Vicente Verdú
Lo que fueron las notas académicas en la juventud son las valoraciones de los análisis clínicos en la última fase. Uno y otro poseen una carga judicativa que pone en cuestión al sujeto pero si la primera se refiere a los asuntos de la mente la otra se fija en la peripecia del cuerpo.
Cada una en su tiempo examina el campo más indeciso de nuestra composición. La inteligencia y el esfuerzo intelectual todavía es incierto o no se ha constatado por completo en el primer caso. En el segundo, es el cuerpo quien puede presentar resultados imprevisibles que invitan a una atenta observación.
De la mente no cabe esperar sorpresas creadoras pasada una avanzada edad, pero el cuerpo en sus laberintos puede crear diagnósticos tan graves como inimaginables. El cuerpo es el gran protagonista del fin de la edad porque si no sirve demasiado para la vida es de incomparable utilidad para la muerte.
En esa tesitura, la consulta clínica y la espera de los resultados de los análisis se convierten en un acontecimiento de primera fila. El intervalo entre la vida y la muerte se halla en la longitud de las hojas que va emitiendo el laboratorio, el radiólogo y la exploración.
La edición de estos papeles será más larga o más corta pero, a partir de un momento, acota el número de nuevos ejemplares y su contenido eleva la expectación al grado máximo. ¿Exámenes de Estado como en los años cuarenta o cincuenta del siglo XX español? Absolutos Exámenes de estado donde el juego no se libra en el vaivén de ingresar o no en el aura de la Universidad sino en el impulso de ingresar, más tarde o más temprano, en la pura física del Universo.