El francotirador
Rafael Argullol: Un escritor sale porque a determinada edad, generalmente muy joven, tiene la ilusión de ser escritor, luego se lanza al mundo, a la literatura; pero no porque vaya a un taller creativo de escritura.
Delfín Agudelo: Los cursos de escritura creativa se dedican a enseñar qué reglas se deben cumplir, lo que podríamos llamar el aspecto técnico. Pero la literatura como tal…
R.A.: La literatura nunca se ha enseñado. Si recurrimos a ejemplos clásicos de la edad media o del mundo antiguo, vemos que no se enseñaba literatura, sino las distintas artes del conocimiento: la retórica, la oratoria, la gramática, pero nunca se ha podido enseñar el ser escritor. Esto no se puede enseñar, es algo para lo cual el que pretende ser escritor tiene que tener muy claro que es algo que significa ser un francotirador; significa ser alguien que de alguna manera se lanza al desierto, al monte, a la ciudad, donde quiera, pero solo. El escritor en cuanto a escritor es un autodidacta. Puede ser un hombre cultísimo en muchísimas cosas, y eso sí se le puede enseñar. Pero en cuanto a escritor es un francotirador y un autodidacta. Nunca podrá haber facultades de literatura, de la misma manera que no puede haber facultades de pintura o de escultura. Se pueden enseñar técnicas de concepción de algo, pero lo otro es completamente al margen, y muchas veces, en el caso de la literatura, la creación de estas estructuras artificiosas ahoga la propia creatividad. No defiendo la espontaneidad, porque cuanto más culto el escritor, mejor; pero en cuanto a escritor, nunca recibirá una instrucción literaria que le proporcione la escritura.