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La vida como argumento

Por 30 de julio de 2015 Sin comentarios

Vicente Verdú

La mayor parte de las personas de éxito llegaron a él por el camino menos pensado y a propósito de una circunstancia impronosticable. Si se va a ver, parece existir una correlación entre el éxito y la explosión de la sorpresa, entre la bomba y  la condecoración.

Un factor, en todo caso,  nunca falta y es la tenacidad con la que empeñaron sus fuerzas los que fueran bendecidos más tarde con la  gloria. Si se va a ver, parece desfilar una correspondencia entre la extenuante  abnegación y la recompensa. O, todavía peor, podría acaso producirse una decepcionante vinculación entre la vulgar cabezonería y sacar después la cabeza. Algún dicho popular difunde esta obstinación como la marca blanca para triunfar pero cómo persistir sin descanso en algo que no da razonablemente su fruto? ¿Qué desequilibrio psicológico domina al pertinaz? Los artistas geniales dicen unos y otros ( este verano Schopenhauer me lo repite a mí)   deben disponer de una notable  ración de locura. Sólo se puede ser un loco -pero no un empresario- si invirtiendo energía y fondos en un proyecto ese propósito nos desalienta demasiado y no digamos  demasiado tiempo. Un galán sería un patán si tras un rosario de repetidos rechazos por parte de la amada se propusiera  conquistarla a la fuerza. ¿A la fuerza? ¿Por el camino de nuestra inquebrantable voluntad perruna?

Francamente, si las metas soñadas se lograran gracias a una repetición sin plazo ni medida alguna, muchos morirían exhaustos  y, sin duda, descerebrados. Aunque así parece ser esta tremenda ecuación. Quienes posen  buena estrella no siempre la disfrutan a toda luz y ni  siquiera parpadeando sus vatios. Ahora bien,  en la norma moral, el mandato eficaz sería aquel que establece que  gracias a frotar y frotar el destino terminará indefectiblemente brillando. ¿Verdadero? ¿Falso? Nadie lo sabe con certeza, Pero, a fin de cuentas, si se a a ver la vida cuenta tan poco en la eternidad  que lo mismo da confiarla por entero a un gran proyecto único que dilapidarla en mil  partículas sin cuento. Sin cuento duro. Sin importante  argumento dentro.  

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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