Vicente Verdú
En tiempos benévolos
sin embargo
el dolor volvía y residía
como un cabestral
o un tren expresamente huraño
que buscara refugio eterno
en el hueso espinal
haciendo un hoyo perfecto
acomodado
cenando asiduamente carneros
y portándose como si hubiera logrado
al fin
hallar su propio horizonte
y jamás
temiendo perderlo
lo paladeara, absorbía
pulimentaba
al modo de un cantón de vidrio.
Faceteado con su símbolo
Habitado por su habla
festivo para su onomatopeya.