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MÁQUINAS PSICOLÓGICAS

Por 10 de julio de 2006 Sin comentarios

Vicente Verdú

En Estados Unidos hay una máquina expendedora por cada 50 habitantes pero en Japón se llegó el año pasado a la proporción de una máquina por cada 20 habitantes.

La proliferación japonesa ha alcanzado este punto promovida, al parecer, porque la vivienda va reduciéndose tanto que apenas caben los productos necesarios  para el normal funcionamiento doméstico. Uno de los últimos artículos novedosos que facilitan estas máquinas es, por ejemplo, el papel higiénico y huevos frescos. Esto aparte de los diferentes elementos para la limpieza, la alimentación, juguetería,  prendas interiores, material pornográfico, recargas para móviles y cebos para la pesca.

A no tardar las máquinas habrán absorbido la práctica totalidad de los productos del mercado y en el extremo conformarán un mundo perfecto o del comercio y la asistencia. Es decir, una paralela población de servidores no humanos que, al estilo del Tamagotchi, irán adquiriendo un aliento animista de modo que suscitarán cariño y comprensión a la vez que la máquina auxilia. ¿Una despersonalización de la sociedad? Una omnímoda repersonalización del mundo.

Todo objeto que comunica tiende a ganar la condición de las compañías.  Todo objeto que  interactúa genera relaciones, atracciones, memoria, amor.

En general, la actual cultura de consumo ha fomentado la subjetividad del objeto tanto o más que la objetualidad del objeto. De  ese cruce ha nacido una criatura que he llamado sobjeto en Yo y tú, objetos de lujo. El otro de la relación es un sobjeto y yo también, para el mejor éxito de una interrelación social que tiende cada vez más a ser descomprometida o eventual , incomparablemente más numerosa y menos radical.

Las vending machines del mundo siguen todavía conductas demasiado rudimentarias porque apenas reproducen el toma y daca de la moneda y el género pero existen, desde hace años, diversos programas de ordenador diseñados para atenuar, mediante la interacción con el cliente,  la depresión, la ansiedad o la paranoia. Softwares que, instalados en aparatos callejeros, podrían destinarse a tratar demandas mucho más hondas y complejas. El coche de la ambulancia y su UCI sería, en ese momento, un dispositivo para la asistencia física dentro de un sistema de salud integral en cuyo seno actuarían también las vendings psicológicas para las urgencias propias del espíritu.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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