Vicente Verdú
El periódico impreso o no, compone una segunda vida junto a la vida primera. Puede vivirse con mayor o menor intensidad la información periodística pero precisamente en esa holgura para consumir mucho o poco su propuesta se decide una parte capital de su importancia.
Cada día el periódico alza un pluriargumento que recorre prácticamente lo humanamente posible, lo imaginable y hasta lo imprevisible. El periódico se presenta como un soporte o un simple vehículo pero a fuerza de convertirse en el mensajero obstinado y asiduo traspasa su naturaleza instrumental y coyuntural para ser naturaleza de nuestra naturaleza, acontecimiento de nuestro acontecimiento.
Quienes no han adquirido la costumbre de leer el periódico diariamente no sentirán esta sensación en su plenitud puesto que la consulta de noticias no es lo mismo que la recepción regular de las noticias, a la manera de un alimento, una medicina o un estupefaciente cotidiano.
El periódico actúa así con su periodicidad insistente y su abundancia como un elemento necesario y a través de su insistencia pasa a formar parte de la peripecia de nuestro organismo que, a menudo, en lo más intenso, no distingue entre su interior y su exterior, su dosis y su metabolismo: la introducción de lo exterior en su interior o la introducción de su interior en lo externo.
De este modo osmótico el diario se mezcla en nuestra vida diaria y viceversa, con un apego, además, que se justifica en el acicate que cada jornada ofrece sea a la emoción, la murmuración, la conversación o la soledad de la inteligencia.
No se trata de buenos o malos diarios -aunque también. Se trata, sobre todo, del incontable bien que se recibe de ese sustento engastado en la costumbre informativa. Nuestros asuntos personales parecen en ocasiones impenetrables a la información mundial pero ¿cómo negar que las noticias de desastres, los avances en la curación de enfermedades, los episodios de degradación moral, las perversiones o las necrológicas cooperan a nuestro confort o a nuestra afirmación sea por contraste o por propedéutica?