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Escrito por

Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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LO VIEJO Y LO NUEVO

Acabo de descubrir lo que hizo Arcadi Espada ayer en su blog. Es una broma sencilla pero que funciona muy bien: reproducir dos artículos de El País, uno sobre Fidel Castro y otro sobre Augusto Pinochet, sin cambiar nada al texto salvo la inversión de los apellidos. Castro se encuentra hospitalizado en el hospital militar de Santiago de Chile y se lamenta la ausencia de Pinochet en el desfile militar de la Plaza de la Revolución, en La Habana. Según la visión de Espada, no hay que añadir una sola palabra para expresar que un dictador es un dictador, no importa que sea de derecha o de izquierda.

Pero creo necesario añadir una cosita, pues estoy en Santiago de Chile y pasé ayer frente al hospital militar donde se encuentra el general Pinochet (apodado Castro). Vale la pena decirlo de manera sencilla: el tema de Castro vs Pinochet no importa un carajo. Los dos hombres ya murieron. Ayer, frente al hospital militar, había como cincuenta pinochetistas agrupados con retratos del general y banderas chilenas. Una especie obviamente amenazada, casi desaparecida, que gritaba cada vez que se encendía una cámara de televisión. La realidad era el entorno: la ciudad no les hacía caso. Los paseantes, las micros (que son guaguas en La Habana y autobuses en otras partes de América Latina), el flujo normal del tráfico en un día de calor. La presencia de unos jóvenes socialistas permitió la grabación de los insultos y golpes buscados por algunos equipos de televisión. Pero, por favor, ¿de qué hablamos? La vida sigue.

Es más interesante concentrarse en lo que se hizo en el mismo momento en otra parte de la capital chilena: la publicación del último informe de la CEPAL. Es un trabajo sobre la pobreza. Para la CEPAL hay pobres indigentes y pobres no indigentes. Ambas poblaciones disminuyeron en los últimos cuatro años, el mejor periodo para América Latina en el último cuarto de siglo. Con esto ya no hablamos de los dinosaurios como Castro o Pinochet. La pregunta es: ¿cuál es la forma política, el estilo de gobierno favorecido por el boom de las materias primas y el mejor estado general de las economías? Venezuela, Ecuador, México acaban de contestar a la pregunta con tres opciones. Y vemos en todas partes que, más allá de lo que hicieron Fidel y Augusto, la vieja democracia representativa tiene dificultades para sobrevivir como solución pertinente.

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5 de diciembre de 2006
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FIL

La Feria Internacional de libro (FIL) de Guadalajara es la librería que sueña cualquier país de iberoamérica. Se estima que medio millón de personas la visitó este año, en su edición número veinte. Lo que me gustaría conocer es el número de libros que entraron huérfanos al enorme pabellón de exposiciones, para luego salir en las manos de un lector. La FIL es una librería que vende los libros con la fiebre de una apuesta. Todos los visitantes –entre ellos, un sinnúmero de estudiantes- saben que las casas editoriales no regresarán a sus países con toneladas de libros importados a grandes costos. Venden todo, y entonces los precios bajan, poco a poco. La hazaña es comprar en el último día (el domingo 3 de diciembre). Pero, por si acaso, también hay que pasarse por la feria los días anteriores para comprobar que no se ha agotado la mercancía.

Detrás del comercio, claro, está el placer fenomenal de tocar, hojear, oler más libros y de más países que en cualquier librería del mundo hispanohablante. Es un éxtasis consumido en extraños templos. Para las casas editoriales no basta armar pilas de libros, también se construyen formas indefinidas que son iglesias o prostíbulos (no se sabe) para los fieles de la literatura.

Lo de la iglesia o el prostíbulo no es una metáfora gratuita: el stand de Random House Mondadori tenía representantes vestidos de monjes un día, y al día siguiente chicas vestidas con monos rojos y con las siguientes palabras en el culo: «Leer es sexy». La feria de libro es machista, sí. Se nota nada más entrar, en una serie de enormes retratos de autores colgados en el techo. Cada fotografía viene con una citación. Hablan Augusto Monterroso, Juan Gelman, Juan Goytisolo, Cinto Vintier, etc. Entre doce retratos solo hay dos de mujeres (Olga Orozco y Nélida Piñón), muy bien tapados por los otros. En el resto de la feria, pues cuelgan retratos así en todas partes, no mejora la proporción de autoras.

La gran tendencia es el gris. Muchos stands son grises. Los más visibles: los arcos del triunfo construidos por Ediciones B, del grupo Zeta, con una gran bóveda, y por Editorial Cordillera, que optó por líneas rectas y ángulos. Al parecer, lo más importante para todos los stands es esconder, hasta el último día antes de la inauguración, la estantería o el librero, es decir el dispositivo que uno tiene en su casa para guardar sus libros. Hay que inventar algo, sorprender, ser distinto. Las opciones extremas son tres:

1. Escasez: la Cámara del Libro Cubano, en plena coherencia con la situación económica que aguanta su pueblo, solo tiene un gran lema en la pared, «Leer es crecer», antes de invitar a los visitantes a inclinarse para mirar un único estante, a la altura de las rodillas: José Martí, Fidel Castro y Federico Engels conviven con CDs de la nueva trova cubana (la nueva… de los años setenta).

2. Despegue: la editorial Anaculta, con el lema «Hacia un país de lectores», propone estantes colgados a enormes alas grises que se parecen más a una aeronave de principios del siglo XX que a una librería del siglo XXI.

3. Desnudez: las Ediciones del Ermitaño despliegan gigantescas fotografías de autores que participaron en el proyecto de su colección “Minimalia”. Son retratos en blanco y negro en los que aparecen escritores con mujeres desnudas en sus brazos. Claro que la cosa viene con unas palabras sobre la relación entre la escritura y el deseo, un análisis del triángulo escritor/modelo/fotógrafo, pero la verdad es que las modelos están completamente desnudas y son de una belleza que supera cualquier arquitectura de stand.

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4 de diciembre de 2006
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MIDNIGHT EXPRESS

Estoy en México. Presencia casual en un momento de ruptura. Ruptura del protocolo, ruptura en el flujo de la historia, ruptura dentro del país. Quizás no va más allá del símbolo, pero es muy preocupante. Dolía ver la cara avergonzada de los mexicanos mirando la televisión a mi lado este viernes por la mañana: lo siento, parecían decir, pero es mi país.

1. Protocolo
A las doce de la noche y un minuto, Fox, el ya ex presidente, entregó el poder a Calderón, el nuevo presidente. Una ceremonia apresurada, en un salón del palacio presidencial, que no corresponde al protocolo clásico. «Calderón cambia reglas» titula El Universal. En realidad era mucho más que eso, era algo como decir "Calderón cambia el papel del nuevo presidente". Un encuentro en la medianoche para entregar una bandera de manera rápida recuerda un titular: Midnight Express. La ceremonia, difundida por televisión, se parecía, a pesar de los abrazos, al final de un negocio sucio: «aquí está el paquete, espero que nadie nos vea …».

2 . Historia
México es el único país que se dedicó, en la misma semana, a atacar a la vez su pasado, su presente y su futuro. No recuerdo otro caso similar. Me explico. Pasado: una demanda judicial en contra del ex presidente Luis Echevarría, por su papel en la represión de las manifestaciones estudiantiles del 68. Presente: negación del ex presidente Fox, cuya salida del poder fue tapada por los propios miembros de su colectividad, para suavizar el enfrentamiento entre los partidos. Futuro: el presidente Calderón asume su cargo como si fuera un acto vergonzoso, lo que resulta insoportable a muchos mexicanos, según la BBC.

3. País
Es claro que un mandato que empieza con puñetazos de congresistas que durmieron en la Cámara, orinando en botellas, no da una imagen muy atractiva de México. «No ignoro la complejidad del momento político ni de nuestras diferencias, dijo el nuevo presidente, pero estoy convencido de que mañana debemos poner punto final a nuestros desencuentros e iniciar una nueva etapa». ¿Cuándo es mañana? México es un país dividido en dos: el norte, rico y dinámico, que votó por Calderón; y el sur, pobre y marginado, que optó por López Obrador, quien después de proclamarse «presidente legítimo» hace unos días anda como Calderón, con una bandera que va de su hombro derecho a su cadera izquierda. Claro que no es posible equivocarse entre un presidente elegido y un payaso disfrazado pero conocemos el poder de los símbolos: un país dividido en dos figuras muy parecidas en los periódicos. Pobre México, tan lejos de la democracia y tan cerca de una ruptura.

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1 de diciembre de 2006
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MIAMI

Ya tenemos al chivo expiatorio de los latinos que no puedan emigrar a Estados Unidos. Se llama Tom Tancredo. Es representante por el estado de Colorado. Republicano, por supuesto. Acaba de establecerse como la figura anti-latino en EE. UU. al describir a Miami como un país del Tercer Mundo. (Para él no es un elogio, todo lo contrario).

Lo interesante con Tancredo es que entrega tanto la practica como la teoría. Tancredo se dedica como político a la defensa de las fronteras del imperio. Y también es el autor de un libro In Mortal Danger (Peligro mortal) que pretende dar un «corpus» teórico al viejo miedo frente a los invasores. En un país hecho por inmigrantes que empezaron por matar a los indígenas, es siempre cómico descubrir un intento de detener la historia: vale la inmigración hasta la llegada de los padres del señor Tancredo; después no más.

El Miami Herald se preocupó por la denuncia del congresista y publica un mediocre artículo que cuenta la muy mediocre reacción que provocaron las palabras de Tancredo. El articulo es mediocre pues nunca llega a decir lo que es imprescindible: ¿Tercer Mundo, y qué? Nuestro mundo, en su mayoría, es Tercer Mundo. Miami es el producto de nuestro mundo. Miami no tiene más historia que la de las olas que llegan a una playa.

Hace poco más de un siglo que existe Miami, producto del afán de dinero de Henry Flager, un inversionista que se dedicó a poner ferrocarriles y hoteles desde Jacksonville hasta Key West. Cuando Flager llega a Miami por primera vez (1883) la ciudad es una aldea: 257 habitantes. Hoy Tancredo expresa su sorpresa: «es grande el número y el extenso tamaño de los barrios étnicos donde no se habla inglés y están controlados por culturas extranjeras». Tiene toda la razón: es grande en las Américas el número de poblaciones que no hablan inglés.

Lo que pasa con Miami es algo extraño, es un puro caso de confusión de nuestro Tercer Mundo: es la capital de un continente (América del Sur) que es también una entidad cultural (América Latina), pero Miami no se encuentra ni en el uno ni en el otro. La capital de América Latina se encuentra en América del Norte. Y con el paso del tiempo, notando el peso de las metrópolis en la globalización (siempre tiene más identidad una metrópolis que un país que no sabe cómo defender sus fronteras), es obvio que Miami gana poco a poco a EE. UU. No se trata de una reconquista, es la conquista continua por el mero movimiento de la vida. La única conquista que vale: por el idioma y la cultura. La indignación del congresista Tancredo no es una falta de respeto hacia Miami, es un rechazo al mundo entero. Un lugar que no tiene historia no puede ser otra cosa que el espejo donde vemos el mundo que vamos construyendo, nuestro Tercer Mundo.

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30 de noviembre de 2006
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EN INGLÉS

Parece que para responder a ciertas preguntas sobre Francia, hay que leer en inglés:

¿Cómo hacen las mujeres francesas que nunca engordan? Mireille Giuliano, la escritora americana que consiguió traducir a 37 idiomas su libro sobre las mujeres francesas ha escrito otro sobre la alegría de la vida y de la comida en Francia: French Women for All Seasons. Vivo en Francia y no lo voy a leer, no lo creo: hay francesas gordas y a veces vida sin alegría (y gordas alegres).

¿Qué pasa con el idioma francés? Dos canadienses (que ya publicaron en francés un libro muy bueno sobre los franceses) publicaron en inglés, en EE. UU., un libro sobre el idioma francés y su historia: The Story of French. Este sí lo voy a leer pues parece optimista y positivo, opina al revés de todo lo que se dice sobre el idioma francés: se reduce su influencia frente al inglés, etc.

¿Qué pasa con la literatura francesa más experimental? Hay que visitar el primer número de Electronic Literature Collection, una fenomenal recopilación de literatura que acaba de publicar, entre otros, la universidad de Maryland, para entender que Francia ya no es lo que fue. Pensando en la época del simbolismo, del surrealismo o, más cerca de nosotros, del Oulipo, descubro otro síntoma de las dificultades de Francia: el hecho de que dos libros, The set of U, de Philippe Bootz y Marcel Fremiot, y Jean-Pierre Balpe ou les Lettres dérangées tengan que ubicarse dentro de un conjunto de obras en inglés para tener visibilidad.

He dedicado horas a visitar las posibilidades de esta primera gran oferta de literatura digital (por esto escribo poco hoy en mi post). Con relación a la oferta magnífica del sitio del Oulipo (Ouvroir de littérature potentielle, Dispositivo para abrir la literatura potencial) veo en la Electronic Literature Collection la prueba de una pérdida definitiva. De algo que Francia no va a recuperar. Tenemos al idioma francés, a gordas y a flacas, pero la literatura como aventura ya se fue.

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29 de noviembre de 2006
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SOLZHENITSYN

Hay días así, todo lo que tiene que enchufarse se enchufa de manera perfecta. Cada noticia es el eslabón de una misma cadena. El primer eslabón lo tengo desde la semana pasada; viene de Londres. La muerte, por ingestión de un producto radioactivo, del ex espía soviético Litvinenko. Como muchos, estoy pendiente de lo que publica el sitio de la BBC. Ayer lunes anunciaba una fase judicial. Pero ya tuvimos lo mejor, la carta de ultratumba del ex espía Litvinenko al ex espía Putin, que ahora manda en Rusia; palabras de una víctima a su verdugo antes de la muerte: tarde o temprano, será tu turno...

No hay que despreciar estos episodios. Conocemos la obra de Graham Greene, hemos dedicado horas a Le Carre. Sabemos que el alma del espía, como la del terrorista, es un mundo divido en pequeñas habitaciones. Se parece a un prostíbulo. Única diferencia: se vende miedo y mentira en lugar de sexo y falso amor. De repente, el domingo, otra noticia: la larga reseña de la última novela de Pynchon en el suplemento de libros del New York Times; otra vez aparece el tema (en el folio cuatro sobre todo). Buenas referencias al “agente secreto” de Conrad.

Hay que entender: los rusos son los maestros en el trueque de una vida miserable por la promesa de un futuro feliz. Allá, joder la vida de varias generaciones con una revolución es una contribución a la felicidad del género humano. Lo que se consigue, claro, no es un futuro feliz sino el final mediocre de una revolución que acaba con la toma del poder por parte de hombres del KGB. Todo lo que leemos hoy con Litvinenko está muy por debajo de la realidad. Escribo desde Francia donde un diputado ruso, Suleyman Abusaidovich Kerimov, acaba de quemarse en el incendio del Ferrari que conducía en la ciudad de Niza. Tenía a su lado una presentadora de televisión, dice una agencia rusa. Es la otra cara del caso Litvinenko, la otra cara de la revolución soviética en su final vergonzoso.

Todo se enchufa de manera perfecta pues, al final de mi recorrido por las noticias, leo en el sitio de Clarín una entrevista con Alexander Solzhhenitsyn. «Me preocupa el futuro de Rusia» dice el premio nobel. Cita textual del escritor: «Los hechos en Rusia desde la década de 1990 han tomado un rumbo aún peor. Antes de que se produjera la recuperación nacional, tanto moral como económicamente, las fuerzas de las tinieblas rápidamente ganaron ventaja: los ladrones más inescrupulosos se enriquecieron saqueando libremente la propiedad del país, ahondando el cinismo de la sociedad y el daño moral ya perpetrado. Eso fue una catástrofe para toda Rusia”.

Como siempre, Solzhenitsyn se dedica a establecer una diferencia entre lo que fue la revolución soviética y Rusia. No sé si lo consigue con las noticias que vienen ahora del este. No podemos considerar las almas oscuras de la obra de Dostoievski como meros accidentes de la historia. Son productos de una civilización. Conspiraciones, violencias, terrorismo, sociedades secretas, etc. El veneno radioactivo, el Ferrari que se quema con un diputado riquísimo y una estrella de la televisión, son la versión moderna de aquellos hombres que soñaban con matar al zar. Rusia es una civilización fenomenal pero con la desaparición de la revolución vemos su cara mucho mejor. Y no hay duda: tiene un lado oscuro.

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28 de noviembre de 2006
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OPORTUNIDAD PERDIDA

Hoy me pongo pesado. Hablo de comercio internacional. Es imprescindible hacerlo, pues los cambios que se producen (elecciones en EE. UU., fiebre en el área Siria/Irán/Irak/Líbano) tendrán una clara consecuencia. América Latina va a perder otra oportunidad de solucionar un poco su problema mayor: Washington.

Aparentemente, las noticias son buenas. EE. UU. y Colombia acaban de firmar un acuerdo de libre comercio. Tal como lo dice la BBC, es el episodio más importante desde el NAFTA de 1994, que agrupó en un solo mercado a México, EE. UU. y Canadá. La realidad es distinta: además del artículo en el que anuncia esta noticia, el Washington Post hizo muy bien, al día siguiente, al visitar una fábrica de jeans (en Cuba le dicen “pitusa”) en Medellín, Colombia, para publicar otro artículo y contar otra historia. Allá, claro, hay mucha preocupación por la toma de poder de los demócratas en el Capitolio de Washington. Ellos ganaron hablando de la maldita guerra de Irak pero también de la globalización. De las fábricas que cierran en EE. UU. para abrir en países con sueldos más bajos como Colombia. Un paisa de Antioquia no da muchas vueltas al tema antes de adivinar que lo que firmó la Casa Blanca, el Congreso nunca lo aprobará.

No es un asunto menor para América Latina, pues su situación económica, por el momento, depende mucho de un mercado muy volátil: las materias primas. No se pueden explicar los gastos sociales de Chávez en Venezuela, la buena salud de Chile, la recuperación milagrosa de Argentina, las iniciativas de Evo Morales en Bolivia sin pensar en el boom de los precios de las materias primas. El colapso reciente de un fondo de inversión, Amaranth Advisors, que apostó sobre un alza aún mayor que nunca llegó, es una advertencia para todos: una inversión del ciclo económico puede producirse a medio plazo. Y por eso América Latina necesita crear una demanda real desde afuera más allá de la venta de las materias primas.

Como siempre, basta visitar el excelente sitio de Inter-American Dialogue, la ONG de Washington que mas cariño e interés sincero tiene por América latina, para entender el problema. En su área de publicaciones hay un excelente estudio (en inglés, por desgracia, como todo lo que voy citando hoy) sobre el comercio del petróleo en la zona: Petropolitics in Latin America: A Review of Energy Policy and Regional Relations. La situación de muchos países se explica por los flujos y el precio del oro negro. Pero vale la pena quedarse un rato en este sitio para leer el excelente informe sobre las posibilidades reales del comercio con China: China's Relations with Latin America: Shared Gains, Asymmetric Hope. La limitación de las expectativas es muy clara.

A pesar de las visitas y de los sueños compartidos, China y, mas allá, toda Asia, no basta como solución para construir el futuro comercio de América Latina. Hace poco, un excelente artículo del Financial Times, reproducido en el Financial Express lo dice muy bien al resumir la torpeza de los intentos actuales.

China, Macao y Hong-Kong, las Filipinas, Taiwán, Malasia o Brunei quedan muy lejos de los Andes o del cono sur. Lo que no se hizo con los republicanos en el congreso (por culpa de la “guerra al terror” del señor Bush) no se hará con los demócratas. Otra oportunidad perdida. Otra vez. Como siempre…

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24 de noviembre de 2006
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LA NOVELA IMPOSIBLE

¿Puede todo la novela? Sí, como género literario la novela es insuperable y los ensayos de Milan Kundera lo afirman con talento y una abundancia de ejemplos del siglo XVIII. Pero estamos en el siglo XXI. Es decir, en un mundo mucho más virtual que la realidad descrita por Voltaire o Laurence Sterne. Hoy existe la realidad aplastante de la pantalla electrónica. Gran competencia para la novela.

Así se debe entender una noticia que va y viene entre justicia, libros y dinero: el magnate de los medios Rupert Murdoch cancela para siempre la publicación del libro de O.J. Simpson: If I did it, here's how it happened (Si lo hubiera cometido, así es como sucedió). ¿Cuál es el género de este libro de O.J. Simpson? Es, de manera formal, una novela; es decir, el producto de una imaginación, pero es una novela-fe de error frente a la historia. Simpson, estrella del fútbol americano, consiguió una doble hazaña durante su proceso, hace unos años, en una corte californiana: convencer a todos de que era culpable del asesinato de su esposa y del amigo de ella, y salir ileso del tribunal, al destrozar la acusación del fiscal con los argumentos de sus abogados.

Las imágenes del proceso llenaron por completo los programas de las cadenas de televisión por cable. Simpson negó de manera continua ser el autor de los crímenes y millones de personas escucharon sus declaraciones a lo largo de días y días de transmisión. Ahora pretendía con su libro «imaginar» el doble asesinato que nunca cometió; es decir, contar lo que hizo conjugando verbos en condicional.

La editora del libro, Judith Regan, no tiene duda sobre la naturaleza del texto: es una confesión. Acaba de explicarlo en un largo texto en inglés. Afirma que lo más fácil para confesar lo que una persona no puede o no quiere decir es, para esa persona, hablar de una mera hipótesis. Pero aquí tenemos una diferencia fundamental en la reacción del público: la mentira de Simpson frente a la justicia era algo que se podía entender; pero su franqueza, dentro de una supuesta obra de ficción, es, según todas la reacciones, algo insoportable. Se trata de un acto de mal gusto, han dicho varias personas a la BBC. Y Judith Regan, que tiene una historia de éxitos en la industria de los libros, se equivocó por completo, dice The Guardian.

Más allá de la indignación frente a la manera de pisotear la memoria de las víctimas, se nota una verdad ineludible en el episodio: una novela puede ser una obra inspirada por la realidad, puede utilizar personajes reales y hechos comprobados, puede ser la confesión de la persona más despreciable del mundo (caso de Les bienveillantes, de Jonathan Littell, que arrasa en ventas en Francia con el testimonio de un nazi especializado en eliminaciones masivas de poblaciones), todo es posible, sí, con la novela, pero bajo una condición: debe ser una obra de imaginación. El error de Simpson/Regan no es el mal gusto, es un error de conjugación: la verdad no se dice con el condicional. En los tiempos modernos se cuenta en presente del indicativo.

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22 de noviembre de 2006
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DEMOCRACIA EN APUROS

Hay días terribles para América Latina; este martes es uno de ellos. Hace tiempo que no hemos visto una perspectiva tan mala.

1. México. Andrés Manuel López Obrador se transformó ayer en un payaso de la democracia al proclamarse «presidente legítimo» de su país. Es un payaso que tiene audiencia en un país azotado por la pobreza. Pero es un payaso que no hace reír: su orgullo, es decir su esencia íntima, que no es la de un demócrata, pone en peligro la democracia mexicana menos de diez años después de la sujeción permanente al PRI. Democracia recién renacida y ya socavada.

2. Bolivia. Era ineludible: se sabía antes de la elección de Evo Morales como presidente que, tarde o temprano, habría un conflicto entre los Andes y la media luna amazónica. Desde ayer, ya lo tenemos. Seis de los nuevos prefectos del país rompieron ayer con el presidente boliviano. No quieren saber nada de lo que llaman su «prepotencia política». Los prefectos son tan legítimos como el presidente del país: son productos del voto directo de los electores. Democracia con conflicto interno.

3. Colombia. El «difícil momento», como dice hoy el diario El Tiempo, del presidente Álvaro Uribe no es otra cosa que una mayor sospecha sobre la legitimidad de su gobierno. Los rumores sobre la proximidad de su gabinete con los líderes paramilitares se transformaron en un escándalo con la publicación en la prensa del contenido del ordenador personal de Rodrigo Tovar («Jorge 40»). Su gobierno parece apoyado por parlamentarios que reciben dinero de paramilitares y estimulan matanzas. Democracia bajo sospecha.

4. Venezuela. Faltan menos de dos semanas para la elección a la presidencia de Venezuela y ya llega la polémica. El candidato Manuel Rosales dice que, según las encuestas, está al nivel del presidente Hugo Chávez en las intenciones de voto. La existencia de un complejo dispositivo electrónico, que incluye máquinas registradoras de las huellas digitales de los votantes, basta para configurar un entorno de miedo y de sospecha. Ya conocemos el resultado: habrá denuncias de fraudes. Democracia sin posibilidad de renovación.

5. Porvenir. No hay razón de ser optimista. América Latina no consigue establecer como norma una democracia que ya recibe en Europa otra denuncia, la de no pertenecer al mundo posmodernista. ¿Quizás es la razón de los descalabros democráticos en América Latina? Unos líderes que no quieren arreglar lo que ya no funciona muy bien en los países donde fue inventado.

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21 de noviembre de 2006
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El «PORTABLE» DE TOMÁS ELOY MARTÍNEZ

Odio el concepto de «portable», palabra inglesa referida a lo que se puede llevar cómodamente. El «portable Faulkner» o el «portable Hemingway», aquellos libros cocinados con extractos para traer un poco de todo sobre el mundo ficticio del maestro de Oxford, Mississippi, o sobre las invenciones literarias de «Papa», al final no entregan nada a su lector. Un «portable» es la visita apresurada de la casa construida por un autor, mirando el dormitorio desde afuera, sin entrar al sótano o al ático y sin abrir los armarios. Vemos la casa, sí; pero no más que cualquier mozo trayendo las compras del cibermercado.

Entonces al descubrir La otra realidad de Tomás Eloy Martínez (publicado por el Fondo de Cultura Económica en Argentina) mi primera reacción fue de rabia: otro «portable». A mí nadie me engaña con la palabra «antología» sobre una tapa. Este libro era el «portable» de Tomás Eloy Martínez. Y el mundo hispanohablante no necesita «portables». Así que me demoré meses antes de abrirlo. No hay duda, «portable» lo es, pero es uno necesario. Mejor dicho, se trata de un claro caso de sinergia: el conjunto del libro es algo más que la suma de sus partes.

Una profesora, Cristine Mattos, es responsable de la selección de los textos. En su prólogo destaca de Tomás Eloy Martínez «la imprecisión de los límites entre su ficción y la historia» y el libro lo demuestra de manera estupenda. Tomás Eloy Martínez es a la vez periodista y novelista. No es a veces uno y a veces otro. Santa Evita y La novela de Perón son muy buenas novelas. La primera tuvo una acogida fuerte en Francia. Pero ambas me parecían novelas históricas de una gran habilidad, un producto apartado de lo que es la otra actividad de este hombre al que encuentro de vez en cuando en la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

¡Que error! La otra realidad muestra cómo el grano de la escritura no cambia entre las novelas y los artículos, pues tenemos aquí a un autor que capta de manera espontánea la dimensión novelística de la vida. Es algo mucho más honesto y sincero que lo que hizo Mailer en su época, cuando creó el concepto de la faction, mezcla de facts (hechos) y de fiction (ficción). Desconocía el texto sobre Mailer titulado Autobiografía de un perdedor que es, para mí, la victoria por KO de Tomás Eloy Martínez sobre Norman Mailer. A pesar de multiplicar los libros, el escritor norteamericano nunca recuperó «el reino perdido de la literatura» y su verdugo argentino lo demuestra muy bien.

La otra realidad reproduce un texto luminoso: «Periodismo y narración: desafíos para el siglo XXI». Es muy conocido y se encuentra en la biblioteca en línea de la fundación. En cambio, no se encuentra otro texto muy comprometido sobre la literatura argentina, El canon argentino, que se publicó hace diez años. Tomás Eloy Martínez entrega sus favoritos después de la generación de los Borges, Bioy Casares, Cortázar y Puig. Son: Juan Gelman, Néstor Perlongher, Enrique Molina, Olga Orozco, Juan José Saer, Amelia Biagioni, Rodolfo Walsh, Osvaldo Soriano, Ricardo Piglia, Juan Martini, Tununa Mercado, Andrés Rivera, Eduardo Belgrano Rawson, Héctor Tizón. La omisión no importa tanto: aquí estamos en el territorio de la literatura y Tomás Eloy Martínez es un bandolero que actúa en la frontera de la literatura y el periodismo. «Todo hombre, escribe, está en perpetuo estado de viaje». Ahora sabemos por dónde camina él: por la trocha del contador de la otra realidad.

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20 de noviembre de 2006
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El Boomeran(g)
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