Skip to main content
Category

Blogs de autor

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Providence reseñada

Juan Francisco Ferré. Fuente: espaiadelibres carátula de la novela. Fuente: anagrama La novela Finalista del Premio Herralde de Novela 2009, Providence, del español Francisco Ferré (miembro de la generación Nocilla, antologador, junto al peruano Julio Ortega, de una antologia afterpop titulada Mutantes)ha sido reseñada por Ernesto Ayala-Dip para "Babelia". Y si el entusiasmo con que reseñó la novela ganadora del premio en el mismo suplemento, La vida antes de marzo, fue más bien medido, la entrega hacia el Finalista ha sido total. "Finalista Mayor" lo llama. "Novela con mayúscula" y la compara con lo mejor Pynchon. Y hasta pide empate en el Primer Lugar. Eso se llama entusiasmo:[...] leo Providence, finalista (¿y por qué no ganadora junto con la de Gutiérrez Aragón?) del Premio Herralde y tengo la sensación de haber leído una novela mayor, independientemente de que se comparta o no su soporte ideológico, una moral o no-ideología en sentido nietzscheano. No creo que se satisfaga la curiosidad de los lectores intentando resumir una trama tan milimétricamente fragmentada, con el espíritu que alienta toda una corriente narrativa actual, entre los cuales no es ajeno Fernández Mallo o los análisis literario-mediáticos de un Eloy Fernández Porta. Puede adelantarse que ésta es la historia de un cineasta español llamado Álex Franco. Es autor de una película que obtuvo alguna que otra crítica benevolente en Cannes, pero no la de un crítico de EL PAÍS. Ahora está en Providence, la ciudad en la que nació el maestro del terror H. P. Lovecraft. Antes ató un fáustico acuerdo con una mujer en Marraquech. En Estados Unidos se disparan todas las tramas posibles e imposibles con tal de que Álex Franco termine sus días como va a terminar. Esto lo sabremos en un genial diálogo entre dos mujeres en un ascensor, una secuencia que es imposible concebirla si no se tiene el talento narrativo que demuestra tener Ferré. Providence es una novela poliédrica. Voces directas e indirectas plasman la locura y la tenebrosidad de un mundo (pos-11-S) irrespirable, paranoico e irrealmente real. Juan Francisco Ferré ha diseñado un artefacto que desmitifica la nueva racionalidad virtual. Con una lengua literaria ágil: a la vez maliciosa, y llena de esa helada ironía que desplegaba el gran Nabokov. Novela de la totalidad en torno a una alienación de nuevo cuño, infinitamente más letal que la que pudo imaginar el mismísimo Marx. Providence tiene ese aire de posmodernidad lúcida que hallamos en V y El arco iris de la gravedad, de Thomas Pynchon. El nihilismo constructivo que ofrece la novela con mayúscula.Por cierto, no se pierdan el blog de Juan Francisco Ferré "La vuelta al mundo"



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Yuri Herrera premiado

Kafka, la estatua de Jaime Martínez que se entrega al ganador del premio. Fuente: Ambito CulturalCarátula de obra premiada. Fuente: Periférica Hace unos días comenté el Premio Otras Voces, Otros Ámbitos, propuesto por Hotel Kafka a la manera de "Goncourt Español" en el que se buscaba rescatar un libro de pocas ventas, probablemente poco exhibido ahora, pero que merecía la pena ser puesto otra vez en vitrina. Hoy lunes sabemos ya el nombre del ganador: Trabajos del reino, del escritor mexicano Yuri Herrera, editado por Periférica. ¡Enhorabuena! Dice la nota en La Jornada:El escritor mexicano Yuri Herrera resultó el ganador del Primer Premio "Otras voces, otros ámbitos" por su novela Trabajos del reino, tras ser considerada la mejor novela publicada en España en 2008 sin haber logrado vender más de tres mil ejemplares. Este premio, que fue presentado el día 15 pasado, pretende convertirse en el Goncourt francés, fundado desde 1903, que premia a aquellas obras en prosa más imaginativas, por lo general novelas, publicadas durante el año anterior y que no han alcanzado un alto nivel de ventas. Ámbito Cultural de El Corte Inglés, la primera empresa de distribución española, y la escuela de letras y creación Hotel Kafka, crearon el galardón, que no tiene dotación económica. El jurado, integrado por cien personas del ámbito literario español, eligió a Trabajos del reino del mexicano Herrera, obra en la que recrea las vidas de un capo del narcotráfico y de un compositor de corridos, recreando el lenguaje popular de México.El premio será entregado hoy lunes a las 19.30 horas en la sede de la escuela de letras Hotel Kafka de Madrid (Hortaleza, 104).



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

FELICITACIONES NAVIDEÑAS

 

 

 

 En los días navideños cumplo con los ritos familiares. Al menos con más los paganos. Lo que me cuesta es enviar felicitaciones. Incluso esas que ahora son las habituales, las que ya nada tienen que ver con los tradicionales carteros.

Por eso cuando el  cartero llega con algo que no sea una multa, una publicidad o el correo del bando es un raro regalo. Casi una sorpresa. Desde hace ya bastantes años recibo, colecciono y disfruto con dios celebraciones que llegan por cartero y con pequeño libro incluido. Uno es de ese bar que fue tan nuestro, que seguimos queriendo así que pasan los años,  la felicitación del "Cock". Un pequeño libro sobre el beber, en una curiosa colección que comenzó el recordado Gonzalo Armero. Este año el libro es de Eduardo Arroyo, un pintor, escritor y bebedor de grandes virtudes. Un año más muy buena vista la de Pachi, la insustituible dueña del local.

La otra es de Chus Visor. Siempre un texto sorprendente, curioso, rescatado de escritores y poeta de cualquier tiempo, país y condición. Este año es una muy peculiar parábola, seria e irónica, de un escritor demasiado olvidado, Danilo Kis. El escritor, serbio/judío que conoció de cerca algunos de los horrores del siglo pasado, escribió unos "consejos a un joven escritor". Como el libro es no venal y no será fácil hacerse con él, reproduzco algunos de esos consejos. Es mi manera de felicitar a mis queridos habitantes de esta barra libre en la que nunca bebemos suficiente.

"Cultiva la duda con respecto a las ideologías reinantes y a los príncipes.

Mantente alejado de los príncipes.

Cuida de no manchar tu lenguaje con el habla de las ideologías...

No creas en proyectos utópicos, salvo en aquellos que concibas tú mismo...

No seas profeta, porque la duda es tu arma...

No apuestes por el momento, porque lo lamentarías.

Tampoco apuestes por la eternidad, porque lo lamentarías.

No estés contento con tu destino, porque sólo los imbéciles lo están...

No seas servil porque los príncipes te tomarían por un criado.

No seas presuntuoso, porque te parecerías a los criados de los príncipes...

No escribas para las fiestas y los jubileos...

No seas tolerante por cortesía.

No defiendas la verdad a cualquier precio:"No se discute con un imbécil"

No te dejes persuadir de que todos tenemos igualmente razón

 ni de que los gustos no se discuten...

No discutas con ignorantes sobre cosas de las que, gracias a ti, oyen hablar por primera vez.

No tengas ninguna misión.

Guárdate de los que tienen una misión...

No creas en la intuición.

Guárdate del cinismo, entre otros del tuyo.

Evita los lugares comunes y las citas ideológicas...

"Segui il carro e lascia dir a le genti " (Dante)

 

Si la lotería pasa de nosotros, siempre nos quedarán algunos libros. Y algunos consejos.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Una cruz en Duchov

Una cruz en Duchov I

La más antigua metáfora que conocemos es aquella que nos estimula a ver en todas las criaturas y fenómenos un reflejo nuestro, como si el mundo fuera un espejo y toda la creación se hubiera hecho a nuestra semejanza. Los técnicos la llaman "metáfora antropológica" y consiste en creer que todo nace, crece, se reproduce y muere, como solemos hacer los humanos. No sólo plantas y árboles, mamíferos e invertebrados, sino también las cordilleras, los volcanes, los mares y los hielos, el cosmos entero, nacerían, crecerían y acabarían muriendo como un humano cualquiera.

    La fuerza inmensa de esta metáfora influye incluso en nuestro modo de entender la historia, con imperios o naciones que pasan de un momento primitivo a la plena madurez y luego a una decadencia anunciadora de la muerte. Sin embargo todos sabemos que es tan sólo una ficción poética. Ni los imperios, ni los árboles, ni las cordilleras nacen, crecen y mueren, entre otras consideraciones porque no hay nada en el mundo natural que tenga alma, sea de árbol, de elefante o de territorio. Sólo las almas nacen y mueren; sólo los humanos tenemos alma, es decir, conciencia. Esa conciencia es propiamente conciencia de la muerte y no atormenta sino a los efímeros mortales. No hay que engañarse, lo único que muere en el cosmos son las almas.

    Bien pudiera ser que la tremenda potencia del libro que el lector tiene en sus manos obedezca a que es una de las más perfectas formas que se le ha dado a la metáfora antropológica, el nacimiento, desarrollo, decadencia y muerte de un hermoso animal contada por él mismo. Casanova expone su vida como una brillante floración en uno de los más frondosos jardines del siglo XVIII, la República de Venecia; le sigue un crecimiento deslumbrante en las cortes más poderosas de Europa; viene luego una madurez robusta, aunque algo pálida, durante la cual esa viva lumbre se va achicando poco a poco; y por fin una decadencia insoportable a la que sólo la muerte puede aliviar. Muchas, innumerables han sido las vidas que se han contado según esta metáfora que solemos llamar "biográfica", es decir, que dibuja una vida biológica de nacimiento a muerte, pero posiblemente la de Casanova sea la más perfecta desde el punto de vista artístico, la de mayor riqueza constructiva y reflexiva.

    Siendo una metáfora, la incógnita primera es la de su veracidad. ¿Es cierto todo lo que Casanova cuenta en su pretendida autobiografía? La pregunta es estéril. Si sólo hubiera narrado "la verdad", el libro conocido como "Histoire de ma vie" creo que carecería de interés literario, aunque bien podría haber sido un gran documento para historiadores y sociólogos. Lo asombroso es que en su estado real, "Histoire de ma vie" es, además de un documento de singular importancia sobre la vida europea en el siglo XVIII, también una obra maestra literaria, un relato que conmueve, exalta, divierte, inspira, solaza, y excita tanto la lujuria como el raciocinio (Nota 1).

    Al arte de Casanova se lo debemos, y ese arte consiste propiamente en haber construido un personaje indudablemente amable, simpático, inteligente, vigoroso, sagaz, curioso por la ciencia de su tiempo, de ideas perfectamente modernas, con una energía sobrehumana para resolver problemas prácticos, en fin, un galán absoluto. Aunque también un sinvergüenza, un estafador, un timador, un mentiroso, un vanidoso, un aprovechado. Nada oculta Casanova, o bien, si se prefiere, lo que oculta salta a la vista del lector perspicaz. Como en toda obra de arte moderna, son las sombras lo que construyen la parte luminosa del héroe.

    Para conseguir semejante tour de force es preciso advertir sobre una peculiaridad casi detectivesca del manuscrito, cuya enrevesada historia dejamos para un apéndice técnico. Está de sobras documentado que Casanova quería escribir su vida desde que nace hasta 1797, y tal es el título original. Sin embargo la historia se interrumpe con chocante brusquedad en 1774. Ello es debido a que el final de Casanova, los terribles años de su vejez (y no son pocos), habrían precisado otra narración distinta y aún opuesta. Una cosa es exponer sin pudor la decadencia de la edad, cuando Casanova es expulsado de todas las cortes europeas y no tiene dónde caerse muerto, pero aún está entero. Y otra cosa es contar cómo cayó muerto, en efecto, durante veintitrés espantosos años en un infierno apartado del mundo, consumido a fuego lento, muerto en vida. Ese final no es galante, no es dieciochesco, para ser narrado habría precisado el talento de un escritor moderno, un Dostoievsky, por ejemplo, ebrio de metafísica, o un Thomas Bernhard ebrio de resentimiento. Casanova, sin embargo, no es un romántico sino un clásico, y carece de órgano para la desolación, el resentimiento, la melancolía o la metafísica. Su muerte, según le dicta su conciencia, no le importa a nadie, o a nadie debería importar. Por lo tanto, queda fuera de l'histoire de ma vie.

    La interrupción del relato en 1774 elimina oportunamente la parte insoportable de la metáfora, el borde abismal de la vida: su insignificancia, el enigma de nuestra mortalidad. Nosotros, lectores modernos, estamos obligados a preguntarnos: ¿De qué le habrán servido esos magníficos años juveniles, cuando Casanova saltaba de cama en cama, de corte en corte, se paseaba cubierto de diamantes y se permitía recibir cumplidos de Federico de Prusia y de Catalina de Rusia, si al cabo hubo de soportar más de veinte años en  estado de piltrafa humana? Por fortuna, Casanova no era un escritor moderno y ni se le ocurrió que ese pudiera ser asunto para dar a leer al público educado, de manera que su historia es una exaltación de la potencia biológica en estado puro y tan sólo una insinuación de que ese poder es transitorio. Como inspirado por Nietzsche, el veneciano bailó una última furlana sobre su propia tumba, mientras admiraba los brillos y resplandores del tiempo pasado.

    El gran héroe atemporal, Aquiles, moría joven por la envidia de los dioses. Casanova, que ya no podía creer en ninguna divinidad, sustituye la mano de los dioses por su propia pluma y decapita al ser que ha creado cuando todavía sus brillos no se han apagado por completo. De ese modo consigue algo que Proust replantearía de un modo radical (y moderno) un siglo más tarde: que el esplendor sólo permanece vivo en el arte literario y que hay que escribir contra el presente, contra el fracaso del instante, en busca de un tiempo irremisiblemente perdido, si uno quiere mantener en este mundo el precioso tiempo pasado, aquel en el que era posible decir: "Detente instante, ¡eres tan hermoso!".  No con otra intención escribe Casanova su Histoire de ma vie, para que su esplendorosa juventud no se vea vencida y humillada por la calumniosa vejez, para que la ironía filosófica no ría rencorosa desde una esquina del libro esperando su momento y afilando la guadaña.

 

Notas al texto

(1)- La documentación que aporta Casanova sobre la vida europea del XVIII es gigantesca. Uno de sus últimos biógrafos (Alain Buisine) ha censado las ciudades en las que vivió el tiempo suficiente como para tener aventuras o experiencias notables: Venecia, Padua, Corfú, Constantinopla, Ancona, Roma, Nápoles, Dresde, Praga, Viena, Lyon, París, Milán, Mantua, Cesena, Bolonia, Parma, Vicenza, Ginebra, París, Dunkerke, Ámsterdam, La Haya, Munich, Colonia, Bonn, Stuttgart, Estrasburgo, Zurich, Baden, Berna, Basilea, Lausana, Aix-les-Bains, Grenoble, Aviñón, Marsella, Metz, Antibes, Génova, Livorno, Florencia, Turín, Londres, Riga, Mitau, San Petersburgo, Moscú, Berlin, Wesel, Dresde, Leipzig, Ludwigsburg, Colonia, Aix-la-Chapelle, Augsbourg, Madrid, Toledo, Zaragoza, Valencia, Barcelona, Montpellier, Nimes, Aix-en-Provence, Marsella, Praga, Spa, Varsovia, Niza, Pisa, Siena, Roma, Sorrento, Trieste, Gorice, y Duchov. Esto sin contar los múltiples regresos a París, Bolonia o Venecia. Es algo inaudito en su tiempo, cuando viajar era peligroso y quebraba la salud del más brioso. Por ejemplo, Diderot murió en esas fechas como consecuencia de un viaje a Rusia. Tanta movilidad ha infundido sospechas sobre actividades de espionaje que pudo llevar a cabo Casanova. Hay que contar, además, con la magnífica capacidad de Casanova para divertirse en los más diversos ambientes, desde las cortes de los grandes monarcas a la amable atención de una cocinera de posada, de modo que tenemos el retablo completo de todas las clases sociales de la Europa dieciochesca.

 

Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Oh, Calcuta

La prensa, más bien mala, que en las últimas décadas ha tenido Calcuta va de la pornografía al horror. En 1969, el crítico teatral inglés Kenneth Tynan, ya famoso entonces por haber sido la primera persona en pronunciar la palabra ‘fuck' (follar) en la BBC, escribió el libreto de una revista musical, ‘Oh! Calcutta!', pronto convertida en uno de los más grandes éxitos de la escena británica. Aunque en el ‘collage' pergeñado -con bastante gracia- por Tynan había textos de, entre otros, Samuel Beckett y John Lennon, la notoriedad del espectáculo se debió a sus desnudos integrales y constantes, motivo de un escándalo puritano que prosiguió en los primeros años 70, mientras seguían también las largas colas para comprar sus entradas, casi todas de reventa, en el West End londinense. Nada hindú había en la obra, ni siquiera el título, que, después de leer algunas cábalas retorcidas, el propio Tynan tuvo que explicar: se trataba de un retruécano a partir de un lienzo del pintor surrealista francés Clovis Trouille donde se muestran de modo prominente las nalgas de su modelo, y que Trouille llamó ‘Quel cul t´as' (‘Qué culo tienes').

   ‘Oh! Calcutta!' no llegó a los teatros de Calcuta, y en la imaginación de los viajeros occidentales que aman la India la capital bengalí continuó siendo "la ciudad de la noche espantosa", como la calificó Rudyard Kipling en una serie de artículos periodísticos enviados tras una breve estancia, mientras se alojaba en el Great Eastern Hotel, imponente edificio de gran solera decimonónica cerrado ahora por trabajos de renovación. La dimensión gigantesca y apelmazada de la urbe, su población, calculada ahora en catorce millones dentro de su área metropolitana pero seguramente incalculable en términos reales, la pobreza de la mayoría, el rastro de las enfermedades, la situaban ya en el siglo XIX, cuando era la capital colonial de los británicos en la India, como uno de los jalones que, al lado de Pekín, "llevan al camino de la revolución mundial", según el dicho, seguramente apócrifo, de Lenin.

    La revolución no ha estallado en Bengala (y ya vimos los efectos letales de la que sí estalló en China), a pesar de su larga tradición reivindicativa y sus conflictos armados, miles de personas duermen al aire libre cada noche en el centro de la ciudad, y el ‘claxon' de su cerca de un millón de taxis es la señal acústica de mayor resonancia. Aun así, Calcuta no resulta más densa ni abigarrada ni sucia ni cruda que otras ciudades asiáticas presentes en las rutas turísticas, poseyendo para mi gusto unas hechuras y una atmósfera de gran capital atractiva, inquieta y -a su modo arrollador- cosmopolita. Nunca la llamaría ‘ciudad de la alegría', como Dominique Lapierre en su tópico libro, pero a mí me sedujo desde el primer momento.

    Calcuta (hoy rebautizada nacionalmente como Kolkata) fue una completa creación de los británicos, y por ello es la mega-ciudad de la India donde más destacan el rastro del colonizador y la ausencia de edificios notables anteriores al siglo XVIII, época en que empezó a prosperar, siguiendo los intereses comerciales de la Compañía de las Indias Orientales y los vaivenes políticos del Raj o gobierno colonial. Al principio sólo había allí tres aldeas (una de ellas, Kalikata, proporcionó el nombre) y un gran río, el Hooghly (Hugli en español), que sigue majestuoso y no muy claro de aguas atravesando la ciudad y dividiéndola en dos mitades, más que separadas, opuestas. La orilla izquierda es la que no se visita, aunque el viajero que llegue el tren es la primera que pisará, y las zonas importantes de la ‘rive droite' se extienden todas en torno al gran parque conocido como el Maidan, donde está, camuflado para el viandante al ser hoy de uso gubernamental, el antiguo Fuerte William de las tropas inglesas. El Fuerte, los placenteros campos de hierba del parque, llenos los domingos de jugadores nativos de cricket, el grandioso pero relamido Memorial de la Reina Victoria, y una buena parte de la ciudad son, sin embargo, abarcables para quien, pidiendo el preceptivo y asequible permiso, suba a lo alto del Monumento a Ochterlony, una columna de 48 metros de altura que ha perdido el nombre del prohombre en cuya memoria la erigieron los ocupantes en 1828, llamándose ahora Minarete de Shahid. Como casi todo en Calcuta, su estilo es occidental, aunque tiene unos motivos turcos y hasta egipcios que lo hacen muy singular. Desde el mirador del minarete hay buenas vistas del río, de la fea catedral neogótica de San Pablo y del céntrico barrio situado entre Chowringhee y Park Street, donde están los centros de ocio, los mejores restaurantes y la mayoría de los hoteles recomendables. Al noreste del Maidan se halla otra de las zonas más vivas de la ciudad, alrededor de la gran plaza Dalhousie, donde destaca el bonito mamotreto victoriano del Writer´s Building, que, pese a su nombre, no alberga salones literarios ni bibliotecas sino sedes administrativas del gobierno bengalí. Andando o en ‘rickshaw' (en Calcuta, pese a la prohibición estatal, quedan muchos acarreados a pie por sus conductores) el paseante puede desde allí acercarse a las animadísimas calles lindantes con la universidad (repletas de puestos de venta de libros viejos) y al Palacio de Mármol, la joya arquitectónica de la ciudad.

     Este palacio, construido en 1835 por un magnate local, Raja Rajendra Mullick, se me antoja como la réplica anglo-india a la fantasía indo-china del Pabellón Real de Brighton, mandado edificar veinte años antes por el Príncipe Regente de Inglaterra y futuro rey Jorge IV. Igual de extravagante aunque menos refinado que el de Brighton (obra al fin y al cabo de un gran arquitecto, John Nash), el Palacio de Mármol de Calcuta revela el sueño mundano y acaparador de un Ciudadano Kane bengalí que desde adolescente viajó por toda Europa comprando -a veces se diría que al peso- toneladas de objetos artísticos: mesas de lapislázuli, aceros toledanos, espejos rococó, lámparas de Murano y pinturas, infinidad de pinturas, algunas firmadas por Reynolds y Rubens. Todo ese ‘bric-à-brac' se amontona en estancias muy imponentes aireadas por patios que siguen el modelo doméstico hindú, y el conjunto formado por la mansión, los jardines y el pequeño zoo se visita, sin que perdamos nunca de vista que aquello sigue siendo la residencia de los Mullick.

    Muy cerca del Palacio de Mármol merece la pena echar al menos una ojeada a la casa familiar de los Tagore, toda una institución política y cultural muy determinante en el llamado Renacimiento de Bengala. El abuelo de Rabindranath fue el iniciador de lo que podríamos calificar de capitalismo nacionalista ilustrado, pero es evidente que el surco de reforma social y renovación artística (tanto literaria como musical) dejado por el Premio Nobel del año 1913 fue duradero, llegando su influjo hasta otra de las grandes figuras de la cultura bengalí del siglo XX, el director de cine y novelista Satyajit Ray. Ray es uno de los grandes cineastas de la historia, si bien conviene señalar que, mucho antes del nacimiento de Bollywood y sus filiales regionales, Calcuta fue centro de producción y escenario de numerosas películas de calidad, no sólo de Ray sino de otros muy interesantes directores bengalíes como Mrinal Sen, Buddhadeb Dasgupta o Shyam Benegal. El cine sigue siendo importante en el estado, y al sur de Chowringhee llama la atención el gran complejo que acoge la escuela de cine y la cinemateca. Por otro lado, Calcuta tiene seguramente el mejor museo de arte del continente, el Museo Indio, destartalado edificio cuya planta baja ofrece una apabullante colección de esculturas de las distintas fases y regiones del país.

    Los ingleses abandonaron Calcuta a su suerte en 1911, cuando la capitalidad del Raj fue trasladada a Delhi. De entonces data, según los más nostálgicos lugareños, el comienzo de su decadencia, o al menos de su convulsa fama. Gobernada por la izquierda, sacudida por los frecuentes ‘saltos' de la guerrilla maoísta y el flujo masivo de refugiados de la cercana Bangla Desh, saneada sin duda en los últimos años (y parece innegable en ese sentido la labor de los centros de acogida de la Madre Teresa), Calcuta se distingue aliviadoramente en un país tan piadoso como la India por su predominio laico (apenas se ven templos de cualquier religión). Y quizá no es casual que el rincón para mí más sugestivo de la ciudad fuera un camposanto hoy sin uso ritual. Me refiero al Cementerio de South Park Street, terreno de enterramiento para los residentes británicos sólo en activo entre 1767 y 1830, cuando, al quedarse pequeño, se extendió a un más amplio y desangelado solar situado enfrente. El romanticismo del cementerio de South Park es genuino: sus hermosos mausoleos un tanto dilapidados parecen formar parte de un grabado neoclásico de Piranesi que el color local de un remoto Oriente hubiera iluminado con árboles tropicales, aves cantoras y plantas aromáticas.

Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Así se gobierna el planeta

Así se gobierna el planeta La nueva forma de gobernar el mundo está ya en marcha y apenas ha suscitado titular alguno en los periódicos. Todo lo que se ha acordado en Copenhague en la conferencia sobre el cambio climático ha sido obra del acuerdo bilateral entre Washington y Pekín, el nuevo directorio del planeta, formado por las dos mayores potencias contaminantes. No es extraño que la resolución haya sido recibido de uñas por casi todos, aunque finalmente el pleno de la conferencia adoptara resignadamente el acuerdo sin votarlo bajo la burocrática forma de tomar nota. Más que en cualquier otra reunión internacional se ha visto esta vez quien corta de verdad el bacalao en el mundo.

Se llama acuerdo, pero es una mera declaración de intenciones. Será la base para intentarlo de nuevo en México dentro de un año. No hay cifras de reducción de emisiones, aunque sí las hay de objetivo: limitar el incremento de la temperatura a dos grados centígrados como máximo. Los expertos aseguran que por este camino no será posible, ni siquiera cumpliendo con estas intenciones. Los países en desarrollo querían que el objetivo fuera un grado y medio. Han aparecido en cambio cuantificaciones de la ayuda que las naciones ricas deben suministrar a las más pobres para compensarlas por las limitaciones de emisiones: 100.000 millones de dólares al año a partir de 2020. Obama necesitaba un acuerdo muy inconcreto, que le permita obtener del Congreso un mandato para negociar recortes cuantificados. Wen Jiabao quería regresar a Pekín sin ceder ni una pulgada de su soberanía nacional en cuanto a la inspección internacional sobre el cumplimiento de los compromisos de reducción. Ambos han conseguido lo que querían porque han sido ellos, a partir de la iniciativa norteamericana, los que han fabricado el Acuerdo de Copenhague. A quienes no les gusta hay que recordarles que Clinton firmó Tokio, el Congreso lo rechazó y Bush ya ni siquiera se planteó la posibilidad de firmar acuerdo alguno, limitado incluso por su profundo escepticismo respecto a la influencia de las emisiones en el clima del planeta. China, a rebufo de la actitud negacionista del Washington conservador, se lo miraba tranquilamente desde la barrera, y ahora en cambio se ha integrado en el proceso. Quienes creen que Copenhague ha sido un fracaso lamentable y sobre todo se apuntan al catastrofismo deberían recordar de dónde venimos. Hay siempre una conferencia de retraso, es verdad. Pero Obama ha puesto de nuevo a Estados Unidos en la negociación y ha arrastrado a China. Quizás contra Bush vivíamos mejor y Naciones Unidas podía aprobar bellas resoluciones a las que se adherían incluso regímenes nada ejemplares. Pero el mundo real es el que consiguió en Copenhague que se reconozca por primera vez el problema, se decida emprender un camino de reducciones de emisiones y se propongan objetivos de inversiones en los países en desarrollo. Ciertamente, el mundo que se ha dibujado estos días está lleno de nubarrones y turbulencias. Juntar a 15.000 personas durante quince días para que al final sea la reunión entre Obama y Wen donde se decida todo debe ser bastante fastidiado para quienes sueñan en un gobierno mundial dirigido parlamentariamente por los representantes de los estados soberanos. También debe ser muy difícil de tragar para muchos otros: por ejemplo, nuestros amados líderes europeos, empezando por Merkel, Sarkozy y Gordon Brown, para los que Obama tuvo atenciones y gestos, que no pudieron ocultar el mayor peso de la reunión de los emergentes, donde China y Estados Unidos terminaron de trenzar el acuerdo. En ella no había, por no haber, ni un sólo europeo, ni viejo ni nuevo, ni de la Comisión ni del Consejo. Estaban el indio Singh, el brasileño Lula, el sudafricano Zuma y naturalmente los dos grandes. La reunión de los cinco (los jefes de estado y gobierno más algunos asesores, 15 personas en total) a puerta cerrada donde se fraguó el acuerdo pasará a la historia. Obama y Wen se habían citado para una reunión bilateral, pero el primer ministro chino estaba prolongando su reunión con los tres emergentes, de forma que Obama irrumpió en la sala y se incorporó a la mesa. En este encuentro del que sabemos muy poca cosa, el negociador chino Xie Henhua, que acompañaba a Wen, tuvo una intervención airada advirtiendo a Obama con el dedo, que no fue traducida por indicación del primer ministro. El propio Wen asumió el protagonismo del encuentro, en paralelo a Obama. No se puede obviar el dinamismo y protagonismo del presidente norteamericano en la recta final de la reunión para conseguir un texto final con la firma de los principales contaminantes. No todos los presidentes que ha tenido Estados Unidos son capaces de una actuación de este tipo. Clinton sí, pero Bush hijo no. Obama se jugaba mucho en este envite, y no podía de ninguna manera regresar con las manos vacías a Washington. Lo mismo pensaron los representantes de los 183 países que dieron por bueno el acuerdo: la única alternativa era el fracaso absoluto, hasta poner en peligro el propio proceso multilateral de reducción de emisiones. Y sólo cinco países preferían cualquier cosa, incluido el fracaso absoluto, antes que regalar algo a Estados Unidos: Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba y Sudán. La lista habla por sí sola



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Ciclos

¿Tiene sentido revisar el año que está a punto de concluir? Yo tiendo a creer que sí. El ser humano no aprende nada sobre sí mismo –nada que le permita calibrar los pasos que dará en el porvenir, cuanto menos- si no contempla y pondera los pasos dados. Nuestra subsistencia misma depende, sin ir más lejos, del equilibrio que preservemos en el siempre delicado manejo del tiempo.

Cuando escribía la novela Aquarium me vino a la cabeza la siguiente imagen: de algún modo, vivir supone una coordinación entre acciones y perspectivas análoga a la que tiene lugar cuando conducimos un vehículo. Mientras el cuerpo se aboca a una serie de movimientos y administra su reposo, nuestra percepción debe estar atenta en simultáneo a la visión que se despliega delante nuestro, pero en igual medida a lo que ocurre detrás, mediante los espejos retrovisores. Si miro tan sólo hacia delante estaré expuesto a accidentes sorpresivos (siempre hay alguien dispuesto a sobrepasarnos por donde no debe); las probabilidades de lastimarme aumentarán exponencialmente si miro tan sólo hacia atrás. Por eso mismo la única manera sensata de dirigirse al sitio elegido es avanzar con la vista atenta al frente, pero sin permitir que lo que acabamos de dejar atrás se nos escape. El pasado que pretendemos ignorar no suele regalar perdones: nunca desaprovecha oportunidades de arrollarnos a la primera distracción.

         En mi caso particular sería tonto rehuir este tipo de revisiones, ya que el año 2009 ha sido una divisoria de aguas que no puedo ignorar. Mi hija Agustina terminó la carrera de cine aquí en Buenos Aires. Mi hija Milena concluyó su escuela secundaria y se apresta a iniciar la universidad. A pesar de que nació en septiembre de 2008, este ha sido en efecto el primer año que compartimos con el pequeño Bruno. Acabo de casarme (el jueves pasado fue el civil, el viernes la ceremonia –pagana, por cierto- y la fiesta) y tengo ante mí una mudanza inminente que no sólo lo será de casa, sino también de país. Mi amigo Miguel Cohan me dijo hace poco que las tres causas principales de stress en el ser humano son las siguientes: vivir en zona de guerra, casarse y mudarse. Dos de tres no es un mal promedio. (No, no me mudo a una zona de guerra: ¡tampoco se trata de tentar a la suerte!)

         También ha sido un año conmovedor en lo profesional. Además del estreno argentino de Las viudas de los jueves, publiqué aquí mi quinta novela –la Aquarium que antes mencioné, un libro con el que conservo una conexión emocional que, imagino, no hará otra cosa que seguir potenciándose con el tiempo. (He aprendido a valorar mis libros de una manera muy poco académica: tiendo a medirlos de acuerdo a la cantidad de nuevos amigos que me granjean, y Aquarium ha sido al respecto de una riqueza que no revisitaba desde Kamchatka.) Además, después de tanto tiempo de coquetear con la idea terminé dirigiendo (vaya sorpresa) un documental, como les conté en aquí hace no mucho. La ficción está cerca: sería muy poco elegante de mi parte no haberle dejado nada que hacer al pobre 2010…

         Como no voy a abrumarlos más con mis asuntos, les propongo que a partir de mañana martes revisemos con ánimo lúdico aquellas cosas –libros, películas, música, pero también noticias- que difícilmente se nos olviden del año 2009 que ya se nos escurre entre los dedos.

Leer más
profile avatar
21 de diciembre de 2009
Blogs de autor

Life of Python

Por favor no se pierdan el documental sobre los Monty Python (Monty Python: Almost the Truth) que al menos aquí en la Argentina está emitiendo el canal de cable I.Sat los domingos a la una del mediodía.

Aquellos que los definen como el equivalente de Los Beatles en el terreno de la comedia no están descaminados. No sólo fueron coetáneos (el programa de TV Monty Python’s Flying Circus debutó en la BBC en 1969), sino que además compartían influencias (Lennon era tan fanático del programa humorístico de radio The Goon Show como los Python) y, en consecuencia, exhibían la misma preferencia por el humor absurdo y subversivo que hunde sus raíces en Lewis Carroll y al que llevaron a su máxima expresión en sketches como La Inquisición Española y El Ministerio de Andares Tontos (The Ministry of Silly Walks). De hecho George Harrison creó Handmade Films para ayudarlos a producir su película Life of Brian. Hasta el nombre que el grupo eligió para sí mismo (‘Monty Python’ pretendía sonar como el apelativo perfecto para un representante artístico de dudosa moralidad) no habría desentonado nada en el contexto de una canción como For the Benefit of Mr. Kite.

         El documental proporcionará un gozo desmedido a todos aquellos que quieran saber más sobre los Python. De hecho cuenta con entrevistas a los cinco miembros sobrevivientes (Graham Chapman murió en 1989): John Cleese, Eric Idle, Michael Palin, Terry Jones y Terry Gilliam. (Sí, ese mismo Gilliam: el que después dirigió películas inolvidables como Brazil y The Fisher King.) También hablan aquellos a quienes frecuentaron durante su breve carrera y asimismo comediantes de hoy, revelando hasta qué punto se consideran influenciados por su irreverencia. (Es impresionante, sin ir más lejos, la forma en que Steve Coogan puede recitar sketches enteros imitando las voces de los Python a la perfección.)

         Aquellos que no hayan tenido oportunidad de verlos en acción, encontrarán entonces en el documental la posibilidad de saborear sus mejores rutinas: en el segundo episodio, sin ir más lejos, se pueden ver El Sketch del Loro y La Danza de las Bofetadas con los Peces (The Fish-Slapping Dance), que casi me hace caer del sillón a causa de la risa. Los que se queden con ganas de más, irán de cabeza al canal propio que los Python tienen dentro de YouTube (www.youtube.com/MontyPython).

         Al final de Manhattan, Woody Allen incluye en su Lista de Cosas por las que Vale la Pena Vivir a Los Hermanos Marx. Que me parecen geniales, por cierto; pero en mi lista, los que no podrían faltar son los Python.

Leer más
profile avatar
20 de diciembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La coca-cola del olvido o el guarapo de la nostalgia

Para Roberto San Martín He vivido aquí y allá. He sido una voz pidiendo el permiso para salir de mi país y una exiliada esperando por la autorización de entrada. La maquinaria me ha triturado con ambos lados de sus ruedas dentadas: por estar afuera y por decidir quedarme en mi Isla. Fui a un consulado para pagar las altas tarifas mensuales de permanecer en otro país y he tenido que enfrentar también el costo del regreso, la enorme suma personal de ser una ?retornada?. Durante dos años miré la Isla en la distancia y tuve el dilema de si tomarme la ?coca-cola del olvido? o el ?guarapo de la nostalgia?, pero ninguno de los dos pasó por mi garganta. Preferí el agridulce sabor de esta realidad. Tengo pesadillas de que entro por la aduana cubana y un uniformado me conduce a un cuarto gris. Rodeada de paredes despintadas y de una enorme foto de Fidel Castro, retiran mi pasaporte y me anuncian que si entro no podré ?nunca más? viajar a otro destino. Todo esto me lo explica un funcionario de cara sudorosa, que tiene una pistola en el costado y un bolígrafo sobresaliendo del bolsillo. Presiento que pasaré la eternidad frente a este ser de hoscas palabras, sin la posibilidad de cruzar la puerta hacia el salón donde me espera mi familia. La desazón llega a un punto en que me despierto y compruebo que sigo en mi casa, igual de presa, pero satisfecha de haber vuelto. Tan obsesivo sueño se alterna con otro en el que no me dejan volar hacia mi propio país. Estoy en un aeropuerto lejano, tratando de abordar una nave con destino a La Habana. La joven que chequea los boletos me dice que no puedo embarcar. ?Tenemos órdenes de no dejarla subir?, concluye, sin la carga dramática de quien acaba de notificar a otro su condición de expatriado. No hay nadie cerca a quien apelar y las pizarras electrónicas marcan las próximas salidas hacia New York, Buenos Aires, Berlín. Me siento y coloco el equipaje sobre mis piernas, para apoyarme en él e intentar dormir. Esto no puede ser verdad ?me digo? tengo que descansar y cuando despierte estaré en la cabina, a miles de metros de altura. Ya he probado con té de tilo, con leer historias de pilotos antes de acostarme y poner música relajante en la habitación. Pero lo único que terminará con esta secuencia onírica de enclaustramiento y expulsión es el fin de las restricciones migratorias para los cubanos. Quiero tener el derecho a viajar, como mismo quiero poder dormir sin ver al uniformado que me quita el pasaporte y sin escuchar el ruido de un avión que levanta vuelo, dejándome en tierra ajena.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
19 de diciembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

¿Better left unread…?

http://betterleftunread.blogspot.com/Todos sabemos que estas fechas navideñas son fechas de listas de libros. Ya he colocado varias en el blog. Pero siempre aparecen más. En The Guardian han hecho una nueva, por ejemplo, camufalda como recomendaciones de libros para Navidad. Asimismo, Michelli Pauli en los Book Blogs de The Guardian ha escrito un post resumen titulado "Books of the decade: Your best books of 2009" donde destaca el éxito de ventas y crítica de Hillary Mantel. Sin embargo, en el mismo The Guardian han hecho este año una lista muy especial: The decade's best unread books, es decir la lista de libros publicados entre el 2000 y el 2009 que no han tenido la atención debida. Se pidió a un grupo de especialistas, entre traductores y editores, que escogieran alguno que merezca estar en la lista. Aparecen varios nombres desconocidos para mí, obvio, de eso se trata, aunque algunos tan conocidos como una traducción específica de El Quijote de la Mancha, o el Journal de Hélène Berr, que fue traducido por Anagrama con éxito. En el blog de The Literary Saloon dicen que esperaban más de la lista y proponen su propio libro: Al Piano, de Jean Echenoz.No quiero limitarme a las fechas del 2000 al 2009. Tengo mi mente, ahora mismo, cinco libros (cinco de tantos más) que debieron tener mayor atención para mí, o por lo menos más lectores, y que lamentablemente no lo consiguieron. Aquí va mi lista:1.- Tomasso y el fotógrafo ciego de Gesualdo Bufalino.- la última novela del gran escritor italiano, la última risa, irónica, divertida, inteligente, poética, absolutamente libre. Nunca entenderé por qué Bufalino no ha tenido éxito en castellano.2.- La punta de Charles D´Ambrosio.- para mí el mejor cuentista de su generación en EEUU y, sin embargo, editado por Norma hace bastantes años, pasó sin pena ni gloria. The Dead Fish Museum, la colección de relatos que publicó en el 2006, no tiene traductor aún. Inconcebible.3.- Otras tardes de Luis Loayza.- El delicadísimo escritor peruano, una de las prosas más bellas del idioma, escribe el libro definitivo sobre Lima y los limeños en esta colección de relatos. No me canso de recomendarlo -y regalarlo incluso- a todos los extranjeros que conozco. Y nunca han dejado de agradecérmelo. Hace un año, supe que El Acantilado pretendía dar con él y quizá publicar el libro. ¿Será?4.- La cuestión de Bruno de Aleksandar Hemon.- Una colección de relatos audaz, poderosa, que editó Anagrama con entusiasmo pero lamentablemente no tuvo mucho éxito y lo veo todos los años en la mesa de remates de Océano en las Ferias de libros. Ahora que El Proyecto Lázaro se proyecta tan bien en EEUU quizá haya un renacimiento de Hemon en castellano y puedan buscar en la mesa de saldo este libro maravilloso.5.- Saña de Margo Glantz.- Un libro tan extraño como su nombre. Un libro que demuestra cómo las fronteras de lo literario son tan elásticas. Un libro escrito con el estómago, pese a parecer superficialmente un tramado de citas eruditas. Un libro freak escrito por una especialista en otra freak, como fue Sor Juana Inés de la Cruz. Apareció en la editorial Era en el 2008 y tuvo una circulación exclusivamente mexicana. ¿Por qué? Quizá sea el precio que se paga por caminar sobre el abismo de la escritura y dejarse caer; es decir, por jugar con fuego, quemarse completamente y, en vez de morir, salir purificado del incendio.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
18 de diciembre de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.