Vicente Verdú
Es una noticia común ser abuelos y, además, los abuelos repiten como loros las mismas palabras para referirse a sus sensaciones, igualmente iguales, inversamente noticiables. Ahora me ha tocado a mí, desde ayer, entrar en esa cofradía. Confieso que no siento interés alguno por esta asociación biológica ni tampoco por todos aquellos que se muestran orgullosos de ser sus miembros. La niña -no la nieta- es muy mona, muy rosada, muy… Paro para no ingresar inadvertidamente en ese universo repetitivo que no deseo pero que, por lo que advierto, es él, su mundo abuelo el que te asume y, como otras involuntarias peripecias de la vida mucho menos añosas, acaba tolerándose primero y luego, por su persistente fatalidad, aprendiendo a quererlo. La niña se llama Claudia y es hija de mi hijo Juan, el más bueno.