Vicente Verdú
El escritor o el pintor sólo realiza algo de interés cuando, por principio, siente que aquello no es de ningún modo obra suya. Lo más indeseable de la llamada "creación" es detectar el pringue que une al objeto realizado con el sujeto realizante. Esta pegajosidad es la prueba de que no se ha hecho nada importante para los demás o que permanece demasiado apegada a la carne de uno mismo. El auténtico éxito del artista no es producirse sino producir, promover un accidente que, como tal, no pertenece a uno ni a otro, no huele ni sabe a su persona sino que, libremente, forma parte del mundo. Este logro viene a ser del todo accidental y nada perjudica más a un cuadro, una página o un edificio que descubrir en sus pliegues los ensayados gestos y mohínes del artista.