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EN LLAMAS O LLANTOS

Por 29 de junio de 2006 Sin comentarios

Vicente Verdú

La gran tendencia son los conciertos en vivo. La agonía del disco a manos de la copia pirata y las descargas desde la red han promovido la organización de conciertos para compensar el descenso de ingresos. Pero, con todo, los conciertos no gozarían de este boom si no existiera público propenso a disfrutarlos.

Mucho público, decenas de millones de espectadores, miles de millones de recaudación. Exactamente, según la revista Pollstar, la venta de entradas para los 100 principales conciertos en Estados Unidos llegó en 2005 al récord de 3.100 millones de dólares y el precio del ticket no ha dejado de crecer. 

¿Se paga por ver y escuchar a los ídolos en vivo? Sin duda. Pero, a la vez, se paga por hallarse juntos y a la vez. Los jóvenes actuales –y los adultos-  no tienden a comprometerse con casi nada pero aman implicarse en casi todo. La implicación se distingue del compromiso en que, de un lado, se trata de un lazo más laxo  y, de otro, menos prolongado. El tiempo ha pasado a convertirse en una sucesión de segmentos y no, como antes, en un proyecto hasta el fin. En cada segmento cabe  un argumento, una experiencia, una sorpresa, un voluntariado, un show con los demás.

La colectividad, que apestaba hace unos años con el reino superindividualista, adquiere naturaleza positiva si la inmersión en ella es sólo episódica o circunstancial. Hoy apenas se baila ya en parejas aisladas. Todos los bailes en pareja pertenecen a un mundo perdido, al aire de otra época. La forma del baile actual es la experiencia del ritmo en colectividad. De este modo la comunidad se degusta sin provocar rechazo,  se paladea sin sentir el asco que desprenden las muchedumbres tras pasar  algunas horas. La rebelión de las masas, los movimientos de masas, la producción o política de masas ha caducado y su naturaleza se recicla en las fiestas rave: la modalidad que transmuta al gentío en orgía. El número desbordante de asistentes pegados unos a otros compone un suceso que aumenta la excepcionalidad del espectáculo. El tronar de los bafles se dobla en el batir de la multitud. La proporción del acontecimiento se corona en el mismo monte de la emoción compartida. 

De esta forma ocurre  con la retransmisión del Mundial en pantalla gigante.  El modelo del concierto en vivo se reproduce con las congregaciones en las plazas públicas y ante las grandes pantallas. Los futbolistas y el árbitro adquieren una escala superior y con ella crecen los asistentes. La escena se alza ante una multitud que debe su tamaño final a la correspondencia con la desaforada dimensión de las pantallas. A mayor escenificación mayor mitificación.

El gigantismo de las  pantallas actúa como una metáfora de la expectación y la expectación se ajusta a la directiva de la proyección. La representación y la presentación se unen para alcanzar la explosión. El público se implica para lograr una masa crítica que explota. En esa experiencia todos saltamos por el aire. Saltamos antes de explotar para inducir la explosión y saltamos explotando: en llamas o en llanto.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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