Vicente Verdú
No hay nada mejor para pensar que estar enfermo. Diría más. No hay modo de pensar sin ponerse enfermo. O un poco más allá. El pensamiento es un producto directamente debido a la falta de salud. O al revés: la buena salud abotarga el pensamiento, lo entibia, lo adormece, lo vela. O salud o pensamiento. O el bienestar o el ser.
Esta sería la idea ligera del más extremo diagnóstico sobre la condición del ser humano. No hay pensamiento sin sufrimiento. Sólo sabemos pensar bien cuando físicamente nos demediamos. O sólo alcanzamos la sabiduría mediante la avería.
Otra cosa es el baile.