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Galería de espectros: el Ángel Exterminador

Rafael Argullol: Hoy, en miFotograma "El Ángel Exterminador", Buñuel, 1962

galería de espectros, me haparecido sentir al Ángel Exterminador.

Delfín Agudelo: Sentir al Ángel Exterminador bien puede ser un placer duradero, o una profecía de destrucción. ¿Te ha llamado, te ha hablado, ha amenazado con desatar su ira destructora?

Rafael Argullol: Curiosamente lo he sentido de la única manera en que pienso puede sentirse: en su invisibilidad. Por tanto, no lo he visto sino que he visto las consecuencias de sus actos, y eso me ha hecho recrear la que creo que es la mejor traducción del Ángel Exterminador que nos acompaña espiritualmente, que es la película de Buñuel con ese título. Los invitados a la fiesta quedan encerrados en su mundo sin posibilidad de escapar pero no ven directamente al Ángel Exterminador. Él está presente de una manera fantasmagórica, invisible, los encierra en un segmento de su vida, no los deja escapar, y así ellos mismos se ven en el espejo de sus propias contradicciones: egoísmos y pasiones, aquello que en la vida cotidiana habitual queda disimulado, camuflado por el transcurso de los días, por las cosas útiles que hacemos, por la propia instrumentalidad pragmática que tiene la vida cotidiana. De repente se hace evidente, se interrumpe el reloj de la normalidad, se interrumpe el tiempo lineal en el cual vamos escondidos, y se hace obvio lo que está en nuestro interior. Es como si el volcán estallara, saliera la lava y se desparramara sobre todos nosotros. La genialidad de Buñuel en su película es utilizar todo el marco para-real, toda la poética surrealista que utiliza en su gran escenografía, para hacernos evidente algo que para mí es muy chocante pero muy interesante, y es que el Ángel Exterminador del que nos hablan las tradiciones teológicas y proféticas no es tanto esa figura escatológica que se nos coloca al final de los tiempos, sino es más bien una sombra que está presente en nuestra propia cotidianeidad, en nuestros actos diarios. El Ángel Exterminador está junto a nosotros, tiene intimidad con nosotros, y su acción significa precisamente romper las capas superficiales de nuestra vida y existencia y enfrentarnos a la profundidad de nuestra imagen. No es por tanto el Ángel Exterminador el anunciador del fin del mundo sino paradójicamente es el que anuncia el fin de ese tiempo lineal, de ese tiempo de reloj en el que habitualmente estamos escondidos. El Ángel por tanto nos pondría frente al espejo de nuestra propia verdad, y en eso consistiría esencialmente el Apocalipsis, que no es la verdad de un dios absoluto o escatológico, sino el enfrentamiento con nuestra propia verdad.

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18 de abril de 2008
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El último espectador (3)

En una entrevista concedida a Roberto Guareschi y Jorge Halperín, Piglia cita a Paul Valéry: "La era del orden es el imperio de las ficciones, pues no hay poder capaz de fundar el orden con la sola represión de los cuerpos con los cuerpos. Se necesitan fuerzas ficticias". Lo que Piglia sugiere es que la sociedad debe ser vista como una trama de relatos. Dice: el Estado narra. También narran las religiones. Y por supuesto el capital, el poder del dinero. Esas narraciones se cuidan de perturbar sus respectivas conveniencias, de ahí que el sistema funcione casi sin chirridos. A veces surgen relatos contrapuestos, que ponen la trama en movimiento: el socialismo, por ejemplo. Pero lo más frecuente es que el sistema eche a circular relatos que justifican su accionar, ficciones concebidas como mecanismos de control: la narrativa del terrorismo escatológico es la más popular en estos días.

/upload/fotos/blogs_entradas/crtica_y_ficcin_med.jpg¿Cuál es el rol del cine y de la literatura en este mundo saturado de relatos? Difícil hacerse oír en un panorama tan lleno de ruido. La atención que el escritor, que el cineasta, concitan se ha vuelto mínima, las luces iluminan en otra dirección. Cito al Piglia de Crítica y ficción, en diálogo con Graciela Speranza: "Hay una narración social muy fuerte, que viene del Estado, de la cultura de masas, y después una suerte de ejército en retirada que sería la narración literaria, con un pelotón de vanguardia que realiza acciones de hostigamiento. La gente busca la narración en otro lugar, no porque la narración vaya a desaparecer, sino porque la novela ha perdido el lugar que tuvo en el siglo XIX, cuando la gente leía libros de Dickens como hoy mira televisión". Asimismo existe un ejército en retirada de la narración cinematográfica, porque el cine también perdió el lugar que tenía en el siglo XX, cuando la gente miraba películas como hoy mira televisión, o materiales fragmentarios en la pantalla de su ordenador.

Haber quedado en minoría, al borde de la clandestinidad, resulta seductor: lo convence a uno a ocupar el rol del rebelde. Mi duda es la siguiente. En un mundo atravesado por relatos, el hecho de que los hombres y mujeres que consagran su vida al arte de narrar sean desplazados al límite entre la marginalidad y la intrascendencia, ¿es lo que corresponde que ocurra -o se trata más bien de un error del que artistas y críticos somos cómplices?

/upload/fotos/blogs_entradas/respiracin_artificial_med.jpgLa narración no va a desaparecer, dice Piglia. Eso lo entendemos sin problemas, la especie humana necesita narrarse tanto como respirar. No conocemos mejor forma de pensar que mediante narraciones, por algo comprendemos mejor una historia que un silogismo. Respiración artificial, sin ir más lejos, apila citas, argumentos, datos, pero el corazón de su reflexión procede mediante la ficción: lo que explicaría la Historia con mayúsculas es un encuentro posible, pero imaginario, entre Kafka y Hitler.

La frase clave es aquí la siguiente: La gente busca la narración en otro lugar. ¿Por qué hace semejante cosa? ¿Porque la narración está en otro lugar por definición, o porque ya no la encuentra donde solía estar, esto es en la obra de los narradores, por así decirlo, vocacionales? Responder esta pregunta es clave, porque no tengo otro modo de determinar si las acciones de hostigamiento que estaríamos realizando transforman nuestra realidad, o si se trata más bien de esos gestos pour la gallerie que abundan en la práctica política: gritar cambio para que nada cambie, reacciones concebidas para producir prestigio en el mundo endogámico de los narradores. 

                                                      (Continuará.) 

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18 de abril de 2008
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Otro paso peligroso

Otro paso peligroso. El anuncio por parte de Rusia de que había aprobado un decreto para establecer relaciones legales -que se paran a poco de su reconocimiento como Estados independientes- con Abjazia y Osetia del Sur ha hecho sonar muchas alarmas, para empezar las del país en los que se encuentran estos territorios, Georgia cuyo gobierno ha calificado el paso de "provocación" y "anexión rampante" y ha declarado su intención de llevar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU (donde Rusia, cabe recordar, tiene derecho de veto).

Moscú, con Putin aún en la Presidencia de la Federación Rusa, ha respondido así a la declaración de independencia de Kosovo y al intento de Georgia, más proclive a Occidente desde la Revolución Rosa de 2003, de entrar en la OTAN, puesta ahora en un aprieto. Estas relaciones que se refuerzan entre Moscú y estos dos territorios con gobiernos separatistas, versarán sobre comercio, educación, diplomacia, agricultura y otras dimensiones, está por ver si militares aunque eso no se dice.

No se trata sólo de una manipulación rusa. El sentimiento independentista está muy extendido en ambas regiones. Y se estaba trabajando para un acuerdo pacífico para salir de las tablas en que quedó la situación tras las guerras en la década pasada que llevaron al surgimiento de estos territorios como entidades prácticamente separadas. De hecho el mes pasado el Gobierno de Georgia había ofrecido a Abjazia un amplio grado de autonomía.

Estamos aún viviendo los efectos de la disolución de la Unión Soviética, hundimiento de un imperio del que ha surgido numerosos Estados independientes, proceso cuyo punto final no parece haberse alcanzado aún.

Kosovo puede verse como un precedente. Y lo malo de actuar desde la ilegalidad internacional es que ya no está claro dónde parar. ¿Kosovo, sí pero Abjazia y Osetia del Sur, no? ¿O Chechenia? ¿Tampoco Tibet? Las presiones internacionales estos días piden mayores libertades en Tibet. No independencia. Un mundo lleno de confusión en el que convendría aclarar al menos algunas reglas.

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18 de abril de 2008
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II. Etanol o petróleo, he allí el dilema

Dos diplomacias, entonces. Decidido a buscar socios en esta empresa de liberar a los países de América Latina de su dependencia del petróleo, que cada vez más sube de precio, Lula ha iniciado una campaña continental que lo pone necesariamente en choque no sólo con Fidel, sino principalmente con Chávez, cuya arma política es precisamente el petróleo, y el motor de su propia diplomacia.

Y en esta disputa que es económica, pero tiempo política, e ideológica, los alegatos se dirigen no sólo contra el uso del maíz, de lo que Brasil no es culpable directo, y de la caña de azúcar, donde va a la cabeza, sino también contra el uso del aceite del frijol de soya y de la palma africana.

Usar alimentos para alimentar vehículos es un crimen contra la humanidad, comenzó diciendo Fidel. Y, Lula, sin mencionar a su viejo amigo, responde que el problema de la humanidad no es la falta de alimentos, que los hay de sobra, sino que esos alimentos no llegan a los más pobres, con lo que, dedicar tierras agrícolas a producir etanol, no tiene nada que ver con el hambre.

Pero vean quién viene a dar la razón ahora a Fidel Castro: la muy conservadora revista Time, que dedica uno de sus últimos temas de portada a un extenso alegato en contra del uso de los alimentos como combustibles, con argumentos que parecen inspirados en los del líder cubano. 

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18 de abril de 2008
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El anillo mágico (5)

/upload/fotos/blogs_entradas/anillodeodin2_med.jpgLos poderosos siempre han llevado un anillo en el dedo, desde los faraones egipcios a los jefes de la iglesia, pasando por los emperadores romanos. El dios de la mitología nórdica Odin para acceder a la sabiduría que lo caracteriza tuvo primero que conseguir un anillo. Por eso no es de extrañar que la palabra anillo o sortija metida en una página, por sí sola, provoque la idea de encantamiento. Como el que no deja de tener sobre mí una historia que he leído en varios sitios con variantes, pero fiel a lo importante.

Básicamente se trata de un rey que desea que le diseñen un anillo que le pueda ayudar en los momentos difíciles de la vida, que de alguna manera pueda aconsejarle sobre el camino a seguir. Para ello reúne en la corte a todo de tipo de orfebres y sabios, que no aciertan con lo que el Rey desea, porque ¿cómo conseguir un anillo semejante?. No encontraban metales ni piedras preciosas capaces de producir ese efecto, hasta que un súbdito muy anciano se acercó a él y le dijo que le permitiera guardar en el anillo un mensaje de tan solo tres palabras, que le ayudarían a superar los momentos trágicos, pero que no debía olvidarse de leer también en las situaciones más alegres y felices.  Y así se hizo. De modo que cuando el reino fue atacado y el Rey tuvo que huir a punto de morir se acordó del anillo y leyó el mensaje que decía: "Esto también pasará". Estas palabras le llenaron de tanta nueva energía y esperanza que fue capaz de partir de cero y fundar un nuevo reino, en el que era incluso más feliz que antes de la desgracia. Su satisfacción no tenía límite, hasta que un día se cruzó con el anciano, que le recordó que leyera dentro del anillo. Y lo que el anillo le dijo fue: "Esto también pasará". 

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18 de abril de 2008
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Sarkozy y madame de La Fayette

Tengo que ser "transparente": trabajo para el sitio de internet del diario Le Monde que hospeda el blog de Pierre Assouline, La République des lettres. En otros términos: voy a hablar de un producto de mi casa al escribir sobre su último y excelente post dedicado a la relación entre el presidente Sarkozy y La princesse de Clèves. La princesa de Clèves es la heroína de la novela epónima de Marie-Madeleine, Pioche de La Vergne, condesa de La Fayette (1634-1693). Por tercera vez, Sarkozy citó a los estudios literarios de La princesse de Clèves como el ejemplo del tiempo mal gastado y del dinero perdido. No dice nada en contra de la novela, pero tampoco habla a favor del estudio de esta cortita obra considerada como el punto de salida de la literatura francesa hacia la novela.

No hay mucho qué decir sobre su autora. Hizo todo lo posible para esconder su posición, hasta escribir una carta negando ser la creadora de un texto que por primera vez no se limitaba a contar una historia sino a describir un proceso psicológico: la evolución de los sentimientos y la presión creciente sobre unas personas que corresponde al enamoramiento (en esta caso monsieur de Nemours y madame de La Fayette). Apodada le brouillard (la niebla), la novelista era una persona imposible de alcanzar, una sombra silenciosa. Lo que se sabe de ella viene de las cartas de madame de Sévigné, su amiga, y podemos resumir su vida en una interminable pasión de amor correspondido con Le Rochefoucauld, autor de Las máximas.

/upload/fotos/blogs_entradas/la_fayette_1_med.pngLo que me sorprende en la reacción hacia los ataques de Sarkozy es la sorpresa. Como renovador de las ideas de la derecha, como hombre que declaró una actitud nueva hacia la homosexualidad, la escuela pública, el Estado; hacia los perjuicios de la derecha, es decir, como hombre de derecha que se dice hombre de derecha, Sarkozy hace lo lógico al apartarse de La princesse de Clèves. Durante siglos, la novela no tuvo un estatuto de obra maestra. Boileau describía madame de la Fayette como "la mujer de Francia que más inteligencia tiene y que mejor escribe" pero tampoco le reconoce un talento mayor. Releyendo al crítico Sainte-Beuve, recopilador de las famas literarias de Francia, veo esta frase no muy amable "a veces se disipaba la niebla y se veía unos horizontes encantadores". Una manera suave de decir que no se trata de una figura importante de la literatura.

En su Historia de la literatura francesa de los últimos años del siglo XIX, Gustave Lanson (la bestia negra de Roland Barthes) dedica menos de dos páginas, sobre más de 1100, a lo que es una "obra maestra", según él, pero dentro de lo que llama el "estilo mundano". Puedo seguir así con muchos ejemplos: sólo hay nueve páginas dedicadas a La princesse de Clèves en los cinco tomos de la Historia de la literatura francesa en el siglo XVII de Antoine Adam. En realidad, La princesse de Clèves es un invento de los escritores de derecha francesa de la segunda mitad del siglo XX. Todo empieza con Une histoire de la littérature française de Kleber Haedens. Un estudio cerrado en 1943 que ve en la novela el invento de la novela psicológica.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la novela es la cumbre de la literatura francesa para los escritores de derecha. Al describir en su famoso artículo de "Les temps modernes" la llegada de los "Húsares" (Antoine Blondin, Roger Nimier, Jacques Laurent, Michel Déon) Bernard Franck nota el papel central de La princesse de Clèves: "Casi nos tiraban en la cara aquella princesse de Clèves como si el mero anuncio de este título nos obligaba a escondernos por debajo de la tierra. Esta novela, en su boca, era un grito de guerra..."

Es lo que quería demostrar: otra vez, Sarkozy rompe con las ideas clásicas de la derecha.

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17 de abril de 2008
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I. Alimentos para la gente, o para los autos

Si algo visible divide a la izquierda latinoamericana en el poder, es el asunto de los biocombustibles. Desde que el presidente Lula Da Silva proclamó al Brasil como campeón de la producción de etanol extraído de la caña de azúcar para alimentar motores, no tardó en escucharse la voz del presidente en retiro Fidel Castro, desde sus oráculos inapelables en el periódico Gramma, denunciando como criminal la política de convertir alimentos en carburantes.

Aunque Fidel se ha referido principalmente al uso maíz, y los planes de Lula están dirigidos a la caña de azúcar, el pique ideológico no se apacigua por eso, sobre todo cuando aparece el presidente de Venezuela Hugo Chávez echando combustible al fuego, con petróleo puro. Estas diferencias han creado dos tipos contradictorios de diplomacia en América Latina: la del etanol, encabezada por Lula, y la del petróleo, encabezada por Chávez.

Y así, mientras la economía de Venezuela gira exclusivamente alrededor del petróleo, la de Brasil es mucho más compleja, y la política de diversificación de combustibles de Lula muestra resultados palpables: 45% del combustible para vehículos en Brasil es producido en base a caña de azúcar cultivada en apenas el 1% de la tierra arable del país.

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17 de abril de 2008
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Falacias Kantianas (2)

Si se erigiera en ley universal el humano pone fin a su vida, entonces la mera toma de conciencia de constituir un ser humano conllevaría el levantar el brazo contra uno mismo. De lo cual se seguiría, entre otras cosas, que la secuencia generacional estaría truncada desde el origen, y no nos encontraríamos aquí reflexionando sobre la conveniencia o la inconveniencia de inspirarnos de Kant para abordar el problema de la muerte digna.

Si se erigiera en ley universal el humano pone fin a su vida en las circunstancias x, y, z. todo dependería de las circunstancias concretas a las que hacemos referencia. Si por ejemplo decimos: "el hombre pone fin a su vida al menor atisbo de dolor físico", en poco nos apartamos del caso anterior, y lo mismo ocurriría si dijéramos "el hombre pone fin a su vida al menor atisbo de dolor afectivo".

Por el contrario, la diferencia entre los dos casos es enorme si en el segundo la máxima (el hombre pone fin a su vida) es determinada  mediante cualquiera de las frases: "...si al hacerlo salva la vida de los seres queridos"; "...si con tal gesto evita ser torturado hasta la traición"; "...si la prolongación de tal vida se hace al precio de la humillación". En este caso la erección en ley universal de la máxima supondría tan solo imposibilidad de aferrarse a la vida aún a costa de los que la comparten, de la causa que a la vida da sentido, o de la propia libertad. Imposibilidad en suma de desear vivir en tales condiciones; lo cual, obviamente, no significa que el gesto autodestructor pueda ser llevado a cabo, es decir: no significa  que la ley moral, la exigencia moral de morir, se traduzca en acto físico. Pues podría perfectamente ocurrir que aquel mismo que desencadena la reacción moral de no aferrarse a la vida, fuera el mayor garante de la misma; podría, por ejemplo darse el caso de  que el torturador sádico vigilara escrupulosamente, a la vez que dosifica la dosis de violencia.

Pero el complemento para el hombre pone fin a su vida que uno se halla tentado de reivindicar, con vistas a erigir el todo de la frase en ley universal, sería "si siente que ello es una prueba de su irreductibilidad al determinismo natural".

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17 de abril de 2008
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La ignorancia

La ignorancia actúa como una carcoma. Posee su forma, la forma de una oruga, y se entromete en los conocimientos para generar agujeros de pasmo y creciente dolor.

Pero existen dos clases de ignorancia. Una pasiva que se relaciona con el quehacer propio del animal ignaro, sin pretensiones. Y otra activa, en la que el animal se supone suficiente y emplea una eficaz energía para manifestarse y transformar su presencia en amenaza.

Esta ignorancia que cunde desde las revistas a la televisión, desde la red a los periódicos, produce un malestar inclemente en la actualidad de la vida y su cultura. Crea una dolencia infame que difícilmente encuentra paliativos en nada.

La jactanciosa presencia de la ignorancia, su representación vehemente desprende vectores sobre la superficie del sistema, establece relaciones perversas entre los conceptos, confunde las palabras y los datos y tiende, en suma, a conformar un universo propio y caótico muy eficaz para quebrar la mente y la confianza en toda información, toda afirmación, todo diagnóstico. Tal estado maléfico que debería arruinarse en su propia miseria crece sin embargo a pesar de la enfermedad que potencia. Crece como una monstruosidad que se alimenta de sus aberraciones, como una plantación que se autofecunda de su cieno, como una orografía que extrae de la anfractuosidad otra nueva y de cualquier tortuosidad la base para edificar la deformidad del nuevo edificio que cimenta.

No hay modo de neutralizar la fuerza de este mal, esta plaga, esta teratología en ascenso. Los correctores de texto en las redacciones, los supervisores en las editoriales, los académicos en sus enciclopedias, los maestros en sus aulas, los organismos internacionales en sus vigilancias, son insuficientes para contrarrestar el exuberante desarrollo de la ignorancia que ya no consiste en fallos o agujeros en esto o aquello sino que constituyen otra expresión de la generalidad, otra formación global y paralela que aumenta al costado del saber y para instituirse como gran saber alternativo. ¿El saber de la oscuridad? La oscuridad del saber. El fin absoluto de las Luces.

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17 de abril de 2008
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El valor del monstruo

Rafael Argullol: En realidad es una cosa y la otra, y en ese sentido creo que se mezcla la bruja, la caza de brujas y el propio chamanismo previo con que se encuentran. Todo forma una mezcolanza con una potencia imaginativa extraordinaria.

Delfín Agudelo: Si bien pueden ser una cosa y la otra, un elemento inserto en otro, difícilmente podríamos decir que, en esencia, no hay diferenciación alguna en su misma gesta. Si bien la una le debe mucho a la otra, habrá elementos auténticos que, después de tantos siglos, siguen diferenciando fuertemente la percepción de uno y otro imaginario.

Rafael Argullol: Por parte de la cultura europea, fundamentalmente de la moderna, creo que lo ha habido es una percepción mucho más sedimentada, más rígida, más estructurada de lo que llamamos realidad, que no deja de ser una categoría bastante relativa a pesar de que en general la gente habla de la realidad como si fuera una especie de dogma aplastante que domina al mundo. Decimos constantemente que hay que atenerse a la realidad, o hay que ser realista, pero muchas veces no sabemos a qué aludimos cuando lo hacemos a la realidad. El entorno existencial en el que se mueve la imaginación europea es de coordenadas más estrictas y rígidas, mientras que las coordenadas de la realidad americana serían mucho más deslizantes y cambiantes, más mezcladas, tienes continuamente la sensación de que hay una bruma que oculta una mezcla continuada, perpetua. Me gustaría incluso ejemplificar esto en el arquetipo del monstruo, porque creo que el monstruo es algo muy importante desde el punto de vista de la imaginación. El monstruo es aquello que está más allá de la línea del horizonte, en el que trabaja la imaginación. Entonces en el transcurso, en la historia de la imaginación europea a medida que se impone el racionalismo y a medida que se impone una vida sedentaria, ese monstruo que está más allá de la línea del horizonte se va desvaneciendo. Herodoto todavía hablaba del unicornio, y de los centauros y de los monstruos como si fueran criaturas palpables en la realidad; pero a través de la historia la literatura europea moderna ha ido excluyendo ese monstruo, mientras que la imaginación americana tiene un reconocimiento continuo del monstruo. El monstruo no se ha desvanecido.

Las criaturas de la literatura americana son en ese sentido, en ese exclusivo sentido, criaturas mucho más monstruosas, monstruosas en el sentido de que están compuestas de criaturas distintas. Son centauros, son esfinges, son arpías, son elementos compuestos por aquello que es palpable en la realidad inmediata y aquello que forma parte de un background de la memoria en la cual participan muchos elementos distintos. Eso lo noto mucho en la literatura americana del siglo XIX y XX, pero lo notas en la literatura porque lo notas en la propia vida cotidiana en América. La literatura americana, tanto norteamericana como latinoamericana se sigue nutriendo muchísimo de lo que podríamos llamar literatura oral implícita. En cambio no diría tanto de la literatura europea, puesto que la escrita hace siglos que se ha dejado de nutrir como fuente esencial de esa literatura oral. La literatura, narración o poesía oral ha sido siempre muy rica en monstruos, en el significado que le daba anteriormente, mientras que la literatura europea de alguna manera ha tenido que ir retorciendo la realidad empírica que le envolvía y así se explica que de alguna manera horade mas las capas interiores de la conciencia. Por un lado podemos tener a Lezama Lima, Alejo Carpentier o a García Márquez, que van horadando capas exteriores, porque son riquísimas en monstruosidad, mientras que la literatura europea, a través de un Kafka, un Beckett o un Joyce tiene que ir horadando las capas interiores de la conciencia, buscando esa misma monstruosidad que es indispensable para la imaginación.
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17 de abril de 2008
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