ahora vuelve a las portadas del couché con una nueva miseria: a pesar de reivindicarse como padre, hace más de un año que no ve a su hija Suri, la niña que lleva bolso y zapatos de tacón desde los 3 años. Su agente afirma que siempre procura que no haya cámaras cuando está con ella. La cofradía de la Rumorología, excedida y cada vez más apestosa, juzga ahora su responsabilidad parental. El sueña tortillas / Antoni Puigverd “El cuaderno literario de un escritor de provincias”, “la distancia entre un mundo antiguo de los arados romanos y el nuevo mundo de la lava abrasiva”. Palabras despaciosas con las que Antoni Puigverd presentó en Madrid “La ventana discreta” -en una cuidada edición de Libros de Vanguardia-. Puigverd es un hombre con flema y reserva, determinación y romanticismo. Lo arropó un público mezclado, como sólo pasa en Madrid: Pérez Llorca, Casajuana, Montserrat Domínguez, Clara Sanchis, Miguel Ángel Aguilar o Jorge Fernández Díaz, José María Lassalle interpretó la sensibilidad de Puigverd desde la periferia de la periferia. “Una mirada calvinista”, según Màrius Carol. Un sueña tortillas cuyo gran consuelo es “pasear y mirar”, según el discreto observador.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
11 de abril de 2015
Blogs de autor

La lengua en la urna

De repente, los escritores inspiran confianza. Tradicionalmente, el escritor, hombre o mujer, era para la mayoría de los ciudadanos españoles, los que no leen, y por tanto para la mayoría de los políticos, que tampoco, una figura delicada y remota, tan digna de respeto como superflua. Es tan grande la agitación interior y el desconsuelo de la ciudadanía, tan airada la indignación contra nuestros representantes con mando, que los intelectuales, inesperadamente, han cobrado un valor de uso electoral, por encima o fuera de sus obras. Filósofos, catedráticas de humanidades, novelistas, poetas, cineastas; más que los nombres concretos, que pueden aumentar a lo largo de un año electoral abierto a los sobresaltos y los virajes, lo sintomático es el énfasis puesto en su oficio. Apenas se repara en que Ángel Gabilondo ya fue ministro con los socialistas, que Luis García Montero es un militante y activista destacado dentro de Izquierda Unida, muchas veces en compañía de Almudena Grandes, con quien está casado, o que Carmen Amoraga, la novelista galardonada en el Nadal y el Planeta, desempeñó una concejalía en su localidad natal valenciana; en ellos, y en los demás candidatos anunciados por los partidos (Ángeles Caso, Fernando Delgado, Eva Alcón, etc.), importa más que su compromiso ideológico su impronta.

Naturalmente, no serán los primeros dentro del llamado mundo de las artes y las letras que, caso de ser elegidos, intervengan en la gobernación de un país o comunidad. Lo hicieron en la historia del siglo XX, por citar a unos pocos, José Vasconcelos en México, Manuel Azaña en nuestra Segunda República, Václav Havel en la antigua Checoslovaquia, y más cercano a nosotros y vivo, el gran filósofo Massimo Cacciari, dos veces alcalde de Venecia; todos validaron su misión política en las urnas, como también lo hizo otro extraordinario escritor, Mario Vargas Llosa, derrotado en los comicios presidenciales de su país de nacimiento. Junto a ellos, los compañeros de viaje, los ‘groupies', los valientemente comprometidos en causas muy específicas: Susan Sontag en Sarajevo, enfrentada en ese letal conflicto serbo-croata a otro escritor de calidad, el pro-serbio Peter Handke, Fernando Savater tomando iniciativas civiles y escribiendo con inteligencia y audacia contra los matones de ETA y sus asociados, o García Márquez, apoyando hasta la muerte la dictadura castrista. Este último caso es un paradigma  -por la magnitud literaria del colombiano y por su aborrecible postura-  de que escribir hermosos versos o novelas sensacionales no es garantía de ecuanimidad, de altura moral ni de clarividencia: estoy pensando en otros premios Nobel como Saint-John Perse, Neruda, Camilo José Cela. ¿Qué tienen entonces en la España actual las gentes de letras que las hace deseables a los dirigentes políticos y, hablo por mí, tentadoras para los votantes?

En un primer movimiento, impulsivo, podría pensarse en la frivolidad, siempre que se acepte la premisa, discutible, de que "ser conocido" sin ser leído es un timbre de gloria en nuestra cada vez más extendida sociedad del espectáculo. Recuerdo la ocasión, hace no muchos años, en que Álvaro Pombo, que apoyaba entre otros escritores a UPyD, participó en un mitin en un barrio madrileño en el que habló, en calidad de candidato del partido creado por Rosa Díez; su candidatura era al Senado, y él la juzgaba simbólica, convencido de que los votos requeridos no llegarían a su lugar en la lista (que yo voté por sintonía más ‘pombiana' que ‘rosadiana'). Pombo sería simbólico, pero su presencia en el estrado fue contundente. A mi lado, en la parte trasera del espacio al aire libre donde trascurría el mitin, una señora rondando los cuarenta, con uniforme de enfermera bajo el chaquetón, escuchó la fogosa intervención del novelista santanderino y quedó subyugada, abriéndome espontáneamente su corazón: "Yo la verdad es que pasaba por aquí y me he quedado a escuchar a estos, sin saber quienes son. Pero el señor de la barbita... Hay que ver qué postinero. Yo, que no voto desde los veinte años, podría volver a votar a alguien que habla así y no como los políticos, y que no promete el oro y el moro, pero se explica tan bien. Me lo he de pensar. Y dice usted que este señor escribe libros. Voy a recordar su nombre y a ver si leo algo suyo".

No todos los escritores tienen la inteligente elocuencia de Pombo, ni tampoco en los hemiciclos se oyen sólo simplezas y anacolutos; hay señorías, de todos los sexos, que son ‘piquitos de oro', mientras que narradores de largo aliento y poetas mercuriales en la página escrita llegan a un recital o a una charla y se quedan mudos, cuando no pasmados ante el público. Y entonces, si no es la elocuencia ni la clarividencia, ¿qué puede ser?

Yo diría que es algo misterioso, como la propia literatura y toda forma de arte. Bellísima persona o truhán, la novelista y el poeta son, por naturaleza, seres imaginarios, no sólo imaginativos (en los mejores casos). Viven por la palabra y de ella se nutren, luchando por lograrla y sirviéndola, mimándola con su pleitesía y su entrega, que admite pocos rivales. Algunos escritores tienen también ideas, disparatadas a veces e incongruentes en libro, pero su aplicación, por fallida que resulte, no trae la desgracia del destinatario; a lo sumo el tedio. El lector puede abandonarles sin remordimiento, y buscar en la estantería otro título; no hay obligación de seguir atado cuatro años a un mismo autor.

En un momento en que la realidad vivida nos resulta agobiante y odiosa, desesperante y para tantos españoles desesperada, la irrupción de los fabuladores entre los obedientes al organigrama de un partido es, más que refrescante, lenitiva, aunque no nos cure de todos los males. Cuando el lenguaje de los más altos dignatarios ha caído en el descrédito, llegan los escritores, gente de palabra; hablan en otra lengua de otros mundos, incluidos los mundos irrealizados, sin duda los que más necesitamos. Pero ¿y si al final del mandato resultan, ellos también, incapaces o embusteros, y hay que quitarles la confianza y el voto? Nos habrían decepcionado en su papel de intermediarios civiles, sumándose así a los demás representantes políticos. Con una diferencia. Acostumbrados, en su mayoría, a no hacerse ricos con su oficio habitual, su regreso a la ficción, y no al escalafón, podrá reconciliarnos con ellos en el trabajo que es el suyo de siempre: la promesa de un disfrute de bajo coste y alto rendimiento emocional.

Leer más
profile avatar
10 de abril de 2015
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.