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II. Una constitución inconstitucional

No ha existido en el caso del golpe de estado en Nicaragua, al que bien podríamos llamar un golpe silencioso, una concertación de fuerzas internacionales capaces de poner el grito al cielo de manera igual, o siquiera parecida, que en el caso del golpe de Honduras, cuando se unieron las Naciones Unidas, la Unión Europea, el gobierno de Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos (OEA), los países del Pacto de Río, y los gobiernos del ALBA que descollaron a la cabeza, tanto así que la batuta de las protestas fue entregada al presidente Chávez.

Hoy, en el caso del golpe en Nicaragua, ha habido declaraciones "de preocupación" de parte de Estados Unidos, silencio  sepulcral de parte de la OEA, y los gobiernos del ALBA, reunidos en Cochabamba al momento en que en Nicaragua se daba el golpe, declararon más bien su entusiasmo, seguramente porque Ortega quedaba ya en pie de igualdad con los demás presidentes del grupo para poderse reelegir para siempre.

¿Qué importa tachar con burda tinta roja los artículos de la Constitución que estorban la pretensión continuista de Ortega? El socialismo del siglo veintiuno  necesita líderes perpetuos.

La razón alegada para el golpe en contra de Zelaya fue que se quería reelegir, cuando la Constitución de Honduras lo prohíbe en artículos irreformables, que por eso son llamados "artículos pétreos". La razón alegada para el golpe en favor de Ortega fue que la "Constitución era inconstitucional", porque le prohibía a Ortega reelegirse, y ahora, la desaparición del texto constitucional del artículo maldito, que por eso fue enviado a consumirse en las llamas, ha sido declarada escrita sobre piedra. Es decir, es una desaparición pétrea. Un castigo por lapidación contra la Carta Magna por el hecho de impedir la reelección.

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20 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Una conversación con Jordi Pujol

A mitades de octubre tuve la oportunidad charlar un par de horas con Jordi Pujol, que fue presidente catalán durante 23 años, a propósito del segundo volumen de sus memorias, que acaban de aparecer en castellano con el título de 'Tiempo de construir. Memorias (1980-1993)', publicadas por las barcelonesas Destino en la traducción castellana y Proa en su versión original en catalán. No hubo suficiente con la conversación y luego tuve que mandarle un cuestionario con las preguntas que habían quedado en el tintero. Del conjunto sale el texto de la entrevista que publicará este próximo domingo El País Semanal (EPS). Con una salvedad. Una parte de la entrevista, precisamente la dedicada casi exclusivamente a política internacional, ha quedado fuera por las limitaciones conocidas que ofrece el papel. Gracias a las facilidades digitales, puedo dar aquí la parte de la conversación que no se podrá leer en la edición impresa el domingo.

P: El segundo volumen de sus memorias transcurre desde 1980 hasta 1993, el año en que CiU se convierte en fuerza decisiva en el Parlamento español para la continuidad de Felipe González como presidente del Gobierno. En este período hay un año excepcional para la historia de nuestro mundo, 1989, que quizás no recibe toda la atención que requeriría en su libro ¿Qué significa para usted el año 1989? R: Pasaron dos cosas muy importantes: una fue Tiananmen y la otra la caída del muro. Yo estaba en viaje oficial a China en mitad de las movilizaciones estudiantiles, pero ya me había ido cuando se produjo la masacre. Vi dos cosas: la plaza, acordonada y ocupada por el ejército, estaba vacía; debíamos inaugurar una exposición de Tàpies y no se pudo hacer porque no pudimos pasar al estar cerca de la plaza Tiananmen. También vi algunas manifestaciones, en buena parte de muchachos en bicicleta. Coincidió en un día en que la Generalitat ofrecía un concierto de Montserrat Caballé y la gente llegó tarde, incluso algunas de las autoridades chinas invitadas. P: ¿Tuvo algún pálpito de lo que iba a pasar en la Europa del este? R.- Hay dos hechos premonitorios: en el mes de marzo yo estoy en Hungría y me entrevisto con el Jefe del Gobierno, Miklós Németh, y me explica lo que hacen y quieren hacer. Quedo un poco sorprendido y le pregunto hasta dónde quieren llegar con esta evolución y me responde que quieren que Hungría sea como Holanda, con una democracia occidental. Ese mismo día, me entrevisto con el Ministro de Asuntos Exteriores, Gyula Horn, y me dice que la semana próxima retirarán las vallas que separan Austria de Hungría. P: ¿Usted pensó que aquello iba en serio? R: Pensé que iba en serio pero no tanto. Ese verano, en agosto, a través de esta frontera, hay una huída sobre todo de alemanes que van a pasar las vacaciones en Hungría, en concreto el lago Ballaton, dentro del área comunista. Más tarde, alguien de los que huyó por esta frontera me comentó que corrieron y tuvieron mucho miedo y que un guardia húngaro les dijo que no lo tuvieran. Este es un hecho que te obliga a preguntarte: ¿qué pasa aquí?. Segundo hecho, siendo yo vicepresidente de la Asamblea de las Regiones de Europa -el presidente era un italiano llamado Carlo Bernini? éste me comenta que hay una gran ebullición en los países de Europa del Este pues ahora los dejan salir mucho más; todos tienen ganas de tener contacto con los países occidentales y que se les podría invitar a una de nuestras reuniones. En aquella reunión, en la que vino mucha gente de Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Rumania?.el presidente de Eslovenia, siendo parte de la Yugoslavia aún comunista, me comenta que quiere decirme algo que me alegrará. El sabía que yo era católico y me dijo que ?ese año, por Navidad, por primera vez en el mundo comunista, en Eslovenia se celebrará la Navidad y será festivo?. P: Fue una paradoja que de todos los gobernantes de Europa Occidental no fueran Thatcher ni Mitterrand, sino un español, Felipe González, quien apoyara la unificación alemana tal como la planteó Kohl. R: No, no fue una paradoja. Francia es una adversaria tradicional de Alemania, y procura que sea débil y muy condicionada. Y a Gran Bretaña tampoco le ha agradado nunca una Alemania con mucha fuerza en el Continente. Por otra parte, a mi entender es uno de los momentos de Felipe González en donde tuvo una actuación más brillante y además con efectos muy positivos para España. Con ello, Felipe González se puso a Kohl en el bolsillo. Luego González obtuvo gracias a Kohl aquellos fondos de cohesión europeos que han sido tan importantes para las inversiones públicas en España. P: Su posición respecto a la unificación alemana tampoco ofrece dudas. R: Creo que había que hacerlo a pesar de todos los inconvenientes, y se hizo bien. Se podría criticar tal vez a Kohl, por ejemplo por la equiparación que hizo entre el marco occidental y el oriental. Pero en una conversación que tuve con Pöhl, el entonces gobernador del Bundesbank, me dijo que técnicamente era un disparate y que así se lo había indicado al canciller hasta tres veces. Era más bien de tendencia socialista y fue el único que le planteó resistencia a la paridad entre los dos marcos, pero no porque fuera anti-Kohl. El canciller le comentó que no había más remedio que hacerlo y Pöhl llegó a una conclusión: esto no es una decisión técnica, ni tan siquiera una decisión política; es una decisión histórica. Y ante una decisión histórica, el gobernador del Bundesbank asumió que la responsabilidad era del Canciller y punto. El ya había dicho lo que tenía que decir. P: El otro problema era la velocidad de la unificación. R: Mire, yo tenía y tengo una muy buena relación con la Fundación Bertelsmann, la cual organizaba entonces tres o cuatro reuniones anuales en Gütersloh básicamente de gente alemana y algún suizo, y a mí me invitaban. Siempre habíamos enfocado Cataluña con una proyección exterior mitad política y mitad cultural. Pues bien, me invitaban. Había gente importante, como el asesor de Kohl, Teltschik, en cuestiones de política exterior, con quien tuve una buena relación. Éste tenía una relación conflictiva con Genscher, porque Genscher, ministro de Asuntos Exteriores, no veía con buen ojo que Kohl tuviera un asesor de política exterior y no coincidían en un punto. Genscher no estaba en contra de la reunificación, pero iba con pies de plomo, tenía reservas. Kohl marcaba el paso hacia delante. Se elaboraron entonces los famosos 10 puntos, que en buena parte fueron de Telschik, sobre cómo hacer la unificación. Teltschik me comentó que esto no tenía solución; o había una reunificación rápida o habría una invasión de la Alemania Occidental por parte de los alemanes orientales. P: ¿Y qué significa el año 1989 no para usted, sino para Cataluña? R: Para Cataluña y de una manera inmediata no tuvo un especial significado. Tuvo significado para Europa. P: Pero empezó la fiebre de las independencias y de recuperación de soberanías. R: Yo dije por aquella época algo que creo que debería ser fácil de entender, si quieren, para gente relacionada con la política, el pensamiento o la prensa; que Cataluña es como Lituania, pero España no es como la Unión Soviética. O bien, que Cataluña es como Eslovenia, pero España no es como Yugoslavia. Las independencias son el resultado de una voluntad. Hay un sentimiento, una fidelidad, la defensa de una identidad, pero lo decisivo fue la explosión de los imperios. P: ¿Y no juega la exclusión? ¿No se produce también cuando un país se ve excluido de un proyecto más amplio? R: Sí, puede ser. Sería la desafección de la que ahora hablamos en Cataluña y en España. Pero la explosión es lo determinante. Tomemos el ejemplo de Turquía, otro imperio que también explotó en otro momento histórico. P: Entonces usted está diciendo, para quien lo quiera entender y a pesar de lo que pensaban muchos nacionalistas catalanes, que aquel no era el momento de Cataluña. R: Simplemente digo lo que hay. Las pequeñas naciones se independizan porque lo desean, pero sobre todo cuando explotan los imperios. Hay la explosión de Rusia en el año 1917 y 1918; los finlandeses hacen una guerra civil entre ellos, más que contra Rusia durante estos años. Y la de los Países Bálticos, incluso la de Polonia. Hay la explosión de Turquía que por poco provoca la independencia del Kurdistán. No hay una explosión en Alemania, pero no se consolida ningún nuevo Estado a expensas de Alemania; excepto Polonia, naturalmente. Ucrania se independiza durante estos años. Armenia y Georgia son independientes hasta que la Unión Soviética se recupera. En 1989 nadie de los países bálticos pensaba que serían independientes. Una vez, durante un encuentro en Davos, coincidí con un ministro lituano que me explicó su historia. Me dijo haber nacido en Kaunas, que estudió ingeniería en Kaunas, y que más tarde amplió los estudios en Moscú y entró en el partido comunista. Porque, dijo, había tres cosas que no se podía imaginar en 1974: que el comunismo se acabaría, que la Unión Soviética se desharía y que Lituania sería independiente. ¿Y la independencia de Ucrania? Históricamente Rusia nace en Ucrania. Yo comparo la independencia de Ucrania como si de España se independizaran Asturias y León. Reconozco que es una comparación un poco forzada. P: Pues mucha gente aquí creyó que era el momento. R: Desde el punto de vista catalán, si Rusia en vez de desmembrarse hubiera previsto un sistema flexible interno de autonomías, si Yugoslavia no se hubiera desmembrado ni Checoslovaquia, entonces Europa en relación con las autonomías y minorías nacionales habría tenido una actitud distinta. El tema hubiera ocupado un lugar central. Ahora no. P: ¿En el fondo ha perjudicado a la idea nacionalista? R: Yo no digo esto. En realidad lo sucedido demuestra la fuerza y legitimidad de las identidades. A mí me parece positiva la recuperación de la libertad de todos estos países. Pero por otro lado produce una consolidación de los Estados, de unos Estados nuevos. Y éstos son especialmente celosos de la soberanía que acaban de recuperar. Nuevos Estados como Estonia están escarmentados con los Imperios; por eso la Unión Europea les produce prevención. En Finlandia, la independencia ya la tenían desde 1917, pero el tema europeo se ha planteado desde una perspectiva nacionalista. Todos son nacionalistas; eso de que solo los catalanes somos nacionalistas es un invento de la doctrina estatal, y no sólo en España. Todo somos nacionalistas. Los finlandeses lo son y mucho. Hubo oposición nacionalista para entrar en la Unión Europea, pues se habían independizado de Rusia y no se querían comprometer de nuevo, ni que fuese con la UE. Y en nombre también del nacionalismo había los que decían que el problema siempre era Rusia. Y que todo lo que les protegiera de Rusia era bueno, y por consiguiente era bueno integrarse en la UE. P: La Unión Europea se ve, pues, debilitada por este proceso de retorno al Estado nacional. R: Últimamente, sí. Los Estados tenían la sensación de que se les escapaban demasiadas cosas. Perdieron la moneda, los tipos de interés, las fronteras, en cierto modo hasta el Ejército. Por otro lado, hubo un movimiento regionalista potente que en parte encabezamos nosotros, y que inquietaba a los Estados. P: Usted es un nacionalista muy realista. Las independencias de los países del Este no le ?quitaron el sueño?. Pero tuvo en cambio un papel en la independencia de Eslovenia? R: No tuve ningún papel; es más, dije a Kucan que no sabía qué debían hacer. La crisis de Yugoslavia viene por varios motivos. Uno de ellos porque los serbios querían que en Yugoslavia hubiese una fuerte hegemonía serbia, en todo. Una idea que en España se veía bien, pero que en la antigua Yugoslavia provoca un gran oposición. Le dije a Kucan que no le podía aconsejar, pero que tenía que tomar una decisión rápida. Que lo que tuviera que hacer que no lo dejara para dentro de seis meses. P: Y así fue. Se declararon independientes en seguida. R: Sí. Pero mire en cambio el caso de Eslovaquia. A ellos los echan fuera. En Eslovaquia había un movimiento nacionalista fuerte. Recuerdo haber mantenido una conversación con un primer ministro eslovaco, cuando aún existía Checoslovaquia. Pero no le vi como para proclamar la independencia al día siguiente. Pero de repente los echan. Los checos siempre consideraron que los eslovacos eran unos desgraciados. Primero, porque eran católicos, segundo, porque eran rurales, y, tercero, porque eran menos desarrollados. Tuvieron la sensación de que molestaban. De que les frenaban. Almunia tiene una cuñada checa; el día en que se separaron, ésta estaba exultante pues decía que ya se habían sacado de encima a esos inútiles de los eslovacos; Almunia estaba atónito. P: Pero le insisto en que el mundo nacionalista catalán, con todas sus variantes, creyó que esta vez quizás ?tocaba?? R: Yo no la alimenté. Y no era esta mi opinión. P: Volviendo a su nacionalismo realista; en relación con las selecciones deportivas lo que usted dice es de un realismo absoluto: considera que no las habrá. R: Pero hay que compaginar el realismo con la ilusión. P: Y esto es difícil? R: Ahora estamos en un momento difícil? En más de un aspecto. P: Usted ha viajado mucho, pero no ha visitado África. Y hay un personaje trascendental en este momento del siglo XX que no aparece en su libro, donde desfilan casi todos? R: Mandela, claro. Pero le conozco. En una cena, en la cual éramos unas seis o siete personas, coincidí con él. Estaba también el cardenal Martini y Oscar Arias. Disfrutamos de una larga sobremesa y nos dejó la muy buena impresión que deja a todos. Pero no hay que cenar con él para llevarte una buena impresión. Alguien que ha estado encarcelado durante 27 años y que cuando sale dice que con los que le han encarcelado hay que estar en paz? pues simplemente ¡chapeau! La situación en Suráfrica era insostenible. Hay un hombre que también tiene mérito, De Klerk. Los norteamericanos y británicos seguro que recibieron un mensaje de que estuvieran tranquilos; que Mandela no iba a crear la ?República Soviética de Sudáfrica?. P: ¿Y por qué usted no se interesó por África? R:. Por África me interesé en términos personales. Tuve contactos con los cooperantes y misioneros catalanes. También tuvimos una actuación esporádica en Mozambique. Pero en términos políticos y económicos creí que no podía hacer nada. Teníamos tantas responsabilidades encima que no podíamos atender y me desentendí. En cambio, he tenido al Magreb muy en cuenta, al igual que Suramérica, incluso Asia. Tampoco fui a los países del Golfo, pero sí fui a Jordania. Respecto a África tenía tanta sensación de impotencia? Pero hice mal. Tuve una cierta relación con gente de Guinea Ecuatorial; Convergència ayuda a guineanos exiliados. El caso es que ahora quiero visitar África aunque sólo sea para reparar este olvido. P: Me ha sorprendido lo que dice sobre Israel, pero en especial lo que no dice pero se sobreentiende, cosas importantes y poco conocidas. Usted habla de los asentamientos de forma crítica. Explíquenos su posición? R: Sí, hice un discurso en Israel hará aproximadamente un año y medio o dos. Yo he sido, desde siempre, amigo y simpatizante del pueblo judío. Y lo soy. Defiendo el sionismo y la existencia del Estado de Israel. A partir de esto creo tener el derecho y el deber de hablar con claridad de lo que creo que no se hace bien. Lo mismo a los judíos y los israelíes que a los árabes y los palestinos. No se puede hacer nada que ponga en peligro el Estado de Israel, pero hay que hacer justicia a los palestinos. Yo soy partidario de la doctrina de los dos Estados. La conferencia de Oslo se basó en un principio muy sencillo: paz contra territorios. A partir del momento en que los israelíes se comen territorio, se comen la posibilidad de la paz arrinconando a los palestinos hacia la desesperación. Lo dije en el Parlamento de Jerusalén, ante mucha gente. La Presidenta del Parlamento se fue con una salutación muy seca sin darme las gracias y el antiguo presidente de Israel, Isaac Navon, gran conocedor de la cultura española y sefardí, y conocido mío me dio las gracias en público, pero añadió que mi discurso no agradó a todos los allí presentes. Lo dijo con gran cordialidad. (La continuación, el domingo)



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20 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Colum McCann, National Book Award

Colum McCann. Foto: ericforbesbook Let the Great World Spin, del irlandés afincado en EEUU Colum McCann, acaba de ganar el National Book Award. La novela será publicada en español el próximo año por RBA. Dice la nota: El narrador irlandés afincado en Nueva York Colum McCann (Dublín, 1965) ha ganado el National Book Award con su última novela Let the Great World Spin. El libro, que la editorial RBA publicará en España en febrero con el título Que el vasto mundo siga girando, es un retrato de Manhattan a partir de la peripecia de Philippe Petit, el funambulista francés que el 7 de agosto de 1974 cruzó caminando sobre un cable de equilibrios el vacío entre las Torres Gemelas del World Trade Center. Petit, que también inspiró el reciente documental de John Marsh Man on wire, es el segundo personaje real que inspira a McCann. El otro fue Rudolf Nureyev, protagonista de su novela El bailarín (RBA). Antes, el escritor dublinés -que dedicó el premio a su paisano Frank McCourt, el celebérrimo autor de Las cenizas de Ángela- se había centrado en un tema clásico de la literatura y el cine del último siglo: el descarnado viaje que va del mundo rural irlandés (Perros que ladran, Muchnik) a las duras condiciones de sus compatriotas emigrantes en la Gran Manzana (A este lado de la luz, Muchnik). El National Book Award en la categoría de no ficción recayó en T. J. Stiles por The First Tycoon, la biografía de Cornelius Vanderbilt, considerado el inventor del capitalismo estadounidense.



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19 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Angeles y escritores

Lo que asombra de los relatos de William Goyen -esos cuentos tan líricos, de sonoridad musical y frases esculpidas con el cincel del visionario- es que sugieren que la literatura es la última de sus preocupaciones.

 

         Goyen fue un gran escritor, nadie lo duda. (Algunos llegan a definirlo como un ‘escritor de escritores', el secreto mejor guardado de la literatura sureña de los Estados Unidos.) Pero ya en una primera lectura -y Goyen es de los que producen textos que más que insinuar, demandan segundas y terceras visiones- queda claro que sus relatos son algo más que un ejercicio artístico de brillante resolución formal.

Los párrafos que rondan el cierre de, por ejemplo, De buena madera y Memoria de mayo, ponen en acto una batalla de Goyen con el lenguaje que evoca aquella mítica de Jacob con el Angel. Es verdad que todo escritor forcejea con las palabras, la música y las estructuras de la lengua, tratando de canalizar ese poder salvaje durante un tiempo que, por definición, no puede ser sino breve. Pero el común de los narradores se conforma con un resultado funcional (que el relato se entienda, y en consecuencia facilite su digestión) o a lo sumo con un logro estético -que tenga una belleza que opere como su propia justificación.

Goyen, en cambio, forcejea ante nuestros ojos durante párrafos enteros, como uno que busca mucho más que ser entendido o producir belleza; al igual que Jacob, pretende arrancarle al Angel -al lenguaje, al relato- algo que ni la criatura alada ni la literatura se habían sabido en condiciones de conceder, hasta el momento en que se embarcaron en esa brega tan desigual.

Al tiempo que literaria, la búsqueda de Goyen es (¿por qué no decirlo?) mística.

Para empezar, la mayoría de los relatos de Goyen (y la totalidad de los que componen Angeles y hombres) lidian con la cuestión del pasado o del origen. Aun cuando los protagonistas parecen haberse distanciado de esa instancia histórica (en De buena madera, el protagonista ya es adulto y se encuentra en Roma, lejos de su cuna en la ficcional Charity, Texas; el de Memorias de mayo -¿el mismo hombre, acaso?- también, vagando en el presente del cuento por los jardines de la Villa Borghese), el relato ocurre, o más bien florece cuando un estímulo dispara la evocación: la carta que llega desde la patria, la visión de unas niñas que juegan y cantan al aire libre.

Pero la aparición del recuerdo no está vinculada a una vocación nostálgica. Por el contrario, el narrador se quita de encima la melancolía para concentrarse en aquello que le interesa de verdad, una busca que sólo se coronará con un triunfo en la medida en que logre actualizar, o sea re-vivir (¡de la más literal de las maneras!) el pasado.

El párrafo inicial de El enfermero explica la mecánica de los relatos de Goyen: hablar de algo implica hablar de sus comienzos, de manera inevitable. Pero no de los comienzos en el sentido cronológico, sino de un comienzo en particular: aquel que Esther Cross define tan bien al traducir el neologismo Beginningness como "ese despertar".

Se trata del instante en que, temprano en la vida, el narrador fue visitado por una intuición sobre aspectos esenciales de la existencia, o bien sobre aquello que le depararía el futuro. Una suerte de visión epifánica que por cierto no puede descifrar entonces, siendo apenas un niño, pero que atesorará (todo niño es limitado en sus conocimientos, más no en su sabiduría) dado que ha entendido lo necesario: que esa visión o intuición constituye un hecho único, singular; y en consecuencia llevará consigo la semilla de "ese despertar" a lo largo del tiempo y a través del espacio, a sabiendas de que vendrá el momento -que coincide, siempre, con el presente del relato- en que finalmente llegará a fruición y las barreras entre pasado, presente y futuro quedarán abolidas para siempre, produciendo en el protagonista esa plenitud de sentido, de unidad, de razón de ser a la que denominamos identidad.

 

(Continuará.)

 

 



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19 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Respuesta de Barack Obama a Yoani Sánchez

Presidente Barack Obama: Agradezco esta oportunidad que me brindas para compartir impresiones contigo y con tus lectores en Cuba y en el mundo, y aprovecho para felicitarte por el premio María Moore Cabot de la Escuela Graduada de Periodismo de la Universidad de Columbia que recibiste por promover el entendimiento mutuo en las Américas mediante tus reportajes. Me decepcionó que se te impidiera viajar para recibir el premio en persona. Tu blog ofrece al mundo una ventana particular a las realidades de la vida cotidiana en Cuba. Es revelador que el internet les haya ofrecido a ti y a otros valientes blogueros cubanos con un medio tan libre de expresión, y aplaudo estos esfuerzos colectivos para apoderar a sus compatriotas para expresarse a través de la tecnología. El gobierno y el pueblo estadounidense nos unimos a todos ustedes en anticipación del día que todos los cubanos puedan expresarse libre y públicamente sin miedo ni represalias. Yoani Sánchez: 1.  Durante mucho tiempo el tema de Cuba ha estado presente tanto en la política exterior de los Estados Unidos, como entre las preocupaciones domésticas, especialmente por la existencia de una gran comunidad cubano-americana. Desde su punto de vista ¿En cuál de los dos terrenos debe ubicarse este asunto? Todos los asuntos de política exterior tienen componentes domésticos, especialmente aquéllos que conciernen países vecinos como Cuba, de donde provienen muchos emigrantes radicados en los Estados Unidos, y con la que tenemos una larga historia de vínculos. Nuestros compromisos de proteger y apoyar la libre expresión, los derechos humanos y un estado de derecho democrático tanto en nuestro país como en el mundo también rebasan las demarcaciones entre lo que es política doméstica y exterior. Además de todo esto, muchos de los retos que comparten nuestros países, como la migración, el narcotráfico y el manejo de la economía, son asuntos tanto domésticos como foráneos. En fin, las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos han de ser vistas dentro de un contexto tanto doméstico como exterior. 2.  En el caso de que existiera, por parte de su gobierno, una voluntad de dar por terminado el diferendo, ¿Pasaría esto por reconocer la legitimidad del actual gobierno de Raúl Castro, como único interlocutor válido en unas eventuales conversaciones? Como he dicho antes, mi administración está lista para establecer lazos con el gobierno cubano en un número de áreas de mutuo interés, como hemos hecho en las conversaciones migratorias y sobre correo directo. También me propongo facilitar mayor contacto con el pueblo cubano, especialmente entre familias que están divididas, algo que he hecho con la eliminación de restricciones a visitas  familiares y a remesas. Queremos establecer vínculos también con cubanos que están fuera del ámbito gubernamental, como lo hacemos en todo el mundo. Está claro que la palabra del gobierno no es la única que cuenta en Cuba. Aprovechamos toda oportunidad para interactuar con todos los renglones de la sociedad cubana, y miramos hacia un futuro en que el gobierno refleje expresamente las voluntades del pueblo cubano. 3.   ¿Ha renunciado el gobierno de Estados Unidos al uso de la fuerza militar como forma de dar por terminado el diferendo? Estados Unidos no tiene intención alguna de utilizar fuerza militar en Cuba.  Lo que Estados Unidos apoya en Cuba es un mayor respeto a los derechos humanos y a las libertades políticas y económicas, y se une a las esperanzas de que el gobierno responda a las aspiraciones de su gente de disfrutar de la democracia y de poder determinar el futuro de Cuba libremente. Sólo los cubanos son capaces de promover un cambio positivo en Cuba, y esperamos que pronto puedan ejercer estas facultades de manera plena. 4.  Raúl Castro ha dicho públicamente estar dispuesto a dialogar sobre todos los temas, con el único requisito del respeto mutuo y la igualdad de condiciones. ¿Le parecen a usted desmedidas estas exigencias? ¿Cuáles serían las condiciones previas que impondría su gobierno para iniciar un diálogo? Llevo tiempo diciendo que es hora de aplicar una diplomacia directa y sin condiciones, sea con amigos o enemigos. Sin embargo, hablar por aquello de hablar no es lo que me interesa. En el caso de Cuba, el uso de la diplomacia debería resultar en mayores oportunidades para promover nuestros intereses y las libertades del pueblo cubano. Ya hemos iniciado un diálogo, partiendo de estos intereses comunes ?emigración que sea segura, ordenada y legal, y la restauración del servicio directo de correos. Estos son pasos pequeños, pero parte importante de un proceso para encaminar las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba en una nueva y más positiva dirección. No obstante estos pasos, para alcanzar una relación más normal, va a hacer falta que el gobierno cubano tome un curso de acción. 5. ¿Qué participación podrían tener los cubanos del exilio, los grupos de oposición interna y la emergente sociedad civil cubana en ese hipotético diálogo? Al considerar cualquier decisión sobre política pública, es imprescindible escuchar tantas voces diversas como sea posible. Eso es precisamente lo que hemos venido haciendo con relación a Cuba. El gobierno de los Estados Unidos habla regularmente con grupos e individuos dentro y fuera de Cuba, que siguen con interés el curso de nuestras relaciones. Muchos no están de acuerdo con el gobierno cubano, muchos no están de acuerdo con el gobierno estadounidense, y muchos otros no están de acuerdo entre sí. Lo que debemos estar todos de acuerdo es que tenemos que escuchar a las inquietudes e intereses de los cubanos que viven en la isla. Por eso es que todo lo que están haciendo ustedes para proyectar sus voces es tan importante ? no sólo para promover la libertad de expresión, pero también para que la gente fuera de Cuba pueda entender mejor la vida, las vicisitudes y las aspiraciones de los cubanos que están en la isla. 6.  Usted es un hombre que apuesta por el desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación e información. Sin embargo los cubanos seguimos con muchas limitaciones para acceder a Internet. ¿Cuánta responsabilidad tiene en eso el bloqueo norteamericano hacia Cuba y cuánta el gobierno cubano? Mi administración ha tomado pasos importantes para promover la corriente libre de información proveniente de y dirigida al pueblo cubano, particularmente mediante nuevas tecnologías. Hemos posibilitado expandir los lazos de las telecomunicaciones para acelerar el intercambio entre la gente de Cuba y la del mundo exterior. Todo eso recrecerá los medios a través de los cuales los cubanos en la isla podrán comunicarse entre sí y con personas fuera de Cuba, valiéndose, por ejemplo, de mayores oportunidades en transmisiones de satélite y de fibra óptica. Esto no ocurrirá de un día a otro, ni tampoco podrá tener plenos resultados sin actos positivos del gobierno cubano. Tengo entendido que el gobierno cubano ha anunciado planes para ofrecer mayor acceso al internet en las oficinas de correo. Sigo estos acontecimientos con interés y urjo al gobierno a permitir acceso a la información y al internet sin restricciones. Quisiéramos escuchar qué recomendaciones tienen para apoyar el flujo libre de información desde y hacia Cuba. 7.   ¿Estaría dispuesto a visitar nuestro país?

Nunca descartaría un curso de acción que avance los intereses de los Estados Unidos o promueva las libertades del pueblo cubano. A la misma vez, las herramientas diplomáticas han de usarse sólo luego de preparaciones minuciosas y como parte de una estrategia clara. Anticipo el día que pueda visitar una Cuba donde toda su gente pueda gozar de los mismos derechos y oportunidades que goza el resto de la gente del continente. (La traducción al español fue preparada por la oficina del Presidente Obama. El documento original en inglés aquí).



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19 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Ciegas esperanzas

Rafael Argullol: Si tuviera que quedarme con un único fragmento de la historia de la literatura en el que se define la esencia de la condición humana me quedaría con el verso de Esquilo del Prometeo encadenado, en el cual Prometeo explica que ha insuflado en los hombres ciegas esperanzas.
Delfín Agudelo: A Esquilo lo podríamos catalogar, con muchos de los otros autores que contemplaremos, como un pensador antiguo del siglo XXI. En esta medida, ¿consideras que dicho verso define la esencia humana del siglo XXI?
R.A.: Diría que sí. El hecho de que el hombre haya hecho frente al absurdo y al sinsentido a través de esas ciegas esperanzas a las que alude Esquilo es algo que define lo que fue la tragedia griega, el intento de llegar al núcleo mismo del conflicto humano en la existencia, y eso le da una dimensión ahistórica, aparte de histórica; es decir, es evidente que nosotros podemos leer el Prometeo encadenado de Esquilo como una tragedia griega situada en el contexto mental griego, pero al mismo tiempo lo podemos leer dentro de un escenario abierto, ahistórico y atemporal, que cruza los siglos y llega a nosotros. En nuestra propia época cuando nos preguntamos acerca del porvenir inmediato de la humanidad, tanto colectivamente como en nuestras vidas personales, nos preguntamos por el futuro inmediato de nuestra existencia. Evidentemente estas ciegas esperanzas dominan nuestras expectativas. Por un lado esperamos, pero por otro lado lo hacemos dentro de una gran incertidumbre. 
El siglo XXI refleja eso de una manera particularmente clara. Por un lado es un siglo en el cual el hombre parece que ha desarrollado grandes elementos pronosticados a través del mito prometeico en el terreno del conocimiento y la tecnología, pero al mismo tiempo el hombre se mueve en un horizonte de miedo, en un horizonte de temor, de incertidumbre agudísima respecto a lo que le rodea. Por tanto no es de extrañar que muchas manifestaciones artísticas o cinematográficas, o incluso videográficas, de nuestra época incidan en esa cuestión, y también la literatura de los últimos lustros es una literatura dominada por este claroscuro de las ciegas esperanzas.



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19 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Albatros

 

Lo primero que me sorprendió de la librería Albatros  fue la variedad y calidad de sus títulos y lo muy al día que estaba su dueño, Rodrigo Díaz, en materia de novedades editoriales. Esto, que puede ser más o menos una obviedad en cualquier librería, cobra otro sentido si les digo que se trata de una pequeña librería de libros en español, situada en el corazón de Ginebra. Fue también mi primera visita a una ciudad que andando el tiempo se ha convertido casi en otra casa para mí, habida cuenta de que suelo ir con frecuencia a dictar talleres o a presentar libros y he terminado por hacerme con un plano mental del casco viejo y algunos otros barrios como Paquin, Plain Palais o Carouge en los que, paseando por sus calles o en torno al lago Leman siempre experimento el breve asalto de la felicidad, sobre todo cuando por las mañanas me instalo en la cómoda biblioteca municipal a escribir.  Por todos lados brotan pequeños cafés y bistrots que parecen salidos de un apunte de George Grosz, callejas pulcras y sinuosas por donde cruzan atildados hombres de negocios e infinidad de restaurantes y brasseriès estupendos para disfrutar de un entrecote o la olorosa fondue, regado todo con un buen vaso de vino de la región.

Pero Ginebra también son los amigos como Rodrigo Díaz, un librero que trabaja con entusiasmo para tener en su librería las últimas novedades editoriales no sólo españolas sino de otros países de habla hispana: Visitar Albatros es vivir siempre la acechanza de la sorpresa, pues allí es frecuente encontrar libros que resultan imposibles de hallar en España o incluso darse de bruces con joyas que sucumben en las librerías españolas ante la avalancha de títulos más ostentosos. Rodrigo no sólo es un librero cuidadoso y sagaz: ahí, en el pequeño espacio de Albatros, ha presentado libros de una larguísima lista de escritores españoles e hispanoamericanos y ha gestionado que muchos de ellos den conferencias, en colaboración con Daniel Ibarra, de la asociación Abanico, y con John Deighan, un profesor entusiasta y siempre presto a traer gente de los confines del mundo para satisfacer la curiosidad de sus alumnos.

Rodrigo es uno de esos gestores culturales que no saben que lo son pero que funcionan ellos solos con la laboriosidad y diligencia de un equipo al completo: te bombardea a correos electrónicos para dejar todo a punto, te recibe en el aeropuerto -pese a que no tiene coche- te instala donde te vayas a quedar, te consigue lo que necesites (por ejemplo un imprescindible adaptador para los enigmáticos enchufes suizos) y luego siempre tiene tiempo y ganas para salir a tomar una copa.  De manera que Albatros no sólo es uno de esos lugares referenciales para todo aquel que quiera encontrar una novedad editorial o un libro a punto de ser descatalogado, o para ir a escuchar a un escritor que viene a presentar su último libro o a dar una conferencia. Albatros es, en realidad, un centro cultural que aglutina a hispanoamericanos, españoles y suizos en torno a los libros y a nuestro sonoro español que allí, en la fría y educada Ginebra, resuena en todos los acentos posibles: es decir, cosmopolita.  Y en estos tiempos de insensatez diferencial, es un pequeño milagro que ocurre en el centro mismo de Europa.



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19 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El porvenir

Una vez leí esto: "El devenir es inocente porque no tiene sentido". Volví a leerlo y, a medida que lo comprendía, iba ganando una inesperada paz. Si el futuro no está en nuestras manos somos inocentes de cuanto conlleve. Pero la sentencia no quería decir esto exactamente. O acaso sí porque toda lectura de lo escrito constituye una traducción y el significado final acaba siendo el que se produzca tras la metabolización del lector. Hay miles de traducciones para cada frase y cada palabra. Más aún, según he podido saber casualmente, casi la totalidad de los lectores leen antes lo que quieren encontrar escrito que lo que realmente se encuentra en la escritura. La opinión propia se impone sobre la contraria, la aplasta y la modula para recobrarla como una irremediable reafirmación.

 "El porvenir es inocente porque no tiene sentido". En cierto modo podría ser la vida misma la que carecería de sentido al ingresar a cada instante  en el porvenir y de este modo, sin sentido, la vida se vuelve pacifica e inocente. ¿Sí? No es nada seguro. No es nada seguro, porque el porvenir en cuanto tal no llega, por definición, nunca, nunca aparece puesto que definitivamente se halla por venir.

Pero si siempre se halla pendiente de venir, impotente para llegar,  qué sentido tiene pensar en ello. Si nunca va a llegar el porvenir ¿qué sentido tiene el porvenir mismo? O, por extensión, ¿qué sentido tiene pensarse muerto o no, curado o herido, desdichado o feliz, amado o despechado en un  espacio que nunca tendrá sitio alguno en el  mundo?



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19 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Siete preguntas

La diplomacia popular no necesita de memorándums o declaraciones de intención, se hace directamente entre los pueblos sin pasar por las cancillerías y los palacios de gobierno. Es esa que va acompañada de un abrazo, un apretón de manos o una larga charla en la sala de una casa. Sin aspirar a los flashazos o a los grandes titulares, las personas comunes han sacado al mundo de varios entuertos, han evitado quizás un sinnúmero de guerras y hasta puede que sean los responsables de ciertas alianzas y de algunos ?escasos- momentos de paz. De vez en cuando un individuo sin carteras ministeriales, ni privilegios oficiales, interpela al poder, le lanza una pregunta que queda sin respuesta. Los cubanos nos hemos conformado con que desde ?allá arriba? nadie intente explicarnos o consultarnos el derrotero que tomará esta Isla, tan parecida a un barco que hace aguas a punto del naufragio. Cansada de que no nos reconozcan en nuestra pequeñez, me decidí a lanzar siete interrogantes a quienes considero que están ?ahora mismo y con su actuación- marcando el destino de mi país. El conflicto entre el gobierno de Cuba y el de Estados Unidos, no sólo impide a los pueblos de ambas orillas establecer relaciones fluidas, sino que determina los pasos ?o la ausencia de ellos- que se deben dar en la necesaria transformación de nuestra sociedad. La propaganda política nos habla de que vivimos en una plaza sitiada, de un David frente a Goliat y del ?voraz enemigo? que está a punto de lanzarse sobre nosotros. Quiero saber ?desde mi diminuta posición de ciudadana- cómo va a evolucionar este diferendo, cuándo va a dejar de ser el tema protagónico en todos los aspectos de nuestra vida. Después de meses de intentos he logrado hacerle llegar un cuestionario al presidente norteamericano Barack Obama, con algunos de esos temas que no me dejan dormir. Ya tengo sus respuestas ?que publicaré mañana- y quiero hacer ahora extensivas mis interrogantes al presidente cubano Raúl Castro. Son incógnitas que nacen de mi experiencia personal y reconozco que cada uno de mis compatriotas podría redactarlas de una manera diferente y propia. Las dudas que ellas encierran son tan angustiosas que no me permiten proyectar cómo será la nación donde crecerán mis hijos. · Les dejo a continuación ambos cuestionarios: Preguntas a Raúl Castro, presidente de Cuba: 1. ¿Qué influencias negativas podría tener sobre la estructura ideológica de la revolución cubana, un eventual mejoramiento de las relaciones con los Estados Unidos?

2. Usted ha manifestado en varias ocasiones su voluntad de dialogar con el gobierno norteamericano. ¿Está usted solo en ese propósito? ¿Ha tenido que discutir con el resto de los miembros del Buró político para convencerlos de que es necesario dialogar? ¿Coincide su hermano Fidel Castro en ponerle fin al conflicto entre ambos gobiernos?

3. Sentado usted en una mesa frente a Obama ¿Cuáles serían las tres principales conquistas que desearía obtener en esa conversación? ¿Cuáles cree usted que serían las tres conquistas que podría obtener la parte norteamericana?

4. ¿Puede enumerar las ventajas concretas que tendría el pueblo cubano en el presente y en el futuro, si se terminara este dilatado diferendo entre ambos gobiernos?

5. Si la parte norteamericana quisiera incluir en una ronda de negociaciones a la comunidad cubana en el exilio, a los miembros de los partidos de oposición dentro de la Isla y a representantes de la sociedad civil. ¿Aceptaría usted esa propuesta?

6. ¿Considera usted que existe una posibilidad real de que el actual gobierno de los Estados Unidos opte por el uso de la fuerza militar contra Cuba?

7. ¿Invitaría usted a Obama a visitar Cuba, como muestra de buena voluntad?

Preguntas a Barack Obama, presidente de Estados Unidos: 1. Durante mucho tiempo el tema de Cuba ha estado presente tanto en la política exterior de los Estados Unidos, como entre las preocupaciones domésticas, especialmente por la existencia de una gran comunidad cubano-americana. Desde su punto de vista ¿En cuál de los dos terrenos debe ubicarse este asunto?

2. . En el caso de que existiera, por parte de su gobierno, una voluntad de dar por terminado el diferendo, ¿Pasaría eso por reconocer la legitimidad del actual gobierno de Raúl Castro, como único interlocutor válido en unas eventuales conversaciones?

3. ¿Ha renunciado el gobierno de Estados Unidos al uso de la fuerza militar, como forma de dar por terminado el diferendo?

4. Raúl Castro ha dicho públicamente estar dispuesto a dialogar sobre todos los temas, con el único requisito del respeto mutuo y la igualdad de condiciones. ¿Le parecen a usted desmedidas estas exigencias? ¿Cuáles serían las condiciones previas que impondría su gobierno para iniciar un diálogo?

5. ¿Qué participación podrían tener los cubanos del exilio, los grupos de oposición interna y la emergente sociedad civil cubana en ese hipotético diálogo?

6. Usted es un hombre que apuesta por el desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación e información. Sin embargo lo cubanos seguimos con muchas limitaciones para acceder a Internet. ¿Cuánta responsabilidad tiene en eso el bloqueo norteamericano hacia Cuba y cuánta el gobierno cubano?

7. ¿Estaría dispuesto a visitar nuestro país?



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18 de noviembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Volpi y el compromiso político

Jorge Volpi. Fuente: revistañ Y así como Carlos Fuentes es un holograma del Boom literario, Santiago Gamboa y yo (y el mismo Jorge Volpi, por qué no) somos (tristemente, cabría añadir quizá) hologramas de escritores de última hornada, la nueva imagen del "Perfecto Escritor Latinoamericano Joven" (más de 40 años yo, Gamboa cuántos tendrá), sin corbatas de seda, sin autógrafos en concursos de belleza, sin premios Rómulo gallegos, sin saber -ni querer- insertar El Quijote en una respuesta, sin hablar de corrupción y analizar la coyuntura actual cuando nadie nos pide eso; con el pelo largo rockero (yo antes) o con la pinta de nerd (yo ahora). Al menos eso se desprende del artículo en Clarín de Jorge Volpi donde me menciona (para mi sorpresa y feliz carcajada... se malea Volpi) mientras comenta que "hoy un escritor latinoamericano debe descreer del compromiso". Dice el artículo: Del pelo largo y la actitud rockera, al look cool o nerd. De la colección amarilla de Gallimard a la del mismo tono de Anagrama. De los debates iracundos sobre política en la universidad a miles de posts en la blogosfera. Del realismo mágico al realismo y la ciencia ficción; de Gabriel García Márquez a Santiago Gamboa y de Mario Vargas Llosa a Iván Thays: ¡vaya si ha cambiado el perfil del perfecto y joven escritor latinoamericano!" El que ilustra y grafica un poco en broma, un poco en serio, la hilarante cartografía literaria regional es el mexicano Jorge Volpi, integrante de esta casta; la de los escritores nacidos a partir de 1965, ya no tan jóvenes. Hace unos años, Volpi estuvo entre los cinco escritores que Carlos Fuentes eligió como sus herederos literarios.De paso por Buenos Aires, adonde vino a presentar El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América latina en el siglo XXI -que le valió el Premio de Ensayo Debate-Casa de América- Volpi habla detrás de sus ojos diminutos sobre la literatura latinoamericana, o -como prefiere decir- "la literatura que hoy se escribe en América latina". (...)Luego, Jorge Volpi dice:[...] la idea de una literatura continental murió con el chileno Roberto Bolaño, "el último escritor latinoamericano".¿Por qué?Bolaño sí tenía esa convicción de estar respondiendo a la tradición latinoamericana. Él conocía bien lo que pasaba en la tradición literaria argentina, chilena, colombiana o mexicana y le importaba pelearse con esa tradición.En cambio ahora...Se buscan otras tradiciones, otros autores, otras influencias, de manera que ya no hay rasgos claros de lo latinoamericano, excepto en aquellos escritores que temáticamente retratan los principales conflictos sociales actuales; que eso sigue existiendo.Si antes el compromiso era un deber ser, ¿hoy el deber ser no es justamente ser apolítico?Sí. Para ser escritor latinoamericano ya no hay que estar comprometido con la izquierda. Ahora hay que descreer de cualquier compromiso político, y hay que estar vinculado con el mayor cosmopolitismo posible. Somos excepcionales los que nos interesamos todavía por lo político.Muy lejos está Volpi de afirmar que todo tiempo pasado fue mejor. Simplemente argumenta que se acabaron los grandes discursos y con ellos los sumos pontífices. "Ahora hay una enorme pluralidad -o un enorme caos- de temas y de propuestas. El que haya estos contrastes hace que la literatura que se escribe en América Latina viva un momento interesante, desde las propuestas minimalistas de Mario Bellatín hasta algunas novelas totalizadoras de Santiago Gamboa".



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18 de noviembre de 2009
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El Boomeran(g)
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