Se ha publicado en España la colección de ensayos La mujer que mira a los hombres que miran a las...

Se ha publicado en España la colección de ensayos La mujer que mira a los hombres que miran a las...
Habitualmente, sin reflexión
no distinguimos
entre el habla del cuerpo
y una supuesta habla única o principal.
No diferenciamos
sus obscenos pronunciamientos
gruesos, groseros, granulentos
de otros pronunciamientos
incomparablemente más débiles,
más delicados y menos audibles
e inasequibles.
Pero, aún así, con voz baja
planea, sombrea y mancha
ligeramente el alma.
A caballo del lomo muscular que atrona.
Cuerpo y espíritu son la réplica de este dúo convencional,
Cuerpo y espíritu que parecen interpretar
El ser dual (como poco) del ser humano vivo.
El alma habla, murmura,
balbucea, desliza sílabas
y arrastra quejidos de colores.
Alienta en voz baja el múltiple sonido del cuerpo.
Mientras el cuerpo, de modo paralelo,
impone su acústica imperativa:
abronca, grita, aúlla,
solloza o clama con imparable exageración.
En esta duplicidad, tan elemental y tosca,
creemos, sin embargo ciegamente
Dos polos en que se apoya
el pálpito ruidoso y la vana inquietud de la existencia
Los creemos como focos escindidos, a veces,
y unidos al cabo por una irisación de la luz
que todavía distingue el ojo abierto.
Diferenciados los puntos de emisión
para ofrecer algún relieve (relevante)
y juntos para prestar complejidad.
Una síntesis y diéresis continuas
caracteriza la manera de este dúplex.
Un duplex que unas veces desmentiría la duplicidad.
a poco que se analice su estirpe
y una pareja cuya duplicidad impera
en lo biológico, lo biográfico o lo biótico.
Existe así, en suma, un doble rail virtual (real),
puesto que el alma necesita
para sobrevivir con garantías
una referencia burda
destinada a izar su delicadeza,
una referencia ruda que convalide
su ficción.
Una verdad vulgar para redondear su farsa.
El alma se hace así brillantemente mendaz
gracias, pradójicamente, a este alimento barato.
Con la simbiosis se hace incalculable, inmensurable, indescriptible
Puede permitirse inventar, a su antojo,
el signo del dolor
sin el dolor presente.
U puede lanzar en silencio el gemido del placer
sin la prestancia del placer más íntimo.
El alma estás para crear, el cuerpo para procrear.
La primera trastorna la rutina,
el segundo arde en las repeticiones
El cuerpo hecho carne, hecho sangre,
se enloda con los efectos del albañal.
Así se expresa, así se detecta.
De ese modo parece patente y palpable
La base del alma, en cambio,
es un tapiz de falacia.
Un pañuelo estampado en Florencia.
La vida vacilante de la falacia o la falena
planea como una seda inconsútil
mientras el cuerpo se corrobora
en las brozas de la tierra.
Mientras el cuerpo es impertinente
el alma es intermitente
Mientras el cuerpo atora un aforo mensurable
el alma vuela como un ave
en un fanal de estrellas
y donde el cristal es aire.
En el post anterior sobre la FILBO, entre los muchos comentarios recogidos por Winston Manrique...
He visto nacer
Dentro de mi,
como si se tratara de otro organismo,
otros componentes
imprevistos han surgido
para mediatizar la visión del mundo.
La visión y la experiencia y la paciencia.
No acaba pues todo
en lo que conocemos
rutinariamente.
Lo conocido
es un visibilidad cualquiera.
Existe, en cambio,
más acá y no más allá
otras versiones muy próximas.
Una realidad cercana o incluso empotrada
en la misma arquitectura de la mente
que se revela con apenas un cambio
en el estado de la salud,
con motivo de un simple descuido
un accidente o una imperfección
en la rutina.
La rutina o la madre de todas las cosas.
Es un escritor de viajes que odia los libros de viajes. Sabe que ya es imposible viajar en su sentido estricto, que es el de escapar a lo común y adentrarse en lo desconocido, como aquellos viajeros románticos que pisaban con temor y temblor las agresivas plazas napolitanas o los ruidosos corrales andaluces. Ahora la gente se aprieta en un hormiguero mundial. Así que Lawrence Osborne nos cuenta su viaje por orden y comienza con los centros más adocenados y vulgares, Dubái, capital de la ordinariez millonaria; Calcuta, la ruina de la destrucción miserable; Bali y su gamelán obsesivo que enloquece al más sereno; Haití, las islas Andamán... en fin, la ruta que le lleva a los jarawas, etnia salvaje e inaccesible que se oculta en bosques prohibidos. Pero tampoco. La reserva está vigilada por policías tan corruptos como los propios jarawas. Y así sigue hacia Papúa Nueva Guinea, en donde está casi seguro de poder pisar tierra virgen y ver gentes que jamás han tocado a un hombre blanco. Es un viaje al corazón de las tinieblas (en el que el único reposo es un arreglo dental en Bangkok) buscando con desesperación escapar al mundo conocido, a lo cotidiano, a la inevitable muerte que nos espera agazapada tras nuestras rutinas.
Este escritor aventurero acabará llegando a Papúa Nueva Guinea y pasará meses de dolor y locura en selvas insoportables para, por fin, alcanzar un lugar donde, en efecto, sus habitantes nunca han tocado al hombre blanco, al Turista desnudo, como titula su excelente libro.
Pues también es mentira. Ya estuvo allí Margaret Mead, la antropóloga, en 1938 y había vuelto en 1967 para constatar la destrucción que trae el turismo. Osborne, gran tipo, sólo quería verificar que no queda ni un palmo de tierra virgen.
"Llegará el día en que serás un hombre grande y célebre, pero sé también que el sufrimiento, la lucha y la desilusión te esperan.
Serás un matemático, pero incluso la matemática, la más noble y abstracta de todas las ciencias, por etérea que sea, tiene sus raíces profundas en la tierra en que vivimos. Ni siquiera la matemática te permitirá escapar a tus sufrimientos y a los sufrimientos de los propios hombres. Lucha hijo mío, lucha con mayor coraje que el que yo he tenido. Ojala, que antes de morir puedas alcanzar los carrillones de la libertad".
Esto escribe el 2 de julio de 1829 el padre de Evariste Galois, Nicolas Gabriel Galois, profesor de ideas abiertas y liberales, antes de poner fin a sus días, abrumado por las circunstancias y por la persecución de una sociedad clerical y reaccionaria, encabezada por el cura de Bourg- la- Reine, población en los alrededores de París de la cual había sido alcalde.
Evariste Galois tiene entonces 19 años y poco después fracasa en el concurso de entrada en la Escuela Politécnica, al parecer en razón de su actitud displicente ante uno de sus examinadores. Lo cierto es que su menosprecio por los mandarines de la enseñanza matemática, y de las instituciones que les amparaban, se muestra en un escrito posterior en el que sarcásticamente proclama su extrañeza de que sus examinadores en ese concurso fracasado no ocuparan aun una silla en la Academia de ciencias, "pues desde luego su lugar no es la posteridad".
Ese mismo año entra en l'École Normale y va afirmando su personalidad en el mundo del conocimiento. En 1930 escribe una memoria para la Academia de Ciencias que Fourier, uno de los grandes de la Matemática, se lleva a su casa, con la escasa fortuna de que el profesor fallece a los pocos meses sin haber dejado pistas sobre dónde había depositado el manuscrito. Otro manuscrito de Galois había sido ya perdido también por descuido de un gran matemático, Cauchy en este caso.
En los tres últimos días de julio de 1831, conocidos como "les trois glorieuses" la insurrección del pueblo de Paris conduce a la abdicación de Charles X llegando al trono Louis Philippe que parece representar una apertura social y cultural; sin embargo rápidamente el control de los espíritus se acentúa. En las grandes instituciones de enseñanza hay revuelta. Galois se radicaliza, protestando concretamente contra la gestión de l'École Normale por su director, el filósofo hegeliano Victor Cousin.
Sus críticas no sólo apuntan al sistema político en general sino también a la concepción misma de la educación y a la rutina pedagógica. Expulsado de l' École Normale, ofrece clases públicas de matemáticas en una librería y va luchando contra la penuria económica. Sus posiciones políticas se expresan de manera cada vez más pública. El 9 de mayo de 1931, durante un banquete al que asiste entre otros Alexandre Dumas, Galois evoca explícitamente a Louis Philippe al tiempo que mantiene en la mano un cuchillo. El gesto es interpretado en el sentido más radical. Detenido será juzgado el 15 de junio. Según Dumas un momento del juicio habría sido provocativo:
-Pregunta: "¿Su intención era pues la de desafiar a Louis Philippe con un puñal?".
- Respuesta: "En el caso en que cometiera traición sí". Y un poco más adelante, a una precisión del tribunal:
- "Todo hace pensar, por el funcionamiento del gobierno, que Louis Philippe, acabará traicionando si no ha traicionado ya".
Exacta o no la anécdota, en todo caso el tribunal no confirmó esa vez la condena (en razón quizás de un movimiento de opinión a favor de Galois, encabezado por cierta prensa liberal) aunque su libertad fue pasajera pues es de nuevo detenido en una manifestación el 14 de julio. Días antes una noticia había minado su moral:
Aconsejado por el matemático Siméon Denis Poisson, un año antes había presentado a la Académie des sciences una memoria en la que retomaba el trabajo perdido por Fourier. Silvestre- François Lacroix profesor en el Collège Royale de France y el propio Poisson son encargados de valorarla. El informe es emitido el 4 de julio. Los académicos, aun dejando la puerta abierta a una consideración ulterior si el texto fuera revisado, lo consideran oscuro y casi incomprensible (1).
La condena tras su detención el 14 de julio es más fuerte para él que para otros detenidos por los mismos delitos. En la cárcel convive con el fisiólogo y médico François Raspail y también con el gran poeta Gerard de Nerval traductor de Goethe al francés. Nerval sale de la cárcel en febrero de 1831, y años más tarde contará su despedida de Galois: "Eran las cinco de la mañana (...) me abrazó y me prometió visitarme a su salida de prisión. Le quedaban aun dos o tres meses por cumplir. Era el desafortunado Galois, al que no volví a ver pues murió a resultas de un duelo al día siguiente de alcanzar la libertad".
Aunque esto es lo de menos, la cronología de Nerval no es exacta: a su salida de prisión en marzo, Galois encuentra un Paris diezmado por una epidemia de cólera y se recluye en una casa de reposo dónde comparte habitación con un personaje sofisticado y snob, por mediación de quien conoce a una muchacha de identidad poco clara (Stéphanie D., afirma Alexandre Dumas, pero se han dado otros nombres). En ese Paris fétido, abatido por la pérdida de sus manuscritos y el rechazo de su texto por Lacroix y Poisson, sin esperanza de que la vida social pudiera ser enderezada, pese a estar convencido de que el sistema educativo sólo puede mutilar la potencialidad para el conocimiento, Galois parece tomar la decisión de perseverar en su trabajo matemático haciendo abstracción de todo lo demás. La mala suerte no lo permitió:
Quince años más tarde, en su Journal des mathématiques pures et appliquées Joseph Liouville sintetiza en unas líneas, no ausentes de prejuicios, el corto periplo vital de Galois: "El geómetra ingenioso y profundo cuyas obras ofrecemos aquí murió apenas con veinte años. Y aun la mayor parte de los últimos años de una vida tan corta, perdidos en agitaciones políticas, frecuentación de clubs mundanos o tras los barrotes de Sainte Pélage. Había nacido el 26 de octubre de 1811; y el mes de mayo de 1832 un duelo fatal, consecuencia sin duda de alguna frívola querella, le arranco a las ciencias matemáticas que tan brillantemente hubiera practicado"
¿Frívola querella? No hay versión clara. La muchacha que estaría en el origen y a la que hace referencia Alexandre Dumas ¿habría expresado sus convicciones republicanas a la vez que manifestaba su interés por las matemáticas y su admiración por el proyecto de su interlocutor?; ¿se trataba de la amante de un hombre poderoso, también de principios republicanos, al que no agradarían los avances del joven...? En cualquier caso por los retazos testimoniales del propio Galois, la decepción debió de ser brutal.
Todo en la historia parece estar trucado: la muchacha podría incluso haber sido un cebo y el compañero de la casa de reposo un agente de la policía monárquica, conocedor de que Galois era inexperto en el mensaje de las armas. El amante le habría retado arguyendo una ofensa posiblemente tan inventada como su republicanismo. El falso amigo habría hecho un simulacro de mediación que recibe respuesta negativa...
Muchos se han preguntado por las razones de que Galois no hubiera rechazado pura y simplemente acudir a este duelo. Todas las hipótesis han sido avanzadas...Galois se siente obligado en esta quizás trucada petición de explicaciones: "he sido provocado por dos patriotas (...) era para mí imposible no dar respuesta" escribe el 29 de mayo. No cabe pues descartar que se hubiera tratado de un duelo cabal, y se ha evocado al respecto una crónica aparecida dos días después del duelo por el diario de Lyon "Le precurseur"(2). Aunque de atenerse a esta versión habría entonces que aclarar muchos aspectos, uno de ellos en particular:
El duelo tiene lugar en la mañana del 30 de mayo de 1832, y tras el mismo sus testigos le dejaron solo, abandonado en un simulacro de campo de honor. Nada asegure pues que la otra parte hubiera jugado limpio, y no cabe siquiera excluir que Galois hubiera sido herido de forma artera. En 1849 en un homenaje a Richard (profesor de matemáticas de Galois en el instituto Louis Le Grand), el también matemático Orly Terquem escribe sin tapujos: "Galois fue asesinado en un encuentro llamado de honor por inversión de sentido".
En cualquier caso, un campesino encuentra a Galois y le conduce al hospital con gravísimas heridas, de resultas de las cuales fallece al día siguiente. Es enterrado en la fosa común del cementerio de Montparnasse. No es ocioso señalar que se negó a recibir la asistencia de un sacerdote.
Galois tuvo aún tiempo de escribir alguna carta declarando su dolor de no poder legar a su país una obra ("la suerte no me dio vida suficiente para que mi patria conozca mi nombre") dando pistas sobre la encerrona de que fue objeto ("Mi vida se apaga en un cancan miserable") y dejando entrever que la misma exigencia de honor fue una artimaña más en manos de sus enemigos: "Me batí a pesar mío. Me muero, vuestro amigo, E. Galois). Lucidez y absoluto desconsuelo respecto a lo tremendo de su destino, en las palabras que dirige a su hermano: "necesito todo mi valor para morir con veinte años".
Pero lo que conmueve en este grande y desafortunado personaje es su actitud en la noche que precede el enfrentamiento. Consciente de la imposibilidad de salir bien parado de aquel ajuste, Galois escribe una larga carta a Auguste Chevalier, que ha sido calificada de "Lettre Testamentaire", carta-testamento. Punzante despedida de una persona amiga, pero también algo más: Galois sintetiza los resultados de sus investigaciones sobre ecuaciones algebraicas y sus teorías sobre la integración, todo aquello que el poco clarividente Poisson había rechazado editar.
La simple visión del facsímil de ciertos fragmentos de la carta estremece. En el último párrafo, antes de la despedida emocionada ("Je t'embrasse avec effusion, E Gallois, Le 29 mai 1932") pide a Chevalier que la carta se publique ("Tu feras imprimer cette lettre") y que ruegue a dos matemáticos alemanes Jacobi y Gauss que emitan su opinión sobre el contenido(3). Pues en efecto desde las líneas de arranque la carta da el tono de lo que más profundamente ocupa a Galois en esta noche de oscuros presagios:
"Querido amigo: He hecho en análisis varias cosas nuevas. Unas son relativas a la teoría de las ecuaciones, otras a las funciones integrales".
Y tras la presentación del objetivo relativo al primer punto ("He indagado en qué casos las ecuaciones son solucionables mediante radicales") tras reivindicar el estilo mismo que esgrimía en su trabajo rechazado por Poisson ("Cabría hacer con todo esto tres memorias. La primera está escrita, y pese a lo que ha dicho Poisson la mantengo con las correcciones que añado"), una vez insertos en grafismos exclusivamente técnicos, dos palabras separadas por una ecuación diferencial con componentes radicales: la primera palabra, tachada, empieza con la silaba men, tras la que se adivina una t; la segunda es Pisto y a continuación un signo que puede ser un punto de exclamación o una l.
Se ha conjeturado que la primera palabra era el arranque de mentir. En la segunda la referencia es ya casi inequívoca, pistolet. A través de ambas la subjetividad de Evariste Gallois retorna en el acto mismo en el que, por el don de los símbolos, parece trascenderse. Retomo aquí una vez más las palabras de Georges Canghillem relativas a otra víctima de la ruindad y la mala suerte, cambiando solamente un término: en el momento en el que hacía todo lo que es necesario para morir en combate, componía un álgebra. Nos dejó así una moral, sin necesidad de haberla redactado".
(1) El propio Lacroix, en la sexta edición de sus Complements des éléments d' algèbre de 1835 se refiere algo farisaicamente al episodio al sintetizar la tesis de Gallois: "En 1831 un joven francés , Evariste Gallois, muerto el año siguiente había anunciado, en una memoria presentada en la Academia de Ciencias que "para que una ecuación irreductible de primer grado, tenga solución mediante radicales, es necesario y suficiente que, conocidas dos soluciones cualesquiera las otras se deduzcan racionalmente de las mismas": pero esta memoria pareció casi ininteligible a los comisarios encargados de examinarla " Lo que no explicita Lacroix es que uno de esos "comisarios encargados" era él mismo.
(2) « S'est battu avec un de ses anciens amis, tout jeune homme comme lui, comme lui membre de la Société des amis du peuple, et qui avait, pour dernier rapport avec lui, d'avoir figuré également dans un procès politique. On dit que l'amour a été la cause du combat. Le pistolet étant l'arme choisie par les deux adversaires, ils ont trouvé trop dur pour leur ancienne amitié d'avoir à viser l'un sur l'autre, et ils s'en sont remis à l'aveugle décision du sort. À bout portant, chacun d'eux a été armé d'un pistolet, et a fait feu. Une seule de ces armes était chargée. Galois a été percé d'outre en outre par la balle de son adversaire » Citado por André Dalmas Évariste Galois, révolutionnaire et géomètre, 2e éd., Le nouveau commerce, 1982, pp. 71-72.
(3) « Tu feras imprimer cette lettre dans la revue Encyclopédique. Je me suis souvent hasardé dans ma vie à avancer des propositions dont je n'étais pas sûr. Mais tout ce que j'ai écrit là est depuis bientôt un an dans ma tête, et il est trop de mon intérêt de ne pas me tromper pour qu'on me soupçonne d'avoir énoncé des théorèmes dont je n'aurais pas la démonstration complète. Tu prieras publiquement Jacobi ou Gauss de donner leur avis non sur la vérité, mais sur l'importance des théorèmes. Après cela il se trouvera, j'espère, des gens qui trouveront leur profit à déchiffrer tout ce gâchis.
Je t'embrasse avec effusion.
E. Galois"