Vicente Verdú
Una constante de algunas noticias vedette en nuestra actualidad es su desaforada absorción informativa.
Como en todos los ámbitos, los elementos compiten por la supremacía de la atención y concretamente, en los periódicos, los sucesos combaten entre sí primero en las secciones del diario y más tarde en las reuniones vespertinas para resolver la primera página.
Esta pugna conforma el quehacer habitual de los medios y la tarea distintiva del director. Lo novedoso radica ahora no tanto en la clase de disputa o en su probable desenlace como en la condición que muestran ciertas noticias para saturarse desaforadamente de tinta y ahogar casi todo lo demás.
Tales criaturas mediáticas no perviven mucho ni en las pantallas o en el papel pero en tanto permanecen fagocitan los textos de los redactores, de los columnistas, los editorialistas y las cartas de los lectores.
Ahora tenemos el caso de las reyertas juveniles en Alcorcón. Durante días y días el periódico, la radio o la televisión se entregarán al suceso con todas las fuerzas y, especialmente, con el máximo de temperatura emocional, porque lo distintivo de esta absorción consiste en calentar el medio y a su clientela. Del calentamiento se obtienen caldos y sopas, efluvios y atmósferas para ganar el gusto del público y componer una parroquiana asociación que se alimenta de sí y consigue evocar la vecindad de las comunidades menudas.
Con todo ello la interdependencia alumbra un suceso adicional representado en el clamor o especie de fenómeno natural nacido de la saturación artificial del hecho y de su abusiva secreción. Una secreción que ofusca la nitidez del hecho y que nacida como de una patología no posee más destino que ser el síntoma de la disfunción. Comentarios, análisis, entrevistas, indagaciones, declaraciones, réplicas, se amontonan sobre la noticia estrella sin conseguir llegar a su porqué pero agigantando su presencia hasta el límite del hastío. Sólo llegando a esta cota la noticia estrella inicia una extinción veloz.
Pero un instante sólo se vivirá sin luz. De inmediato otra luminaria de cualquier color surgirá de la nada y repetirá el guión, la biología del suceso que se clona en supersuceso, noticia bomba o masa crítica del suceso siempre coincidente con el punto en que el máximo grado de información posible coincide con el ínfimo nivel de comprensión.