Jean-François Fogel
The Believer (el creyente) es una revista mensual de San Francisco. Su preocupación es la literatura y los escritores, pero puede tomar como tema la música o la tecnología, a veces incluir un CD o la reseña de un libro publicado años antes. La revista tenía su pequeño círculo de aficionados cuando un artículo en el New York Times le ha dado el estatuto de revista de referencia: hay que leer The Believer para saber lo que pasa. El Washington Post ha dicho más o menos la misma cosa y su artículo es todavía de acceso libre.
No creo nada de esto. The Believer no tiene capacidad para decir una cosa definitiva. Es una revista más. Pero una muy buena revista, de las que tienen visión e ideas. Excelente compaginación (se dice maqueta en ciertas partes de América Latina). Escritura sencilla, transparente, precisa. Lo más notable: pocas fotografías y muchos dibujos que simulan la técnica del grabado sobre madera. Además, existe un plus: cada mes, The Believer publica un gráfico en dos páginas para describir la evolución de un fenómeno. Por ejemplo los grupos de rock cuyo cantante es el músico que toca la batería. A veces, el tema es más amplio, como en el número de febrero de este año: el realismo en la literatura.
El gráfico está firmado por Greg Larson, un escritor de San Francisco. Viene junto a un artículo que debate un postulado del novelista Donald Barthelme enunciado en 1887: “Creo que todos somos realistas. No tenemos otra posibilidad. La naturaleza de la conciencia es tal que no se puede hacer otra cosa que realismo. Conciencia es siempre conciencia de algo. Siempre escribimos sobre el mundo. Tengo una manera de expresar esta idea: el arte es el relato veraz de la actividad de la mente”. Barthelme pasa por momentos muy difíciles después en el artículo con un choque casi letal entre su realismo y la “elasticidad terminal” como concepto contemporáneo de la realidad. Pero aquí no voy a tratar esto. Lo que me interesa es el gráfico de Larson. Me parecía imposible reproducirlo en el blog. Por fin, con la ayuda de un amigo, saqué una imagen con escáner. Y la muerte de Baudrillard, el gran matador de la realidad, me convenció intentar una reproducción.
Vemos que el realismo, visto desde San Francisco es un género francés (Balzac, Flaubert, Maupassant y, por supuesto Zola). Tiene pocas influencias previas: la Grecia antigua (Platón, el de la luz y la sombra en la pared de la cueva y unos relatos) y novelas clásicas (El Quijote, Tristam Shandy). Después de la escuela francesa, hay cinco ramas: élite urbana (primera obras de James, Wharton), social (Dreiser), plebeya (Dos Passos, Upton Sinclair), satírica (Sinclair Lewis, Twain) y estoica (Crane, Jack London). La rama psicológica (Woolf, Joyce, el James de las últimas obras) no consigue meter la pata, influyendo muy al final en los anti-realistas como Sartre y el propio Donald Barthelme. Hay que notar la calidad en la manera de nombrar a las últimas versiones del realismo: suburbio, neo-suburbio, ironía amarga, neo-periodismo, dipsomaniaco, drogadicto, apocalíptico-históricos, etc.
¿Es realista el gráfico? No sé, de verdad no lo sé, pero hay una frase en italiano para responder a la pregunta: si non e vero e ben trovato.