Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Diario de rodaje. 2. El director en el arrozal

Estábamos filmando una huída campo a través del personaje central de Yao (que interpreta el senegalés Madi Diocou) y el director tuvo un resbalón, afortunadamente no-metafórico y afortunadamente sin consecuencias físicas serias. Al resbalar fue a caer en las aguas de un canalillo que bordeaba un arrozal, y aunque los del equipo pensaron, por lo aparatoso de la caída y lo inmóvil de su figura, que algo grave le había sucedido, las hierbas de la pendiente de tierra (amortiguadoras) y la poca agua (refrescante en el día de gran calor que hacía) no le ocasionaron más que un moratón en el culo al día siguiente y un nada desagradable baño de pies ‘in situ'.

     Los accidentes son la materia oscura del cine, y no me refiero aquí a esas terribles ocasiones en que el aspa de un helicóptero le corta la cabeza a un especialista o una actriz se rompe el tobillo el día antes de empezar el rodaje. Una lluvia en el día fijado para una escena soleada, un vendaval, como el que se llevó por delante los decorados del malhadado ‘Don Quijote' de Terry Gilliam, o ese error que nos contó Paul Auster a Jorge Herralde y a mí, la noche de la presentación en Madrid de ‘Lulu on the bridge', el guión publicado de su primera película como director absoluto: la puerta de un automóvil que debía abrirse al revés de lo habitual y que, llegado el momento de utilizar el coche trucado, no tenía el truco que Auster llevaba semanas recordando a sus atrezzistas. A esos imprevistos y azares me refiero, y no todos, por cierto, son malignos. La necesidad de improvisar una alteración puede ser estimulante, o incluso mejorar lo escrito en el guión. Pero les pido al dios de madera que nos protege y al cielo de Valencia, de momento irreprochable en su mansedumbre, que sigan evitando las ‘caídas'.

Leer más
profile avatar
16 de septiembre de 2009
Blogs de autor

Una contribución para salir de la crisis

Tendemos a creer que los regímenes ideológicos, como el Irán de los curas o la Venezuela de Chávez, se definen por la barbarie de sus dirigentes. Es así, pero no basta con eso. La ideología se petrifica en un tipo de construcción o en un panorama orográfico, crea paisaje. La ruina que comienza a extenderse por Caracas, como la de La Habana, son ideología concreta, visible y audible. A veces también huele.

    La España de Franco, esa mercancía que tanto rendimiento le da todavía a nuestra clase política, no sólo eran falangistas, esbirros de la policía, o ministros folklóricos, que de todo eso sigue habiendo, sino, sobre todo, la sordidez, la grosería, la asfixia de los espacios, lo cutre que era el país entero. Y de eso tampoco nos falta, sólo que ahora los espacios son de dos tipos, reales y virtuales.

La España de Franco era una malla de carreteras tan estrechas como abolladas, tan chapuceras como peligrosas, en las que tardabas diez veces más en llegar a tu pueblo que por las actuales autopistas. No han cambiado mucho los políticos españoles, pero sí las carreteras. Y ese es un cambio político real. Todo lo demás son gaitas.

    Pues bien, en el paisaje virtual seguimos en pleno franquismo. Aquello que toca Telefónica regresa a la España de alpargata. Los servicios de ADSL dan risa. Si comparamos la velocidad, la calidad y el precio de Internet en Europa y en España, volvemos a aquellos tiempos en los que cruzar la frontera de este país de cabreros, como lo llamaba el poeta, significaba entrar en el mundo civilizado.

    Un remedio cada vez más extendido para escapar al paro es trabajar en casa por medio de Internet. Sea como empleado, sea como empresario. Lo malo es que aquí tienes que trabajar para Telefónica antes de empezar a trabajar para ti mismo. Comparen los servicios franceses y los españoles, los espacios de conexión gratuita de los ingleses y los nuestros, y así sucesivamente. Por no hablar de Japón.

    No obstante, como en tiempos de Franco, ningún gobierno se ha propuesto incomodar a Telefónica. ¿Saben por qué?

 

Artículo publicado el sábado 12 de septiembre de 2009.

 

Leer más
profile avatar
16 de septiembre de 2009
Blogs de autor

II. La rueda de molino de la tiranía

Estamos, por desgracia, en una etapa de nuestra historia cuando los cambios constitucionales, que pretextan reformar las estructuras políticas para volverlas más abiertas, pasando de la democracia representativa a la democracia participativa, llevan consigo necesariamente la prolongación de la estancia en el poder de los mismos presidentes que promueven esas reformas, una prolongación que se vuelve indefinida. Es como decirles a los pueblos que la pretendida modernidad constitucional lleva siempre al cuello la rueda de molino de la tiranía. Porque no hay prolongación de poder a largo plazo que no termine sacrificando la libertad.

            Es la presencia indefinida del caudillo la que corrompe las aguas de la democracia, cualquiera que sea el contexto ideológico en que se den las prolongaciones del mandato presidencial, forzadas por medio de reformas constitucionales. ¿Por qué no puede haber proyectos políticos que representen cambios justos de fondo, apertura de las estructuras institucionales, ampliación de los espacios de participación ciudadana, y que al mismo tiempo aseguren la alternabilidad en el poder?

            Es la ambición mesiánica de poder la que hace al caudillo buscar como quedarse a toda costa, sea de izquierda o de derecha, crea en el populismo benefactor, o en el orden público y en la seguridad nacional, sea en un contexto de paz o en otro de guerra. Es su idea obsesiva de que sin su presencia en la presidencia, el proyecto que él representa se verá frustrado, porque nadie más tendrá la habilidad, o las agallas para llevarlo adelante.

Leer más
profile avatar
16 de septiembre de 2009
Blogs de autor

Conservar la memoria

Conmueve en Vladivostok que las tremendas decepciones que ha vivido Rusia en los últimos 80 años, el fracaso económico en el que naufragó el proyecto socialista, la tremenda herida del estalinismo, el sentimiento de una suerte de humillación tras la rendición incondicional que supuso la política de Gorbatchov, y hasta la necesidad de acomodarse a las nuevas circunstancias y abrirse algún camino privilegiado en el mundo de la economía libre (libertad que se hace a cuenta de las libertades  concretas de los hombres a ella sometidos), conmueve, digo, que la perfecta conciencia de  todo ello no impida una suerte de profunda asunción de la historia vivida y de oscura nostalgia de todo aquello que de noble y emancipador se encierra en ella, asunción que se traduce en el respeto con el que se habla de los símbolos evocadores de acontecimientos vinculables a esta historia.

 

Leer más
profile avatar
16 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Fuera de visión

La campaña electoral alemana se abre camino con dificultad en los medios de comunicación internacionales. Quizás irá avanzando algo más a medida que se acerca la cita con las urnas, el domingo 27 de septiembre. Pero de momento, mancha poco en las primeras páginas y menos todavía en los ?prime time? de los informativos. Esta invisibilidad se debe fundamentalmente a dos factores. En primer lugar, no hay grandes incertidumbres que conmuevan a la opinión acerca de las consecuencias de las elecciones: queda claro incluso, a la vista de los sondeos, que cualquiera de las dos fórmulas más probables ?la gran coalición y el gobierno de los cristianodemócratas con los liberales- significará una gran continuidad, incluso en el nombre de quien ocupe la cancillería.

Pero hay un segundo factor que no suele tenerse en cuenta y que tiene que ver con el desplazamiento del centro de gravedad del mundo: cada vez se matiza más el interés por lo que sucede en Europa, aunque sea en el país más grande, más habitado, con la mayor economía, y situado en su espacio central. Eso lo saben tanto o mejor que los alemanes todos sus vecinos de la Europa central y del este que un día fueron la niña de los ojos de Washington y de Bruselas, y fabricaron las mejores noticias del final de siglo. De estos países sólo interesaba antes su pasado comunista y ahora interesa poco, en cambio, el peso que este pasado tiene en su vida política interna y, lo que es más importante, en sus relaciones con Rusia, la antigua potencia opresora. Los recientes lamentos de un nutrido grupo de ex responsables políticos de estos países por el olvido de Obama pueden leerse en esta clave de sentimiento de inseguridad, pero también en clave de pérdida de peso de Europa en el mundo. Y sin embargo, las elecciones alemanas merecen mucha más atención. Como mínimo por parte de los europeos. Y probablemente por parte de todo el mundo. Ya he destacado las dimensiones del país que decide su rumbo dentro de pocos días. Pero además hay que tener en cuenta también otros factores que tienen que ver con su peso industrial y económico, su ciencia y su tecnología, sus políticas sociales y medioambientales, la importancia de su lengua y su cultura y, sobre todo, la calidad de sus instituciones democráticas. Frente a los lamentables espectáculos de frívola personalización del poder o de confusión entre lo público y lo privado que ofrecen un buen número de países europeos de peso, Alemania es todo un ejemplo del funcionamiento de las instituciones y un modelo europeo de checks and balances. Basta con observar el cuidado con que el canciller alemán suele preservar los espacios de autonomía de sus ministros y no digamos ya de los länder. Lo hace por mandato constitucional, obviamente, pero también por el tipo de cultura política construido por la Alemania Federal, en el que las coaliciones son frecuentes. Todo lo contrario, por cierto, de nuestro ordeno y mando hoy impulsado por los teléfonos móviles presidenciales capaces de vulnerar cualquier espacio autónomo y traspasar cualquier blindaje institucional. Sin estar en el Consejo de Seguridad ni tener acceso al arma nuclear como los otros dos grandes socios europeos que son Reino Unido y Francia o su gran vecino oriental que es Rusia, poco se puede hacer en el mundo en muchos dominios sin el saber, la experiencia y la voz de los alemanes. Todo este patrimonio político que se revalida y proyecta en unas elecciones generales tiene especial interés a los veinte años del acontecimiento mayor que ha marcado el rumbo del planeta en la última década del siglo XX y principios del XXI como es la caída del Muro de Berlín, ahora hace veinte años. En aquel momento Alemania alcanzó la plena normalidad como país unido en libertad, un estadio de la normalidad europea que a todos los europeos afecta y todos debemos celebrar.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
15 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Soledades voluntarias

 

 

 

Un placer solitario. Hay otros, pero sin duda el de ser lectores en soledad es de los más adictivos que conozco."la lectura de ficción es una droga; el lector de ficciones, un adicto". Ese es el arranque de un libro que ama esas soledades, que juega con esos solitarios que son los escritores. Un libro sobre escritores y lectores. Dos formas de la soledad, dos expresiones de la adicción. El libro es de Juan Gabriel Vásquez, ese escritor que sueña con encontrarse algún día, en ninguna parte, con Joseph Conrad. ¡Que buen amigo ese viajero que nos enseñó el mal, acompañado de la ilusión del viaje y del placer de la lectura.!

Este contemporáneo nuestro, después de alguna novela ejemplar, de relatos y una biografía de la que un día ya hablamos por esta barra, vuelve a compartir nuestras soledades de lectores y nos invita en "El arte de la distorsión"- así se llaman sus ensayos sobre lectura y lectores publicados por Alfaguara- a entender mejor a esos raros que escriben para procurarnos, de vez en cuando, un hechizo tan deseado.

A Javier Marías le gusta recordar esas razones por las que Stevenson justificaba su deseo de ser escritor, lo contaba en versos: "No digáis de mí que, débil, decliné/ los trabajos de mis mayores, y que huí del mar,/ de las torres que erigimos y las luces que encendimos,/ para jugar en casa, como un niño, con el papel". Dan ganas de ser ese niño, ese que juega con su papel, ese que inventa paisajes, personas, sentimientos, aventuras, navegaciones. Y que, además, lo hace sin dejar de jugar. Lo hace porque sigue jugando.

Como no podemos ser ese, intentemos ser ese lector que describe Philip Roth: "leo ficción para liberarme de mi perspectiva sofocantemente estrecha de lo que es la vida y para entrar en simpatía imaginativa con un punto de vista narrativo distinto del mío. Es la misma razón por la cual escribo"

Leer, como dice Vásquez, "para dejar esos lugares donde no hemos estado. Leemos para dejar nuestra atención y nuestra conciencia en manos de alguien que las llevará a buenos lugares, leemos para ser poseídos por la particular manera de conocer el mundo que es una ficción literaria"

No será verdad, pero me gusta leer esta verdad de las mentiras de Vásquez. Leerlo como si fuera ficción. Y de vez en cuando entender, y sentir que "eso sucede allí, en la soledad de la lectura, mientras el alférez hace una siesta".

Tengo la noche juguetona. Leeré hasta que me el sueño lo permita. Pero ni un segundo más.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
15 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Diego Meret: autoretrato con libros

Diego Meret. Foto: Los Hechizados Según la sección "Gritos y susurros" del suplemento ADN Cultura, en la presentación de En la Pausa de Daniel Meret (ganador del Primer Premio Indio Rico de Autobiografía) Alan Pauls anunció: "Estamos ante la inauguración de un nuevo género". Para llegar a este punto, debemos retroceder un poco en la historia. Sucede que en el 2007, Diego Meret quedó finalista del premio Indio Rico de novela con La ira del Curupí. El día de la premiación, se anunció que el próximo concurso estaría destinado a la autobiografía y fue entonces que Meret decidió escribir una: "por entonces estaba escribiendo una novelita medio autobiográfica, con Michael Jackson y otros personajes, que me sirvió como punto de partida. Así que escribí este libro, lo mandé por correo y esperé?. La espera no fue en vano porque el 2008, un jurado compuesto por María Moreno, Edgardo Cozarinsky y Ricardo Piglia decidió darle el voto unánime a En la Pausa, que finalmente fue editada por la prestigiosa editorial alternativa Mansalva. ¿Y por qué podría llamar Alan Pauls como "un nuevo género" a esta autobiografía? La respuesta quizá podemos encontrarla en la reseña de Beatriz Sarlo en "Perfil":En la pausa, de Diego Meret, expone una relación con la lectura y la escritura desde la infancia hasta los treinta años. Dicho así, podría parecer uno de esos libros cuyo autor reflexiona sobre literatura mientras utiliza, como soporte, una historia más o menos tenue. Sin embargo, En la pausa es distinto a las ficciones críticas donde lo más importante es la crítica y lo menos importante, la ficción. Por el contrario, no hay en este libro crítica en el sentido académico del término, ni pedazos de discurso universitario ni fragmentos de ensayos inconclusos; hay narración, presentada como autobiográfica (...) Esto, el predominio de la narración (ficcional o autobiográfica, para el caso da más o menos lo mismo), vuelve al libro interesante. Despojado de pretensiones críticas o teóricas, presenta la historia desnuda de alguien que se convierte en lector en las circunstancias menos propicias; y, luego, decide ser escritor.Por su parte, Daniel Link comenta la publicación también con entusiasmo en su blog:El texto de Meret carece por completo de cualquier complicidad con la autocomprensión y, libre de toda necesidad de mistificar (una vida a término, una carrera, lo que ha sido), se entrega a un proceso de ascesis y de transformación que, gracias a la calidad infrecuente de la prosa, arrastra al lector a los mismos abismos de indeterminación a los que el protagonista se asoma. La autobiografía termina con el narrador acostado en una cama, al lado de su hijo y su mujer embarazada, que es como decir, precisamente, que todo está, todavía, por venir. Lo demás, lo que se ha leído, es probablemente una teoría de la infancia (de sus desarreglos, de sus terrores y de sus malos entendidos), de la lectura y de la escritura (pausa, rewind, play: ¿hace falta más?), en fin: de lo imaginario.¿Estaremos realmente ante la inauguración de un nuevo género? No parece posible o claro, pese al entusiasmo de Alan Pauls. Sin embargo, lo que sí resulta indudable es que estamos ante una novela o autobiografía extraordinaria que vale la pena leer de inmediato. ¿Alguien va a Buenos Aires?



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
15 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El escritor y su comunidad (5)

No es cuestión de hacer nombres, Jane. Cada uno de nosotros tiene derecho a estar tan confundido como sea necesario, antes de rebotar en el fondo para buscar la altura que pretende para su vida. Lo que sí me da bronca son las oportunidades desperdiciadas, y este es un tiempo durante el cual muchos escritores juegan para el enemigo que prefiere a la literatura pequeña, preciosa e inoperante en el mundo, y a los narradores ya no como elementos vitales en la sociedad sino como figuras marginales, decorativas –la versión humana de un huevo Fabergé.

         Me da bronca que por el simple hecho de ser escritor, tengo hoy que probarle a mucha gente que no me siento parte de una minoría iluminada ni de un culto esotérico. Mi vida es parecida a la de todos: trabajo para comer, amo de manera un tanto desaforada, puteo cuando pago servicios e impuestos, me angustio cuando leo el diario, me río toda vez que puedo, abomino de la violencia y estoy atento a sus formas más insidiosas, practico la estupidez con frecuencia alarmante, me preocupo por el futuro de mis hijos y de la nave nos transporta a la humanidad entera y trato, en consecuencia, de que lo que pienso y lo que hago no sean dimensiones contradictorias, sino complementarias. La mayor parte de lo que me diferencia del común de la gente es cuestión superficial: yo prefiero leer un libro de Lorrie Moore a ver un partido de fútbol, por ejemplo. La diferencia vertebral pasa por otro lado. Como escritor, se me presenta a diario la siguiente opción: tomar todo aquello que constituye mi existencia y transformarlo mediante la imaginación, o darle la espalda y si escribir como si fuese el único habitante de una estación espacial llena de libros de Thomas Bernhard.

         Les cuento una escena simple. Ocurrió este domingo a la tarde. Habíamos terminado de almorzar. Bruno jugaba al sol en el balcón, bajo vigilancia de su madre. Yo barría las migas que habían caído debajo de la mesa. En la televisión sonaba Falling Slowly, la canción de Glen Hansard y Markéta Irglová que es el corazón de la película Once. Con el mango del cepillo todavía en la mano, levanté la vista, observé lo que me rodeaba y me puse a llorar como un idiota. De felicidad. De manera tan intensa, que no pude sino imaginar que mi cuerpo respondía a la cantidad de veces, a lo largo de tantos años, que soñé con tener una vida como la que hoy tengo. Terminé en la cocina, secándome la cara con un repasador sucio para no tener que dar explicaciones engorrosas. (La culpa es de mi abuelo, que de pequeño me enseñó que reír y llorar al mismo tiempo no sólo era posible, sino que además hacía bien.)

         Lo que trato de decir es lo siguiente: si yo sintiese que debo relegar experiencias como la del domingo al desván de mi vida y buscar la materia de mi escritura en otra parte –por ejemplo otros libros, u otras modas literarias-, ¿cuál sería la gracia de escribir?

         Entre otras razones, yo sigo con este blog porque refuerza mi sentido de pertenecer a una comunidad a pesar de ser escritor.

         Y escribo para tratar de entender más y de sentir mejor, cosas que nunca logré hacer por separado.

 

Gracias por haber tolerado esta tirada durante tantos días.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
15 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Coetzee se critica

J.M.Coetzee. Fuente: africaisacountry Cualquiera que se considere un auténtico escritor sabrá que ninguna crítica, por más ruda o perversa que sea, puede si quiera acercarse a la dureza con que uno mismo se critica. Si uno se tiene fe, jamás estará satisfecho. Siempre se podrá haber hecho mejor. El entusiasmo por uno mismo dura poco y, al final, la única satisfacción puede ser el haber dejado alguna buena carátula perdida en una biblioteca. Eso lo sabe perfectamente Coetzee quien (según me entero por un artículo en la siempre puntual Revista Ñ) en su nueva autobiografía ficcional, Summertime, arremete contra sí mismo con ensañamiento. Lo comprendo. Cuando uno se mira a sí mismo en el espejo, no hay premio Nóbel ni elogio que lo salve:En Summertime, Coetzee utiliza una estructura más novelística. Imagina que su otro yo murió cuando estaba a punto de escribir una continuación de Infancia y Juventud que iba a comprender su regreso a Sudáfrica procedente de los Estados Unidos en los años 70. Dejó cuadernos que sugieren que, de haber vivido, su Summertime ficticia se habría escrito con el mismo estilo que las novelas memorias anteriores. Ahora un académico, Vincent, que no conoció a John, escribe un relato de ese período de la vida del escritor valiéndose de los cuadernos y de entrevistas con cinco personas que habían tenido una relación. La figura de Coetzee que surge de los relatos de las mujeres es simple, fría, torpe, distante, obstinada, tonta. Es desaliñado y sin atractivo, tanto en el plano físico como en el emocional y el intelectual. Es grosero, audaz cuando debería ser discreto, reservado cuando debería ser apasionado. Tiene pelo ralo, una barba despareja y se viste mal. Es un perdedor nada romántico que vive con su padre anciano en una cabaña."En lo que respecta a cómo hacía el amor, ahora pienso que tenía algo de autista. No lo digo como una crítica, sino como diagnóstico", le dice Julia a Vincent. Sophie, la última entrevistada, es la que manifiesta una condena más lacónica: "No tenía ninguna sensibilidad especial que yo pudiera detectar, ninguna visión original de la condición humana", le dice a Vincent.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
15 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

También nos vamos de Afganistán

Quizás es el fin de una época. Quizás no volveremos a ver entusiasmos humanitarios como los que han rodeado a nuestros ejércitos en las dos últimas décadas. Alemania ha anunciado que quiere un plan con plazos y fechas de repliegue y retirada total de Afganistán. España ya se ha puesto a rebufo de la posición de Berlín. Las bombas que cayeron sobre Kunduz y produjeron decenas de muertos han desencadenado estos efectos. Primero fue la canciller Merkel quien anunció la pasada semana la celebración de una conferencia internacional para replantearse la intervención con un plan de trabajo a cinco años vista: ya todo el mundo entendió que era el límite para la continuación de los soldados en la fuerza de la ISAF al servicio de Naciones Unidas. Pero luego ha sido el vicecanciller y ministro de Exteriores Steinmeier el que ha elaborado un plan de trabajo en diez puntos, que incluye la decisión de una fecha, para conseguir que el ejército y la policía afganos se hagan cargo de la seguridad interior y exterior de su país y permitir así la salida de las tropas extranjeras.

La presencia alemana en Afganistán tiene el aval de cuatro partidos, que han participado de una forma u otra en las decisiones parlamentarias y gubernamentales que han conducido a 4.200 militares alemanes a combatir en el país asiático para ayudar sobre el papel a la reconstrucción civil y permitir la construcción de un sistema político democrático. La orientación alemana, en la que se combina la acción militar con la acción civil, incluida la justicia, la economía, la medicina o educación, era el modelo de intervención humanitaria europea hasta ahora. Pero este modelo, francamente molesto para cierta mentalidad militar anglosajona (norteamericana y británica en concreto) y abiertamente denigrado por buenista por el militarismo neocon, ha recibido un duro golpe hace dos semanas con el bombardeo de Kunduz por una fuerza aérea de la OTAN a las órdenes del mando militar alemán. En esta ocasión fueron los alemanes los que bombardearon a civiles, en el más puro estilo de las actuaciones norteamericanas que ellos mismos habían criticado. Las bombas también cayeron sobre la campaña electoral con unos efectos letales específicos sobre las expectativas de voto de los partidos de Gobierno. La Izquierda, Die Linke, subió cuatro puntos de una tacada. Los dos grandes partidos coaligados se sintieron obligados a reaccionar y a hacerlo con un cortafuegos que cerrara el paso al crecimiento del partido actualmente más izquierdista de toda Europa, para impedir que la aritmética electoral le proporcione una fuerza desmesurada y le convierta en árbitro de las futuras coaliciones. La intervención en Afganistán se suma a la factura de la crisis, otra cuestión en la que Die Linke tiene muchas posibilidades de minar el suelo bajo los pies de los socialdemócratas, a los que pueden succionar gran número de votos. La participación alemana en esta guerra afgana que no quiere reconocer su nombre se decidió en su día, como en España, por solidaridad atlántica con Estados Unidos y por vergüenza torera europea ante un mundo crecientemente peligroso. Pero las recientes elecciones han demostrado que no hay ni Estado ni democracia, sino mero tribalismo fragmentado. Al igual que la resurgencia de la guerrilla talibán, a veces caracterizada como bandidismo, también demuestra que poco tiene que ver todo esto con la lucha antiterrorista y mucho con una insurgencia hostil a la presencia de tropas extranjeras. La retirada de Afganistán plantea en todo caso algunos serios problemas. En primer lugar, es dudoso que en los próximos cinco años se consiga que los afganos se hagan cargo de la seguridad entera de su propio país. Está claro que lo que quieren Merkel y Steinmeier es un plan de trabajo para que se consiga. Pero siendo un objetivo difícil, cuando no utópico, es fácil deducir que nos iremos igualmente aunque no se haya conseguido. Como ha sucedido en otras ocasiones, se intentará vestir el santo como se pueda. La papeleta más difícil la tiene Obama, al que se le multiplican las dificultades. Si la salida de Irak ya se entiende como una rendición en ciertos círculos de la derecha norteamericana, podemos imaginar cómo estos mismos círculos interpretarán los planes de salida de Afganistán que están elaborando los europeos. Es evidente que hay que combatir el terrorismo de Al Qaeda y sus ramificaciones en todo el mundo, pero no es nada seguro que esto pase ahora por la guerra afgana. Lo más difícil de toda guerra es terminarla y todavía más difícil es terminar una guerra cuando no se sabe cuál es el objetivo o si el objetivo que se ha fijado es el correcto. Entonces todo se convierte en el insalvable problema de salvar la cara aún a costa de que alguien la pierda. Y esto es lo que está sucediendo en la campaña electoral alemana. Quien puede perderla, también ahí, es Obama, la guerra y la cara claro.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
14 de septiembre de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.