Vicente Verdú
Por momentos,
la vida se
detiene a veces
a la manera
de un paseante
que hubiera
perdido
la orientación de la hora
y del lugar.
En ese especial
intervalo
pasmado o cerúleo
se crea
un cantón de existencia
sin realidad.
Gruesa gota de tiempo
que no enlaza
con la lluvia
de episodios
frecuentes y
de significación
sino que,
a su aire,
emerge
con una autonomía
sin centro
o hueso,
lo que la hace
inconfundiblemente
atónita.
Atóna.
Madera derretida
o quemada que
,en el itinerario de vivir,
boga como una
sorda excrecencia.
Una ampolla
sin sustancia
sin sustento.
Muda o ahogada
en la limpia ciénaga
de la inanidad.