Vicente Verdú
Las últimas palabras de Zapatero en el reciente congreso socialista fueron para pedir a los ciudadanos que se animaran a consumir más. ¿Se había visto antes a un militante socialista incurriendo en esta clase de perversión? Se verá, no obstante, cada vez más, dentro y fuera del socialismo.
El consumo es el rey de la producción. Y de la creación y de la innovación y del crecimiento y del empleo. Aquello que fue considerado un tremendo mal moral (el consumismo alienante), se revela como la clave de nuestra salvación. Ninguna crisis saldrá adelante desde el descenso de la confianza y acción del consumidor. Lo que fue un gran pecado de despilfarro se transforma en el auténtico motor del bienestar general. El bienestar no sólo para quien adquiere el producto sino para la sociedad entera que se verá bañada por la gran eyaculación individual.
Lo que fuera despilfarro o simple farra es ahora forraje. Lo que se veía como una desviación de la virtud se reclama hoy como un valioso don social. Ni el ahorro ni la contención nos dan vida. La depresión económica coincide con la depresión del ciudadano consumidor. Y viceversa. ¿Un desatino comprar para mitigar la depresión del ánimo humano? Todo lo contrario: el ánimo deprimido nos hunde colectivamente a través de la antisocialista actitud de no comprar.