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El suspiro y el veneno

Por 27 de diciembre de 2007 Sin comentarios

Vicente Verdú

Para soportar la adversidad hace falta oponer un escudo de resistencia pero también la felicidad induce instintivamente una extraña oposición. Todas las recomendaciones que se hacen sobre entregarse a disfrutar sin reparos a ser feliz sin restricciones  tienen que ver con esa aparición de un freno torácico que teme recibir la dicha a caudales y ahogarse, probablemente, en ella. No estamos preparados para el dolor pero tampoco, siendo exactos, para el placer sin reserva alguna. Uno y otro se echan sobre nosotros como movimientos extraños al devenir de nuestra biología que se conforma, en su estructura, con funcionar ordenadamente.

El mundo al que pertenecemos, entre los paramecios y las galaxias, halla su máxima  perfección en los compases armónicos. Cualquier percance que altere ese pulso puede considerarse un trastorno incómodo. Unos por la amargura que segregan y otros por la dulzura que deslizan. Cada uno, en fin, introduce en el fondo elementos disonantes que  el organismo  detecta como cuerpos extraños, difíciles de asimilar. La pantalla que se alza espontáneamente ante tales invasiones reproduce la misión del escudo antimisiles. Escudos ante los misiles de azúcar o de acíbar que al mezclarse con el fluido orgánico crean campos de contradicción interior y choques fundamentales.

Los estoicos conocían el inconveniente de estas perturbaciones y, con buen criterio, elegían una estación del ánimo que se aviniera exactamente con la organización primordial. Nosotros, en cambio, en esta era accidentada y dinámica, consideramos que la falta de asombro o de sorpresa, de convulsión y estremecimiento, es equivalente a una vida menor.

La ansiedad por la experiencia supone la demanda de sucesos y la producción de sucesos, buenos y malos, se interpreta ya como el principal argumento que define nuestra existencia.

Sin embargo, la existencia verdadera, aquella que nos mantiene realmente en vida coincide con pautas equilibradas gracias a las cuales ni se inundan los pulmones de veneno ni nos ahogamos con suspiros de felicidad.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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