Vicente Verdú
En eso estábamos
cuando llegó la tempestad
cuchillos veloces,
cantos de aurora.
Nuestros obeliscos
cayeron truncados.
Nuestras esperanzas
Se volvieron del revés.
No esperábamos nada,
pero la nada nos esperaba naciente
herida de plata,
como una joya en el camisón