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Poema 99

Por 6 de marzo de 2017 Sin comentarios

Vicente Verdú

De modo casi mágico,

tras la tercera sesión de quimioterapia  

el tumor manzano

se ha convertido

en un garbanzo  

y, también,

las metástasis óseas han

regresado como ciegas carcomas

a sus escondrijos.

Otras han concluido, además,

sin dejar rastros vivos.

En su lugar,

una blanca sensación

de cura primogénita

sopla desde ayer   

como una brisa sencilla 

sobre la superficie

o incluso la hondura

infame e ilocalizable

de este cuerpo tan  propenso

a reaccionar sufrir

sin terminar aún.  

Cantones y revueltas

de una blanda arquitectura 

tan propensa a la confusión

parecen ahora conmoverse

benefactoramente

ante la llegada del veneno

 tan siniestro como diabólicamente

salvador.

Una  melodía medicinal

acompaña

su paso

y ya se escucha

en sus guaridas,

cada vez más desgastadas

el débil sonido de un perfume

proverbial.  

Tiempo adicional

sobre reductos

aun más atemorizados,

ante la guerra química

que, en este caso,

se administra

 en una sala de juego hospitalario

donde otros calvos y calvas, reciben  

semejante colación,

insulsa,  incolora, inconsecuente.

diga lo que diga

la nueva medicina de colores.

Puesto que esta afección

proviene de

sentinas sin luz,

acaso pecadoras natas,

y tan oscuras ofuscadas

que, ni ellas mismas,

inermes,

trasmiten la razón de su

quehacer.

Todo embozado, acorazado,

insensato.

Enfermedad medieval

sin crónica ni catalogación.

Una invasión de

menudos alicientes vermiculares, 

virus o bacterias,

que se evaden,

juntan o tropiezan

entre  torpes

maniobras

de animales y sus deyecciones

 plantas y su fatal putrefacción.

Suma de bendiciones

o maldiciones sin nombre 

que derivan en

en el indolente sueño

por goteo, por insonora perversión.

La suerte las divide y nos divide

por la divina arbitrariedad de conceder

bien y mal, vida y muerte en

actos de indiferencia absoluta.

Mentira, ignorancia, verdad.

Ni la mendacidad ni la veracidad

ni la venalidad ni el crimen

cuentan.

El destino obra sin tino.

Mediante pocas palabras

(Des-tino. Desa-tino)

y pese a la creencia

universal

A pesar de ese confiar

En la capacidad de su mente

y en su sagrada o

tan reescrita

longitud de miras.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

Obras asociadas
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