Vicente Verdú
Los adolescentes tienen relaciones sexuales demasiado pronto y con insólita frecuencia. ¿Bueno? ¿Malo? ¿Indiferente? ¿Regular?
Una reciente encuesta entre escolares madrileños de 15 y 16 años ha registrado que casi el 30% mantuvieron relaciones sexuales. El texto del diario ABC que acompaña a las cifras no califica moralmente estos resultados pero les concede la misma consideración que al consumo de alcohol, de tabaco, de drogas o la falta de uso del casco. ¿Se tratará por tanto de clasificar las relaciones sexuales junto al vicio, el incivismo o, en suma, frente a un mal a erradicar?
“El erotismo -decía Carl Gustav Jung- es algo sospechoso y siempre lo será, diga lo que diga cualquier futura legislación sobre el tema”. No parece, sin embargo, que este juicio se corresponda con el espíritu de nuestra época cuando la sexualidad ha ido girando de su sagrada misión reproductiva a su extendida función recreativa.
Los tiempos burgueses de hace medio siglo dictaban todavía el máximo de reproducción con el mínimo de sexo mientras hoy se trata de mínimo de reproducción con el máximo de sexo.
Gracias al proceso de independencia y liberación de la mujer se han ganado facilidades generales en el disfrute de la lujuria. Con ello ha descendido su tabú (su temor y su mitificación) mientras ha crecido su divulgación incalculablemente. Como efecto de ello, el sexo ha perdido mucho de su antiguo valor de cambio. No ha perdido, desde luego, su gran valor de uso puesto que el sexo es de lo más divertido que cabe imaginar pero se ha despojado simbólicamente de casi todo su carácter trasgresor. Siendo así, ¿por qué se alinea con la droga, por ejemplo? Acaso porque pertenece ya, en grandes números, al género del placer por el placer. El placer sin productividad, sin producción, el placer que –según la vieja concepción- es sinónimo de despilfarro.
Pero, en tiempos, justamente, en que el ahorro ha dejado de ser la base cultural de la sociedad y en su lugar impera la fuerza del consumo ¿cómo seguir juzgando el gasto, la degustación, el gozo, con actitudes de sospecha?